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domingo, 26 de mayo de 2013

La Caza de Hackers - Bruce Sterling

La Caza de Hackers
Bruce Sterling

Introducción
Este es un libro sobre policías, locos "adolescentes prodigio", abogados, anarquistas, técnicos industriales,
hippies, millonarios con negocios en la alta tecnología, aficionados a los juegos, expertos en
seguridad en ordenadores, agentes del Servicio Secreto, y ladrones.
Este libro es sobre la frontera electrónica de los '90. Habla de actividades que tienen lugar en ordenadores
y líneas telefónicas.
Un escritor de ciencia ficción acuñó el útil término "ciberespacio" en 1982. Pero el territorio en cuestión,
la frontera electrónica, tiene unos ciento treinta años. El ciberespacio es el "lugar" en el que una
conversación telefónica parece tener lugar. No en el interior de tu teléfono, el dispositivo de plástico de
tu mesa. No en el interior del teléfono de la otra persona, en otra ciudad. *El lugar entre* los teléfonos.
El lugar indefinido *de ahí fuera*, donde vosotros dos, dos seres humanos, os encontráis y os comunicáis.
Aunque no es exactamente "real", el "ciberespacio" es un lugar que existe. Hay cosas que ocurren allí
que tienen consecuencias muy reales. Este "lugar" no es "real", pero es serio, es importante. Decenas de
miles de personas han dedicado su vida a él, el servicio público de comunicación por cable y sistemas
electrónicos.
La gente ha trabajado en esta "frontera" desde generaciones. Alguna gente se hizo rica y famosa por su
trabajo en ella. Algunos simplemente jugaron en ella, como aficionados. Otros reflexionaron seriamente
sobre ella, y escribieron sobre ella, y la regularon, y llevaron a cabo negociaciones sobre ella en foros
internacionales, y se demandaron unos a otros por ella, en gigantescas y épicas batallas legales que
duraron años. Y casi desde el principio, algunas personas han cometido delitos en este lugar.
Pero en los últimos veinte años, este "espacio" eléctrico, que antes era delgado, oscuro y unidimensional
- poco más que un estrecho tubo, estirándose de un teléfono a otro - se ha abierto explosivamente,
como una versión gigantesca de esas cajas con un muñeco con resorte. La luz lo inunda, la
fantasmagórica luz de la brillante pantalla del ordenador. Este oscuro submundo eléctrico se ha convertido
en un vasto y floreciente paisaje electrónico. Desde la década de los '60, el mundo del teléfono se
ha entremezclado con los ordenadores y la televisión, y aunque no hay materia aún en el ciberespacio,
nada que puedas manejar, tiene ahora una extraña clase de corporeidad. Hoy en día tiene sentido
hablar del ciberespacio como de un lugar.
Porque ahora la gente vive en él. No unas pocas personas, no sólo unos pocos técnicos y algunos
excéntricos, sino miles de personas, personas corrientes. Y no durante poco rato, sino durante horas a
lo largo de semanas, meses, años. El ciberespacio es hoy en día una "Red", una "Matriz" de alcance
internacional, y que crece rápida y constantemente. Crece en tamaño, en riqueza y en importancia
política.
Hay gente cuya carrera profesional está teniendo lugar por completo en el ciberespacio. Científicos y
técnicos, por supuesto; han estado allí desde hace veinte años. Pero cada vez más el ciberespacio se
llena de periodistas, médicos, abogados, artistas y empleados. La carrera profesional de los funcionarios
públicos ahora tiene lugar allí, conectados a enormes bases de datos del gobierno; y lo mismo le
ocurre a los espías, sean espías industriales, de agencias del gobierno, o simples fisgones; y también a
los policías, al menos a unos pocos de ellos. Y ahora hay niños que viven allí.
Hay gente que se ha conocido allí y se ha casado allí. Hay comunidades enteras viviendo en el
ciberespacio hoy en día; charlando, cotilleando, planeando, consultándose y esquematizando,
enviándose unos a otros correo de voz y correo electrónico, dándose unos a otros grandes e ingrávidos
bloques de valiosos datos, legítimos e ilegítimos. Se pasan muchas veces software y a veces muy
infecciosos virus informáticos.
Realmente, aún no entendemos cómo vivir en el ciberespacio. Estamos buscando nuestro camino en él,
tropezándonos. No es nada sorprendente. Nuestras vidas en el mundo físico, el mundo "real", también
están muy lejos de ser perfectas, a pesar de tener mucha más práctica. La vida humana, la verdadera
vida, es imperfecta por naturaleza, y hay seres humanos en el ciberespacio. La forma en la que vivimos
en el ciberespacio es un espejo de la forma en la que vivimos en el mundo real. Llevamos con nosotros
nuestras virtudes y nuestros problemas.
Este libro trata de problemas en el ciberespacio. Específicamente, sobre ciertos sucesos extraños que
tuvieron lugar en 1990, un asombroso año sin precedentes para el creciente mundo de las comunicaciones
informatizadas.
En 1990 tuvo lugar en todo el país una caza de hackers, con arrestos, denuncias, un dramático juicioespectáculo,
varias condenas, y abundantes confiscaciones de datos y equipos en todo Estados Unidos.
La Caza de Hackers de 1990 fue mayor, mejor organizada, más intencionada, y más decidida que
cualquier otra acción previa en el valiente nuevo mundo del delito informático. El Servicio Secreto de
Estados Unidos, civiles expertos en seguridad telefónica, y departamentos y brigadas de policía estatales
y locales unieron sus fuerzas en un decidido esfuerzo por aplastar la cabeza del underground electrónico
americano. Fue una campaña fascinante, con resultados muy dispares.
La Caza de Hackers tuvo otro efecto sin precedentes; provocó la creación, dentro de la "comunidad
informática", de la Electronic Frontier Foundation, un nuevo y extraño grupo de presión, tenazmente
dedicado al establecimiento y la protección de los derechos civiles electrónicos. La Caza, notable por sí
misma, creó un tumultuoso debate sobre el delito electrónico, las penas, la libertad de prensa, y cuestiones
referentes a registros y confiscaciones de bienes. La política ha entrado en el ciberespacio.
Allí donde va la gente, la política va.
Ésta es la historia de la gente del ciberespacio.
Parte I: Reventando el sistema
El 15 de enero de 1990, el sistema de centralitas de larga distancia de AT&T se vino abajo.
Fue un extraño y grave suceso de proporciones gigantescas. Sesenta mil personas se quedaron sin
teléfono. Durante las nueve largas horas de desesperados trabajos que llevó restablecer el servicio,
unas setenta millones de llamadas no pudieron realizarse.
Los fallos de servicio, conocidos como "cortes" en el mundo de las telecomunicaciones, son un riesgo
conocido y aceptado en el negocio telefónico. Los huracanes hacen que miles de cables de teléfono se
partan. Los terremotos arrancan cables de fibra óptica enterrados. Las centralitas se incendian y no
quedan más que cenizas. Estas cosas ocurren. Hay planes de emergencia para resolverlas, y décadas
de experiencia tras ello. Pero la Caída del 15 de enero no tenía precedentes. Fue increíblemente enorme,
y ocurrió sin razón física aparente.
El fallo de sistema comenzó un lunes por la tarde en una centralita de Manhattan. Pero, a diferencia de
cualquier simple daño físico, se extendió y extendió. Centralitas de toda América se colapsaron una tras
otra en una reacción en cadena, hasta que la mitad de la red de AT&T se estropeó, mientras que la otra
mitad tenía dificultades para hacerse con la sobrecarga.
Después de nueve horas, los ingenieros de software de AT&T comprendieron más o menos qué había
producido el fallo. Reproducir el problema exactamente, estudiando minuciosamente el software línea a
línea, les llevó un par de semanas. Pero como era difícil de entender técnicamente, toda la verdad del
asunto y sus implicaciones no fueron amplia y detalladamente explicadas. La causa principal del fallo se
mantuvo en la oscuridad, rodeada de rumores y temor.
El fallo fue una gran vergüenza para la compañía. El "culpable" era un error en el propio software de
AT&T - algo que no era de la clase de culpas que el gigante de las telecomunicaciones quería reconocer,
especialmente al tener que enfrentarse a una competencia cada vez mayor. Al menos, *se dijo* la
verdad en los desconcertantes términos técnicos que era necesario emplear para explicarlo.
De alguna manera, la explicación no convenció a las agencias de seguridad del Estado americanas, e
incluso tampoco al personal de seguridad de las empresas de telefonía. Esta personas no eran expertos
técnicos o grandes programadores, y habían elaborado sus propias sospechas acerca de la causa del
desastre.
La policía y los departamentos de seguridad de telecomunicaciones tenían importantes fuentes de
información que eran denegadas a simples ingenieros de software. Tenían informadores en el
underground informático y años de experiencia en tratar con cierto gamberrismo de alta tecnología que
parecía hacerse cada vez más sofisticado. Durante años habían estado esperando un ataque directo y
salvaje contra el sistema telefónico americano. Y con la Caída del Sistema del 15 de enero - el primer
de una nueva década de alta tecnología - sus predicciones, miedos y sospechas parecían haber entrado
en el mundo real. Un mundo en el que el sistema telefónico no había fallado por sí solo, sino que *había
sido* atacado - por "hackers".
El fallo creó una nube oscura de sospechas que determinaría las suposiciones y acciones de cierta
gente durante meses. El hecho de que tuviera lugar en el área de software era sospechoso. El hecho de
que ocurriera el Día de Martin Luther King, aún hoy la fiesta americana con más carga política, hizo
todo todavía más sospechoso.
La Caída del Sistema del 15 de enero hizo que se considerara urgente y necesaria la Caza de Hackers.
Hizo que gente, gente poderosa en puestos de autoridad, deseara creer lo peor. Y, fatalmente, ayudó a
hacer que los investigadores desearan tomar medidas extremas y preservar un casi total secretismo.
Un oscuro fallo de software en un anticuado sistema de centralitas de Nueva York iba a provocar una
reacción en cadena de problemas constitucionales y legales en todo el país.
Al igual que el fallo en el sistema telefónico, esta reacción en cadena estaba esperando la primera
ocasión para ocurrir. Durante los '80, el sistema legal americano fue ampliamente "parcheado" para
enfrentarse a los nuevos asuntos que traía consigo el delito informático. Estaba, por ejemplo, el Acta de
Privacidad de las Comunicaciones Electrónicas de 1986 (elocuentemente descrita como "una cosa
apestosa" por un oficial de policía). Y también estaba la draconiana Acta de Fraudes y Delitos
Informáticos de 1986, aprobada unánimemente por el Senado de los Estados Unidos, que después
demostraría tener un gran número de defectos. Se habían hecho grandes y bienintencionados esfuerzos
para mantener al día el sistema legal. Pero en el día a día del mundo real, incluso el software más
elegante tiende a derrumbarse y mostrar repentinamente sus fallos ocultos.
Al igual que el sistema telefónico, el sistema legal americano no estaba en ruinas por un fallo temporal;
pero para aquéllos que fueron aplastados por el peso del sistema en colapso, la vida se convirtió en una
serie de desvanecimientos y anomalías.
Para entender por qué ocurrieron estos extraños sucesos, en el mundo de la tecnología y en el de las
leyes, no basta con entender los simples problemas técnicos. Llegaremos a entenderlos; pero para
empezar, debemos intentar entender cómo funciona el teléfono, el negocio de la telefonía, y la comunidad
de seres humanos que los teléfonos han creado.
La tecnología tiene ciclos vitales, al igual que las ciudades, las instituciones, las leyes o los gobiernos. El
primer estadio de un invento es el Interrogante, también conocido por el estadio de "Prototipo Imaginario".
En esta temprana etapa, el invento es sólo un fantasma, un simple reflejo en el ojo del inventor.
Uno de dichos inventores fue un profesor de fisiología vocal y electricista aficionado llamado Alexander
Graham Bell.
Los primeros inventos de Bell, aunque ingeniosos, no movieron el mundo. En 1863, siendo Bell un
adolescente, fabricó, junto a su hermano Melville, un mecanismo artificial de habla, hecho de madera,
caucho, gutapercha y hojalata. Este extraño dispositivo tenía una "lengua" cubierta de caucho y hecha
de segmentos móviles de madera, y "cuerdas vocales", "labios" y "mejillas" de caucho. Mientras
Melville accionaba un fuelle dentro de un tubo de hojalata, imitando a los pulmones, el joven Alec Bell
manipulaba los "labios", los "dientes" y la "lengua", haciendo que aquella cosa emitiera un galimatías de
sonidos en un falsete muy agudo.
Otro aspirante a gran avance técnico fue el "fonoautógrafo" de Bell de 1874, hecho con el oído completo
de un cadáver. Colocado en un trípode, este espeluznante artilugio dibujaba ondas de sonido en
un cristal ahumado utilizando una plumilla pegada a los huesecillos del oído.
La mayoría de los "Prototipos Imaginarios" no van a ninguna parte. Pero el segundo estadio de un
invento es la Estrella Naciente o el estadio de "Prototipo Tonto". El teléfono, el artilugio más ambicioso
de Bell, alcanzó esta fase el 10 de marzo de 1876. Aquel gran día, Alexander Graham Bell se convirtió
en la primera persona que logró transmitir eléctricamente voz humana comprensible. Lo que ocurrió fue
que el joven Profesor Bell, trabajando intensamente en su laboratorio de Boston, se echó ácido accidentalmente
en los pantalones. Su ayudante, el Sr. Watson, oyó sus gritos de ayuda a través del audiotelégrafo
experimental de Bell. Era un hecho sin precedentes.
Los inventos en su estadio de "Prototipo Tonto" rara vez funcionan muy bien. Son experimentales y,
por tanto, están a medio hacer y bastante hechos polvo. El prototipo puede ser atrayente y original, y
da la impresión de ser bueno de una manera u otra. Pero nadie, incluyendo al inventor, está muy seguro
de por qué es así. Los inventores y los entendidos pueden tener ideas muy firmes sobre su uso potencial,
pero con frecuencia estas ideas están equivocadas.
El hábitat natural del "Prototipo Tonto" son las ferias comerciales y la prensa. Los inventos recién
nacidos necesitan publicidad e inversiones al igual que un ternero necesita leche. Esto era muy cierto
hablando de la máquina de Bell. Para conseguir dinero, Bell hizo un tour con su dispositivo como una
atracción de feria.
Los artículos de prensa de la época dicen que el debut del teléfono provocó un asombro alegre mezclado
con mucho miedo. El teléfono que Bell usaba en sus demostraciones era una gran caja de madera
con una rudimentaria boquilla, teniendo el aparato un tamaño algo mayor que el de una cámara
Brownie. Su vibrante altavoz de acero, con potentes electroimanes, era lo suficientemente potente
como para oírse en todo un auditorio. Watson, el ayudante de Bell, hábil intérprete de órgano, tocaba
junto a un teléfono desde habitaciones a cierta distancia, y más tarde, tocó desde otras ciudades. Esto
fue considerado maravilloso, pero también inquietante.
El concepto original que Bell tenía sobre el teléfono, una idea que defendió durante un par de años, era
el de convertirlo en un medio de masas. Hoy podemos ver que la idea original de Bell se aproxima al
moderno "hilo musical". Desde una central, los teléfonos transmitirían música, sermones dominicales e
importantes discursos a una red de abonados.
En aquel momento, la mayoría de la gente pensaba que este concepto sonaba bien. De hecho, la idea
de Bell era factible. En Hungría, esta utilización del teléfono fue llevada a la práctica diaria con éxito. En
Budapest, durante décadas, de 1893 hasta después de la Primera Guerra Mundial, había un servicio de
información perteneciente al gobierno llamado "Telefon Hirmondo1/2". Hirmondo1/2 fue una fuente
centralizada de noticias, entretenimiento y cultura, incluyendo información bursátil, obras de teatro,
conciertos, y lecturas de novelas. A determinadas horas del día, el teléfono sonaba, conectabas un
altavoz para que lo oyera toda la familia, y Telefon Hirmondo1/2 estaba en antena, o mejor dicho, en el
teléfono.
Hirmondo1/2 es una tecnología muerta hoy en día, pero Hirmondo1/2 podría ser considerado el
ancestro espiritual de los modernos servicios informáticos de datos a los que se accede por línea
telefónica, como CompuServe, GEnie o Prodigy. El principio que subyace bajo la idea de Hirmondo1/2
tampoco está muy lejos de los BBS's, que aparecieron a finales de los '70 y se extendieron rápidamente
por América, y que aparecerán con frecuencia en este libro.
Estamos acostumbrados a usar los teléfonos para conversaciones individuales porque estamos acostumbrados
al sistema de Bell. Pero ésta podría ser sólo una posibilidad entre muchas. Las redes de
comunicación son muy flexibles y potentes, especialmente cuando su hardware es suficientemente
avanzado. Pueden utilizarse para todo tipo de cosas. Así ha sido y seguirá siendo.
El teléfono de Bell había sido elegido para la gloria, pero esto se debió a una combinación de decisiones
políticas, astutas batallas judiciales, inspirados liderazgos en la industria, actitudes locales muy
receptivas y pura buena suerte. Mucho de esto es hoy también válido para los sistemas de comunicaciones
actuales.
Bell y sus patrocinadores, al luchar para instalar su moderno sistema en el mundo real de la Nueva
Inglaterra del siglo XIX, tuvieron que enfrentarse al escepticismo y la competencia de otras industrias.
Ya había entonces una fuerte red eléctrica de comunicaciones en América: el telégrafo. El presidente del
sistema telegráfico de Western Union despreció el prototipo de Bell, llamándolo "juguete eléctrico" y
rehusó comprar los derechos de patente de Bell. El teléfono, al parecer, podía estar bien como entretenimiento
de salón, pero no para negocios serios.
Los telegramas, a diferencia de los teléfonos, dejaban un registro físico permanente de sus mensajes.
Los telegramas, a diferencia de los teléfonos, podían contestarse cuando más le conviniera al destinatario.
Y el telegrama tenía un mayor alcance que el primer teléfono de Bell. Estos factores hacían que la
telegrafía pareciera una tecnología más fuerte y rentable - al menos a algunos.
El sistema telegráfico era enorme y estaba muy consolidado. En 1876 los Estados Unidos tenían
214.000 millas de cable telegráfico y 80 oficinas de telégrafo. Había telégrafos especiales para negocios
y para comerciantes de ganado, para el gobierno, para la policía y los bomberos. Y el "juguete" de
Bell era más conocido como un dispositivo musical de barraca de feria.
El tercer estadio de un invento es el estadio de "La Vaca Rentable". En esta etapa, un invento encuentra
su lugar en el mundo, madura y se convierte en algo asentado y productivo. Después de casi un año,
Alexander Graham Bell y sus patrocinadores concluyeron que una música extraña procedente del
ciberespacio del siglo XIX no era lo que iba a vender su invento. En su lugar, el teléfono iba a encontrar
su lugar con la voz - voz personal e individual, la voz humana, conversación humana e interacción
humana. El teléfono no iba a ser gestionado desde un punto de difusión centralizado. Iba a ser una
tecnología personal e íntima.
Cuando descolgabas un teléfono, no estabas recibiendo la fría salida de una máquina: estabas hablando
a otro ser humano. Una vez que la gente se dio cuenta de esto, su instintivo temor al teléfono como un
extraño y artificial dispositivo, se desvaneció de repente. Una "llamada de teléfono" no era una "llamada"
del "teléfono" mismo, sino una llamada de otro ser humano, alguien a quien generalmente conocerías
y reconocerías. El punto clave no era lo que la máquina pudiera hacer por ti (o a ti), sino lo que tú solo,
una persona y un ciudadano, podía hacer *a través* de la máquina. El que la joven Bell Company
tomara esta decisión era absolutamente vital.
La primera red telefónica fue creada en Boston - mayoritariamente creada entre gente interesada en la
tecnología y gente con buena situación económica (casi el mismo segmento de población que en América,
cien años después, compraría ordenadores personales). Los bien situados partidarios del telégrafo
siguieron con sus burlas.
Pero en enero de 1878 un desastre hizo famoso al teléfono. Un tren tuvo un accidente en Tarrifville,
Connecticut. Un nutrido grupo de médicos con amplitud de miras de la cercana ciudad de Hartford
tenían instalado el "teléfono parlante" de Bell. Un farmacéutico pudo telefonear a toda una comunidad
de médicos de la localidad, que corrieron al lugar del accidente para ayudar. El desastre, como suele
ocurrir, tuvo una gran cobertura en la prensa. El teléfono había demostrado su utilidad en el mundo real.
Después de lo de Tarrifville, la red telefónica se extendió a gran velocidad. Hacia 1890, cubría toda
Nueva Inglaterra. Hacia 1893 se completaba la red de Chicago. Hacia 1897, cubría Minnesota,
Nebraska y Texas. Hacia 1904 se extendía por todo el continente.
El teléfono se había convertido en un invento maduro. El profesor Bell (ahora generalmente conocido
como "el Doctor Bell", aunque no poseía ningún título) se hizo muy rico. Perdió interés por el tedioso
día a día de los negocios relacionados con la creciente red telefónica, y volvió su atención a trastear en
sus laboratorios, que ahora eran mucho más grandes y estaban mejor ventilados y equipados. Bell
nunca más tendría otro gran éxito como inventor, aunque sus estudios y prototipos anticiparon la transmisión
por fibra óptica, el piloto automático, el sonar, los buques hidrofoil, la construcción tetraédrica y
la educación Montessori. El decibelio, la unidad estándar de medición de la intensidad de un sonido fue
denominada así en honor a Bell.
No todas las especulaciones y "prototipos imaginarios" de Bell tuvieron una gran inspiración. Le fascinaba
la eugenesia. Y empleó muchos años desarrollando un extraño sistema astrofísico en el que la
gravedad no existía.
Bell era un excéntrico de manual. Era en cierta forma un hipocondríaco, y a lo largo de toda su vida
tuvo por costumbre no irse a dormir hasta las cuatro de la mañana y no levantarse hasta el mediodía.
Pero había logrado una gran hazaña; era el ídolo de millones de personas, y su influencia, su fortuna y
su encanto personal, combinados con su excentricidad, le convirtieron en una figura super-popular .
Bell dirigía un próspero salón de tertulias científicas en su mansión de invierno en Washington D.C., lo
que le dio una considerable influencia entre bastidores en círculos científicos y gubernamentales. Era
uno de los principales patrocinadores de las revistas *Science* y *National Geographic*, que aún son
importantes instrumentos del "establishment" científico americano.
El compañero de Bell, Thomas Watson, con una fortuna similar y unas peculiaridades similares, se
convirtió en un ferviente discípulo de un escritor de ciencia ficción y aspirante a reformador social del
siglo XIX, Edward Bellamy. Watson también pisó los escenarios brevemente como actor de obras de
Shakespeare.
Nunca más habría otro Alexander Graham Bell, pero en los siguientes años habría un sorprendente
número de personas como él. Bell era el prototipo de empresario dedicado a la alta tecnología. Los
empresarios dedicados a la alta tecnología jugarán un papel muy importante en este libro: no meramente
como técnicos y hombres de negocios, sino también como pioneros de la frontera electrónica, que
pueden arrojar a la arena política y social el poder y el prestigio que obtienen de la alta tecnología.
Como los empresarios que aparecerían tiempo después, Bell era un feroz defensor de su territorio
tecnológico. A medida que el teléfono empezó a prosperar, Bell se vio rápidamente metido en duras
causas en defensa de sus patentes. No obstante, los abogados de Boston de Bell eran excelentes, y el
mismo Bell, como profesor de oratoria y orador público bien capacitado, era devastadoramente eficaz
testigo legal. En los dieciocho años que duraron las patentes de Bell, la Bell Company se enfrentó a
seiscientas causas. Los sumarios impresos ocuparon 149 volúmenes. La Bell Company ganó todas y
cada una de las causas.
Después de que las patentes exclusivas de Bell expiraran, empezaron a expandirse compañías telefónicas
rivales por toda América. La compañía de Bell, American Bell Telephone, pronto tuvo problemas.
En 1907, American Bell Telephone cayó en poder del siniestro cártel financiero J.P. Morgan, "tiburones"
especuladores que dominaban Wall Street.
En este momento, la Historia podría haber tomado un rumbo diferente. Los americanos podrían haber
sido usuarios para siempre de un gran entramado de compañías telefónicas locales. Muchos políticos y
hombres de negocios consideraron esto como una solución excelente.
Pero la nueva dueña de Bell, American Telephone and Telegraph o AT&T, puso al frente de aquella a
un nuevo hombre, un visionario industrial llamado Theodore Vail. Vail, un antiguo funcionario de Correos,
era capaz de comprender el funcionamiento de una gran organización y tenía un sentido innato
para comprender la naturaleza de la comunicación a gran escala. Vail se ocupó rápidamente de que
AT&T se hiciera con la tecnología punta de nuevo. El tipo de cable conocido como "loading coil" de
Pupin y Campbell y el "audion" de deForest son tecnologías que han desaparecido hoy en día, pero en
1913 dieron a la compañía de Vail las mejores líneas de *larga distancia* que jamás se hubieran construido.
Con el control de la larga distancia - los enlaces entre y a través de las más pequeñas compañías
locales - AT&T rápidamente llevó la voz cantante y empezó a devorarlas a diestro y siniestro.
Vail reinvirtió los beneficios en investigación y desarrollo, comenzando con la tradición de Bell de la
brillante investigación industrial a gran escala.
Técnica y financieramente, AT&T gradualmente aplastó a la competencia. Las compañías telefónicas
independientes nunca desaparecieron del todo, y hoy en día cientos de ellas siguen funcionando. Pero la
AT&T de Vail se convirtió en la compañía de comunicaciones suprema. En determinado momento, la
AT&T de Vail compró la propia Western Union, la misma compañía que había despreciado el teléfono
de Bell considerándolo un "juguete". Vail reformó a fondo los anticuados negocios de la Western Union
según sus modernos principios; pero cuando el gobierno federal empezó a inquietarse ante esta centralización
de poder, Vail devolvió la Western Union cortésmente.
Este proceso de centralización no era único. Hechos similares habían ocurrido en América en los
sectores del acero, el petróleo y los ferrocarriles. Pero AT&T, a diferencia del resto de compañías, iba
a mantenerse líder. Los "tiburones" monopolizadores de esas otras industrias fueron humillados y hechos
pedazos por la cacería anti-monopolio emprendida por el gobierno.
Vail, el antiguo funcionario de Correos, estaba dispuesto a satisfacer al gobierno de Estados Unidos;
de hecho, forjaría una activa alianza con él. AT&T se convertiría en casi un ala del gobierno americano,
casi como si fuera otro Servicio de Correos - pero no tanto. AT&T se sometería voluntariamente a la
regulación federal, pero a cambio, tomaría las regulaciones del gobierno como su política de empresa,
haciendo imposible la competencia y asegurando los beneficios y la preeminencia del sistema de Bell.
Este fue el segundo nacimiento - el nacimiento político - del sistema telefónico americano. El plan de
Vail iba a seguir funcionando, con un éxito total, durante muchas décadas, hasta 1982. Su sistema era
una extraña forma de socialismo industrial americano. Nació casi a la vez que el Leninismo, y duró casi
lo mismo - y, hay que admitirlo, con unos efectos muy superiores.
El sistema de Vail funcionaba. Exceptuando quizás la tecnología aerospacial, no ha habido ninguna otra
tecnología mejor dominada por los americanos que el teléfono. El teléfono era visto desde el principio
como una tecnología esencialmente americana. La política de empresa de Bell, y la política de
Theodore Vail, era una política profundamente democrática de *acceso universal*. El famoso eslogan
corporativo de Vail, "Una Política, Un Sistema, Servicio Universal", era un eslogan político, con un
toque muy americano.
El teléfono americano no iba a convertirse es una herramienta especializada del gobierno o del mundo
empresarial, sino en un bien de utilidad pública. Al principio, es verdad, sólo los ricos podían permitirse
tener teléfonos privados, y la compañía de Bell intentó primero conquistar el mercado de los negocios.
El sistema telefónico americano era una inversión de capital, destinada a ganar dinero; no se trataba de
caridad. Pero desde el principio, casi todas las comunidades con servicio telefónico tenían teléfonos
públicos. Y muchas tiendas - especialmente las droguerías - ofrecían el uso público de sus teléfonos.
Podías no tener teléfono, pero siempre podías acceder al sistema si realmente lo necesitabas.
No hubo nada inevitable en esta decisión de hacer los teléfonos "públicos" y "universales". El sistema
de Vail implicaba una profunda confianza en el público. Esta decisión fue política, formada por los
valores básicos de la república americana. La situación podría haber sido muy diferente; y en otros
países, bajo otros sistemas, ciertamente lo fue. Iosif Stalin, por ejemplo, vetó los planes para crear el
sistema telefónico soviético poco después de la revolución bolchevique. Stalin estaba convencido de
que los teléfonos de acceso público se convertirían en instrumentos contrarrevolucionarios y conspiradores.
(Probablemente tenía razón). Cuando los teléfonos aparecieran en la Unión Soviética, serían
instrumentos de la autoridad del Partido, siempre pinchados. (La novela de Alexander Solzhenitsyn
sobre los campos de prisioneros *El Primer Círculo* describe los intentos de desarrollar un sistema
telefónico más ajustado a los intereses de Stalin).
Francia, con su tradición de gobierno centralizado y racional, había luchado duramente incluso contra
el telégrafo, que era a ojos de los franceses demasiado anárquico y frívolo. Durante décadas, los
franceses del siglo XIX se comunicaron con el "telégrafo visual", un sistema de semáforos de propiedad
gubernamental extendido por todo el país formado por enormes torres de piedra que emitían señales
desde cimas de colinas, a través de grandes distancias, con grandes brazos similares a los de los molinos.
En 1846 un tal Dr. Barbay, un entusiasta de estos semáforos, publicó memorablemente una temprana
versión de lo que podría llamarse "el argumento del experto en seguridad" contra los medios
abiertos.
"No, el telégrafo eléctrico no es una sólida invención. Siempre estará a merced de la más pequeña
alteración, y a merced de locos jóvenes, borrachos, vagos... El telégrafo eléctrico se enfrenta a estos
elementos destructivos con sólo unos pocos metros de cable en los cuales la supervisión es imposible.
Un hombre podría él solo, sin ser visto, cortar los cables telegráficos que van a París, y en veinticuatro
horas cortar en diez puntos distintos los cables de la misma línea sin ser arrestado. El telégrafo visual,
por el contrario, tiene sus torres, sus altos muros, sus puertas bien guardadas desde el interior por
hombres fuertemente armados. Sí, declaro, sustituir el telégrafo visual por el eléctrico es una medida
terrible, un acto verdaderamente estúpido."
El Dr. Barbay y sus máquinas de piedra de alta seguridad al final no tuvieron éxito, pero su argumento
-que la comunicación ha de ajustarse a la seguridad y la conveniencia del Estado, y debe ser cuidadosamente
protegida de los jóvenes alocados y la escoria que podría querer reventar el sistema - sería
oído una y otra vez.
Cuando por fin se creó el sistema telefónico francés, su ineficacia fue notoria. Los devotos del Sistema
Bell de América con frecuencia recomendaban un viaje a Francia a los escépticos.
En la Inglaterra de Eduardo VII, las cuestiones referentes a la clase y la intimidad eran un lastre para el
progreso del teléfono. Se consideraba escandaloso que cualquiera - cualquier tonto de la calle - pudiera
meterse a gritos en la casa o la oficina de alguien precedido solamente por el timbre del teléfono. En
Inglaterra, los teléfonos eran tolerados para usarse en los negocios, pero los teléfonos privados tendían
a estar encerrados y apartados en armarios, salas de fumadores, o en las habitaciones de los sirvientes.
Los operadores telefónicos ingleses eran despreciados porque parecía que no "conocían su lugar". Y
nadie de buena familia habría osado escribir un número de teléfono en una tarjeta de visita; esto era
considerado un intento de querer conocer extraños de muy poco gusto. Pero el acceso al teléfono en
América iba a convertirse en un derecho popular; algo como el sufragio universal. Las mujeres americanas
aún no podían votar cuando se implantó el sistema telefónico; y ya el principio las mujeres americanas
adoraron al teléfono. Esta "feminización" del teléfono americano era con frecuencia comentada por
los extranjeros. Los teléfonos en América no estaban censurados y no se tenía que usar con rígidas
maneras y con formalidad; eran privados, íntimos, estaban en el ámbito doméstico y permitían la relación
social. En América, el Día de la Madre es sin duda el día más atareado del año para la red telefónica.
Las primeras compañías telefónicas, y especialmente AT&T, estaban entre los principales empleadores
de mujeres americanas. Daban empleo a grandes ejércitos de hijas de las clases medias americanas: en
1891, ocho mil mujeres; hacia 1946, casi un cuarto de millón. Las mujeres parecían disfrutar trabajando
en el teléfono; era un empleo fijo, respetable, se pagaba bastante bien para lo que solía pagar a una
mujer en el trabajo, y por último, pero no por ello menos importante, parecía ser una buena contribución
al bienestar social de la comunidad. Las mujeres consideraron atractivo el ideal de servicio público
de Vail. Esto era especialmente cierto en áreas rurales, donde las operadoras, haciéndose cargo de
extensas líneas colectivas rurales, disfrutaban de un considerable poder social. La operadora conocía a
todos los que estaban en la línea, y todos la conocían a ella.
Aunque el propio Bell era un ferviente sufragista, la compañía telefónica no dio empleo a mujeres para
conseguir la liberación femenina. AT&T hizo esto por importantes razones comerciales. Los primeros
operadores telefónicos del sistema Bell no fueron mujeres, sino adolescentes americanos. Eran chicos
encargados de transmitir mensajes en el telégrafo (un grupo a punto de volverse técnicamente obsoleto),
que hacían la limpieza de la oficina telefónica, iban a reclamar los pagos no abonados por los
clientes, y hacían conexiones telefónicas en la centralita, todo por poco dinero.
Durante el primer año de funcionamiento, 1878, la compañía de Bell aprendió una dura lección sobre
combinar jovenzuelos con centralitas telefónicas. Poner a adolescentes a cargo del sistema telefónico
llevo a un rápido y constante desastre. El ingeniero jefe de Bell les describió como "Indios Salvajes".
Los chicos eran muy groseros con los clientes. contestaban mal, con descaro, haciendo observaciones
impertinentes... Los granujas decidieron tomarse libre el Día de San Patricio sin permiso. Y lo peor de
todo, gastaban hábiles bromas con los cables de la centralita: desconectaban llamadas, cruzaban líneas
de forma que los clientes se encontraban hablando con extraños...
Esta combinación de poder, habilidades técnicas y total anonimato parece que actuó como un fuerte
estimulante entre los adolescentes. Pero el fenómeno de "chicos locos en los cables" no se limitó a los
Estados Unidos; desde el principio, ocurrió lo mismo en el sistema telefónico británico. Alguien comentó
la situación así: "Sin duda, estos chicos no consideraron este trabajo como algo pesado y fastidioso,
y también es muy probable que bajo las primeras condiciones de trabajo, el espíritu aventurero e
inquisitivo que posee cualquier chico sano a esa edad no siempre fuera propicio para conceder la
máxima atención a los deseos de los clientes."
Así, los chicos fueron apartados del sistema - o al menos, privados del control de la centralita. Pero el
"espíritu aventurero e inquisitivo" de los adolescentes volvería a aparecer en el mundo de la telefonía
una y otra vez.
El cuarto estadio en el ciclo de vida de un invento es la muerte: "el Perro", tecnología obsoleta. El
teléfono ha evitado hasta ahora este destino. Al contrario, se desarrolla, todavía en expansión, evolucionando
y a una velocidad cada vez mayor.
El teléfono ha alcanzado el poco común estadio elevado de un aparato tecnológico: ha llegado a ser un
*objeto doméstico*. El teléfono, al igual que el reloj, el bolígrafo y el papel, los utensilios de cocina y el
agua corriente, se ha convertido en un aparato que sólo es visible en su ausencia. El teléfono es tecnológicamente
transparente. El sistema global telefónico es la máquina mayor y más compleja del mundo,
y aun así es fácil de utilizar. Más aún, el teléfono es casi del todo físicamente seguro para el usuario.
Para el ciudadano medio de 1870, el teléfono era más extraño, más sorprendente, más cercano a la
"alta tecnología" y más difícil de comprender que los más extraños aparatos de computación avanzada
lo son para nosotros, americanos de los '90. Al intentar comprender qué está ocurriendo hoy día, con
nuestras BBS, llamadas internacionales directas, transmisiones por fibra óptica, virus informáticos,
hackers, y un intenso enredo de nuevas leyes y nuevos crímenes, es importante darse cuenta de que
nuestra sociedad se ha enfrentado a un desafío similar ya antes - y eso, con seguridad, lo hicimos
bastante bien.
El teléfono de feria de Bell parecía extraño al principio. Pero la sensación de extrañeza se desvaneció
rápidamente una vez que la gente empezó a oír las familiares voces de parientes y amigos, en sus
propias casas desde sus propios teléfonos. El teléfono pasó de ser un aterrador tótem de alta tecnología
a ser un pilar cotidiano de la comunidad humana.
Esto ha ocurrido también, y sigue ocurriendo, con la redes de ordenadores. Las redes como NSFnet,
BITnet, USENET o JANET son técnicamente avanzadas, amedrentadoras, y mucho más difíciles de
usar que los teléfonos. Incluso las redes populares y comerciales, como Genie, Prodigy y Compuserve,
causan muchos quebraderos de cabeza y han sido descritas como "odiausuarios". De todas maneras,
también están cambiando y pasando de ser complicados elementos de alta tecnología a ser fuentes
diarias de la comunidad humana.
Las palabras "comunidad" y "comunicación" tienen la misma raíz. Donde quiera que instales una red de
comunicaciones, crearás a la vez una comunidad. Y si haces desaparecer esa red, lo hagas como lo
hagas - confiscándola, declarándola ilegal, destruyéndola, elevando su coste por encima de lo permisible
- estás hiriendo a esa comunidad.
Las comunidades lucharán para defenderse. La gente luchará más dura y crudamente para defender
sus comunidades que para defenderse a sí mismos como individuos. Y esta es la realidad de la "comunidad
electrónica" que se creó gracias a las redes de ordenadores en los '80 - o más bien, las *diversas*
comunidades electrónicas en telefonía, seguridad del Estado, computación, y en el underground digital,
que hacia el año 1990, estaban registrando, uniéndose, arrestando, demandando, encarcelando, multando
y proclamando encendidos manifiestos.
Ninguno de los sucesos de 1990 era completamente nuevo. No ocurrió nada en 1990 que no hubiera
tenido de una forma u otra un precedente más comprensible. Lo que dio a la Caza de Hackers su
nuevo sentido de gravedad e importancia era el sentimiento - el sentimiento de una *comunidad* - de
que el juego político había aumentado su importancia; aquel problema en el ciberespacio ya no era una
simple travesura o una pelea sin conclusiones claras, sino una lucha genuina por cuestiones genuinas,
una lucha por la supervivencia de la comunidad y por el futuro.
Estas comunidades electrónicas, habiendo florecido durante los '80, estaban creando una conciencia
de sí mismas, y era conscientes a su vez eran conscientes de la existencia de otras comunidades rivales.
Estaban apareciendo temores por todos lados, mezclados con quejas, rumores y preocupadas especulaciones.
Pero hacía falta un catalizador, un choque, para hacer evidente el nuevo mundo. Al igual que
para Bell fue una catástrofe lo que dio publicidad a su invento, el Accidente del Tren de Tarrifville de
enero de 1878, también se trataría esta vez de una catástrofe.
Fue la Caída del Sistema de AT&T del 15 de enero de 1990. Después del Fallo, la herida e inquieta
comunidad telefónica surgiría luchando con dureza.
La comunidad de técnicos de telefonía, ingenieros, operarios e investigadores es la comunidad más
antigua del ciberespacio. Son los veteranos, el grupo más desarrollado, el más rico, el más respetable,
de muchas maneras el más poderoso. Generaciones enteras han aparecido y desaparecido desde los
días de Alexander Graham Bell, pero la comunidad que fundó sobrevive; hay gente que trabaja en el
sistema telefónico cuyos abuelos trabajaron también para el sistema telefónico. Sus revistas especializadas,
como *Telephony*, *AT&T Technical Journal*, *Telephone Engineer and Management*, llevan
décadas publicándose; hacen que publicaciones informáticas como *Macworld* y *PC Week* parezcan
aficionados recién llegados.
Y las compañías telefónicas tampoco están en las últimas filas de la alta tecnología. Los investigadores
industriales de otras compañías pueden haberse hecho con nuevos mercados; pero los investigadores
de los Bell Labs han ganado *siete Premios Nobel*. Un potente dispositivo que fue creado en los Bell
Labs, el transistor, ha creado *grupos* enteros de industrias. Los Bell Labs son famosos en el mundo
entero por crear "una patente al día", y han hecho descubrimientos de vital importancia incluso en
astronomía, física y cosmología.
A través de sus setenta años de historia, "Mamá Bell", más que una compañía, ha sido un estilo de
vida.
Hasta el cataclismo del desmantelamiento de los '80, Mamá Bell fue quizás la mega-empleadora
maternalista definitiva. La imagen corporativa de AT&T era la del "amable gigante", "la voz con una
sonrisa", un vago mundo de socialismo real de técnicos de tendido telefónico cuidadosamente afeitados
y con cascos brillantes, y de sosas chicas guapas con auriculares y medias de nylon. Los empleados de
Bell eran famosos por pertenecer a organizaciones benéficas como Kiwanis o por ser miembros del
Rotary, por ser entusiastas de la Little League, la liga de béisbol infantil, o por pertenecer a los consejos
escolares.
Durante el largo apogeo de Mamá Bell, los cuerpos de empleados de Bell eran educados de arriba a
abajo en una ética corporativa de servicio público. Bell ganaba dinero, pero Bell no se fundamentaba
*en* el dinero; Bell utilizaba relaciones públicas, pero nunca el simple mercadeo. La gente entraba en
Bell buscando una buena vida, y tenían una buena vida. Pero no era simplemente el dinero lo que
llevaba a la gente de Bell a lanzarse en mitad de tormentas y terremotos para luchar con postes telefónicos
derribados, meterse en registros inundados, o soportar turnos de noche con los ojos enrojecidos
arreglando centralitas colapsadas. La ética de Bell era la equivalente eléctrica de la del cartero: ni la
lluvia, ni la nieve, ni la oscuridad de la noche detendrá al correo.
Es fácil ser cínico en este tema, al igual que es fácil ser cínico al hablar de cualquier sistema político y
social; pero el cinismo no cambia el hecho de que miles de personas se tomaran muy en serio estos
ideales. Y alguno aún lo hacen.
La ética de Bell era la de ser un servicio público; y esto era gratificante, pero también tenía que ver con
poder *privado*, y esto también era gratificante. Como corporación, Bell era muy especial. Bell era
una privilegiada. Bell se había arrimado al Estado. De hecho, Bell estaba tan cerca del gobierno como
podías estarlo en América ganando mucho dinero legítimamente.
Pero a diferencia de otras compañías, Bell estaba por encima y más allá de la vulgar lucha comercial. A
través de sus compañías operadoras regionales, Bell era omnipresente, local y cercana en toda América;
pero las torres de marfil centrales de su corazón corporativo eran las más altas y las que tenían un
color marfil más fuerte.
Por supuesto, había otras compañías telefónicas en América; las llamadas independientes. Cooperativas
rurales en su mayoría; pequeños alevines; la mayoría de las veces eran toleradas, aunque algunas
veces se luchaba contra ellas. Durante muchas décadas, las compañías telefónicas "independientes" de
América vivieron con miedo y odio bajo el monopolio oficial de Bell ( o el "Pulpo Bell", nombre que le
daban a Mamá Bell sus enemigos del siglo XIX al describirla en airados manifiestos en los periódicos).
Unos pocos de estos empresarios independientes, que legalmente estaban equivocados, lucharon tan
duramente contra el Pulpo que sus redes telefónicas ilegales fueron arrojadas a la calle por agentes de
Bell y quemadas públicamente.
La pura dulzura técnica de Bell dio a sus operadores, inventores e ingenieros una profunda y satisfactoria
sensación de poder y maestría. Habían dedicado sus vidas a mejorar esta vasta máquina extendida
por toda la nación; durante años, durante lo que duran vidas humanas enteras, la habían visto mejorar y
crecer. Era como un gran templo tecnológico. Eran una élite, y lo sabían - incluso si los otros no lo
sabían; de hecho, se sentían aún más poderosos *porque* los otros no lo comprendían.
La gran atracción de esta sensación de poder técnico de élite nunca debería ser desestimada. El
"poder técnico" no es para todos; para mucha gente no tiene el más mínimo encanto, pero para otros,
se convierte en la base de sus vidas. Para unos pocos es irresistible, obsesivo; se convierte en algo
cercano a una adicción. La gente - especialmente adolescentes inteligentes cuyas vidas serían en otro
caso anodinas y no tendrían ningún poder - ama esta sensación de poder secreto, y están dispuestos a
hacer todo tipo de cosas sorprendentes para conseguirlo. El *poder* técnico de la electrónica ha
motivado muchos actos extraños que están detallados en este libro; los cuales, de otra manera, serían
inexplicables.
Así, Bell tenía poder más allá del simple capitalismo. La ética de servicio de Bell funcionaba, y era con
frecuencia publicitada, de una forma algo descafeinada y dulzona. Después de décadas, la gente lentamente
empezó a cansarse, y entonces dejaron de ser pacientes con ella. A primeros de los '80,
Mamá Bell tuvo que enfrentarse a la situación de tener apenas verdaderos amigos en el mundo. El
socialismo industrial de Vail se había convertido irremediablemente en algo políticamente pasado de
moda. Bell sería castigada por ello. Y ese castigo caería severamente sobre la comunidad telefónica.
En 1983, Mamá Bell fue desmantelada por decisión de un tribunal federal. Las piezas de Bell son
ahora entidades corporativas separadas. El núcleo de la compañía se convirtió en AT&T
Communications, y también en AT&T Industries (anteriormente Western Electric, la división de manufactura
de Bell). Los AT&T Bell Labs pasaron a ser Bell Communications Research, Bellcore. Y aparecieron
las Compañías Operadoras Regionales Bell, en inglés, RBOCs, pronunciado "arbocks".
Bell era un titán e incluso estos fragmentos regionales son gigantescas empresas: compañías incluidas
en la lista de que aparece en la revista Fortune, con una gran riqueza y poder. Pero los limpios principios
de "Una Política, Un Sistema, Servicio Universal" estaban hechos añicos, aparentemente para
siempre.
El principio de "Una Política" de los comienzos de la Administración Reagan era dividir un sistema que
olía a socialismo no competitivo. Desde entonces, no ha habido una verdadera "política" telefónica a
nivel federal. A pesar de la división de la compañía, los fragmentos de Bell nunca han podido competir
libremente en el mercado.
Las RBOCs están aún duramente reguladas, pero no desde arriba. En vez de eso, luchan política,
económica y legalmente en lo que parece una interminable confusión, en un mosaico de jurisdicciones
federales y estatales que se superponen. Cada vez más, al igual que otras grandes corporaciones
americanas, las RBOCs se están convirtiendo en multinacionales, con grandes intereses comerciales en
Europa, Sudamérica y los países de la costa del Pacífico. Pero esto también aumenta sus problemas
legales y políticos.
Quienes pertenecían a la antigua Mamá Bell no están contentos con su destino. Se sienten maltratados.
Podrían haber aceptado a regañadientes el hacer una total transición al mercado libre; convertirse en
compañías normales y corrientes. Pero esto nunca ocurrió. En vez de eso, AT&T y las RBOCs ("los
bebés Bell") se sienten arrastrados de un lado a otro por regulaciones estatales, el Congreso, la FCC, y
especialmente por el tribunal federal del juez Harold Greene, el magistrado que ordenó la división de
Bell y que se ha convertido de facto en el zar de las telecomunicaciones americanas desde entonces, en
1983.
La gente de Bell siente que hoy en día viven en una especie de limbo legal. No entienden qué es lo que
se les pide. Si se trata de "servicio", ¿por qué no son tratados como un servicio público? Y si se trata de
dinero, entonces ¿por qué no son libres para competir por él? Nadie parece saberlo realmente.
Aquéllos que dicen saberlo están todo el tiempo cambiando de opinión. Ninguna autoridad parece
tener ganas de coger el toro por los cuernos de una vez.
La gente del mundo de la telefonía de otros países se sorprende del sistema telefónico americano
actual. No de que funcione tan bien; hoy en día incluso el sistema telefónico francés funciona. Se sorprenden
de que el sistema telefónico americano *aún pueda funcionar* bajo estas extrañas condiciones.
El "Sistema Único" de Bell de servicio de larga distancia es ahora sólo el ochenta por ciento del sistema,
encargándose del resto Sprint, MCI y las pequeñas compañías de larga distancia. Una guerra sucia
con dudosas prácticas corporativas como el "slamming" (un solapado método para arrebatarle la
clientela a los rivales) resurge con cierta regularidad en el sector del servicio de larga distancia. La
batalla para destruir el monopolio de larga distancia de Bell fue larga y sucia, y desde el
desmantelamiento, el campo de batalla no ha mejorado mucho. Los famosos anuncios de vergüenza-yculpa
de AT&T, que enfatizaban el trabajo de mala calidad y la supuestamente turbia ética de sus
competidores, fueron muy comentados por su estudiada crueldad psicológica.
Hay muy mala sangre en esta industria, y mucho resentimiento acumulado. El logotipo corporativo de
AT&T posterior a la división, una esfera rayada, es llamado en el mundo industrial la "Estrella de la
Muerte" (una referencia a la película *La Guerra de las Galaxias*, en la que la "Estrella de la Muerte"
era la fortaleza esférica del ultravillano imperial de respiración forzada, Darth Vader). Incluso los empleados
de AT&T están poco menos que encantados con la Estrella de la Muerte. Una camiseta muy
popular entre los empleados de AT&T (aunque prohibida) lleva estampado el antiguo logotipo de Bell
de los tiempos de Bell System, además de la moderna esfera rayada, con estos comentarios "antesdespués":
"Esto es tu cerebro - ¡Esto es tu cerebro bajo el efecto de las drogas!". AT&T hizo un gran
esfuerzo bien financiado y determinado para entrar en el mercado de los ordenadores personales; fue
desastroso, y los expertos en computadoras de telecomunicaciones son llamados con sorna por sus
competidores "escalapostes". AT&T y las arbocks Bell aún parece que tienen pocos amigos.
Bajo condiciones de dura competencia comercial, un fallo del sistema como el del 15 de enero de
1990 fue una gran vergüenza para AT&T. Era un golpe directo contra su atesorada reputación de
fiabilidad.
Días después del fallo, el director general de AT&T, Bob Allen, se disculpó oficialmente en términos de
una humildad profundamente afligida: "AT&T tuvo una interrupción general del servicio el pasado lunes.
No estuvimos a la altura de nuestros estándares de calidad, ni a la de los suyos. Es tan simple como
eso. Y eso no podemos aceptarlo. Ustedes tampoco... Comprendemos que mucha gente depende del
servicio que dé AT&T, y por tanto nuestros científicos y nuestros ingenieros de redes de los AT&T Bell
Laboratories están haciendo todo lo posible para evitar que un incidente así se repita... Sabemos que
no hay manera de compensar las molestias que este problema les ha causado."
Esta "carta abierta a los usuarios" del señor Allen fue impresa en gran cantidad de anuncios de prensa
por todo el país: en el *Wall Street Journal*, el *USA Today*, el *New York Times*, el *Los Angeles
Times*, el *Chicago Tribune*, el *Philadelphia Inquirer*, el *San Francisco Chronicle Examiner*, el
*Boston Globe*, el *Dallas Morning News*, el *Detroit Free Press*, el *Washington Post*, el
*Houston Chronicle*, el *Cleveland Plain Dealer*, el *Atlanta Journal Constitution*, el *Minneapolis
Star Tribune*, el *St. Paul Pioneer Press Dispatch*, el *Seattle Times/Post Intelligencer*, el *Tacoma
News Tribune*, el *Miami Herald*, el *Pittsburgh Press*, el *St. Louis Post Dispatch*, el *Denver
Post*, el *Phoenix Republic Gazette* y el *Tampa Tribune*.
En otra nota de prensa, AT&T sugirió que este "problema de software" *podría* haberle ocurrido
igualmente a MCI, aunque en realidad no habría ocurrido (el software de centralitas de MCI era muy
diferente del de AT&T - aunque no necesariamente más seguro). AT&T también anunció su intención
de ofrecer un descuento en el servicio el día de San Valentín para compensar por las pérdidas durante
la Caída del Sistema.
Se dijo al público: "todos los recursos técnicos disponibles, incluyendo a los ingenieros y científicos de
Bell Labs, se han dedicado a asegurar que esto no volverá a ocurrir". Y más adelante se le aseguró que:
"las posibilidades de una repetición del problema son pequeñas - nunca antes había ocurrido un problema
de esta magnitud."
Mientras tanto, sin embargo, la policía y los departamentos de seguridad de las empresas tenían sus
propias sospechas sobre "las posibilidades de repetición del problema" y sobre la verdadera razón por
la que "un problema de esta magnitud" había ocurrido, al parecer sin proceder de ninguna parte. La
policía y los agentes de seguridad sabían a ciencia cierta que hackers de una sofisticación sin precedentes
estaban entrando ilegalmente y reprogramando ciertas centralitas digitales. Corrían desenfrenadamente
por el ambiente underground rumores sobre "virus" escondidos y "bombas lógicas" secretas en
las centralitas, mezclados con muchas burlas sobre los apuros de AT&T, y vanas especulaciones sobre
qué incomprendidos genios hackers lo habían hecho. Algunos hackers, incluyendo a informadores de la
policía, estaban intentando señalarse unos a otros como los culpables de la Caída del Sistema.
La gente de telecomunicaciones encontró poco consuelo en la objetividad al contemplar estas posibilidades.
Esto estaba demasiado cerca de su corazón; era embarazoso; dolía mucho, era difícil incluso
hablar sobre ello. Siempre ha habido robos y otras prácticas ilegales en el sistema telefónico. Siempre
ha habido problemas con las compañías independientes rivales, y con las redes locales. Pero tener
semejante problema en el núcleo del sistema, las centralitas de larga distancia, es un asunto terrorífico.
Para la gente de telecomunicaciones, ésta es como la diferencia entre encontrar cucarachas en tu cocina
y grandes y horribles ratas en tu habitación.
Desde el exterior, para el ciudadano de a pie, la gente de telecomunicaciones parece algo gigante e
impersonal. El público americano parece mirarles como algo cercano a las estructuras soviéticas.
Incluso cuando están en su mejor rutina cívica corporativa, subvencionando institutos de secundaria y
patrocinando shows en la televisión pública, parece que no consiguen más que sospechas del público.
Pero desde dentro, todo esto parece muy diferente. Hay una dura competencia. Un sistema legal y
político que parece desconcertado y aburrido, cuando no activamente hostil contra los intereses de los
de telecomunicaciones. Hay una pérdida de moral, una profunda sensación de que ha desaparecido el
control. El cambio tecnológico ha causado una pérdida de datos e ingresos a favor de otros nuevos
medios de transmisión. Hay robos, y nuevas formas de robar, cada vez con una escala mayor de
sofisticación y atrevimiento. Con todos estos factores, no fue ninguna sorpresa ver a los de telecomunicaciones,
los grandes y los pequeños, cantar a coro una letanía de amargas quejas.
A finales del '88, y durante 1989, representantes del sector de las telecomunicaciones agudizaron sus
quejas ante esos pocos miembros de los cuerpos de seguridad americanos que se dedicaban a intentar
entender de qué hablaba la gente de telefonía. Los agentes de seguridad de telecomunicaciones habían
descubierto el underground hacker, se habían infiltrado en él, y se habían alarmado ante su creciente
experiencia. Aquí habían dado con un objetivo que no sólo era odioso, sino que estaba a punto para un
contraataque.
Esos duros rivales: AT&T, MCI y Sprint - y una multitud de bebés Bell: PacBell, Bell South,
Southwestern Bell, NYNEX, USWest, así como el consorcio de investigación de Bell, Bellcore, y el
proveedor de servicio de larga distancia independiente Mid-American - iban a tener todos su papel en
la gran persecución de hackers de 1990. Después de años de ser arrastrados y empujados, los de
telecomunicaciones habían, al menos un poco, tomado de nuevo la iniciativa. Después de años de
confusión, los de telecomunicaciones y los funcionarios del gobierno iban de nuevo a unir sus fuerzas en
defensa del Sistema. El optimismo triunfaba; crecía el entusiasmo por todas partes; el sabor de la futura
venganza era dulce.
Desde el principio - incluso mucho antes de que la caza tuviera nombre - la confidencialidad era un
gran problema. Había muchas buenas razones para mantener la confidencialidad en la caza de hackers.
Los hackers y los roba-códigos eran presas astutas, listos para escabullirse hasta sus habitaciones y
sótanos para destruir pruebas incriminatorias vitales ante la primera señal de peligro. Más aún, los
propios delitos eran muy técnicos y difíciles de describir, incluso para la policía - más aún para el
público en general. Cuando dichos delitos *habían* sido descritos inteligiblemente al público en ocasiones
anteriores, esa publicidad había hecho *aumentar* el número de delitos enormemente. Los especialistas
en telecomunicaciones, a la vez que eran muy conscientes de las vulnerabilidades de sus sistemas,
estaban muy interesados en no hacer públicas esas debilidades. La experiencia les había demostrado
que esas debilidades, una vez descubiertas, serían aprovechadas sin piedad por miles de personas
- no sólo por profesionales, hackers del underground y phreaks (hackers del mundo de la telefonía,
especializados en conseguir servicio gratuito y asaltar centralitas), sino también por gente normal más o
menos honrada, que consideraba que robarle servicio gratuito a la "Compañía Telefónica", sin rostro ni
alma, era una especie de deporte de interior nada dañino. Cuando llegó el momento de proteger sus
intereses, hacía tiempo que los de telecomunicaciones se habían alejado de la simpatía pública general
causada por aquello de "la Voz con una Sonrisa". Ahora, la "Voz" de los de telecomunicaciones solía ser
una computadora; y el público americano sentía un respeto y una gratitud inferiores a lo debido al buen
servicio público legado por el Dr. Bell y el señor Vail. Al parecer, cuanto más usaban la alta tecnología y
los computadores, cuanto más eficientes e impersonales se volvían los de telecomunicaciones, más
sufrían el hosco resentimiento del público y su avaricia amoral.
Los cuerpos de policía encargados de las telecomunicaciones querían castigar al underground phreak,
de la manera más pública y ejemplar posible. Querían dar duros ejemplos con los más importantes
delincuentes, eliminar a los cabecillas e intimidar a los delincuentes de poca monta, desanimar y asustar
a los locos aficionados a este tema, y meter en la cárcel a los delincuentes profesionales. Para hacer
todo esto, la publicidad era vital.
Pero la confidencialidad de las operaciones también lo era. Si se corría la voz de que estaba en marcha
una caza por todo el país, los hackers simplemente se desvanecerían; destruirían las pruebas, esconderían
sus ordenadores, se enterrarían, y esperarían a que la campaña finalizara. Incluso los hackers
jóvenes eran astutos y desconfiados, y en cuanto a los delincuentes profesionales, tendían a huir hacia la
frontera estatal más cercana a la menor señal de peligro. Para que la caza funcionara en condiciones,
todos tenían que ser sorprendidos con las manos en la masa y atrapados de repente, de un golpe,
desde todos los puntos cardinales a la vez.
Y había otro motivo importante para mantener la confidencialidad. En el peor de los casos, una campaña
abierta podría dejar a los de telecomunicaciones a merced de un devastador contraataque de los
hackers. Si se suponía que había hackers que habían provocado la Caída del Sistema del 15 de enero -
si había hackers verdaderamente hábiles, dispersos por el sistema de centralitas de larga distancia del
país, y airados o asustados por la caza - entonces, podían reaccionar impredeciblemente a un intento
de atraparlos. Incluso siendo cogidos, podían tener amigos con talento y deseos de venganza aún libres.
Cabía la posibilidad de que el asunto se pusiera feo. Muy feo. Es más, era difícil simplemente imaginar
lo feas que podían ponerse las cosas, dada esa posibilidad.
Un contraataque hacker era una verdadera preocupación para los de telecomunicaciones. En realidad,
nunca sufrirían tal contraataque. Pero en los meses siguientes, les costó hacer público este concepto y
lanzar terribles advertencias sobre él. Sin embargo, éste era un riesgo que parecía valer la pena correr.
Mejor arriesgarse a ataques vengativos que vivir a merced de potenciales revienta-sistemas. Cualquier
policía habría asegurado que un chantaje no tenía un verdadero futuro.
Y la publicidad era algo tan útil... Los cuerpos de seguridad de una empresa, incluyendo a los de
seguridad en telecomunicaciones, trabajan generalmente bajo condiciones de gran discreción. Y no
ganan dinero para sus empresas. Su trabajo es *prevenir que se pierda* dinero, algo con bastante
menos atractivo que conseguir verdaderos beneficios.
Si eres de un cuerpo de seguridad de una empresa, y haces un trabajo brillante, entonces a tu empresa
no le ocurre nada malo. A causa de esto, aparentas ser totalmente superfluo. Éste es uno de los muchos
aspectos poco atrayentes de trabajar en seguridad. Es raro que esta gente tenga la oportunidad de
atraer alguna atención interesada en sus esfuerzos.
La publicidad también ha servido a los intereses de los amigos de los cuerpos de seguridad del estado
y de la administración de justicia. Les encanta atraer el interés del público. Una causa sobre un caso de
vital interés público puede lanzar la carrera de un fiscal. Y para un policía, una buena publicidad despierta
el interés de los superiores; puede suponer una mención, un ascenso, o al menos un alza del
status y el respeto ante los compañeros. Pero conseguir a la vez publicidad y confidencialidad es como
querer guardar un pastel y a la vez comérselo. En los meses siguientes, como veremos, este acto imposible
causaría grandes dificultades a los agentes responsables de la caza. Pero al principio, parecía
posible - quizás incluso deseable - que la caza pudiera combinar con éxito lo mejor de ambos mundos.
La *detención* de hackers sería ampliamente publicitada. Los *motivos* de su detención, que eran
técnicamente difíciles de explicar y cuya explicación podía poner en peligro la seguridad, permanecerían
sin aclarar. La *amenaza* que suponían los hackers sería propagada a los cuatro vientos; las posibilidades
reales de cometer tan temibles delitos se dejarían a la imaginación de la gente. Se daría publicidad a
la extensión del underground informático, y su creciente sofisticación técnica; los auténticos hackers, la
mayoría adolescentes con gafas y de raza blanca, habitantes de suburbios de clase media, no tendrían
ninguna publicidad.
Parece ser que a ningún agente encargado de telecomunicaciones se le pasó por la cabeza que los
hackers acusados demandarían un juicio; que los periodistas considerarían que hablar de ellos vendía;
que ricos empresarios de alta tecnología ofrecerían apoyo moral y económico a las víctimas de la caza;
que aparecerían jueces del Constitucional con sus maletines y el ceño fruncido. Esta posibilidad parece
que no entró en la planificación del juego.
Y aunque hubiera entrado, probablemente no habría frenado la feroz persecución de un documento
robado a una compañía telefónica, conocido como "Administración de Oficinas de Control de Servicios
Mejorados de 911 para Servicios Especiales".+
En los capítulos siguientes, exploraremos los mundos de la policía y el underground informático, y la
gran área de sombras en la que se superponen. Pero primero exploraremos el campo de batalla. Antes
de abandonar el mundo de las telecomunicaciones, debemos comprender qué es un sistema de centralitas
y de qué manera funciona el teléfono.
Para el ciudadano de a pie, la idea del teléfono está representada por un *teléfono*, un dispositivo al
que hablas. Para un profesional de las telecomunicaciones, sin embargo, el teléfono en sí mismo es
denominado, de una manera arrogante, "subequipo". El "subequipo" de tu casa es un simple complemento,
una lejana terminal nerviosa, de las centralitas que están clasificadas según niveles de jerarquía,
hasta las centralitas electrónicas de larga distancia, que son algunas de las mayores computadoras del
mundo.
Imaginemos que estamos, por ejemplo, en 1925, antes de la llegada de los ordenadores, cuando el
sistema telefónico era más simple y de alguna manera más fácil de comprender. Imaginemos además
que eres Miss Leticia Luthor, una operadora ficticia de Mamá Bell en el Nueva York de los años 20.
Básicamente, tú, Miss Luthor, *eres* el "sistema de centralitas". Te sientas frente a un gran panel
vertical denominado "panel de cables", hecho de brillantes paneles de madera y con diez mil agujeros
con bordes de metal perforados en él conocidos como conectores. Los ingenieros habrían puesto más
agujeros en tu panel, pero diez mil son los que puedes alcanzar sin tener que levantarte de la silla.
Cada uno de estos diez mil agujeros tiene una pequeña bombilla eléctrica, denominada "piloto", y un
código numérico cuidadosamente impreso. Con la facilidad que da la costumbre, estás mirando el panel
en busca de bombillas encendidas. Esto es lo que haces la mayor parte del tiempo, así que estás acostumbrada
a ello. Se enciende un piloto. Esto significa que el teléfono que hay al final de esa línea ha sido
descolgado. Cada vez que se coge el auricular de un teléfono, se cierra un circuito en el teléfono que
envía una señal a la oficina local, es decir, a ti, automáticamente. Puede ser alguien haciendo una llamada,
o puede ser simplemente que el teléfono está descolgado, pero eso no te importa ahora. Lo primero
que haces es anotar el número del piloto en tu libreta, con tu cuidada caligrafía de colegio privado
americano. Esto es lo primero evidentemente para poder contabilizar la llamada. Ahora coges la clavija
del cable que utilizas para responder, que se une a tus cascos, y la enchufas en el conector encendido.
Dices: "operadora". En las clases que has recibido para ser operadora antes de empezar tu trabajo, se
te ha dado un gran folleto lleno de respuestas hechas para una operadora, útiles para cualquier contingencia,
que has tenido que memorizar. Se te ha enseñado también a emplear un tono de voz y una
pronunciación sin rasgos étnicos o regionales. Rara vez tienes la ocasión de decir algo espontáneo a un
cliente, y de hecho está mal visto (excepto en las centralitas rurales, donde la gente no tiene prisa). La
dura voz del usuario que está al final de la línea te da un número. Inmediatamente apuntas ese número
en la libreta, después del número de la persona que llama que habías anotado antes. Entonces miras si
el número al que quiere llamar este hombre está en tu panel, que suele ser lo habitual, ya que casi todas
las llamadas son locales. Las llamadas de larga distancia cuestan tanto que la gente hace llamadas de
este tipo con poca frecuencia. Sólo entonces coges un cable de llamada de una estantería que está en la
base del panel. Es un cable largo y elástico puesto en un carrete, de tal manera que volverá a enrollarse
cuando lo desconectes. Hay muchos cables ahí abajo, y cuando están conectados varios a la vez,
parece un nido de serpientes. Algunas de las chicas piensan que hay bichos viviendo en los huecos de
esos cables. Los llaman "bichos de los cables" y se supone que te muerden y luego te sale un sarpullido.
Tú, por supuesto, no te lo crees. Cogiendo la clavija del cable de llamada, deslizas la punta hábilmente
en el borde del conector de la persona a la que llaman. No la conectas del todo. Simplemente tocas el
conector. Si oyes un chasquido, eso quiere decir que la línea está ocupada y que no puedes llamar. Si la
línea está ocupada, tienes que conectar el cable de llamada a un "conector de línea ocupada", que dará
un tono de "comunicando" en el teléfono de la persona que llama. De esta manera no tienes que hablar
con él y asimilar su natural frustración.
Pero supongamos que no está comunicando. Así que terminas de enchufar el cable. Unos circuitos de
tu panel hacen que suene el otro teléfono, y si alguien lo descuelga, comienza una conversación telefónica.
Puedes oír esta conversación a través del cable de tus cascos, hasta que lo desconectas. De hecho
podrías escuchar toda la conversación si quisieras, pero esto es duramente castigado por los jefes, y
francamente, cuando ya has espiado una conversación, todas te parecen iguales.
Puedes determinar la duración de la conversación por la luz del piloto del cable de llamada, que está
en la estantería de los cables de llamada. Cuando ha terminado, lo desconectas y el cable se enrolla
solo en su carrete.
Después de hacer esto unos cuantos cientos de veces, te vuelves bastante hábil. De hecho estás
conectando y desconectando diez, veinte o cuarenta cables a la vez. Es un trabajo manual realmente, en
cierta forma gratificante, algo parecido a tejer en un telar. En caso de que hubiera que hacer una llamada
de larga distancia, sería diferente, pero no mucho. En lugar de establecer la llamada a través de tu
panel local, tienes que ascender en la jerarquía y usar las líneas de larga distancia, denominadas "líneas
troncales". Dependiendo de lo lejos que esté el destino, quizás la llamada tenga que pasar a través de
varias operadoras, lo cual lleva un tiempo. La persona que llama no espera al teléfono mientras se
negocia este complejo proceso atravesando el país de operadora en operadora. En vez de eso, cuelga,
y tú le llamas cuando por fin la llamada ha sido establecida.
Después de cuatro o cinco años en este trabajo, te casas y tienes que dejar tu trabajo, cumpliendo el
ciclo natural de vida de una mujer de la América de los años 20. La compañía telefónica tiene ahora
que preparar a alguien para sustituirte - quizás a dos personas, porque mientras tanto el sistema telefónico
ha crecido. Y esto cuesta dinero.
Es más, utilizar de cualquier manera a personas en un sistema de centralitas es muy caro. Ocho mil
Leticias Luthor causarían problemas, pero un cuarto de millón de ellas es un planteamiento de organización
militar que hace que tomar medidas drásticas para automatizar la tarea sea económicamente viable.
Aunque el sistema telefónico sigue creciendo hoy en día, el número de personas empleadas en el sector
de las telecomunicaciones ha ido disminuyendo con los años. Los "operadores" telefónicos se enfrentan
solamente con contingencias poco habituales, ya que todas las operaciones rutinarias recaen ahora en
máquinas. En consecuencia, los operadores de hoy en día se parecen menos a las máquinas, y se sabe
que tienen acento y características propias en sus voces. Cuando das con un operador humano de hoy,
es mucho más "humano" que en los tiempos de Leticia - pero por otro lado, es más difícil cruzarse con
seres humanos en el sistema telefónico.
Hacia la primera mitad del siglo XX, fueron introduciéndose lentamente sistemas "electromecánicos" de
centralitas en el sistema telefónico, con una complejidad cada vez mayor. En algunos lugares apartados,
todavía sobreviven algunos de estos sistemas híbridos. Pero hacia 1965, el sistema telefónico se volvió
totalmente electrónico, y éste es de lejos el modelo dominante hoy en día. Los sistemas electromecánicos
tienen "travesaños" y "escobillas", y otras grandes piezas mecánicas móviles, que, aunque son más
rápidas y baratas que Leticia, todavía son lentas y tienden a estropearse con frecuencia.
Pero los sistemas totalmente electrónicos están introducidos en chips de silicio, alcanzan velocidades
asombrosas, son baratos y muy duraderos. Su mantenimiento es más barato que incluso el de los
mejores sistemas electromecánicos, y ocupan la mitad de espacio. Y cada año los chips son aún más
pequeños, más baratos y más rápidos. Y lo mejor de todo, los sistemas electrónicos automatizados
trabajan durante todas las horas del día y no hay que pagarles sueldo ni seguro médico.
Utilizar chips tiene sin embargo bastantes inconvenientes importantes. Cuando se estropean, es un gran
desafío averiguar qué demonios ha fallado. Un cable roto era generalmente un problema lo suficientemente
grande como para verse. Un chip roto tiene invisibles fallos microscópicos. Y los fallos de software
pueden ser tan sutiles como para convertirse en cuestiones teológicas.
Si quieres que un sistema mecánico haga algo nuevo, tendrás que ir al punto adecuado, sacar algunas
piezas y poner en su lugar piezas nuevas. Esto cuesta dinero. Sin embargo, si quieres que un chip haga
algo nuevo, todo lo que has de hacer es cambiar el software, algo fácil, rápido y tirado de precio. Ni
siquiera tienes que ver el chip para cambiar su programación. Aunque vieras el chip, daría igual. Un chip
con el programa X no tiene un aspecto diferente al de uno con el programa Y.
Con los códigos apropiados y las secuencias de órdenes apropiadas, y pudiendo acceder a líneas
telefónicas especializadas, puedes modificar los sistemas electrónicos de centralitas de cualquier parte
de América desde cualquier lugar. Y eso lo pueden hacer algunas personas. Si saben cómo, pueden
entrar en el software de algún microchip a través de las líneas especiales y organizar una estafa sin dejar
ningún rastro físico. Si entraran a mano armada en la oficina de centralitas y encañonaran a Leticia, sería
demasiado descarado. Si se colaran en un edificio de telecomunicaciones y fueran a por un sistema
electromecánico cargados de herramientas, esto dejaría muchas pistas. Pero la gente puede hacer
multitud de cosas sorprendentes a un sistema electrónico simplemente tecleando, y hoy en día hay
teclados por todas partes. La extensión de esta vulnerabilidad es profunda, oscura, amplia, casi inconcebible,
y ésta es una realidad absoluta en cualquier ordenador conectado a una red.
Los expertos en seguridad han insistido durante los últimos veinte años, cada vez más
apremiantemente, en que esta vulnerabilidad básica de los ordenadores representa un nivel de riesgo
completamente nuevo, de un potencial desconocido pero obviamente terrible para la sociedad. Y tienen
razón.
Una centralita electrónica hace prácticamente el mismo trabajo que hacía Leticia, con la diferencia de
que lo hace en nanosegundos y en una escala mucho mayor. Comparada con los diez mil conectores de
Miss Luthor, incluso una primitiva centralita electrónica 1ESS, de la "cosecha" de los '60, tiene unas
128.000 líneas. Y el actual sistema de AT&T es la monstruosa quinta generación, a 5ESS. Una centralita
electrónica puede comprobar todas las líneas de su "panel" en una décima de segundo, y hace esto
continuamente, sin cansarse, hora tras hora. En lugar de ojos tiene "sondas" para comprobar la situación
de cada línea local y troncal. En lugar de manos, tiene "distribuidores de señal", "distribuidores
centrales de pulsos", "relés magnéticos" e "interruptores de lengüeta", que completan e interrumpen las
llamadas. En lugar de un cerebro, tiene un "procesador central". En lugar de un manual de instrucciones,
tiene un programa. En lugar de una libreta escrita a mano para anotar y llevar la contabilidad de las
llamadas, tiene cintas magnéticas. Y no tiene que hablar con nadie. Todo lo que tiene que "decirle" un
usuario lo recibe por la pulsación de teclas del teléfono.
Aunque una centralita no puede hablar, necesita una interfaz, alguna manera de comunicarse con sus,
eeh, jefes. Esta interfaz es denominada "centro principal de control". (Esta interfaz podría llamarse
simplemente "interfaz", ya que en realidad no controla las llamadas telefónicas directamente. Sin embargo,
un término como "Centro Principal de Control" es la clase de retórica que los ingenieros de mantenimiento
de telecomunicaciones - y los hackers- consideran gratificante).
Usando el centro principal de control, un ingeniero de telefonía puede buscar errores en las líneas
locales y troncales. Él (rara vez ella) puede comprobar varias pantallas de alarma, medir el tráfico en las
líneas, examinar los registros de uso de un teléfono y el coste de esas llamadas, y cambiar la programación.
Y, por supuesto, cualquier otra persona que acceda al centro principal de control remotamente también
puede hacer estas cosas, si él (rara vez ella) es capaz de imaginarse cómo hacerlo, o, mejor aún, ha
conseguido averiguarlo robándole los datos necesarios a alguien que sabía cómo hacerlo.
En 1989 y 1990, una RBOC, BellSouth, que se sentía en dificultades, gastó al parecer 1.200.000
dólares en seguridad. Algunos consideran que gastó en realidad dos millones teniendo en cuenta gastos
asociados. Dos millones de dólares son muy poco comparado con el gran ahorro que suponen los
sistemas electrónicos de telefonía.
Lamentablemente, los ordenadores son estúpidos. A diferencia de los seres humanos, los ordenadores
poseen la profunda estupidez de lo inanimado.
En los '60, durante las primeras oleadas de informatización, se hablaba con facilidad sobre la estupidez
de los ordenadores - se decía que "sólo podían ejecutar su programación" y se les pedía que hicieran
"sólo lo que se les decía que hicieran". Se ha empezado a hablar menos de la estupidez de los ordenadores
desde que empezaron a conseguir la categoría de gran maestro en torneos de ajedrez, y manifestar
otras características de una aparente inteligencia.
Sea como sea, los ordenadores son *aún* profundamente frágiles y estúpidos; simplemente su fragilidad
y su estupidez es mucho más sutil. Los ordenadores de los '90 tienen componentes mucho más
fiables que los de los primeros sistemas, pero también se les hace ejecutar tareas mucho más complejas
bajo condiciones mucho más difíciles.
En un nivel matemático básico, cada línea de un software ofrece alguna posibilidad de fallo. El software
no permanece estático cuando se ejecuta; está "corriendo", interactuando consigo mismo y con sus
entradas y salidas. Es como una masa que adopta millones de posibles formas y condiciones, tantas
formas que nunca pueden probarse todas del todo, ni siquiera en el tiempo de vida del universo. Y a
veces la masa se rompe.
Eso que llamamos "software" no se parece a ninguna de aquellas cosas en las que la sociedad humana
está acostumbrada a pensar. El software se parece a una máquina, a matemáticas, a un lenguaje, a
pensamiento, arte, información... pero el sofware no es en realidad ninguna de estas cosas. Esa cualidad
multiforme del software es una de las cosas que lo hace fascinante. También lo hace muy poderoso,
muy sutil, muy impredecible y muy arriesgado.
Algunos programas son malos y están llenos de errores. Otros son "robustos", incluso "a prueba de
balas". El mejor software es aquél que ha sido probado por miles de usuarios bajo miles de condiciones
diferentes durante años. Entonces es denominado "estable". Esto *no* quiere decir que el software sea
ahora perfecto y que esté libre de errores. Generalmente quiere decir que hay muchos errores, pero
han sido identificados correctamente y se han hallado sus causas.
No hay ninguna manera de asegurar que un programa esté libre de errores. Aunque el software es de
naturaleza matemática, no puede ser "demostrado" como un teorema matemático; el software se parece
más al lenguaje, con ambigüedades inherentes, con definiciones diferentes, con suposiciones diferentes,
y diferentes niveles de significado que pueden entrar en conflicto.
Los seres humanos pueden arreglárselas más o menos con los lenguajes humanos porque podemos
captar su esencia.
Los ordenadores, a pesar de años de esfuerzos en la "inteligencia artificial", han demostrado que se les
da terriblemente mal "captar la esencia". El más insignificante bit erróneo puede tumbar al ordenador
más potente. Una de las cosas más complicadas trabajando con un programa de ordenador es intentar
mejorarlo - para intentar hacerlo más seguro. Los "parches" de software son un software nuevo, no
probado e "inestable", por definición más peligroso.
El sistema telefónico moderno ha acabado dependiendo total e irreversiblemente del software. Y la
Caída del Sistema del 15 de enero de 1990 fue causado por una "mejora" del software. O mejor dicho,
un *intento* de mejorarlo.
Lo que ocurrió, el problema en esencia, tenía esta forma: Se escribió una parte de software de telecomunicaciones
en C, un lenguaje estándar en el campo de las telecomunicaciones. En este programa en
C hay una larga sentencia "do-while". Este "do-while" tenía una sentencia "switch". Este "switch" tenía
un "if". Este "if" tenía un "break". *Se suponía* que el "break" hacía que el flujo del programa sólo
saliera del "if". En realidad, salía del "switch".
Este fue el problema, la verdadera razón por la que la gente que descolgó el teléfono el 15 de enero de
1990 no pudo llamar a nadie.
O al menos ésta fue la sutil y abstracta raíz ciberespacial del problema. Ésta fue la manera en la que el
problema de programación se manifestó en el mundo real:
El Sistema 7 de las centralitas 4ESS de AT&T, el "Software Genérico 44E14 de Oficina Principal de
Centralitas", ha sido probado muchas veces y estaba considerado como muy estable. A finales de
1989, ochenta de los sistemas de centralitas de AT&T de todo el país habían sido programados con el
nuevo software. Por precaución, se había seguido utilizando en otras treinta y cuatro centralitas el
Sistema 6, más lento y con menos capacidades, porque AT&T sospechaba que podría haber problemas
con la nueva red de Sistema 7 de sofisticación sin precedentes.
Las centralitas con Sistema 7 estaban programadas para pasar a una red de respaldo en caso de
problemas. A mediados de diciembre de 1989, sin embargo, se distribuyó un nuevo parche de software
de gran velocidad y seguridad a cada una de las centralitas 4ESS que les permitiría trabajar aún más
rápido y hacer que la red de Sistema 7 fuera aún más segura.
Desafortunadamente, cada una de estas centralitas 4ESS tenía ahora un pequeño pero mortal fallo.
Para mantener la red, los enlaces conectores de línea de las centralitas deben comprobar las condiciones
del resto de enlaces - si están listos y funcionando, si están parados momentáneamente, si tienen
sobrecarga y necesitan ayuda... El nuevo software ayudaba a controlar esta función monitorizando el
status de otros enlaces.
A un enlace de una 4ESS que tenga dificultades sólo le lleva entre cuatro y seis segundos deshacerse
de todas sus llamadas, dejar todo temporalmente, y reinicializar su software. Reinicializar generalmente
liberará al enlace de cualquier problema de software que se haya desarrollado durante la ejecución del
sistema. Los errores que aparezcan serán simplemente barridos por este proceso. Es una idea inteligente.
Este proceso de reinicialización automática se conoce como "rutina normal de recuperación de
fallo". Dado que el software de AT&T es excepcionalmente estable, sus sistemas rara vez tienen que
ejecutar una "recuperación de fallo"; pero AT&T siempre ha alardeado de su fiabilidad en el "mundo
real", y esta táctica es una rutina similar a llevar cinturón y tirantes a la vez.
Los enlaces de las 4ESS usaban su nuevo software para monitorizar los enlaces de alrededor al recuperarse
de fallos. A medida que otros enlaces volvían a conectarse tras recuperarse, enviaban señales
"OK" al enlace. El enlace hacía una anotación sobre esto en su "mapa de status", confirmando que el
enlace vecino estaba de vuelta y listo para funcionar, y que podía recibir algunas llamadas y ponerse a
trabajar.
Desafortunadamente, mientras el enlace estaba atareado anotando en el mapa de status, el pequeño
fallo en el nuevo software entraba en juego. El error hacía que el enlace 4ESS interactuara, sutil pero
drásticamente, con las llamadas telefónicas que recibía hechas por personas. Si - y sólo si- dos llamadas
coincidían en el mismo enlace en menos de una centésima de segundo, una pequeña parte del
programa y los datos era estropeada por el error.
Pero el enlace estaba programado para monitorizarse a sí mismo constantemente en busca de cualquier
dato dañado. Cuando el enlace percibía que sus datos habían sido dañados de alguna manera, entonces
se desconectaba para hacer reparaciones de urgencia en su software. Enviaba una señal a los enlaces
de alrededor para que no le mandaran trabajo. Entraba en el modo de recuperación de fallos durante
unos cinco segundos. Y después, el enlace volvería a funcionar, y enviaría su señal "OK, listo para
trabajar".
Sin embargo, la señal "OK, listo para trabajar" era lo que *precisamente* antes había hecho que el
enlace se desconectara. Y *todos* los enlaces del Sistema 7 tenían el mismo fallo en su software de
mapa de status. Tan pronto como se detuvieran para anotar que sus enlaces vecinos estaban funcionando,
entonces también estarían expuestos a la pequeña posibilidad de que les llegaran dos llamadas en
menos de una centésima de segundo.
A eso de las 14:25 horas de la Costa Este, un lunes 15 de enero, uno de los enlaces del sistema de
centralitas de llamadas interurbanas de Nueva York tuvo un pequeño fallo normal. Entró en la rutina de
recuperación de fallos, emitió la señal "Me desconecto", y después emitió la señal "He vuelto, estoy en
funcionamiento". Y este alegre mensaje se extendió por la red hasta llegar a muchos de sus enlaces
4ESS vecinos.
Muchos de los enlaces se libraron del problema en este primer momento. Estos enlaces afortunados no
sufrieron la coincidencia de la llegada de dos llamadas en menos de una centésima. Su software no falló
- en este primer momento. Pero tres enlaces - en Atlanta, Saint Louis y Detroit - no tuvieron suerte, y
fueron cogidos repletos de trabajo. Y se desconectaron. Y se reconectaron rápidamente. Y ellos también
emitieron el letal mensaje "OK", activando el error en el software de otros enlaces.
A medida que más y más enlaces tenían esa pequeña mala suerte y se colapsaban, el tráfico de llamadas
empezó a concentrarse más y más en los enlaces que seguían funcionando, que estaban manteniendo
la carga de trabajo a duras penas. Y claro está, a medida que se concentraban las llamadas sobre
cada vez menos enlaces, *aumentaban* las posibilidades de recibir dos llamadas en menos de una
centésima.
A un enlace tan sólo le llevaba cuatro segundos reponerse. No había ningún daño *físico* en los
enlaces después de todo. Físicamente, estaban funcionando a la perfección. La situación era "sólo" un
problema de software.
Pero los enlaces 4ESS estaban conectándose y desconectándose cada cinco segundos, en una ola que
se extendía con virulencia por América, con una total y maníaca estupidez mecánica. Siguieron estropeándose
unos a otros con sus contagiosos mensajes de "OK".
La reacción en cadena tardó unos diez minutos en paralizar la red. Incluso así, algunos enlaces consiguieron
arreglárselas para de vez en cuando recuperar sus condiciones normales de trabajo.
Muchas llamadas -millones de ellas- estaban consiguiendo llegar a su destino. Pero muchos millones no
podían.
Las centralitas que usaban el Sistema 6 no fueron afectadas directamente por el fallo. Gracias a estos
enlaces antiguos, el sistema nacional de AT&T evitó el colapso total. Este hecho también permitió a los
ingenieros descubrir que el fallo estaba en el Sistema 7.
Varios ingenieros de Bell Labs, trabajando febrilmente en New Jersey, Illinois y Ohio, probaron primero
a arreglar el estropeado Sistema 7 con todo el repertorio de soluciones habituales para la red.
Ninguna sirvió de nada, por supuesto, ya que nunca había ocurrido algo como esto a ningún sistema
telefónico hasta entonces.
Desconectando del todo la red de respaldo de seguridad, consiguieron reducir el frenesí de señales
"OK" a la mitad. El sistema empezó a recuperarse al disminuir la reacción en cadena. Hacia las 23:30
del lunes 15 de enero, cerca de la medianoche, los sudorosos ingenieros lanzaron un suspiro de alivio al
ver cómo el último enlace se ponía en marcha.
El martes estuvieron desinstalando todo el nuevo software de las 4ESS e instalando una versión anterior
del Sistema 7.
Si se hubiera tratado de operadores humanos, en vez de ordenadores, simplemente alguno habría
dejado de gritar en algún momento. Habría sido *obvio* que la situación no era como para decir
"OK", y el sentido común habría reaccionado. Los seres humanos tienen sentido común - al menos
hasta cierto punto. Los ordenadores no.
Por otra parte, los ordenadores pueden atender cientos de llamadas por segundo. Los humanos no
pueden. Aunque toda la población de América trabajara para la compañía telefónica, no podríamos
alcanzar las prestaciones de las centralitas digitales: llamada directa, tres tipos de llamada, llamadas
urgentes, llamada en espera, recepción de un identificador de la persona que llama, y todo el resto de
accesorios de la parafernalia digital. Sustituir los ordenadores por personas no es ya una opción posible.
Y a pesar de todo, anacrónicamente, aún esperamos que haya humanos manteniendo nuestro sistema
telefónico. Nos cuesta entender que hemos sacrificado grandes cantidades de iniciativa y control a
poderosas pero insensibles máquinas. Cuando los teléfonos fallan, queremos que haya un responsable.
Queremos poder culpar a alguien.
Cuando ocurrió el Fallo del Sistema del 15 de enero, la población americana no estaba preparada
para entender que pueden ocurrir enormes catástrofes en el ciberespacio, como el propio Fallo, y que
puede no haber un culpable en concreto. Era más sencillo creer, quizás incluso de alguna extraña
manera era más tranquilizador creer, que alguna persona malvada, o algún maligno grupo, nos había
hecho esto.
Los "hackers" lo habían hecho. Con un virus. Un caballo de Troya. Una bomba de software. Una sucia
conspiración de alguna clase. Había gente que creía esto, gente con puestos de responsabilidad. En
1990 se pusieron a buscar intensivamente evidencias que confirmaran sus sospechas.
Y miraron en muchos sitios.
Ya en 1991, sin embargo, los perfiles de una realidad aparentemente nueva empezaron a emerger de la
niebla.
El 1 y el 2 de julio de 1991, varios colapsos en el software de diversas centralitas interrumpieron el
servicio en Washington DC, Pittsburgh, Los Ángeles y San Francisco. De nuevo problemas de mantenimiento
aparentemente pequeños habían reventado el Sistema 7. Este Fallo del 1 de julio de 1991
afectó a unos doce millones de personas.
En el New York Times se leía: "Los directivos de compañías telefónicas y los funcionarios federales del
sector dicen que no descartan la posibilidad de un sabotaje por hackers, pero la mayoría parece pensar
que el problema reside en un desconocido defecto en el software que mantiene las redes."
Y para confirmarlo, la misma semana del Fallo, una avergonzada compañía de software, DSC
Communications Corporation, de Plano, Texas, admitió ser la responsable de determinados "problemas
técnicos" en el software que DSC había diseñado para Bell Atlantic y Pacific Bell. La causa directa del
Fallo del 1 de julio fue un único carácter erróneo: un pequeño fallo al escribir una única línea de software.
Una letra equivocada, en una única línea, había privado a la capital del país de su servicio telefónico.
No era especialmente sorprendente que este pequeño fallo hubiera pasado desapercibido: una
centralita típica con Sistema 7 requiere unos *diez millones* de líneas de código.
El martes 17 de septiembre de 1991 tuvo lugar el fallo de servicio más espectacular de todos. Éste no
tuvo nada que ver con fallos de software - al menos, no directamente. En lugar de eso, un grupo de
centralitas de AT&T de Nueva York simplemente se habían quedado sin suministro eléctrico y estaban
desconectadas. Habían fallado las baterías de emergencia. Se suponía que los sistemas de alarma
automáticos habrían advertido del fallo en las baterías, pero estos sistemas automáticos también fallaron.
Esta vez, los aeropuertos de Newark, La Guardia y el Kennedy perdieron sus servicios de voz y
datos.
Este horrible suceso era especialmente irónico, ya que los ataques a ordenadores de los aeropuertos
por parte de hackers habían sido durante mucho tiempo un escenario de pesadilla habitual, voceado
por expertos en seguridad de ordenadores que temían al underground informático. Incluso se había
rodado una película sobre siniestros hackers destrozando los sistemas de ordenadores de los aeropuertos
- "Arma Letal II".
Ahora la propia AT&T había bloqueado los aeropuertos con fallos en los ordenadores - no sólo un
aeropuerto, sino tres a la vez, algunos de los de más tráfico del planeta.
El tráfico aéreo se paralizó en el área del Gran New York, provocando la cancelación de más de 0
vuelos, en una ola que se extendió por toda América y que incluso llegó a Europa. Otros aproximadamente
0 vuelos fueron retrasados, afectando en total a unos 85.000 pasajeros. (Uno de ellos era por
cierto el presidente de la FCC, la Comisión Federal de Comunicaciones).
Los pasajeros que se habían quedado en tierra en New York y New Jersey aumentaron aún más su
cólera al ver que ni siquiera podían hacer llamadas de larga distancia para avisar de su llegada con
retraso a sus seres queridos o a sus socios de negocios. Debido al fallo no pudieron hacerse alrededor
de cuatro millones y medio de llamadas locales y medio millón de llamadas internacionales.
El Fallo de New York del 17 de septiembre, a diferencia de los anteriores, no trajo consigo rumores
sobre fechorías de los hackers. Al contrario, en 1991 la propia AT&T estaba sufriendo la mayoría del
vilipendio que antes se había dirigido contra los hackers. Los congresistas no estaban contentos.
Tampoco los funcionarios estatales y federales encargados de las comunicaciones. Y tampoco lo
estaba la prensa.
Por su parte, MCI, la vieja rival, publicó maliciosos anuncios de periódico del tamaño de una página
ofreciendo sus servicios de larga distancia para "la próxima vez que fallara AT&T".
"Nunca se vería a una compañía con clase como AT&T publicar ese tipo de anuncios", protestó el
Presidente AT&T, Robert Allen, sin resultar muy convincente. Una vez más se publicó la página de
disculpas de AT&T en los periódicos, disculpas por "una inexcusable coincidencia de fallos humanos y
mecánicos". (Esta vez, sin embargo, AT&T no ofreció ningún descuento en llamadas. Algunos crueles
críticos sugirieron que AT&T no quería sentar un precedente para la compensación de las pérdidas
económicas causadas por los fallos en el servicio).
La prensa del sector preguntó públicamente si AT&T se había quedado "dormida en la centralita". La
red telefónica, la supuesta maravilla americana de fiabilidad de alta tecnología, se había venido abajo
tres veces en dieciocho meses. La revista *Fortune* incluía al Fallo del 17 de septiembre en la lista de
"Las Mayores Pifias Empresariales de 1991", parodiando cruelmente la campaña publicitaria de AT&T
en un artículo titulado "AT&T Quiere Que Vuelvas (Al Suelo con Seguridad, Gracias a Dios)".
¿Por qué se habían quedado sin suministro eléctrico estos sistemas de centralitas de Nueva York?
Porque ningún humano había prestado atención al sistema de alarma. ¿Por qué los sistemas de alarma
sonaron estruendosamente sin que ningún ser humano se diera cuenta? Porque los tres técnicos de
telecomunicaciones que *deberían* haber estado escuchando la alarma se habían ausentado de sus
puestos en la sala de suministro eléctrico, y estaban en otra planta del edificio - en una clase. ¡Una clase
sobre el sistema de alarma de la sala de suministro eléctrico!
"Reventar el Sistema" dejó de ser algo "sin precedentes" a finales de 1991. Al contrario, dejó de
parecer algo imposible. En 1991 estaba claro que ni todos los policías del mundo podrían ya "proteger"
de fallos al sistema telefónico. Los peores fallos que había tenido el sistema habían sido causados por el
propio sistema. Y esta vez nadie dijo petulantemente que esto era una anomalía, algo que nunca más
volvería a ocurrir. En 1991, los defensores del Sistema habían dado con su indefinido Enemigo, y el
Enemigo era el Sistema.
Parte II: El Underground digital
Era el 9 de mayo de 1990. El Papa estaba de gira por la ciudad de México. Los mafiosos del cartel de
Medellín intentaban comprar en el mercado negro de Florida misiles Stinger. En la sección de cómics, el
personaje de Doonesbury Andy estaba muriendo de SIDA... Y, de repente, un tema realmente inusual
por su actualidad y retórica calculada ganó la perpleja atención de los periódicos en toda América.
El fiscal de distrito en Phoenix, Arizona, había enviado un comunicado de prensa anunciando una
actuación nacional de las fuerzas de la ley contra "las actividades ilegales de hacking". Esta caza sería
conocida oficialmente como "Operación Sundevil (1)". Ocho párrafos del comunicado de prensa
ofrecían los hechos desnudos: 27 registros llevados a cabo el 8 de mayo, con tres arrestos y un número
de ciento cincuenta agentes distribuidos en "doce" ciudades en toda América. (Otras cuentas en otros
comunicados de prensa hablaban de "trece", "catorce" y "dieciséis" ciudades).
Los agentes estimaban que las pérdidas de ingreso de las compañías telefónicas por actuaciones
criminales podrían ser "de millones de dólares". El artífice principal de las investigaciones Sundevil
parecía ser el Servicio Secreto de los Estados Unidos, el fiscal asistente Tim Holtzen de Phoenix y la
asistente de fiscal general de Arizona, Gail thackeray.
Los comentarios elaborados por Garry M. Jenkins que aparecieron de un comunicado de prensa del
Departamento de Justicia eran particularmente interesantes. El Sr. Jenkins era el Director asociado del
Servicio Secreto de los Estados Unidos, y el funcionario federal de más alto rango que tuviera algún rol
público en la caza de hackers de 1990.
"Hoy, el Servicio Secreto está enviando un mensaje muy claro a todos aquellos hackers informáticos
que han decidido violar las leyes de esta nación debido a la creencia errónea de que pueden evitar ser
detectados escondiéndose en el relativo anonimato de sus terminales de ordenador. (...)
"Los grupos del underground se han formado con el propósito de intercambiar información relevante
sobre sus actividades criminales. Estos grupos a menudo se comunican entre sí a través de sistemas de
mensajería entre ordenadores conocidos como "tableros de anuncios" (2)
"Nuestra experiencia demuestra que muchos sospechosos de ser hackers informáticos ya no son
adolescentes descarriados, jugando maliciosamente con sus ordenadores en sus dormitorios. Algunos
de ellos son operadores de ordenadores de alta tecnología y usan los ordenadores para llevar a cabo
prácticas ilegales".
¿Quiénes eran estos "grupos del underground" y los "operadores de alta tecnología?" ¿De donde
venían? ¿Qué querían? ¿Quiénes eran? ¿Eran "maliciosos?" ¿Cómo unos "adolescentes descarriados"
habían conseguido alarmar al Servicio Secreto de los Estados Unidos? ¿Y cómo había podido expandirse
una cosa así?
(1) Literalmente, "diablo solar".
(2) En ingles "know-how".
De todos los jugadores principales de la Caza de Hackers (las compañías telefónicas, los defensores
de la ley, los libertarios civiles y los propios "hackers", los "hackers" eran de lejos los más misteriosos:
de lejos, los más difíciles de entender, de lejos los más raros.
No sólo son los "hackers" novedosos en sus actividades, también se presentan en una variedad extraña
de subculturas, con una variedad de lenguajes, motivos y valores.
Los primeros proto-hackers fueron probablemente aquellos poco conocidos chicos de los telegramas
que fueron expulsados por la compañía Bell en 1878.
Los "hackers" legítimos, aquellos entusiastas de los ordenadores que tienen una mente independiente
pero que se pierden con las leyes, generalmente trazan sus antecesores espirituales a la élite de las
universidades técnicas, especialmente M.I.T. y Stanford en los sesenta.
Pero las raíces genuinas del moderno hacker underground seguramente se pueden buscar de forma
más exitosa en un tipo de movimiento hippy anarquista particularmente oscuro conocido como los
yippies. Los yippies tomaron su nombre de un partido de ficción el "Youth International Party", que
llevaron a cabo una política escandalosa y surrealista de subversión surrealista y una maldad política
desproporcionada. Sus principios clave eran una promiscuidad sexual flagrante, un uso abierto y copioso
de las drogas, el rechazo político a cualquier detentador de poder con más de treinta año, y un fin
inmediato a la guerra de Vietnam, mediante cualquier medio necesario, incluyendo la levitación psíquica
del Pentágono
Los dos yippies más activos eran Abbie Hoffman y Jerry Rubin. Rubin acabó convirtiéndose en un
broker de Wall Street. Hoffman, buscado ardientemente por las autoridades federales, estuvo escondido
durante siete años en México, Francia y los Estados Unidos. Mientras estaba oculto, Hoffman
continuó escribiendo y publicando, con la ayuda de simpatizantes en el underground americano anarquista
de izquierdas. Durante buena parte de su tiempo, Hoffman sobrevivió gracias a tarjetas de
identidad falsas y trabajos atípicos. Finalmente, se hizo la cirugía facial plástica y adoptó una personalidad
totalmente nueva como "Barry Freed". Después de entregarse a las autoridades en 1980, Hoffman
pasó un año en la prisión por posesión de cocaína.
La visión del mundo de Hoffman se fue haciendo más oscura según se desvanecían los días de gloria
de los sesenta. En 1969, intentó - por lo visto- suicidarse en unas circunstancias extrañas y bastante
sospechosas.
Se dice que Abbie Hoffman ha provocado que el FBI haya amasado el más grande archivo de investigación
abierto a un ciudadano individual americano (Si ello es cierto, sigue siendo cuestionable que el
FBI considerara a Abbie Hoffman como una amenaza pública seria. Seguramente, su fichero es grande
porque Hoffman se convertía en una animada leyenda a dondequiera que fuera). Era un publicista con
talento, y consideraba los medios electrónicos tanto como un patio de juegos como un arma. Le encantaba
participar activamente en manipular la televisión por cable y otros medios hambrientos de imágenes.
Mediante mentiras estrambóticas, rumores alucinantes, suplantaciones de personalidad y otras
siniestras distorsiones - con la garantía de que todas ellas molestarían a la poli, los candidatos presidenciales
y los jueces federales. El libro más famoso de Hoffman era el libro autoreferencialmente conocido
como roba este libro, que divulgaba un conjunto de métodos mediante el que los jóvenes agitadores
hippies sin dinero podrían buscarse la vida en un sistema mantenido por androides sin humor. Roba este
libro, cuyo mismo título urgía a sus lectores a dañar el propio medio de distribución que lo había puesto
en sus manos, podría describirse como el antecesor espiritual de un virus de ordenador.
Hoffman, como muchos otros conspiradores de última hora, hizo extensivo el uso de teléfonos de pago
para su campaña de agitación, en su caso utilizando chapas baratas de metal como monedas falsas.
Durante la guerra del Vietnam, había un impuesto extra sobre el servicio telefónico; Hoffman y sus
cohortes podían - y de hecho lo hacían- argumentar que al robar sistemáticamente servicio telefónico
estaban activamente implicados en desobediencia civil, negando virtuosamente financiar mediante los
impuestos telefónicos una guerra inmoral e ilegal.
Pero este débil velo de decencia cayó rápidamente. Destripar al Sistema encontró su propia justificación
en la profunda alienación y una repugnancia del fuera de ley por los valores convencionales de la
burguesía. Estos principios podrían describirse como "anarquía por conveniencia" y se hicieron muy
populares entre el propio movimiento yippie, y ya que destripar es tan útil, sobrevivió al propio movimiento
yippie.
A principios de los setenta, se requería una experiencia bastante limitada e ingenuidad para hacer
trampa en los teléfonos de pago, obtener electricidad o gas "gratis" o robar en máquinas distribuidoras
o parquímetros para tener algo de líquido. También se necesitaba una conspiración para extender ese
movimiento, y el valor y el nervio para cometer pequeños hurtos, pero los yippies tenían una nota alta
en todo eso. En junio de 1971, Abbie Hoffman y un entusiasta del teléfono conocido sarcásticamente
como "Al Bell" empezaron a publicar un boletín de noticias conocido como Party Line de la Juventud
Internacional. Este boletín estaba dedicado a reunir y divulgar las técnicas yippies de destripar, especialmente
los teléfonos, ante la alegría del underground de espíritu libre y la rabia insensata de la gente
normal.
En tanto que táctica política, el robo de servicio telefónico aseguraba que los defensores de los yippies
siempre tendrían acceso inmediato a las llamadas de larga distancia como medio, a pesar de la falta
crónica de organización, disciplina o dinero de los yippies, por no decir de una dirección fija.
Party Line estaba dirigida desde Greenwich Village durante un par de años, pero entonces "Al Bell"
desertó más o menos de las filas del yippismo y cambió el nombre del boletín por TAP o Technical
Assistance Program. Una vez finalizada la guerra del Vietnam, el vapor empezó a escaparse de la
disidencia americana radical. Pero en aquel entonces "Bell" y más o menos una docena de colaboradores
habituales habían cogido el bit por los cuernos y habían empezado a generar una satisfacción interna
tremenda ante la sensación de puro poder técnico.
Los artículos en TAP , antes altamente politizados, se fueron convirtiendo en una jerigonza técnica, en
homenaje o parodia a los propios documentos técnicos del sistema de Bell, que TAP estudiaba con
detalle, interiorizaba y reproducía sin permiso. La élite de TAP estaba en posesión del conocimiento
técnico necesario para golpear al sistema.
"Al Bell" dejó el juego a finales de los setenta, y lo substituyó "Tom Edison"; los lectores de TAP (entre
todos, unos 1400) en los interruptores del telex y el fenómeno creciente de sistemas de ordenadores.
En 1983, a "Tom Edison" le robaron su ordenador y algún imbécil quemó su casa. Era un golpe mortal
para TAP (aunque ese nombre legendario resucitó en 1990 gracias a un joven informático fuera de la
ley de Kentucky llamado "Predat0r.")
Desde el primer momento en el que los teléfonos empezaron a ser rentables, ha habido gente interesada
en defraudar y robar a las compañías telefónicas. Existen legiones de insignificantes ladrones telefónicos
que superan con creces el número de "phone phreaks" que "exploran el sistema" por el simple
reto intelectual. En el área metropolitana de Nueva York (desde siempre en la vanguardia del crimen en
América) se denuncian unos 1.000 robos al año a cabinas telefónicas, hechos reventando el cajetín de
monedas. Estudiándola con detenimiento, podemos ver una cabina moderna como una pequeña fortaleza,
cuidadosamente diseñada y rediseñada a través de generaciones para enfrentarse a monedas con un
hilo atado, descargas de electricidad, pedazos de hielo con forma de moneda, palancas, imanes, ganzúas,
petardos... Las cabinas públicas han de sobrevivir en mundo lleno de gente hostil y cruel, por lo
que en la defensa personal las cabinas modernas han alcanzado un grado de desarrollo evolutivo similar
al de un cactus.
Debido a que la red telefónica es anterior a las redes de ordenadores, el colectivo formado por los
"phone phreaks" es anterior a los "hackers". En la práctica, hoy en día la línea que separa el "phreaking"
y el hackear está muy difuminada, al igual que la que separa a los teléfonos y los ordenadores. El
sistema telefónico ha pasado a ser digital, y los ordenadores han aprendido a "hablar" a través de las
líneas telefónicas. Y lo que es peor - y ésta era la clave de los argumentos defendidos por Mr. Jenkins,
del Servicio Secreto - algunos hackers han aprendido a robar, y algunos ladrones han aprendido a
hackear.
A pesar de que casi han desaparecido las distinciones, aún se pueden señalar algunos aspectos de
comportamiento que distinguen a los "phreaks" de los "hackers". Los hackers están muy interesados en
el sistema en sí mismo, y disfrutan estando entre máquinas. Los "phreaks" tienen una vertiente más
socializadora, y manipular el sistema es simplemente una manera directa de contactar con otros seres
humanos de una manera rápida y barata.
Los phreaks disfrutan sobre todo con los "bridges" ("puentes"), conferencias telefónicas ilegales de
entre diez y veinte conspiradores charlatanes, de una punta a otra del país, y que duran muchas horas -
a cuenta, por supuesto, de otra persona, preferentemente alguna gran compañía.
A medida que una conferencia de phreaks se va desarrollando, hay gente que la abandona (o simplemente
dejan el teléfono descolgado, mientras se van al trabajo, a clase, a cuidar a los hijos...), y se
llama a más gente para que se incorpore, incluyendo si es posible a gente que viva en otros continentes.
Se intercambian cuestiones técnicas, se fanfarronea con diversas hazañas, se difunden rumores y se
cotillea libremente.
El nivel más bajo de phreaking es el robo de códigos de acceso a teléfonos. Pasar el coste de una
llamada telefónica a la cuenta de otra persona es una manera simple de robar un servicio telefónico, sin
necesidad de grandes conocimientos técnicos. Esta práctica está muy difundida, especialmente entre
gente solitaria sin muchos recursos y que viva lejos de casa. El robo de códigos ha florecido especialmente
en colegios mayores, bases militares, y curiosamente, entre la gente dedicada a transportar y
montar los equipos de grupos musicales en gira. Actualmente, la técnica se ha extendido rápidamente
entre inmigrantes residentes en los Estados Unidos, que evitan el enorme coste de las llamadas de larga
distancia al Caribe, Sudamérica, o Pakistán.
La manera más simple de robar un código telefónico es mirar por encima del hombro de la víctima
cuando introduce su código en una cabina telefónica. Esta técnica, conocida como "colgarse del hombro",
es muy común en aeropuertos y estaciones de tren o autobuses. El ladrón vende el código por
unos pocos dólares. El comprador del código no es ningún experto en ordenadores, pero puede llamar
a su madre a Nueva York, Kingston o Caracas y gastar una gran cantidad de dinero impunemente. Las
pérdidas causadas por esta modalidad tan simple de phreaking son muchísimo mayores que las causas
por los hackers que acceden a un ordenador ajeno.
En la segunda década de los ochenta, hasta la introducción de medidas de seguridad más fuertes en las
telecomunicaciones, el robo de códigos utilizando ordenadores funcionó sin problemas, y fue algo casi
omnipresente en el underground digital formado por phreaks y hackers. Se realizaba probando
aleatoriamente con un ordenador códigos en un teléfono hasta que se daba con uno correcto. Había a
disposición de todo el mundo de este underground programas simples que podían hacer esto; un
ordenador que permaneciera funcionando durante toda la noche podía obtener aproximadamente una
docena de códigos correctos. Este proceso podía repetirse semana a semana hasta que se conseguía
una gran biblioteca de códigos robados.
Hoy en día, puede detectarse y rastrearse en pocas horas el marcado de centenares de números hecho
utilizando un ordenador. También puede rastrearse en pocas horas el uso con demasiada frecuencia de
códigos robados. Pero durante años, en los ochenta, la difusión de códigos robados fue una norma de
etiqueta básica para los hackers novatos. La manera más simple de dejar clara tu "buena fe" era robar
un código utilizando el marcado aleatorio y ofrecerlo a la "comunidad" para que lo usara. Se podía
robar y usar códigos de una manera simple desde el refugio seguro que es el hogar, sin miedo a ser
detectado o castigado.
Antes de que los ordenadores y los módems llegaran masivamente a los hogares americanos, los
phreaks disponían de su propio dispositivo de hardware especial, la famosa "blue box" ("caja azul").
Este dispositivo utilizado para el fraude (hoy en día cada vez menos útil debido a la evolución digital del
sistema telefónico) podía engañar a las centrales de conmutación consiguiendo acceso gratuito a las
líneas de larga distancia. Lo hacía imitando una señal del propio sistema telefónico, un tono de 2600
hertzios.
Steven Jobs y Steve Wozniak, los fundadores de Apple Computer Inc., se dedicaron en su día a
vender "cajas azules" en colegios mayores de California. Para muchos, en los primeros tiempos del
phreaking, el uso de una caja azul era apenas considerado un robo, y más bien como una manera
divertida (si se hacía a escondidas) de utilizar el exceso de capacidad de las líneas sin causar ningún
daño. Después de todo, las líneas de larga distancia estaban ahí... ¿A quién se iba a causar daño realmente?
Si no dañas el sistema, y no están ocupando recursos apreciables, y si nadie se da cuenta de lo
que has hecho, entonces, ¿qué daño estás causando? A fin de cuentas, ¿qué has "robado" exactamente?
Si un árbol cae en el bosque y nadie lo oye caer, ¿qué importancia tiene el ruido? Incluso hoy en día
esta cuestión sigue abierta.
Sin embargo, el uso de "cajas azules" no era una broma para las compañías telefónicas. De hecho,
cuando la revista Ramparts ("Murallas"), una publicación radical de California, lanzó un número en el
que se detallaban los esquemas de circuitos necesarios para construir una "mute box" ("caja muda") en
junio de 1972, la policía y empleados de la compañía telefónica Pacific Bell secuestraron la edición. La
"caja muda", una variante de la "caja azul", permitía al que la usaba recibir llamadas de larga distancia
sin que le costara dinero a la persona que llamaba. Este dispositivo se mostraba con detalle en el
artículo de Ramparts irónicamente titulado "Cómo Regular a la Compañía Telefónica desde Casa". Se
dictaminó que la publicación de dicho artículo era una violación de la sección 2.7 del Código Penal del
Estado de California, que establece como delito la posesión de dispositivos que permitan el fraude en
las comunicaciones y la venta de "planos o instrucciones para construir cualquier tipo de instrumento,
aparato o dispositivo diseñado para evitar pagar los costes de una comunicación telefónica".
Se retiraron o secuestraron números de Ramparts de los quioscos, y las pérdidas de ingresos resultantes
hicieron que la revista quebrara. Éste fue un ominoso precedente en asuntos relacionados con la
libertad de expresión, pero el aplastamiento por parte del sector de telecomunicaciones de una revista
del sector radical pasó desapercibido sin que nadie le plantara cara en aquel momento. Incluso en la
alocada California de los setenta, estaba muy difundido un sentimiento de sacralización hacia lo que
conocía la compañía telefónica; un sentimiento según el cual los telecos tenían el derecho legal y moral
de protegerse a sí mismos interrumpiendo la circulación de dicha información ilegal. La mayoría de la
información sobre telecomunicaciones era tan "especializada" que difícilmente habría resultado comprensible
por cualquier ciudadano honesto. Si no era publicada, nadie la echaría de menos. Publicar
dicha información no parecía ser parte del papel legítimo de la prensa libre.
En 1990, tuvo lugar un ataque también inspirado desde el sector de las telecomunicaciones contra la
revista electrónica Phrack, dedicada al phreaking y el hacking. El caso de Phrack fue un asunto clave
en la Caza de Hackers, y provocó una gran controversia. Al final, Phrack también sería cerrada, al
menos durante un tiempo, pero esta vez tanto los telecos como sus aliados de la policía pagaron un
precio mucho más caro por sus acciones. Examinaremos el caso de Phrack con detalle más adelante.
El phreaking es todavía una práctica social muy activa. Hoy en día, se desarrolla con mucha más fuerza
que el mucho más conocido y temido hacking. Se están extendiendo rápidamente nuevas formas de
phreaking, utilizando nuevos puntos débiles existentes en diversos servicios telefónicos sofisticados.
Los teléfonos móviles son especialmente vulnerables; se puede reprogramar sus chips para que muestren
un identificador falso y conseguir llamar gratis. Hacer esto también evita que la comunicación sea
pinchada por la policía, por lo que el uso ilícito de teléfonos móviles es el favorito entre traficantes de
droga. La venta de llamadas utilizando teléfonos móviles piratas puede hacerse, y se hace, desde el
asiento trasero de un coche, cambiando de una estación repetidora a otra, vendiendo servicios de larga
distancia robados, y moviéndose de un lado a otro, como una loca versión electrónica del camión de
los helados del vecindario.
Se puede entrar en los sistemas telefónicos privados de grandes compañías; los phreaks marcan un
número de una compañía local, entran en su sistema telefónico interno, lo hackean, y usan el sistema
privado de la compañía para hacer llamadas a teléfonos de la red pública, haciendo que sea la compañía
la que reciba la correspondiente factura por llamadas a larga distancia. Esta técnica es conocida
como "diverting" ("distracción"). La técnica de "distracción" puede salir muy cara a la compañía, sobre
todo porque los phreaks tienden a ir en grupos y nunca paran de hablar. Posiblemente el peor resultado
de este tipo de fraude es que las compañías afectadas y los telecos se han reclamado mutuamente la
responsabilidad financiera de las llamadas robadas, enriqueciendo así no sólo a phreaks con pocos
recursos, sino también a abogados muy bien pagados.
También se pueden reventar los sistemas de "correo de voz"; los phreaks pueden hacerse con una
parte de estos sofisticados contestadores electrónicos, y utilizarlos para intercambiar códigos o técnicas
ilegales. Este tipo de fraude no daña a la compañía directamente, pero el encontrarte con cartuchos
supuestamente vacíos del contestador de tu compañía repletos de phreaks charlando y gastándose
bromas unos a otros utilizando un argot incomprensible puede provocar una sensación casi mística de
repulsión y terror.
Aún peor, se sabe que a veces los phreaks han reaccionado violentamente frente a los intentos por
"limpiar" los sistemas de correo de voz. En lugar de aceptar humildemente que han sido expulsados de
su patio de recreo, pueden llamar a los empleados de la compañía al trabajo (o a casa) y reclamar a
voz en grito direcciones de correo de voz gratuitas. Estas intimidaciones son tomadas muy en serio por
sus atemorizadas víctimas.
Los actos de venganza phreak contra personas concretas son raros, pero los sistemas de correo de
voz son tentadores y vulnerables, y una invasión de phreaks enfadados en tu sistema de correo de voz
no es ninguna broma. Pueden borrar mensajes importantes; o curiosear en mensajes privados; o molestar
a los usuarios grabando insultos y obscenidades. En algunos casos, incluso han tomado el control de
la seguridad del sistema de correo de voz y han bloqueado usuarios, o tirado el sistema.
Se puede monitorizar llamadas de teléfonos móviles, teléfonos inalámbricos y teléfonos de servicio
marítimo utilizando diversos sistemas de radio; esta clase de "monitorización pasiva" se está extendiendo
con gran rapidez hoy en día. La interceptación de llamadas hechas con teléfonos móviles e
inalámbricos es el área de mayor crecimiento del phreaking hoy en día. Esta práctica satisface ansias de
poder y proporciona una gratificante sensación de superioridad técnica sobre la víctima. La interceptación
está llena de toda clase de tentadores males. La actividad más común es la simple escucha sin más.
Pero si durante la comunicación se habla de números de tarjetas de crédito, estos números pueden ser
anotados y usados. Y pinchar comunicaciones ajenas (utilizando sistemas activos o monitorización
pasiva por radio) es una vía perfecta para la política sucia o para llevar a cabo actividades como el
chantaje y el espionaje industrial.
Se debería insistir en que el fraude en telecomunicaciones, el robo de servicio telefónico, causa unas
pérdidas mucho mayores que el acceso a ordenadores ajenos. Los hackers suelen ser jóvenes americanos
de raza blanca y sexo masculino que viven en suburbios, y son unos cuantos centenares - pero los
phreaks pertenecen a ambos sexos, proceden de multitud de países, tienen muy diversas edades, y son
miles.
El término "hacker" ha tenido una historia adversa. Este libro, The Hacker Crackdown, tiene poco que
contar sobre "hacking" en su sentido original más sutil. El término puede significar la libre exploración
intelectual del potencial más profundo y más grande de los sistemas informáticos.
El hacking se puede describir como la determinación para hacer el acceso a la información y los
ordenadores tan libre y abierta como sea posible. El hacking puede implicar la convicción más sincera
de que la belleza puede ser hallada en los ordenadores, que la elegante estética de un programa perfecto
puede liberar la mente y el espíritu. Esto es el "hacking" tal y como fue definido en la muy elogiada
historia de Steven Levy sobre los pioneros en el mundo del ordenador, Hackers, publicado en 1984.
Hackers de todas las clases están absolutamente calados con heroicos sentimientos anti-burocráticos.
Los Hackers anhelan el loable reconocimiento de un arquetipo cultural, el equivalente electrónico
posmoderno de un vaquero y el trampero.
Si ellos merecen tal reputación es algo que le toca a la historia decidir. Pero muchos hackers - incluyendo
esos hackers fuera de la ley que son los intrusos de los ordenadores, y cuyas actividades son
definidas como criminales - realmente intentan vivir con esta reputación tecno-vaquera. Y dado que la
electrónica y las telecomunicaciones son aún territorio ampliamente inexplorado, simplemente no hay
quien diga lo que los hackers podrían descubrir.
Para algunos, esta libertad es el primer aliento de oxígeno, la espontaneidad ingeniosa que hace que la
vida merezca la pena y eso abre de golpe las puertas a maravillosas posibilidades y facultades individuales.
Pero para muchas personas - y cada vez más - el hacker es una figura siniestra, un sociópata
inteligente listo para salir repentinamente de su sótano de soledad y atacar las vidas de otras personas
en su propia anárquica conveniencia.
Cualquier forma de poder sin responsabilidad, sin frenos y equilibrios directos y formales, es aterradora
para la gente - y razonablemente por cierto. Francamente debería ser admitido que los hackers son
aterradores, y que la base de este temor no es irracional. El temor a los hackers va más allá del miedo a
las actividades meramente criminales.
La subversión y la manipulación del sistema telefónico es un acto con inquietantes matices políticos. En
América, los ordenadores y los teléfonos son poderosos símbolos de la autoridad organizada y de la
élite de los negocios tecnocrática.
Pero hay un elemento en la cultura Americana que se ha revelado siempre fuertemente contra esos
símbolos; rebelado contra todas las grandes compañías de ordenadores y teléfonos. Una cierta anarquía
matiza hondamente las encantadas almas americanas al causar confusión y dolor a las burocracias,
incluidas las tecnológicas.
A veces hay vandalismo y malicia en esta actitud, pero es una profunda y querida parte del carácter
nacional americano. Los fuera de la ley, los rebeldes, los individuos duros, los exploradores, los pequeños
y fuertes propietarios jeffersonianos, el ciudadano privado resistiendo intromisiones en su búsqueda
de la felicidad - ésas son figuras que todos los americanos reconocen, y que muchos tenazmente aplaudirán
y defenderán.
Muchos ciudadanos escrupulosamente decentes con la ley realizan hoy su trabajo vanguardista con la
electrónica - trabajo que ya ha tenido una tremenda influencia social y que tendrá mucha más en años
venideros. En verdad, esos talentosos, trabajadores, decentes, maduros, adultos son mucho más
perturbadores para la paz y el status quo que cualquier grupo burlador de la ley de románticos chicos
adolescentes punk. Esos hackers decentes tienen el poder, la habilidad, y voluntad de influir en la vida
de otras personas muy impredeciblemente. Tienen medios, motivos, y oportunidad de entrometerse
drásticamente con el orden social americano. Cuando son acorralados en gobiernos, universidades, o
grandes compañías multinacionales, y forzados a seguir reglas y usar traje y corbata, tienen al fin algún
freno convencional en su libertad de acción, pero cuando se les deja solos, o en pequeños grupos,
encendidos por la imaginación y el espíritu empresarial, pueden mover montañas - causando
corrimientos de tierra que probablemente se estrellarán contra tu oficina y cuarto de estar.
Esas personas, como una clase, instintivamente admiten que un ataque público politizado sobre los
hackers finalmente se extenderá hacia ellos - que el término "hacker", una vez demonizado, podría ser
usado para golpear sus manos fuera de las palancas del poder y asfixiarlos hasta estar fuera de existencia
. Hoy en día hay hackers que fiera y públicamente resisten cualquier mancillamiento al noble título de
hacker. De forma natural y comprensible, se ofenden profundamente con el ataque a sus valores implícitos
al usar la palabra "hacker" como un sinónimo de criminal informático.
Este libro, tristemente pero en mi opinión inevitablemente, más bien se suma a la degradación del
término. Tiene que ver en sí mismo más con "hacking" en su definición actual más común, esto es,
intromisión en un sistema informático a escondidas y sin permiso. El término "hacking" se ha usado
rutinariamente hoy en día por casi todos los policías con algún interés profesional en el abuso y el fraude
informático. La policía americana describe casi cualquier crimen cometido con, por, a través, o contra
un ordenador como hacking.
Más importante aún, "hacker" es lo que los asaltantes informáticos eligen para describirse a ellos
mismos. Nadie que asalte un sistema de buena gana se describe a él mismo (raramente a ella misma)
como un "asaltante informático", "intruso informático", "cracker", "wormer", "hacker del lado oscuro" o
"gangster callejero de alta tecnología". Se han inventado algunos otros términos degradantes con la
esperanza de que la prensa y el público dejarán el sentido original de la palabra sola. Pero en realidad
pocas personas usan esos términos. (Excluyo el término "cyberpunk", que usan algunos hacker y gentes
de la ley. El término "cyberpunk" está extraído de la crítica literaria y tiene algunas extrañas e improbables
resonancias, pero, al igual que hacker, cyberpunk también ha llegado a ser un peyorativo criminal
hoy en día.
En cualquier caso, allanar sistemas informáticos era más bien extraño a la tradición hacker original. Los
primeros sistemas poco seguros de los 60 exigían bastante cirugía simplemente para funcionar día a día.
Sus usuarios "invadían" los más profundo, los más arcanos escondrijos de su software operativo por
rutina. La "Seguridad informática" en esos tempranos y primitivos sistemas era en el mejor de los casos
una idea adicional. La seguridad que había, era enteramente física, pues se suponía que quien tuviera
acceso a este caro y arcano hardware debería ser un profesional experto altamente cualificado.
En el entorno de un campus, sin embargo, esto significaba que los estudiantes graduados, asistentes de
enseñanza, estudiantes, y finalmente todos los tipos de marginados y parásitos terminaban accediendo y
a menudo ejecutando programas.
Las universidades, incluso las universidades modernas, no están en el negocio de mantener la seguridad
sobre la información. Por el contrario, las universidades, como instituciones, son antecedentes de la
"economía de la información" desde hace muchos siglos y no son entidades culturales sin ánimo de
lucro, cuya razón de existencia (supuestamente) es descubrir la verdad, codificarla a través de técnicas
de erudición, y luego enseñarla. Las universidades son medios de pasar la antorcha de la civilización, no
sólo bajar datos a los cerebros de los estudiantes, y los valores de la comunidad académica están
fuertemente reñidos con los de los que podrían ser imperios de la información. Los profesores a todos
los niveles, desde el jardín de infancia hacia arriba, han probado ser descarados y persistentes piratas
de software y datos. Las universidades no son meramente "filtros de información" sino que vigorosamente
divulgan pensamientos libres.
Este choque de valores ha estado cargado de controversia. Muchos hackers de los sesenta recuerdan
su aprendizaje profesional como una gran guerra de guerrillas contra el tenso ordenador-central
"sacerdocio de información". Esos jovencitos hambrientos de ordenadores tenían que luchar duro para
acceder al poder de la informática, y muchos no estaban por encima de ciertos, umm, atajos. Pero, con
los años, esta costumbre liberó a la informática de la reserva estéril de los tecnócratas con bata de
laboratorio y fue en gran parte responsable del crecimiento explosivo de la informática en la sociedad
en general - especialmente la informática personal.
El acceso al poder tecnológico tenía un poder irresistible sobre algunos de esos jovencitos. La mayoría
de las técnicas básicas de intrusión por ordenador: rompimiento de palabras clave, trampas, puertas
traseras, caballos de troya - fueron inventadas en ambientes universitarios en los sesenta, en los primeros
días de la informática de redes. Algunas experiencias espontáneas en la intrusión por ordenador
deberían estar en el resumen informal de la mayoría de los "hackers" y muchos gigantes futuros de la
industria. Fuera del débil culto de los entusiastas por los ordenadores, pocas personas pensaron mucho
acerca de las implicaciones del "allanamiento" con ordenadores. Este tipo de actividades no había sido
aún publicado, mucho menos criminalizado.
En los 60, las definiciones de "propiedad" y "privacidad" no se habían extendido aún al ciberespacio.
Los ordenadores no eran aún indispensables para la sociedad. No había enormes bancos de datos de
información vulnerable y propietaria, que pudiera ser accedida, copiada sin permiso, borrada, alterada,
o saboteada. Las oportunidades eran pocas en esos tempranos días - pero crecían cada año,
exponencialmente, a medida que crecían los mismos ordenadores.
En los noventa, las presiones políticas y comerciales han llegado a ser arrolladoras, y rompieron los
límites sociales de la subcultura hacking. El hacking ha llegado a ser demasiado importante para ser
dejado a los hackers. La sociedad estaba ahora forzada a hacer frente a la naturaleza intangible del
ciberespacio como propiedad, el ciberespacio como un estado-irreal que es propiedad privada. En el
nuevo, severo, responsable y fuerte contexto de la "Sociedad de la información" de los noventa, el
"hacking" fue puesto en entredicho.
¿Qué significó introducirse en un ordenador sin permiso y usar su poder computacional, o fisgonear
dentro de sus ficheros sin robar nada? ¿Qué eran estos hacker que se introducían en los ordenadores,
de todas formas - cómo mejor deberían definir la sociedad y la ley sus acciones? ¿Eran solo
navegadores, inofensivos exploradores intelectuales? ¿Eran mirones, fisgones, invasores de la
privacidad? ¿Deberían ser tratados severamente como potenciales agentes de espionaje, o quizás como
espías industriales? ¿ O sería mejor definirlos como intrusos, un delito común entre adolescentes? ¿El
hacking era robo o servicio? (Después de todo, los intrusos obtenían acceso al ordenador de alguien
para ejecutar sus órdenes, sin permiso y sin pagar). ¿Era el hacking un fraude? Seguramente, como
mejor se puede describir es como imitación. El tipo más común de intrusión en ordenadores era (y es)
guindar o fisgonear la palabra clave de alguien, y entrar en el ordenador con la apariencia de otra
persona - a quien normalmente se le carga con las culpas y las facturas.
Quizás una metáfora médica fuera mejor - los hackers deberían ser definidos como "enfermos", como
adictos a los ordenadores incapaces de controlar su irresponsable, comportamiento compulsivo.
Pero esos enjuiciamientos de peso significaron poco para las gentes que en realidad estaban siendo
juzgadas. Desde dentro del mismo mundo underground del hacking, todas esas percepciones parecían
curiosas, obstinadas, estúpidas, o sin sentido. La auto-percepción más importante de los hackers del
underground - desde los sesenta hasta hoy en día - es que ellos son una élite. La lucha del día a día en
el underground no es sobre definiciones sociológicas - ¿a quién le importa? sino de poder, conocimiento,
y estatus entre los de tu mismo nivel.
Cuando eres un hacker, son tus propias convicciones internas de tu estatus de élite las que te capacitan
para romper, o digamos "exceder", las reglas. No es que todas las reglas sean abandonadas. Habitualmente
las reglas rotas por los hackers no son reglas importantes - las reglas de los imbéciles avariciosos
burócratas de las compañías de telecomunicaciones y de la estúpida plaga de los gobernantes. Los
hackers tienen sus propias reglas, que separan el comportamiento que es cojonudo y de élite del comportamiento
de rata, estúpido y de perdedor. Sin embargo, esas "reglas", más bien no están escritas,
están forzadas por presiones del nivel y sentimientos tribales. Como todas las reglas que dependen de
convicciones no expresadas que los demás son todos unos buenos chavales, esas reglas son susceptibles
de abuso. Los mecanismos de presión que ejercen los compañeros del hacker, "teleprocesos" y el
ostracismo, raramente son usados y raramente funcionan. Calumniosas puñaladas por la espalda,
amenazas, y acoso electrónico también son ampliamente usadas en las decadentes disputas de los
intrahacker, pero raramente esto fuerza al rival a dejar la escena enteramente. La única solución real
para el problema de un hacker completamente perdedor, traidor y rata es entregarlo a la policía. A
diferencia de la Mafia o el Cártel de Medellín, la élite del hacker simplemente no puede ejecutar al
soplón, rastrero y alborotador en medio de sus filas, de modo que los entregan con asombrosa frecuencia.
No hay tradición de silencio u omertá en los bajos fondos del hacker. Los hackers pueden ser tímidos,
incluso reclusivos, pero cuando hablan, los hackers tienden a fanfarronear, ostentar y pavonearse. Casi
cualquier cosa que los hackers hacen es invisible; si no fanfarronean, ostentan o se pavonean de ello,
nadie lo sabrá. Si no tienen nada de lo que fanfarronear, ostentar o pavonearte, entonces nadie en el
underground te reconocerá y te favorecerá con importantes cooperaciones y respeto.
La manera de ganar una sólida reputación en el underground es contarle a otros hackers cosas que
solo han podido ser aprendidas con una cautela y astucia excepcional. Sin embargo, el conocimiento
prohibido es la moneda básica del underground digital, como las conchas entre los Isleños de Trobiand.
Los hackers acumulan su conocimiento, y se explayan en él obsesivamente, y lo refinan, y regatean con
él, y hablan y hablan sobre él. Muchos hackers incluso sufren de una extraña obsesión por enseñar -
extender el carácter y el conocimiento del underground digital. Harán esto incluso cuando no les reporte
ventaja alguna y represente un serio riesgo personal.
Y cuando el riesgo les alcance, van directos a la enseñanza y la predicación - esta vez a una nueva
audiencia, sus interrogadores los policías. Casi todos los hackers arrestados cuentan todo lo que saben
- todo sobre sus amigos, sus mentores, sus discípulos - leyendas, amenazas, historias de horror, rumores
de calamidades, chismes, alucinaciones. Por supuesto, esto es conveniente para los policías -
excepto cuando el policía empieza a creer en el hacker legendario.
Los phreaks del teléfono son únicos entre los criminales en su buena voluntad de llamar la atención de
los policías - en la oficina, en sus casas - y darles un buen repaso de lo que piensan. Es difícil no interpretar
esto como una súplica para que los arresten, y de hecho es un acto de una increíble temeridad.
La policía está naturalmente irritada por los actos de estos caraduras y se pondrán en camino para
arrestar a esos ostentosos idiotas. Pero también puede ser interpretado como el producto de una
visión-mundial tan elitista, tan cerrada y hermética, que la policía electrónica no es percibida como
"policía", sino más bien como enemigos de los phreaks del teléfono quienes deberían ser reprendidos y
comportarse "decentemente".
Los hackers en su más grandilocuencia se perciben a sí mismos como una élite de exploradores de un
nuevo mundo electrónico. Los intentos para hacer que obedezcan las leyes democráticamente establecidas
de la sociedad americana contemporánea son vistas como persecución y represión. Después de
todo, argumentan, si Alexander Graham Bell hubiera seguido con las reglas de la compañía de telégrafos
Western Union, no habría habido teléfonos. Si Jobs y Wozniak hubieran creído que IBM era lo que
hay-que-tener y lo-último-para-todos, no hubiera habido ordenadores personales. Si Benjamin Franklin
y Thomas Jefferson hubieran intentado "trabajar dentro del sistema" no hubiera habido Estados Unidos.
Confidencialmente los hacker no solamente creen esto como un objeto de fe, sino que han sido conocidos
como escritores de ardientes manifiestos sobre ello. Aquí hay algunos extractos de un manifiesto
hacker especialmente expresivo: "The TechnoRevolution" de "Dr. Crash", que apareció en formato
electrónico en Prack Volumen 1, Número 6, Phile 3.
"Para explicar completamente los verdaderos motivos detrás del hacking, debemos primero echar un
rápido vistazo al pasado. En los sesenta, un grupo de estudiantes del MIT construyó el primer sistema
informático moderno. Este grupo salvaje de jóvenes rebeldes fueron los primeros en llevar el nombre
de 'hackers'. Los sistemas que desarrollaron fueron pensados para ser usados para solucionar problemas
mundiales y beneficiar a toda la humanidad".
"Como podemos ver, éste no ha sido el caso. Los sistemas informáticos solamente han estado en las
manos de las grandes empresas y el gobierno. El dispositivo maravilloso que pretendía enriquecer las
vidas se ha transformado en un arma que deshumaniza a las gentes. Para el gobierno y las grandes
empresas, las personas no son más que espacio de disco, y el gobierno no usa ordenadores para
disponer ayudas para los necesitados, sino para controlar armas nucleares de muerte. El Americano
medio solo tiene acceso a un microordenador que solo merece la pena en una fracción de lo que pagó
por él. Las empresas mantienen el auténtico equipo más moderno apartado de la gente detrás de un
muro de acero de burocracia y precios increíblemente altos. Es debido a este estado de las cosas que
nació el hacking. (...)
"Por supuesto, el gobierno no quiere el monopolio de la tecnología se pierda, de modo que declaran
ilegal el hacking y arrestan a cualquiera que sea cogido. (...) La compañía telefónica es otro ejemplo de
abuso de tecnología y se mantuvo fuera del alcance de las gentes con precios altos. (...)
"Los hackers encuentran a menudo que sus equipos actuales, debido a las maniobras monopolísticas
de las empresas de ordenadores, son ineficientes para sus propósitos. Debido a los precios tan
desorbitados, es imposible adquirir legalmente el equipo necesario. Más aún, esta necesidad ha creado
otro segmento para la lucha: el Credit Carding. El Carding es una forma de obtener los bienes necesarios
sin pagar por ellos.
De nuevo, es debido a la estupidez de las empresas el que el carding sea tan fácil, y demuestra que el
mundo de los negocios está en manos de esos con considerablemente menos conocimiento técnico de
cómo hacer las cosas2 que nosotros, los hackers. (...)
"El hacking debe continuar. Debemos preparar a los recién llegados en el arte del hacking. (...) Y, en
cualquier cosa que hagas, continuar con la lucha. Tanto si sabes como si no, si eres un hacker, eres un
revolucionario. No te preocupes, estás en el lado correcto."
La defensa del "carding" es rara. La mayoría de los hackers considera el robo de tarjetas de crédito
como "veneno" para el underground, una tentativa inmoral y asquerosa, peor aún, es duro salir impune.
Sin embargo, manifiestos abogando por el robo de tarjetas de crédito, el "crashing" deliberado de
sistemas informáticos, e incluso actos de violencia física destructiva como vandalismo e incendios
existen en el underground. Esos alardes y amenazas son tenidos muy en cuenta por la policía. Y no
todos los hackers son un abstracto, platónico novato de los ordenadores. Unos cuantos son bastante
expertos en la apertura de cerraduras, robar camiones de la telefónica (3), y allanamiento de moradas.
Los hackers se diferencian en su grado de odio a la autoridad y la violencia de su retórica. Pero, en el
fondo, son unos burladores de la ley. No respetan las actuales leyes del comportamiento electrónico
como esfuerzos respetables para preservar la ley y el orden y proteger la salud pública. Consideran
esas leyes como las tentativas inmorales de desalmadas sociedades anónimas para proteger sus márgenes
de beneficio y aplastar disidentes.
La gente "estúpida", incluyendo a policías, hombres de negocios, políticos, y periodistas, simplemente
no tienen derecho a juzgar las acciones de esos poseídos de genio, de metas tecno-revolucionarias, y
conocimientos técnicos.
Normalmente, los hackers son adolescentes y estudiantes universitarios que no han de trabajar para
vivir. Normalmente provienen de ambientes de clase media y media-alta, y son claramente anti-materialista
(salvo que hablemos de equipo informático, claro está). Cualquiera que esté motivado por avaricia
de mero dinero (opuesto a la avaricia de poder, conocimiento y estatus) es rápidamente descrito como
un cabeza hueca cuyos intereses no pueden ser sino corruptos. Al haber crecido en los setenta y los
ochenta, estos jóvenes bohemios del underground digital consideraban a la sociedad normal como
hundida en la corrupción plutócrata, en la que todo el mundo, del presidente para abajo, están en venta
y quienquiera que tenga el oro es el que decide las reglas.
(3) Literalmente "phone-trunks".
Curiosamente, hay una imagen distorsionada en el espejo de feria de esta actitud al otro lado del
conflicto. La policía también es uno de los grupos más marcadamente antimaterialista de la sociedad
americana, motivada no por el mero dinero sino por ideales de servicio, justicia, camaradería y, desde
luego, su propia rama especializada de conocimiento y poder. Es remarcable que la guerra propagandística
entre la policía y los hackers siempre implique airadas alegaciones de que el otro lado está
intentando conseguir algo de dinero fácil. Los hackers siempre filtran de forma consistente que los
fiscales anti-phreak intentan encontrar trabajos mejores como abogados de los telecos y que la policía
contra el crimen informático quien después reconvertirse en muy bien pagados consultores de seguridad
en el sector privado.
Por lo que hace referencia al otro lado, la policía siempre compara los crímenes de hackers con robar
cabinas telefónicas mediante palancas. Las alegaciones de "pérdidas monetarias" ante intrusiones en
ordenadores están notablemente infladas. El acto de copiar ilícitamente un documento de un ordenador
se equipara moralmente a robar directamente a las compañías unos -pongamos- medio millón de
dólares. El intruso informático adolescente en posesión de este documento "propietario" que ciertamente
no ha sido vendido por tal suma, no tiene ni idea de donde podría venderlo y es bastante probable
que no entienda lo que tiene. No ha conseguido ni un centavo por esta felonía pero se le sigue comparando
moralmente con un ladrón que ha robado el cepillo de la iglesia y se ha fugado a Brasil.
La policía quiere creer que todos los hackers son ladrones. Es una acción tortuosa y casi insoportable
por parte del sistema judicial americano poner a la gente en la cárcel simplemente porque quieren
aprender cosas que les esta prohibido saber. En un contexto americano, casi cualquier pretexto para el
castigo es mejor que meter a la gente en la cárcel para proteger ciertos tipos restringidos de información.
De todas formas controlar la información es una parte y una parcela de la lucha contra los
hackers.
Este dilema estaba muy bien ejemplificado por las remarcables actividades de "Emmanuel Goldstein",
editor de una revista impresa conocida como 2600: hacker quatrimestral. Goldstein se había licenciado
en la universidad de Long Island, en Nueva York en los setenta, y allí se metió e la estación de radio de
la universidad. Su creciente interés por la electrónica hizo que se desplazara a los círculos yippies de
TAP y de ahí al underground digital, donde se convirtió, según su propia confesión, en una techno-rata.
Su revista publica técnicas de intrusión en ordenadores y "exploración" telefónica así como denuncias
de malas actuaciones por parte de los telecos y fracasos gubernamentales.
Goldstein vive plácidamente y de forma muy privada en una grande y vapuleada mansión victoriana en
Setauket, Nueva York. Esta casa costera está decorada con objetos de teleco, conglomerados de
restos traídos por la marea y los típicos cacharretes del lugar de descanso de un hippie. No está casado
y sobrevive a base de comida precocinada y relleno de pavo comido directamente de la bolsa.
Goldstein es una persona con un encanto considerable, con un habla muy fluida, una sonrisa breve pero
desarmante y una integridad a prueba de bomba que la policía electrónica de América encuentra genuinamente
alarmante.
Goldstein tomó su nombre -de-plume o seudónimo de un personaje 1984 de Orwell, lo cual puede
considerarse, correctamente, como un síntoma de la gravedad de su visión sociopolítica del mundo. El
no practica la intrusión en ordenadores, aunque defiende de forma vigorosa que esas acciones, especialmente
cuando se efectúan en contra de grandes corporaciones o agencias gubernamentales. Tampoco
es un ladrón, pues desaprueba el mero robo de servicio telefónico, en favor de "explorar y manipular
el sistema". La mejor forma de describirlo y comprenderlo es como un disidente.
Extrañamente, Goldstein vive en una América moderna bajo condiciones muy similares a las de los
antiguos disidentes intelectuales de los países del Este de Europa. En otras palabras, está casado con
un sistema de valores que está profunda e irrevocablemente opuesto al sistema de aquellos que están en
el poder, así como la policía. Los valores de 2600 se expresan generalmente en términos irónicos,
sarcásticos, paradójicos o simplemente confusos, pero no hay confusión por lo que hace a su tono antiautoritario.
2600 mantiene que el poder técnico y el conocimiento especializado, sea del tipo que sea,
pertenece por derecho a aquellos individuos suficientemente valientes y atrevidos como para descubrirlo,
por cualquier medio que sea necesario. Aparatos, leyes o sistemas que prohiban el acceso y la libre
distribución del conocimiento son provocaciones que cualquier hacker que se respete a sí mismo
debería atacar sin dudar. La "privacidad" de los gobiernos, corporaciones y otras organizaciones
tecnocráticas no deberían estar protegidas a expensas de la libertad y las iniciativas libertarias de la
tecno-rata individual.
Sin embargo, en nuestro mundo cotidiano contemporáneo, tanto los gobiernos como las corporaciones
están realmente ansiosas de controlar la información que es secreta, propietaria, restringida, confidencial,
protegida con copyright, patentada, peligrosa, ilegal, no ética, embarazosa o sensitiva de cualquier
otra forma. Ello convierte a Goldstein en una persona non-grata y a su filosofía en una amenaza.
Muy poco de la vida diaria de Goldstein podría sorprender a Vaclav Havel -por poner un ejemplo.
(Observemos, de pasada, que una vez la policía checoslovaca confiscó su procesador de texto a
Vaclav Havel). Goldstein vive como en un samizdat, actuando de forma semi-abierta como un centro de
datos para el underground, mientras reta a los poderes de todo tipo a vivir según sus propias normas:
libertad de expresión y la primera enmienda.
Goldstein cumple a rajatabla su papel de techno-rata, con unos aretes que le llegan hasta los hombros
y una gorra negra de pirata inclinada sobre su cabeza. A menudo se aparece como el fantasma de
Banquo en encuentros de profesionales de la informática, donde presta atención de forma relajada, con
una media sonrisa y tomando muchas notas.
Los profesionales de la informática acostumbran a encontrarse de forma pública, y les resulta muy
difícil librarse de Goldstein sin llevar a cabo acciones extralegales e inconstitucionales. Muchos de sus
simpatizantes son gente responsable, con trabajos de responsabilidad, y admiran a Goldstein por su
actitud y, de forma soterrada, le pasan información. Un número desconocido seguramente grande de
los más de 2000 lectores de Goldstein son profesionales de la seguridad para los telecos, así como la
policía, que está obligada a subscribirse a 2600 para estar enterados de lo último en hacking. Así
descubren que están pagando el sueldo de este tipo mientras les rechinan los dientes de angustia, una
situación que habría encantado a Abbie Hoffman (uno de los pocos ídolos de Goldstein).
Goldstein es seguramente el representante público más conocido del underground hacker de hoy, y sin
duda es el más odiado. La policía lo considera un Fagin, un corruptor de menores, y hablan de él con
una repugnancia nada disimulada. Es una verdadera mosca cojonera.
Tras la caída del sistema el día de Martin Luther King Day Crash en 1990, Goldstein se dedicó a
poner sal en la herida desde las páginas de 2600. "Pues sí, ha sido algo divertido para los phone
phreakers ver como la red se derrumbaba", admitía de forma despreocupada. "Pero también es un
signo ominoso de lo que está por venir... Algunos tipos de AT&T, ayudados por unos medios bien
intencionados, pero ignorantes, estuvieron extendiendo la idea de que muchas compañías tienen el
mismo software y por tanto podrían enfrentarse con el mismo problema algún día. Eso es un error. Se
trata de una deficiencia exclusiva de AT&T. Desde luego, otras compañías podrían enfrentarse ante
problemas enteramente diferentes con el software, pero claro, eso también le podría pasar a AT&T.
Después de una discusión técnica de los fallos de sistema, la techno-rata de Long Island, empezó a
presentar una crítica devastadora de los cientos de ingenieros cualificados de la gigantesca multinacional.
"Lo que no entendemos es cómo una fuerza de gran importancia en las telecomunicaciones como
AT&T ha podido ser tan descuidada. ¿Qué ha pasado con las copias de seguridad? Desde luego, los
sistemas se caen de tanto en cuanto, pero la gente que hace llamadas telefónicas no es la misma que se
conecta a ordenadores. Tenemos que hacer esa distinción. No es aceptable para el sistema telefónico o
para cualquier otro servicio esencial que se caiga. Si continuamos confiando en la tecnología sin entenderla,
podemos prever muchas variaciones sobre este tema.
"AT&T debe a sus clientes que estén preparados para cambiar instantáneamente a otra red si empieza
a suceder algo extraño e impredecible. La noticia no es la caída de un programa de ordenador, sino el
fallo de toda la estructura de AT&T".
La misma idea de esta... persona... ofreciendo sus "consejos" acera de "toda la estructura de AT&T"
es más que lo que mucha gente estaría dispuesta a soportar. ¿Cómo se atreve este quasi-criminal a
dictar qué es y qué no es un comportamiento "aceptable" de AT&T? Sobre todo cuando está publicando,
en el mismo número, unos diagramas bastante detallados acerca de cómo crear diversos tonos de
señal para cambiar de red que no son de dominio público.
"Mira lo que pasa cuando dejas caer un par de tonos desde una "caja plateada" en tu sistema de
llamada local o través de diferentes portadores de servicio a larga distancia" recomienda el articulista de
2600 Mr. Upsetter (4) en "Cómo construir una caja de señales". "Si experimentas de forma sistemática
y mantienes un registro de todo lo que pasa, seguramente descubrirás algo interesante".
Desde luego, se trata del método científico, normalmente considerado como una actividad digna de
encomio y una de las flores de la civilización moderna. Uno puede realmente aprender mucho con este
tipo de actividad intelectual estructurada. Los empleados en telecos consideran este modo de "exploración"
similar a meter cartuchos de dinamita en un estanque para ver qué seres vivos hay al fondo.
2600 se viene publicando de forma continuada desde 1984. También dispone de una BBS, camisetas
estampadas de 2600, llamadas de fax... El número de primavera de 1991 contenía un anuncio interesante
en la página 45: "Acabamos de descubrir un conjunto extra de cables enganchados a nuestra línea
de fax, dirigidos a un poste (Así pues, les habían pinchado las líneas). Los faxes que nos enviéis podrían
ser monitorizados".
En la visión del mundo de 2600 el pequeño grupo de hermanos techno-ratas (rara vez hermanas) son
la vanguardia de los verdaderamente libres y honestos. El resto del mundo es un maestro de crimen
corporativo y corrupción gubernamental de alto nivel, rebajada ocasionalmente con ignorancia bienintencionada.
Leer unos cuantos números de una tirada es entrar en una pesadilla similar a la de
Solzhenitsyn's, aunque rebajada por el hecho de que 2600 es muy divertida.
Goldstein no se convirtió en un objetivo de la Caza de Hackers, aunque protestó sonadamente,
elocuentemente y públicamente acerca de ello, y ello permitió que su fama subiera muchos puntos.
(4) Es decir, "el señor molestador".
No es que no se le considerara peligroso, pues sí que se le consideraba. Goldstein se había llevado
unos cuantos arañazos en su lucha con la ley en el pasado: en 1985 un ordenador con una BBS de
2600 fue secuestrado por el FBI, y una parte del software que contenía fue declarado como "un instrumento
de robo en la forma de programa de ordenador". Pero Goldstein escapó de la represión directa
en 1990, pues su revista esta impresa en papel, y por tanto sujeta a la libertad constitucional de la
protección a la prensa. Tal y como sucedió en el caso de Ramparts, eso no es una garantía absoluta.
Así y todo, desde una perspectiva práctica, cerrar 2600 mediante una orden judicial crearía tanto jaleo
legal que sería simplemente imposible llevarlo a cabo, al menos en el presente.
Así pues, la Caza de 1990 tendría como objetivos la versión computerizada de los datos robados. La
propia caza, en primer y en mayor grado, se ocupaba de sistemas de tablón de anuncios. Conocidos
corrientemente con el acrónimo feo y no pluralizable de BBS, estos sistemas son la sangre del
underground digital. Las BBS también son centrales en las tácticas policiales y la estrategia en la caza
de hackers.
Una BBS puede definirse formalmente como un ordenador que sirve como centro de información y
mensajes para usuarios que se conectan desde las líneas telefónicas mediante módems. Un "módem", o
modulador-demodulador, es un aparato que traduce los impulsos digitales de los ordenadores en
señales analógicas audibles de un teléfono, y viceversa. Los módems conectan a los ordenadores con
los teléfonos y así pueden conectarse los unos con los otros.
Los grandes ordenadores o "mainframe" han estado conectados entre sí desde los sesenta, pero los
ordenadores personales , dirigidos por individuos desde sus casas, empezaron a conectarse a finales de
los setenta. La BBS creada por Ward Cristensen y Randy Suess en febrero de 1978 en Chigaco
(Illinois) se considera generalmente como la primera BBS para ordenadores personales que realmente
mereciera el nombre.
Las BBS se implementan en máquinas muy diferentes, utilizando software también muy diferentes. Las
primeras BBS eran muy rudas y llenas de errores y sus administradores conocidos como "operadores
de sistema" o "sysops" eran expertos técnicos que trabajaban duro y escribían su propio software. Pero
como casi cualquier cosa en el mundo de la electrónica, las BBS se hicieron más rápidas, más baratas,
mejor diseñadas y, en general mucho más sofisticadas durante los años ochenta. También empezaron a
abandonar el regazo de los pioneros para ir con el público en general. En 1985 debería haber alrededor
de 4000 BBS en América. En 1990 se calcula que, vagamente, debían haber unos 30000 en los Estados
Unidos, y con un número desconocido al otro lado del océano.
Las BBS son actividades no reguladas. Poner en marcha una es dicho y hecho. Cualquiera con una
computadora, un módem y una línea telefónica puede empezar una BBS. Con un equipo de segunda
mano y software de dominio público, el precio de una BBS puede ser muy pequeño, menos de lo que
costaría publicar una revista o un panfleto decente.
Las BBS no son "prensas". No son revistas, ni bibliotecas, ni teléfonos, ni radios CB ni los tradicionales
tablones de anuncios en la lavandería local, aunque tienen algunos parecidos con estas formas de
comunicación. Las BBS son un nuevo medio, quizás hasta sean un gran número de nuevos medios.
Consideremos estas características únicas: las BBS son baratas y, sin embargo, puede tener un alcance
nacional, incluso global. Se puede tener acceso a una BBS desde cualquier parte de la red telefónica,
sin ningún coste para la persona que mantiene la BBS -el que llama paga la cuenta telefónica, y si el que
llama es local, la llamada es gratis.(5) Las BBS no implican una élite editorial dirigiéndose a una audiencia
masiva. El "sysop" de una BBS no es un editor exclusivo, está manteniendo una tertulia electrónica,
en la que los individuos pueden dirigirse al público en general, y también intercambiar correo privado
con otros individuos. La "conversación" e las BBS, aunque es fluida, rápida y altamente interactiva, no
es hablada, sino escrita. También es relativamente anónima: a veces completamente.
Y cómo que las BBS son baratas y ubicuas, las regulaciones y las licencias son prácticamente
inaplicables. Sería más fácil "regular", "inspeccionar" y "licenciar" el contenido de nuestro correo privado
- ya que el sistema de correos está dirigido por el gobierno. Las BBS están operadas por individuos,
de forma independiente, a su propio albur.
Para el operador de sistema, el coste de la operación no es el principal factor limitador. Una vez se ha
hecho la inversión en una computadora y un módem, el único coste estable es mantener la línea telefónica
(o más de una).
Los principales límites para los operadores de sistemas son tiempo y energía. Las BBS requieren
mantenimiento. Normalmente, hay que "validar" a los nuevos usuarios; hay que darles contraseñas, y
telefonearlos a casa, para determinar su identidad. También hay muchos usuarios repelentes y agresivos,
a los que hay que hacer callar o purgar. Los mensajes que van proliferando hay que borrarlos
según se van volviendo anticuados, de forma que no se acabe consumiendo toda la capacidad del
sistema. Y los programas de ordenador (si es que se mantienen en la BBS) se han de examinar a la
búsqueda de posibles virus informáticos. Si hay que pagar para usar la BBS (algo cada vez más común,
sobre todo en los sistemas más grandes y chulos), entonces hay que mantener una contabilidad y hay
que cobrar a los usuarios. Y cuando la BBS cae - algo muy común- hay que hacer reparaciones.
Las BBS pueden distinguirse por la cantidad de esfuerzo utilizado en regularlas. Primero tenemos la
BBS completamente abierta, aquella cuyo operador de sistema se dedica a tomar y ver repeticiones de
series televisivas mientras sus usuarios van degenerando con el tiempo en una anarquía total hasta el
silencio final. En segundo lugar viene la BBS supervisada, en la que el operador de sistema aparece de
vez en cuando para poner un poco de orden, calmar las peleas, lanzar anuncios y librar a la comunidad
de repelentes y de buscaproblemas. En tercer lugar está la BBS altamente supervisada, en la que se
pide una y otra vez un comportamiento adulto y responsable, y donde se editan aquellos mensajes que
se consideran ofensivos, impertinente, ilegales o irrelevantes. Y finalmente viene la "publicación electrónica"
completamente editada, que se presenta ante una audiencia silenciosa a la que no se la permite
responder de ninguna forma.
Las BBS también se pueden agrupar por su grado de anonimato. Está la BBS completamente anónima,
donde todo el mundo usa seudónimos --"nicks"-- y ni siquiera el operador de sistema conoce la
identidad real de los usuarios.
En segundo lugar, y de forma mucho más común, está la BBS en la que el operador de sistema sabe (o
cree que sabe los verdaderos nombres y direcciones de todos los usuarios, pero los usuarios no saben
los nombres de los demás y quizás ni el del operador de sistema. En tercer lugar está la BBS en la que
todo el mundo usa sus nombres reales y el actuar como otra persona o los seudónimos están prohibidos.
(5) Recordemos que en Estados Unidos existe tarifa plana, de forma que las llamadas locales resultan
gratis.
Las BBS también se pueden agrupar por su inmediatez. "Las líneas de chat" son BBS que conectan
varios usuarios a la vez a través de diferentes líneas telefónicas de forma simultánea, de manera que los
usuarios pueden intercambiarse mensajes en el mismo momento en que teclean (muchas BBS tienen
capacidad de "chat" entre sus servicios). Las BBS menos inmediatas, quizás con una sola línea telefónica,
almacena los mensajes de forma serial, uno a la vez. Y algunas BBS están solo abiertas en las horas
de oficina o los fines de semana, con lo que la respuesta se ralentiza mucho. Una red de BBS, como
"Fidonet" puede transmitir correo electrónico de BBS en BBS, de continente a continente, a través de
enormes distancias, pero a la velocidad de un caracol, así que un mensaje puede tardar varios días en
alcanzar su objetivo y provocar una réplica.
Las BBS pueden agruparse también por su grado de comunidad. Algunas BBS enfatizan el intercambio
de correo electrónico privado, de persona a persona. Otras enfatizan los envíos públicos e incluso
purgan aquellas personas que "acechan", limitándose a leer mensajes pero negándose a participar
activamente. Algunas BBS son íntimas y vecinales. Otras son glaciales y altamente técnicas. Algunas son
poco más que vertederos de almacenamiento de software, donde los usuarios "suben" y "bajan" programas,
pero prácticamente no interactúan
Las BBS pueden agruparse por la facilidad de acceso. Algunas BBS son completamente públicas.
Otras son privadas y restringidas a amigos personales del operador de sistema. Algunas BBS dividen a
los usuarios por estatus. En estas BBS, algunos usuarios, sobre todo los principiantes, extraños o niños
quedarán restringidos a los temas generales, y quizás se les prohiba enviar mensajes.
Los usuarios con trato de favor, sin embargo, se les garantiza la habilidad de enviar mensajes según les
apetezca, y a estar "conectados" todo el tiempo que quieran, incluso si impiden la conexión a otras
personas que intentan acceder.
Los usuarios de alto standing pueden tender acceso a áreas secretas de la BBS, como pueden ser
temas crípticos, discusiones privadas y/o software valioso. Los usuarios con trato de favor pueden
llegar a convertirse en "operadores de sistema remotos", con la capacidad de tomar el control remoto
de la BBS mediante su ordenador personal. A menudo, los "operadores de sistema remotos" acaban
haciendo todo el trabajo, teniendo el control formal de la BBS, a pesar de estar físicamente situada en
la casa de otro. A veces, diversos co-operadores de sistema comparten el poder.
Y las BBS también se pueden agrupar por tamaño. Redes comerciales nacionales como CompuServe,
Delphi, GEnie y Prodigy, se ejecutan en mainframes y generalmente no se consideran "BBS", aunque
tengan muchas de sus características, como puede ser el correo electrónico, temas de discusión, bibliotecas
de software, y problemas persistentes y crecientes con cuestiones de derechos civiles. Algunas
BBS privadas tienen hasta treinta líneas telefónicas y un hardware bastante sofisticadas, y también
tenemos BBS diminutas.
Las BBS pueden variar en popularidad. Algunas BBS son enormes y están abarrotadas, en ellas los
usuarios han de enfrentarse continuamente con una señal constante de "comunicando". Otras son
enormes y están vacías; hay pocas cosas más tristes que una BBS floreciente en la que ya nadie envía
mensajes, y las conversaciones muertas de usuarios desaparecidos languidecen recogiendo polvo
digital. Algunas BBS son pequeñas e íntimas, sus números telefónicos se mantienen secretos a propósito
de forma que sólo un número pequeño de personas se puedan conectar.
Y algunas BBS son underground.
Las BBSs pueden ser misteriosas entidades. Puede llegar a ser difícil diferenciar las conspiraciones de
las actividades de sus usuarios. Algunas veces llegan a ser una conspiración. Las BBSs han albergado,
o han sido acusadas de albergar, a todo tipo de grupos marginales y han apoyado, o han sido acusadas
de apoyar, todo tipo de actividades dudosas, de mala fama, radicales o criminales. Existen BBSs
satánicas. BBSs nazis. BBSs pornográficas. BBSs de pedófilos. BBSs que comercian con drogas.
BBSs anarquistas. BBSs comunistas. BBSs gays y lesbianas (estas existen en gran profusión, algunas
de ellas bien establecidas). BBSs religiosas. BBSs evangélicas. BBSs que practican brujería, de
hippies, punkies, de chavales que hacen skateboard. BBSs de creyentes en los ovnis. De seguro habrá
BBSs de asesinos en serie, terroristas aéreos y asesinos profesionales. No se pueden contar. Las BBSs
aparecen, florecen y desaparecen en grandes cantidades en la mayoría de los rincones del mundo
desarrollado. Aparentemente inocuas, las BBSs públicas pueden, y a veces lo hacen, albergar áreas
secretas conocidas solo por unos pocos. Incluso en los extendidos servicios públicos comerciales, el
correo es privado - y posiblemente con contenidos criminales.
Las BBSs cubren la mayoría de temas imaginables y alguno que es incluso difícil de imaginar. Abarcan
un vasto espectro de actividades sociales. Sin embargo, todos los miembros de una BBS tienen algo en
común: la posesión de ordenadores y teléfonos. Naturalmente, ordenadores y teléfonos son temas de
conversación en casi cualquier BBS.
Y los hackers y phreakers, esos devotos de los ordenadores y los teléfonos, viven por las BBSs. Se
arremolinan y reproducen en torno a ellas. A finales de los ochenta, los grupos de phreakers y hackers,
unidos en BBSs, han proliferado fantásticamente.
Como evidencia de esto, lo que aquí sigue es una lista de grupos de hackers recopilada por los editores
de la revista Phrack el 8 de agosto de 1988.
La Administración (The Administration). Telecomunicaciones Avanzadas
Inc. (Advanced Telecommunications, Inc.) ALIAS. Los Viajeros del Tono Americano (American Tone
Travelers). Anarquía Inc. (Anarchy Inc.) Apple Mafia. La Asociación (The Association.) Gremio de
Piratas del Atlántico (Atlantic Pirates Guild.) Los Jodidos de Mal Asiento (Bad Ass Mother Fuckers.)
Bellcore. Fuerza Bell Shock (Bell Shock Force.) La Bolsa Negra (Black Bag.) Camorra. C&M
Productions. Católicos Anónimos (Catholics Anonymous.) Caos Computer Club (Chaos Computer
Club.) Los Ejecutivos (Chief Executive Officers.) El Círculo de la Muerte (Circle Of Death.) El Círculo
de Deneb (Circle Of Deneb.) Club X. Coalición de Piratas de Alta Tecnología (Coalition of Hi-Tech
Pirates.) De Costa a Costa (Coast-To-Coast.) Informática Corrupta (Corrupt Computing.) El Culto a
la Vaca Muerta (Cult Of The Dead Cow.) Venganzas a Medida (Custom Retaliations.) Daño, Inc.
(Damage Inc.) D&B Communications. La banda Dange (The Dange Gang.) Cazadores Dec (Dec
Hunters.) La Banda Digital (Digital Gang.) DPAK. Alianza del Este (Eastern Alliance.) Gremio de
Hackers de Elite (The Elite Hackers Guild.) Club de Hackers y Phreakers de Elite (Elite Phreakers and
Hackers Club.) La Sociedad de Elite de America (The Elite Society Of America.) EPG. Ejecutivos del
Crimen (Executives Of Crime.) Elite Extasis (Extasyy Elite.) Fargo 4A. Los Granjeros de la Perdición
(Farmers Of Doom.) La Federación (The Federation.) Nosotros Somos los Federales (Feds R Us.)
Primera Clase (First Class.) Five O. Five Star. Fuerza Hackers (Force Hackers). The 414s.Hack-ATrip.
Hackers de América (Hackers Of America.) Hackers de la Montaña Alta (High Mountain
Hackers.) Alta Sociedad (High Society.) Los Autoestopistas (The Hitchhikers.) Sindicato IBM (IBM
Syndicate.) Los Piratas de Hielo (The Ice Pirates.) Los Señores de la Guerra Imperial (Imperial
Warlords.) Círculo Interior (Inner Circle.) Círculo Interior II (Inner Circle II.) Locura Inc. (Insanity
Inc.) Bandidos Informáticos Alternativos Internacionales (International Computer Underground
Bandits.) Liga de la Justicia de América (Justice League of America.) Kaos Inc. Caballeros de la
Sombra (Knights Of Shadow.) Caballeros de la Tabla Redonda (Knights Of The Round Table.) Liga
de Adeptos (League Of Adepts.) Legión de Perdición (Legion Of Doom.) Legión de Hackers (Legion
Of Hackers.) Señores del Caos (Lords Of Chaos.) Laboratorios Lunáticos Unlimited (Lunatic Labs,
Unlimited.) Maestros Hackers (Master Hackers.) MAD! Los Merodeadores (The Marauders.) MD/
PhD. Comunicaciones Metálicas, Inc. (Metal Communications, Inc.)
MetalliBashers, Inc. MBI. Metro Communications. Gremio de Piratas del Medio Oeste (Midwest
Pirates Guild.)
NASA Elite. La Asociación OTAN (The NATO Association.) Caballeros de Neón (Neon Knights.)
Orden Nihilista (Nihilist Order.) Orden de la Rosa (Order Of The Rose.) OSS. Gremio de Piratas del
Pacífico (Pacific Pirates Guild.) Acceso Fantasma Asociados (Phantom Access Associates.) PHido
PHreaks. La Empresa (The Phirm.) Phlash. Los Fantasmas de la Línea Telefónica (PhoneLine
Phantoms.) Phreakers de América (Phone Phreakers Of America.) Phortune 0. Delincuentes Phreak
Hack (Phreak Hack Delinquents.) Destructores Phreak Hack (Phreak Hack Destroyers.) La Banda de
los Phreakers, Hackers y Empleados de Lavandería (Phreakers, Hackers, And Laundromat Employees
Gang -PHALSE Gang-.) Phreaks Contra Individuos (Phreaks Against Geeks.) Phreaks Contra
Phreaks Contra Individuos (Phreaks Against Phreaks Against Geeks.) Phreaks y Hackers de América
(Phreaks and Hackers of America.) Phreaks Anónimos del Mundo Entero (Phreaks Anonymous World
Wide.) Proyecto Génesis (Project Genesis.) La Mafia Punk (The Punk Mafia.) Los Alborotadores (The
Racketeers.) Archivos de Texto del Amanecer Rojo (Red Dawn Text Files.) La Banda Roscoe
(Roscoe Gang.) SABRE. Círculo Secreto de Piratas (Secret Circle of Pirates.) Servicio Secreto
(Secret Service.) 707 Club. Hermandad de la Sombra (Shadow Brotherhood.) Sharp Inc. 65C02
Elite. Fuerza Espectral (Spectral Force.) Liga Estrella (Star League.)
Polizones (Stowaways.) Strata-Crackers. Equipo de Hackers'86 (Team Hackers '86.) Equipo de
Hackers'87 (Team Hackers '87.) Equipo del Boletín TeleComputist (TeleComputist Newsletter Staff.)
Tribunal del Conocimiento (Tribunal Of Knowledge.) Triple Convenio (Triple Entente.) Volver y Morir
(Turn Over And Die) Síndrome (Syndrome) -TOADS-. 300 Club. 1200 Club. 2300 Club. 2600 Club.
2601 Club. 2AF. La Fuerza Warez del Software Unido (The United Soft WareZ Force.) Underground
Técnico Unido (United Technical Underground.) Brigada Alerta (Ware Brigade.) The Warelords.
WASP.
Contemplar esta lista es algo impresionante, casi humillante. Como producto cultural se aproxima a la
poesía.
Los grupos clandestinos -las subculturas- se pueden distinguir de las culturas independientes por su
hábito de referirse constantemente a sus culturas padre. La clandestinidad, por naturaleza, siempre
mantiene un elemento diferenciador. La ropa distintiva y el peinado, el habla, los ghetos en las ciudades,
las horas de levantarse, trabajar, dormir... La clandestinidad digital, que se especializa en la información,
se apoya fuertemente en el lenguaje para distinguirse. Como se puede ver en esta lista, hacen bastante
uso de la parodia y la burla. Es curioso ver a quién eligen para burlarse.
Primero, grandes empresas. Tenemos a Phortune 0, Los Ejecutivos (Chief Executive Officers),
Bellcore, Sindicato IBM (IBM Syndicate), SABRE (un servicio de reservas aéreas por ordenador). El
uso normal de "Inc." lo dice todo - ninguno de estos grupos son empresas, pero dejan claro a quién
parodian.
Segundo, los gobiernos y la policía. Elite NASA (Nasa Elite) Asociación
OTAN (NATO Association). Nosotros Somos los Federales (Feds R Us) y Servicio Secreto (Secret
Service) son ejemplos de burlas atrevidas. Los OSS (Office of Strategic Services) eran los precursores
de la CIA.
Tercero, los criminales. El uso de palabras peyorativas como insignia honorífica es otra táctica de las
subculturas: punk, banda (gang), delincuentes (delinquents), mafias, piratas (pirates), bandidos
(bandits), alborotadores (racketeers).
El uso de ortografía especializada, especialmente el uso de "ph" por "f" y "z" para el plural en vez de "s"
son símbolos de distinción. También lo es el uso del numeral "0" en vez de la letra "O" - el texto generado
por ordenador suele poner una barra inclinada en el cero para hacer obvia la distinción.
Algunos términos son poéticamente descriptivos de la intrusión en ordenadores: Los Polizones (The
Stowaways), Los Autoestopistas (The Hitchhikers), Los Fantasmas de la Línea de Teléfono (The
PhoneLine Phantoms), De Costa a Costa (Coast-to-Coast). Otros términos son simplemente chulerías
para dar vanagloria a los nombres. (Nótese el uso insistente de términos como "elite" o "master" -
maestro-.) Algunos términos son blasfemos, otros obscenos, otros crípticos - cualquier cosa para
intrigar, ofender y salirse de la raya.
Muchos grupos hacker re-encriptan sus nombres con el uso de siglas: United Technical Underground
es UTU, Farmers of Doom son FoD, The United SoftWareZ Force, a base de insistir mucho,
"TuSwF", y hay de aquel que se equivoque con las mayúsculas.
Debería saberse que los miembros de estos grupos también tienen seudónimos. Tan sólo basta echar
un vistazo a "Los Fantasmas de la Línea de Teléfono" (PhoneLine Phantoms), encontrarás que están
formados por "Carrier Culprit" (Delincuente Portadora), "The Executioner" (El Ejecutor), "Blak Majik"
(Magia Negra), "Egyptian Lover" (Amante Egipcio), "Solid State" (Estado Sólido) y "Mr. Icom".
Carrier Culprit es conocido por sus amigos como "CC".
Es bastante posible que esta lista se refiera tan solo a unas mil personas. No es una lista completa de
grupos underground - nunca ha existido una lista de eso y nunca existirá. Los grupos nacen, florecen,
declinan, comparten miembros y mantienen una nube de fans y aficionados enganchados. La gente entra
y sale, son expulsados, se aburren, son capturados por la policía, son arrinconados por la seguridad de
las empresas de telecomunicaciones y multados. Muchos "grupos underground" son piratas de programas
informáticos, "warez d00dz", que rompen las protecciones de copia y piratean programas pero que
no se atreven a entrar en sistemas informáticos. Es difícil hacer una estimación de la población
underground digital. Aumenta constantemente. La mayoría de los hackers empiezan de jóvenes, van y
vienen y lo dejan a los 22 años - la edad de la graduación escolar. Y la mayoría de los hackers acceden
a agrupaciones piratas, adoptan una postura, piratean software y quizás abusen de un código telefónico
o dos pero nunca entran en la élite.
Algunos confidentes profesionales, que se ganan la vida comercializando contenidos sacados de la
clandestinidad digital a terceros en empresas de seguridad, han estimado que la población hacker llega
a los cincuenta mil. Esto parece bastante exagerado, a menos que se cuenten todos y cada uno de los
adolescentes piratas de software y los inofensivos ladrones de cabinas de teléfono. Mi mejor aproximación
son unas 5.000 personas. De estos, adivino que sólo unos cientos son la verdadera "élite" - intrusos
informáticos activos preparados lo suficiente como para entrar en sofisticados sistemas y comprometer
de verdad a los cuerpos de seguridad y la ley.
Otra especulación interesante es si este grupo crece o no. Los hackers jóvenes están convencidos de
que los hackers existen por todos sitios y que pronto dominarán el universo cibernético. Los más viejos
y listos, los de 24 y 25, están convencidos de que los días de gloria ya pasaron, que los polis controlan
el underground y que los niños hoy día son tan estúpidos que sólo quieren jugar a la Nintendo.
Mi punto de vista es que la intromisión en sistemas informáticos como acto no lucrativo de exploración
intelectual y maestría está decayendo poco a poco, al menos en los Estados Unidos; pero el fraude
electrónico, especialmente la delincuencia en las telecomunicaciones, está creciendo a pasos agigantados.
Se pueden encontrar paralelismos al underground digital en los ambientes análogos de la droga. Había
un tiempo, tampoco hace mucho, en que los bohemios compartían libremente sus porros en los conciertos
y los pequeños traficantes de marihuana colocaban a la gente sólo por el placer de mantener una
conversación sobre los Doors y Allen Ginsberg. Ahora se rechaza cada vez más a la droga, excepto en
el arriesgado mundo criminal de las drogas altamente adictivas. Durante años de desencanto y hostigamiento
policial, un lento movimiento ideológico underground ha renunciado al negocio del comercio con
drogas para pasar a acciones más salvajes y criminales. No es un panorama muy alentador, pero la
analogía es convincente.
¿A qué se parecen las BBSs underground? ¿Qué las distingue de las otras?
No es necesario discutirlo - los hackers suelen hablar acerca de temas relacionados con las BBSs,
como hardware, software, sexo, ciencia ficción, noticias de actualidad, política, cine, cotilleos personales.
Las BBSs underground se distinguen mejor por sus ficheros, (o "philes"), textos que muestran las
técnicas y cultura underground. Estos son como valiosos depósitos de conocimiento prohibido. Algunos
son anónimos, pero algunos llevan orgullosamente el sello del "hacker" que los creó y de su grupo, si lo
tiene. Esta es una relación parcial de contenidos de ficheros extraídos de una BBS underground en
algún lugar del corazón de América alrededor de 1991.
La mayoría de las descripciones hablan por ellas mismas.
5406 06-11-91 Hackear el Banco de America BANKAMER.ZIP
4481 06-11-91 Hackear Chilton CHHACK.ZIP
4118 06-11-91 Hackear Citibank CITIBANK.ZIP
3241 06-11-91 Hackear Mtc Credit Company CREDIMTC.ZIP
5159 06-11-91 Boletín Hacker DIGEST.ZIP
14031 06-11-91 Como Hackear HACK.ZIP
73 06-11-91 Principios de Hacking HACKBAS.ZIP
42774 06-11-91 Diccionario Hacker HACKDICT.ZIP
57938 06-11-91 Información Hacker HACKER.ZIP
3148 06-11-91 Manual del Hacker HACKERME.ZIP
4814 06-11-91 Manual del Hacker HACKHAND.ZIP
48290 06-11-91 Tesis Hacker HACKTHES.ZIP
4696 06-11-91 Hackear Sistemas Vms HACKVMS.ZIP
3830 06-11-91 Hackear Macdonalds MCDON.ZIP
15525 06-11-91 Guía de Unix de Phortune 0 P0UNIX.ZIP
8411 06-11-91 Hacking por radio RADHACK.ZIP
4096 12-25-89 Como buscar en la basura TAOTRASH.DOC
63 06-11-91 Hacking Técnico TECHHACK.ZIP
Estos ficheros son manuales hágalo-vd-mismo para entrar en ordenadores. Los que siguen son una
pequeña selección de una biblioteca mucho mayor de técnicas hacking y phreaking e historia. Nos
movemos ahora a un área diferente y quizás sorprendente.
+------------+ | Anarquía | +------------+
3641 06-11-91 Ficheros Anarquistas ANARC.ZIP
63703 06-11-91 Libro del Anarquista ANARCHST.ZIP
2076 06-11-91 Anarquía en Casa ANARCHY.ZIP
6982 06-11-91 Anarquía Nº 3 ANARCHY3.ZIP
2361 06-11-91 Juguetes Anarquistas ANARCTOY.ZIP
2877 06-11-91 Armas Anti-modem ANTIMODM.ZIP
4494 06-11-91 Como hacer una bomba atómica ATOM.ZIP
3982 06-11-91 Fórmula Barbitúrica BARBITUA.ZIP
2810 06-11-91 Fórmula con Pólvora BLCKPWDR.ZIP
3765 06-11-91 Como hacer Bombas BOMB.ZIP
2036 06-11-91 Cosas que hacen Boom BOOM.ZIP
1926 06-11-91 Bomba de Cloro CHLORINE.ZIP
10 06-11-91 Libro de Recetas Anarquistas COOKBOOK.ZIP
3947 06-11-91 Material de Destrucción DESTROY.ZIP
2576 06-11-91 Bomba de Polvo DUSTBOMB.ZIP
3230 06-11-91 Terror Electrónico ELECTERR.ZIP
2598 06-11-91 Explosivos 1 EXPLOS1.ZIP
18051 06-11-91 Más Explosivos EXPLOSIV.ZIP
4521 06-11-91 Robo EZSTEAL.ZIP
2240 06-11-91 Lanzallamas FLAME.ZIP
2533 06-11-91 Bomba Flash FLASHLT.ZIP
2906 06-11-91 Como ocultar un micrófono de FM FMBUG.ZIP
2139 06-11-91 Explosivos Caseros OMEEXPL.ZIP
3332 06-11-91 Como entrar en HOW2BRK.ZIP
2990 06-11-91 Carta Bomba LETTER.ZIP
2199 06-11-91 Como forzar candados LOCK.ZIP
3991 06-11-91 Cerraduras de Maletas MRSHIN.ZIP
3563 06-11-91 Napalm en Casa NAPALM.ZIP
3158 06-11-91 Diversión con Nitrogricelina NITRO.ZIP
2962 06-11-91 Información Paramilitar PARAMIL.ZIP
3398 06-11-91 Rompiendo Candados PICKING.ZIP
2137 06-11-91 Bomba con Tuberías PIPEBOMB.ZIP
3987 06-11-91 Fórmulas con Potasio POTASS.ZIP
11074 08-03-90 Más bromas para gastar a los idiotas PRANK.TXT
4447 06-11-91 Tácticas de Venganza REVENGE.ZIP
2590 06-11-91 Diversión con Cohetes ROCKET.ZIP
3385 06-11-91 Como Hacer Contrabando SMUGGLE.ZIP
¡Dios Santo! ¡Esto está lleno de material sobre bombas!
¿Qué vamos a hacer con todo esto?
Primero hay que reconocer que difundir información sobre destrucción a los jóvenes es un acto deliberadamente
antisocial.
Sin embargo no es ilegal.
Segundo, se debería reconocer que la mayoría de estos ficheros han sido escritos por adolescentes. La
mayoría de los varones americanos que puedan recordar sus años de juventud se acordarán de como
construir un lanzallamas en el garaje, aunque fuera difícil. Rellenar de pólvora un recipiente con una
lámpara dentro para arrancarle el brazo al sub-director del colegio puede ser algo oscuramente bello de
contemplar. Cometer tropelías con explosivos actualmente hará que se gane uno la atención del Comité
Federal del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego.
Algunas personas, sin embargo, intentarán poner en marcha estos planes. Un atrevido adolescente
americano podrá probablemente comprar o robar una pistola mucho más fácilmente que fabricar
"napalm" en el fregadero de la cocina. No obstante, si la tentación se extiende antes de que algunos
sucumban en el intento, una pequeña minoría lo intentará. Una gran cantidad dentro de esa pequeña
minoría fallará o, lo más seguro, quedarán mutilados, ya que esos ficheros no han sido revisados para
comprobar su exactitud, no son el resultado de la experiencia profesional y a menudo están llenos de
cosas inventadas. De todas formas, la amenaza real de estos ficheros no ha de ser menospreciada.
Los hackers no van en "serio" cuando se trata de bombas; si lo fueran, oiríamos más sobre explosiones,
bazokas caseros y profesores de gimnasia envenenados por cloro y potasio. Sin embargo, los
hackers sí son serios cuando se habla de conocimientos prohibidos. Están poseídos no solamente por la
curiosidad, sino por un positivo deseo de saber. El deseo de conocer lo que otros desconocen no es
nuevo. Pero la intensidad de este deseo, tal como manifiestan estos jóvenes ciudadanos tecnófilos de la
Era de la Información, es, de hecho, actual y representa un cambio básico en los valores sociales - un
presagio de hacia donde se dirige el mundo, tal y como la sociedad basa más y más sus valores en la
posesión, asimilación y comercialización de la información como una comodidad más de la vida diaria.
Siempre han existido jóvenes con interés obsesivo en estos temas. Nunca antes, sin embargo, han
tenido la oportunidad de estar conectados de manera tan fácil y extensa y de propagar sus intereses
con tanta impunidad a otros iguales a ellos. Los profesores de instituto reconocerán que siempre es uno
dentro del conjunto, pero cuando ese uno escapa al control entrando en las líneas telefónicas y llegando
todos a ser cientos en las BBSs, entonces el problema crece considerablemente. La urgencia de las
autoridades para hacer algo, incluso algo drástico, es difícil de resistir. Y en 1990, la autoridad hizo
algo. De hecho, la autoridad hizo de las suyas.
El proceso mediante el que una BBS engendra un hacker podría ser algo así: un chaval se interesa por
los ordenadores - generalmente por sus juegos. Se entera por sus amigos de la existencia de "tableros
de noticias" (BBS) donde se pueden obtener juegos gratis. (Muchos juegos de ordenador son de libre
distribución, no están protegidos por las leyes de la propiedad intelectual; inventados simplemente por
el placer de crearlos y donarlos al público, algunos de estos juegos son bastante buenos). El chaval
convence a sus padres para que le compren un módem, o lo más probable, use el propio módem de los
padres. Finalmente alcanza el mundo de los "tableros" o BBS. Los juegos de ordenador pueden ser
muy caros, auténticas ruinas para un crío, pero los juegos pirateados y liberados de las protecciones
contra el uso de copias no autorizadas son baratos o incluso gratis. También son ilegales pero es rarísimo
y ni tan siquiera se escuchan noticias de persecución o captura de pequeñas redes de piratería. Una
vez "crackeada" la protección anticopia, el programa, tratándose de un soporte digital, se convierte en
infinitamente reproducible. Incluso los manuales e instrucciones que lo acompañan pueden incluirse
como archivos de texto o ser fotocopiados de los originales. Por otro lado los usuarios de la BBS
pueden aportar prácticos trucos o consejos en las tácticas a emplear en los juegos. Un joven provisto
de un aporte infinito de juegos gratis ciertamente dará la espalda a los amigos sin módem. Además, los
tableros ofrecen la ventaja del anonimato, nadie necesita saber que tienes catorce años, con un poco de
práctica en el subterfugio puedes hablar a los mayores sobre temas de adultos ¡siendo aceptado y
tomado en serio!. Puedes incluso hacerte pasar por alguien del sexo opuesto, o por un anciano o por
quien quiera que puedas imaginar. Si encuentras este tipo de engaño gratificante existen amplias posibilidades
de demostrar tu talento, aunque puedes agotar la oferta de entretenimiento de las BBS locales.
En las BBS se mantienen listas de números de teléfono hacia otras BBS, algunas lejanas, tentadoras y
exóticas. ¿Quién sabe dónde se encuentran, en Oregon, Alaska...? Es muy fácil descubrirlo y conectarse
- simplemente ordenándoselo al módem a través de su software, tecleando igual que lo harías con un
juego. La máquina reacciona velozmente y en pocos segundos estás hablando con un grupo de interesantes
personas en otra BBS, al otro lado del océano. ¡Y mientras las facturas por esta simple acción
continúan creciendo y tambaleándose! Simplemente por teclear con tus dedos puedes haber hundido a
tus padres con cuatrocientos pavos en cargos por conferencias a larga distancia y que se queden en los
huesos. Que poco justo parece esto. Puede ser horroroso haber hecho amigos en otro estado y ser
privado de su compañía - y de sus programas - ¡sólo porque las compañías de teléfono cobran incomprensibles
cantidades de dinero! Que doloroso estar restringido a las BBS de tu distrito - qué puñetas
es un "distrito", ¿qué lo hace tan especial? Unas cuantas quejas, protestas e inocentes preguntas de este
tipo acaban a menudo obteniendo la respuesta empática de otro usuario de la BBS - alguien con ciertos
códigos robados en mano. Tú dudas un momento, sabes que no está bien, después actualizas tu mente
e intentas hacer funcionar los códigos - ¡y funcionan!. De repente haciendo algo que incluso tus padres
no podrían hacer. Hace seis meses eras sólo un chico más, ¡Y ahora eres el "Crimson Flash" (conocido
criminal)* del distrito 512! ¡Eres malo, eres el enemigo de la nación! Puede que te detengas y quedes
satisfecho con unos simples códigos robados. Puede que decidas que después de todo las BBS no son
tan interesantes, puede que no te guste el riesgo y puede que pienses que no está bien lo que haces, o...
puede que no. El siguiente paso es desarrollar tu propio programa de llamadas capaz de generar tus
códigos "robados" personales. (Esto terminó muriendo hace menos de cinco años, hoy en día es mucho
más difícil, pero aún no es imposible). Y esos programas de llamadas no son complejos, algunos apenas
exceden de las veinte líneas de código fuente. Ahora, tú también puedes intercambiar códigos. Puedes
dar tus códigos y aprender a cambio nuevas técnicas. Si eres lo suficientemente avispado para pillarlas
(las técnicas) y lo suficientemente obsesivo y atrevido para romper las reglas, entonces te harás mejor,
más rápido. Comenzarás a desarrollar una fama. Ascenderás hacia BBS de mayor nivel, BBS donde se
respira un ambiente perverso, el tipo de BBS que ni tus compañeros ni tu mismo imaginabais que
existieran. Adoptas la jerga hacker y phreaker de la BBS. Lees un poco sobre esta gente - y... ¡hombre!,
no habrías podido imaginar llegar a estar fuera de la ley sin ni tan siquiera salir del dormitorio.
Sigues jugando a los juegos de computadora, pero ahora tienes un nuevo juego más grande. Uno que
te otorgará un estatus diferente al que obtendrías por aniquilar ocho millones de marcianos. El "hacking"
es percibido por los hackers como un juego. No es una concepción exclusivamente antisocial o irracional.
Puedes ganar o perder con el hacking, lograr o fallar, pero nunca lo sientes "realmente".
No se trata de que jovenzuelos imaginativos a veces tengan problemas en distinguir lo imaginario de la
"vida real" ¡El ciberespacio no es real! Son reales objetos físicos como los arboles, los zapatos y los
coches. El hacking tiene lugar en una pantalla. Las palabras no son físicas, los números (incluso los
números de teléfono y de las tarjetas de crédito) no son materiales. Palos y piedras pueden romper mis
huesos, pero los datos nunca me dañarán. La computadora simula la realidad, igual que los juegos de
computadora simulan batallas de tanques, aviones o naves espaciales. Las simulaciones son simplemente
creíbles, y el material del que están hechas las computadoras no es real.
Piensa en ello: si el "hacking" lo tomamos como algo serio, algo real y peligroso, ¿entonces cómo es
que un niño de nueve años tiene un módem? No le darías a un niño de nueve años su propio coche, su
propio rifle o su propia sierra mecánica - esas cosas son "reales". La gente considerada como "subversiva"
es perfectamente consciente y desaprueba el poder y peligrosidad que pretenden atribuirle al
"juego" del hacking.
Se habla mucho en los entornos subversivos sobre las "cazas de hackers". Anunciar estas "cazas" es
una de las funciones prioritarias de las BBS pirata, pero no sólo las dan a conocer sino que promulgan
una actitud hacia ellas basada en su particular idiosincrasia sobre la justicia. Los usuarios de estas BBS
"subversivas" no se quejarán si algún colega es atrapado por destrozar sistemas, distribuir virus, o robar
dinero mediante un fraude electrónico. Puede que muestren una sonrisa cómplice, pero nunca defenderán
abiertamente estas actividades. Ahora bien, cuando un chico es multado con una suma, pongamos,
de: 233.846,14 dólares, por ejemplo, porque él se coló en una computadora y copió algo en un disco
que guarda en su casa, eso sí es considerado por los hackers como un signo insano por parte de los
acusadores, un signo de que ellos han confundido el juego inmaterial de la computación con su aburrida
y material, real, rutina de rico pez gordo de corporación. Es como si esas grandes compañías y sus
peloteros abogados pensaran que el mundo de la computación, de la información; les perteneciera,
¡Fijándole un precio como si se tratara de cajas de jabón para la ropa! Pero poner precio a la información
es como poner precio al aire o a los sueños.
Bien, cualquiera en una BBS pirata sabe lo que la información puede y debe ser, debe ser libre. Las
BBS pirata son como pequeños mundos independientes en el ciberespacio, no pertenecen a nadie. Las
BBS piratas no las ha traído El Corte Inglés.
Entrar en una BBS del "submundo" (conocido internacionalmente como underground) puede significar
una experiencia de liberación, es entrar en un mundo donde, por una vez, el dinero no lo es todo y los
adultos no tienen todas las respuestas.
Permitidme daros una viva muestra de otro manifiesto hacker. Aquí tenéis algunos extractos de "La
Conciencia de un Hacker", escrito por "El Mentor" (Volumen 1, Capítulo 7, tercer párrafo):
"Hoy he hecho un descubrimiento. He encontrado una computadora. Esperad, esto es lo mejor. La
computadora hacía lo que yo quería. Si cometía un error era porque yo me equivocaba. No porque yo
no le gustara. (...) Y entonces ocurrió... una puerta se abrió al mundo, surcando la línea telefónica igual
que la heroína surca las venas del adicto, el impulso eléctrico te envía a un refugio a salvo de las incompetencias
del día a día... la BBS ha sido encontrada. Es... es a donde pertenezco. Conozco a todo el
mundo aquí, incluso sin haberlos visto antes, sin haber hablado con ellos y puede que a algunos no
vuelva a verlos jamás... Os conozco a todos... (...) Éste es nuestro mundo... el mundo del electrón y el
conmutador, la belleza del baudio. Hacemos uso de un servicio ya existente sin pagar por lo que podría
ser gratis si no estuviera en manos de unos glotones aprovechados, y tú nos llamas a nosotros criminales.
Nosotros exploramos... y tú nos llamas criminales. Existimos sin color de piel, sin nacionalidad, sin
inclinaciones religiosas... y tú nos llamas criminales. Tú que construyes bombas atómicas, tú que haces
la guerra, tú asesino, nos engañas y mientes intentando hacernos creer que es por nuestro propio bien,
sin embargo somos criminales. Si, soy un criminal. Mi crimen es la curiosidad. Mi crimen es juzgar a la
gente por que lo que ellos dicen y piensan, no por como ellos aparentan ser exteriormente. Mi crimen
es ser más inteligente que tú, algo por lo que nunca me perdonarás".
Han habido BBSs pertenecientes al mundo underground casi desde el primer momento en el que hubo
una BBS. Una de las primeras fue 8BBS, que se convirtió en la "fortaleza" de la elite phreak de la
Costa Oeste. Desde que empezó a funcionar en marzo de 1980, fue el "hogar" de "Susan Thunder",
"Tuc" y sobre todo de "The Condor". "The Condor" se ganó el dudoso honor de ser el phreak o hacker
americano más vilipendiado de todos los tiempos. Diversas organizaciones del underground, hartas del
insoportable comportamiento de Condor, acabaron denunciándole a la policía, que ya de por sí iba a
por él debido a su fama de hacker furioso con todo y todos. El resultado es que Condor fue mantenido
en una celda de aislamiento durante siete meses por temor a que iniciara la Tercera Guerra Mundial
lanzando misiles nucleares a través del teléfono público de la prisión. (Habiendo cumplido su condena,
Condor vive tranquilo; y así, no ha tenido lugar la Tercera Guerra Mundial).
El administrador de 8BBS era un ardiente entusiasta de la libertad de expresión que consideraba que
cualquier intento de restringir las conversaciones de sus usuarios era inconstitucional e inmoral. Durante
un tiempo, grupos de personas interesadas en la técnica entraban en 8BBS y salían convertidos en
phreaks y hackers, hasta que en 1982 un agradecido "alumno" de 8BBS le regaló al administrador un
módem que había sido comprado utilizando fraudulentamente una tarjeta de crédito. La policía aprovechó
la oportunidad que se le ofrecía para cerrar la BBS y eliminar así lo que consideraba un incordio
demasiado atrayente.
Plovernet era una potente BBS pirata de la Costa Este a la que se podía acceder en Nueva York y
Florida. Propiedad del hacker adolescente "Quasi Moto", que además era el administrador, Plovernet
atrajo a quinientos entusiastas usuarios en 1983. "Emmanuel Goldstein" fue durante un tiempo coadministrador
de Plovernet, junto con "Lex Luthor", fundador del grupo "Legion of Doom". Plovernet
se ganó el distinguido honor de ser el primer hogar de "Legion of Doom", un grupo del que el lector oirá
hablar mucho en breve.
"Pirate-80", o "P-80", administrada por "Scan Man", entró en el juego en los primeros tiempos, funcionando
desde Charleston, y permaneció durante años. P-80 creció tan asombrosamente que incluso sus
usuarios más habituales se pusieron nerviosos, y algunos especularon maliciosamente con la posibilidad
de que "Scan Man" tuviera alguna relación con el mundo de la seguridad en empresas, una acusación
que él siempre negó rotundamente.
"414 Private" era el hogar del primer *grupo* que se buscó problemas, los adolescentes de "414
Gang", cuyas intrusiones en el Centro Sloan-Kettering del Cáncer y los ordenadores militares de Los
Alamos asombraron a todos en 1982.
Aproximadamente por la misma época empezaron a crearse las primeras BBSs dedicadas al pirateo
de software, negociando con juegos desprotegidos para el Atari 800 y el Commodore C64. Lógicamente,
estas BBS eran muy frecuentadas por adolescentes. Y con el estreno en 1983 de la película de
hackers Juegos de Guerra, la situación estalló. Parecía que todos los niños de América habían pedido
un módem por Navidad y lo habían conseguido. Muchos de estos novatos acabaron mandando el
módem al cuarto de los trastos después de unas pocas semanas, y la mayoría de los que siguieron
usándolo fueron cautelosos y procuraron no adentrarse en terrenos peligrosos. Pero algunos otros,
tenaces y con talento, consideraban al hacker de Juegos de Guerra un pardillo. No descansarían hasta
que hubieran contactado con el underground - o, en caso de no conseguirlo, hasta haber creado el suyo
propio.
A mediados de los ochenta, las BBSs de ambiente underground se expandieron como si fueran una
versión digital de los hongos. ShadowSpan Elite. Sherwood Forest I, II y III. Digital Logic Data
Service, de Florida, administrada por nada más y nada menos que por "Digital Logic"; Lex Luthor, de
Legion of Doom, era un habitual de esta BBS, dado que estaba dentro del área de su prefijo telefónico.
La BBS de Lex, "Legion of Doom", empezó a funcionar en 1984. Neon Knights administraban una red
de BBBs de hackers especializados en Apple: Neon Knights Norte, Sur, Este y Oeste. Free World II
era administrada por "Major Havoc". En el momento en que se publicó este libro, Lunatic Labs todavía
estaba en funcionamiento. Dr. Ripco, de Chicago, una BBS anarquista con una larga y escandalosa
historia, fue cerrada por agentes del Servicio Secreto en 1990 durante la Operación Sundevil, pero
volvió a ser puesta en marcha al poco tiempo, con nuevos ordenadores y un vigor apenas menguado.
La situación en Saint Louis no podía compararse con la de los grandes centros del hacking de América,
como Nueva York y Los Ángeles. Pero Saint Louis podían disfrutar de contar con "Knight
Lightning" y con "Taran King", dos de los más destacados periodistas pertenecientes al underground.
Las BBSs de Missouri, como Metal Shop, Metal Shop Private o Metal Shop Brewery, puede que no
fueran las BBSs más importantes en términos de experiencia en actividades ilícitas. Pero se convirtieron
en BBSs donde los hackers donde podían enterarse de cotilleos y hacerse una idea de qué demonios
estaba ocurriendo a nivel nacional - e internacional. Las charlas de Metal Shop se convirtieron en
archivos de noticias, que a su vez crearon una revista electrónica, Phrack, un título formado por la unión
de las palabras "phreak" y "hack". Los editores de Phrack sentían una curiosidad por otros hackers tan
obsesiva como la que sentían los hackers por las máquinas.
Phrack, al ser gratuita y ser una lectura entretenida, empezó a circular por el underground. A la vez que
Knight Lightning y Taran King terminaron la secundaria y empezaron el bachillerato, Phrack empezó a
aparecer en mainframes conectados a BITNET, y a través de BITNET a Internet, esa insegura pero
muy potente red sin fines lucrativos donde máquinas de universidades, del Gobierno y de empresas
intercambiaban datos a través del protocolo TCP/IP de UNIX. (El "Gusano de Internet" que apareció
entre el 2 y el 3 de noviembre de 1998, creado por el licenciado por Cornell Robert Morris, iba a ser
el escándalo por intrusión informática mayor y con más repercusión en los medios hasta aquella fecha.
Morris declaró que su ingenioso programa "gusano" estaba diseñado para explorar Internet sin causar
daños, pero que debido a errores en la programación, el Gusano empezó a copiarse a sí mismo sin
control, y provocó la caída de unos seis mil servidores de Internet. Lo normal entre la élite del
underground era un hacking en Internet a menos escala y menos ambicioso).
Por entonces, casi en cualquier BBSs underground se podía encontrar toda una serie de números de
Phrack - y a veces, otras publicaciones habituales del underground menos conocidas: Legion of Doom
Technical Journal, los obscenos y escándalos archivos de Cult of The Dead Cow, la revista P/HUN,
Pirate, Syndicate Reports, y quizás Activist Times Incorporated, con un fuerte contenido de anarquismo
político.
La mera presencia de Phrack en una BBS era ya considerada una evidencia indudable de malas
intenciones. Phrack estaba al parecer en todas partes, ayudando, alentando y difundiendo el ideal
underground. Y esto no escapó a la atención de las agencias de seguridad de las empresas ni a la de la
policía.
Entramos así en el delicado asunto de la policía y las BBSs. La policía es la dueña de varias BBSs. En
1989, había BBSs financiadas por la policía en California, Colorado, Florida, Georgia, Idaho,
Michigan, Missouri, Texas y Virginia: BBSs como por ejemplo "Crime Bytes", "Crimestoppers", "All
Points" y "Bullet-N-Board". Varios agentes de policía entusiastas de la informática, administraban sus
propias BBSs en Arizona, California, Colorado, Connecticut, Florida, Missouri, Maryland, Nuevo
México, Carolina del Norte, Ohio, Tennessee y Texas. Estas BBSs de la policía han sido con frecuencia
útiles en la relación con la comunidad. Algunas veces se ha informado de delitos en estas BBSs.
Otras veces se han cometido delitos en BBSs de la policía. Esto a veces ha ocurrido por accidente,
como por ejemplo cuando hackers despistados han entrado en BBSs de la policía y despreocupadamente
han empezado a ofrecer códigos telefónicos. Sin embargo, es más frecuente que estos delitos
ocurran en las denominadas "sting boards" (6) . En 1985 se crearon las primeras BBSs trampa de la
policía: "Underground Tunnel", en Austin, Texas, cuyo administrador, el sargento Robert Ansley, se
hacía llamar "Pluto" - "The Phone Company", en Phoenix, Arizona, administrada por Ken MacLeod, de
la oficina del Sheriff del Condado de Maricopa - y la BBS del sargento Dan Pasquale, en Fremont,
California. Los administradores se hacían pasar por hackers, y rápidamente se ganaban la confianza de
los usuarios, que enviaban códigos y software pirateado despreocupadamente.
(6) Es decir "BBS trampa".
Las BBSs trampa, al igual que el resto de BBSs, tienen un mantenimiento barato, muy barato para lo
que suelen ser las operaciones policiales encubiertas. Una vez aceptados por el underground local, será
muy normal que se invite a los administradores a entrar en otras BBSs piratas, donde podrán elaborar
más informes. Y cuando se descubre la trampa y se detiene a los principales delincuentes, la publicidad
conseguida es generalmente gratificante. La paranoia en el underground producto de estas operaciones
- que quizás sea mejor descrita como "efecto disuasorio" - tiende a hacer disminuir localmente el número
de delitos durante un tiempo.
Obviamente, la policía no tiene por qué descubrir el pastel siempre y capturar a los hackers. Al contrario,
las cosas pueden seguir sin que se descubra la verdad. Pueden coger a algunos e interrogarlos.
Algunos pueden convertirse en útiles informadores. Pueden guiar a la policía hacia BBSs piratas de
todo el país.
Y las BBSs de todo el país estaban repletas de las "huellas" de Phrack, y del grupo underground que
mostraba una actividad más flagrante, "Legion of Doom".
El nombre "Legion of Doom" (Legión del Mal) venía de los tebeos. La Legión del Mal, una conspiración
de super-villanos dirigida por la ultra-mente criminal, Lex Luthor, causó a Superman una gran
cantidad de problemas pintados a cuatro colores durante décadas. Por supuesto, Superman, ese
modelo de Verdad, Justicia, y la "American Way", siempre venció en esta larga lucha. Esto no le importaba
a los hackers del grupo - no habían escogido el nombre "Legion of Doom" como una referencia a
la maldad, no estaba pensado para ser tomado en serio. "Legion of Doom" era un nombre que venía de
los tebeos, y se suponía que era divertido.
"Legion of Doom" era de todas maneras un nombre muy espectacular. Sonaba bien. Otros grupos,
como "Farmers of Doom", muy cercanos a Legion of Doom, reconocieron lo grandilocuente del nombre,
e hicieron un chiste con él. Existió incluso un grupo de hackers llamado "Justice League of
America", por el nombre del club de superhéroes dirigido por Superman.
Pero duraron poco tiempo; sin embargó, Legion sobrevivió.
El grupo original, procedente de la BBS Plovernet, de Quasi Moto, eran phone phreaks. No eran muy
aficionados a los ordenadores. El propio "Lex Luthor" (que era menor de dieciocho años cuando fundó
Legion) era un experto en COSMOS, siglas en inglés de "Sistema Central para el Manejo de
Mainframes", una red de ordenadores interna de las compañías de telecomunicaciones. Lex adquirió
una gran habilidad en introducirse en mainframes de IBM, pero aunque todos querían a Lex y le admiraban,
no era considerado un verdadero intruso informático. Y tampoco era la "cabeza pensante" de
Legion of Doom - nunca hubo en el grupo un liderazgo formal. Como habitual usuario de Plovernet y
administrador de "Legion of Doom BBS", Lex era el animador y el oficial de reclutamiento de Legion.
Legion of Doom fue creado sobre los restos de un grupo de phreaks anterior, The Knights of Shadow.
Más adelante, Legion of Doom recibió la incorporación del grupo de hackers "Tribunal of Knowledge".
Había gente entrando y saliendo de Legion constantemente; los grupos se separaban y se formaban
nuevos.
Al poco de formarse, los phreaks de Legion of Doom se hicieron amigos de unos pocos aficionados a
la intrusión informática, que formaron el grupo asociado "Legion of Hackers". Entonces, los dos grupos
se fusionaron y formaron "Legion of Doom/Hackers", o "LoD/H". Cuando el ala hacker original,
"Compu-Phreak" y "Phucked Agent 04", encontraron otras maneras de llenar su tiempo, la "/H" extra
fue lentamente desapareciendo del nombre; pero por entonces, el ala phreak, Lex Luthor, "Blue
Archer"(7), "Gary Seven" (8), "Kerrang Khan", "Master of Impact" (9), "Silver SPy" (10), "The
Marauder"(11), y "The Videosmith" (12), habían alcanzado un grado de experiencia en intrusión informática
muy alto y se habían convertido en una fuerza a tener en cuenta.
Los miembros de LoD parecían comprender casi instintivamente que la manera de conseguir un poder
real en el underground era la publicidad encubierta. LoD era un grupo descarado. No sólo fue uno de
los primeros grupos, sino que sus miembros dedicaron mucho tiempo a distribuir por todas partes sus
conocimientos ilícitos. Algunos miembros de LoD, como "The Mentor", incluso lo consideraban una
misión divina. La publicación Legion of Doom Technical Journal empezó a aparecer en BBSs de todo
el underground.
LoD Technical Journal fue llamado así como una cruel parodia de la vieja y honorable revista AT&T
Technical Journal. El contenido de ambas publicaciones era muy similar - buena parte de él procedente
de revistas de distribución pública y de discusiones de la comunidad de ingenieros de telecomunicaciones.
Y el estilo de LoD hacía que incluso la información más inocua pareciera siniestra; un escándalo; y
peligro claro y real.
Para ver por qué ocurría esto, veamos los siguientes párrafos imaginarios como experimento.
(A) "W. Fred Brown, Vicepresidente de Desarrollo Técnico Avanzado de AT&T, habló el 8 de mayo
ante una audiencia en Washington de la Administración Nacional para las Telecomunicaciones y la
Información (NTIA) sobre el proyecto GARDEN de Bellcore. GARDEN (Red Electrónica Distribuida
Remota Automática y Generalizada) es una herramienta de programación de centrales de conmutación
que hace posible desarrollar nuevos servicios de telecomunicaciones, incluyendo espera y transferencia
de mensajes configurable, desde cualquier terminal con teclado, en segundos. El prototipo de
GARDEN combina líneas centrex con un minicomputador utilizando el sistema operativo UNIX".
(B) "Flash urgente de los informes de los Gangsters de las Líneas Centrex: ¡D00dz (13), no os vais a
creer lo que se acaban de inventar los de esta mierda de GARDEN de Bellcore! Ahora ni siquiera
necesitas un asqueroso Commodore para reprogramar un enlace de conmutación - basta con hacer
login en GARDEN como técnico, ¡y puedes reprogramarlo con el teclado de cualquier teléfono público!
Puedes asignarte a ti mismo servicios de espera y transferencia de mensajes configurable, y lo
mejor de todo, todo esto funciona en las (claramente inseguras) líneas centrex usando -atención a esto-
¡UNIX normal y corriente! ¡Ja, ja ja!
(7) "Arquero Azul"
(8) Gary Siete
(9) Amo/Señor del impacto
(10) Espía de plata
(11) El Intruso
(12) El Videocerrajero.
(13) Transcripción en jerga hacker de la expresión americana "dudes", que podríamos traducir por
"tíos".
El mensaje (A), expresado con el típico lenguaje tecno-burocrático, da la impresión de ser aburrido y
casi ilegible. El mensaje (B), por otro lado, es algo terrible, una clara evidencia de conspiración, decididamente
cualquier cosa menos lo que debería leer tu hijo adolescente.
La información, sin embargo, es la misma. Es información pública, presentada ante el gobierno federal
en una audiencia pública. No es un "secreto". No es "propiedad" de nadie. Ni siquiera es "confidencial".
Al contrario, el desarrollo de sistemas avanzados de software es un asunto al que Bellcore le gusta dar
publicidad.
Sin embargo, cuando Bellcore anuncia públicamente un proyecto de este tipo, espera una determinada
actitud del público - algo del estilo de ooooh, sois grandes, seguid trabajando así, sea lo que sea esto
de lo que habláis - y no parodias de sus textos, burlas sobre su trabajo y especulaciones sobre posibles
agujeros de seguridad.
Ahora, póngase en el lugar de un policía que tiene que enfrentarse a un padre airado, o a un ingeniero
de telecomunicaciones, que tiene una copia de la versión (B). Este ciudadano honrado ha descubierto
horrorizado que una BBS local contiene textos escandalosos como (B), y que su hijo los estudia con un
profundo y obsesivo interés. Si (B) fuera impreso en un libro o en una revista, usted, como agente de la
ley americano, sabría que supondría una gran cantidad de problemas intentar hacer algo contra esto;
pero no hace falta ser un genio para darse cuenta de que si en su zona hay un ordenador que alberga
material como el de (B), va a haber problemas.
De hecho, si se dedica a preguntar a su alrededor, cualquier policía que sepa de ordenadores le dirá
claramente que las BBSs con información del estilo de (B) son la fuente de problemas. Y la peor fuente
de problemas en las BBSs son los cabecillas que elaboran y difunden cosas como (B). Si no fuera por
esa gente, no habría ningún problema.
Y Legion of Doom estaba en más BBSs que nadie. Plovernet. Legion of Doom Board. Farmers of
Doom Board. Metal Shop. OSUNY. Blottoland. Private Sector. Atlantis. Digital Logic. Hell Phrozen
Over.
Los miembros de LoD también tenían sus propias BBSs. "Silver Spy" montó su propia BBS, "Catch-
22", considerada una de las más fuertes. Lo mismo hizo "Mentor", con su "Phoenix Project". Y si no se
encargaban de una BBS, se presentaban en las BBSs de otra gente para alardear y presumir. Y allí a
donde no iban en persona, iban sus archivos, repletos de maligna información, y de un carácter aún más
maligno.
Ya en 1986 la policía tenía la vaga impresión de que toda la gente que pertenecía al underground era
de Legion of Doom. LoD nunca fue tan grande -incluso era un grupo mucho más pequeño que por
ejemplo, "Metal Communications" o "The Administration"- pero LoD aparecía constantemente en la
prensa. Especialmente en Phrack, que a veces parecía una revista de fans de LoD; y Phrack estaba en
todas partes, especialmente en las oficinas de los especialistas en seguridad en telecomunicaciones. Era
imposible que si la policía te cogía por ser un phone phreak, un hacker, o incluso por ser un simple
"repartecódigos" o dedicarte al warez, no te preguntaran si eras de LoD.
Era una acusación difícil de negar, dado que LoD nunca distribuyó carnets ni certificados de afiliación.
Si lo hubieran hecho, en poco tiempo habrían dejado de servir para algo, dado que los miembros del
grupo cambiaban constantemente. LoD, más que una banda callejera dedicada a la alta tecnología, era
una forma de vida. LoD era la Banda que se Negaba a Morir. Hacia 1990, LoD había cumplido ya
diez años, y a la policía le resultaba incomprensible que el grupo estuviera formado constantemente por
gente de dieciséis años. Todos estos adolescentes que estaban poco tiempo en el grupo seguían fielmente
el lema hacker de "simple curiosidad, sin intenciones criminales". En algún lugar en el centro de
esta conspiración tenía que haber varias mentes pensantes adultas y serias, no esta riada al parecer
inacabable de chicos de raza blanca miopes y residentes en barrios de la periferia.
No se ponía en duda que prácticamente casi todos los hackers americanos arrestados tenían que
"conocer" a los de LoD. Sabían los apodos de los redactores del LoD Technical Journal, y lo más
probable es que hubieran adquirido sus conocimientos a través de las BBSs y las actividades de LoD.
Pero la verdad es que nunca llegaban a conocer personalmente a nadie de LoD. Incluso algunos de los
que real y formalmente estaban "en LoD" conocían al resto simplemente a través de los mensajes de la
BBS y de los seudónimos. Se trataba de un perfil muy poco convencional para una conspiración criminal.
Las redes de ordenadores, y la rápida evolución del underground digital, hacían que la situación
fuera confusa y estuviera poco definida.
Más aún, tener una gran reputación en el underground digital no coincidía con la voluntad de cometer
un delito. La reputación se basaba en la inteligencia y la habilidad técnica. Como resultado, con frecuencia
daba la impresión de que cuanto más hábiles eran los hackers, menos probabilidades había de
que fueran a cometer cualquier clase de delito común y fácil de llevar a juicio. Algunos hackers podían
realmente robar. Y algunos hackers podían realmente practicar hacking. Pero los dos grupos no parecían
solaparse mucho, si es que realmente se solapaban. Por ejemplo, la mayoría de la gente del
underground consideraba a "Emmanuel Goldstein", de 2600, una especie de semidiós hacker. Pero las
publicaciones de Goldstein eran absolutamente legales - Goldstein simplemente imprimía información
poco fiable y habla de política, pero no practicaba hacking. Cuando hablabas con él en persona,
Goldstein se pasaba la mitad del tiempo quejándose de que la seguridad informática ¡no era lo suficientemente
fuerte y de que debía ser mejorada!
Los verdaderos hackers, aquellos que poseían una gran habilidad técnica y se habían ganado el respeto
del underground, nunca robaban dinero o usaban fraudulentamente tarjetas de crédito. Algunas veces
podían hacer un uso ilícito de códigos telefónicos - pero con frecuencia, parece ser que conseguían
todo el uso gratuito de teléfono que querían sin dejar ninguna huella.
Los mejores hackers, los más poderosos y con mayores conocimientos, no eran profesionales del
fraude. Entraban ilegalmente en ordenadores con frecuencia, pero no tocaban ni estropeaban nada. Ni
siquiera robaban equipos informáticos - la mayoría tenían trabajos en los que estaban en contacto con
hardware, así que podían conseguir de segunda mano por poco dinero todo el equipo que necesitaran.
Los auténticos hackers, a diferencia de los novatos adolescentes, no eran unos snobs en el asunto del
hardware. Sus máquinas, en lugar de ser caras o espectaculares, solían ser cacharros de segunda mano
con todo tipo de añadidos y cubiertos por multitud de cables y chips de memoria. Algunos de ellos eran
adultos que trabajaban diseñando software o como analistas, y que se ganaban la vida sobradamente
con ello. Algunos de ellos incluso trabajaban para la compañía telefónica - y para estos últimos, los
"hackers" que estaban bajo las faldas de Mamá Bell, no iba a haber piedad en 1990.
Durante mucho tiempo ha sido un artículo de fe en el underground que a los "mejores" hackers nunca
se les coge. Supuestamente son muy listos. Nunca les cogen porque nunca presumen ni hacen alarde de
sus habilidades. Estos semidioses puede que lean información de BBSs del underground (con una
sonrisa condescendiente), pero nunca dicen nada allí. Los "mejores" hackers, según la leyenda, son
profesionales de la informática adultos, como por ejemplo administradores de sistemas de mainframes,
que conocen de sobra las entradas y salidas de su sector de seguridad particular. Ni siquiera el "mejor"
hacker puede entrar en cualquier ordenador aleatoriamente: el conocimiento de agujeros de seguridad
es algo demasiado especializado, variando distintamente de un software a otro y de un hardware a otro.
Pero si hay gente que trabaja manteniendo, por ejemplo, un mainframe con UNIX o una máquina VAX/
VMS, tienden a aprender sobre seguridad en su ambiente. Armados con este conocimiento, pueden
echarle un vistazo a los UNIX o VMS del resto de la gente sin muchas dificultades si quieren. Y, de
acuerdo con la leyenda hacker, por supuesto, quieren hacerlo, así que lo hacen. Simplemente no presumen
de lo que han hecho. Y así, nadie logra averiguarlo.
También es un artículo de fe en el underground que los profesionales de las telecomunicaciones se
dedican al phreaking como locos. Por supuesto pinchan las llamadas telefónicas de Madonna - Quiero
decir, ¿no lo haría usted en su lugar? Por supuesto, hacen llamadas de larga distancia gratis - ¡por qué
demonios deberían pagar ellos si son los que se encargan de todo el tinglado!
En tercer lugar, durante mucho tiempo ha sido un artículo de fe en el underground que un hacker que
sea cogido puede librarse de una pena dura si confiesa cómo lo hizo. Parece que los hackers creen que
las agencias gubernamentales y las grandes compañías vagan por el ciberespacio dejándose llevar,
como peces ciegos o medusas. Creen que estas grandes pero patéticamente estúpidas organizaciones
les estarán muy agradecidas por su labor, y que quizás incluso les darán un puesto de trabajo en seguridad
con una buen sueldo, si les revelan el genio superior de su modus operandi.
En el caso del miembro veterano de LoD "Control-C", esto es realmente lo que sucedió más o menos.
Control-C había hecho que Michigan Bell iniciara su persecución, y cuando le cogieron en 1987,
resultó ser un brillante y aparentemente inofensivo joven fascinado por los teléfonos. No había la más
mínima posibilidad de que Control-C pagara las enormes sumas en servicio de larga distancia que le
debía a Michigan Bell. Podría haber sido acusado por fraude o por acceso ilegal a un ordenador, pero
parecía haber poca base en esto- no había dañado físicamente ningún ordenador. Se había declarado
culpable, y habría recibido el tirón de orejas correspondiente, pero llevar el caso adelante habría sido
un enorme lío para Michigan Bell. Pero incorporándole a la plantilla, al menos mantendría fuera del
sistema de Michigan Bell a sus compañeros.
Realmente era útil. Por ejemplo, se mostró a un arrepentido Control-C en los carteles de Michigan Bell
que se ponían en las oficinas de la empresa, carteles en los que advertía a los empleados que rompieran
los papeles que tiraran a la basura. Siempre consiguió la mejor información a través del "basureo"
("trashing") - buscando en los contenedores de la compañía datos útiles tirados a la basura sin precaución.
Incluso firmaba estos carteles. Control-C se había convertido en una especie de mascota de
Michigan Bell. Y de hecho, Control-C mantenía a raya a otros hackers. Los hackers pequeños temían a
Control-C y a sus amigos de Legion of Doom. Y los grandes hackers eran sus amigos y nunca harían
nada que le pusiera en una situación peor.
No importa lo que uno pueda decir de LoD, siempre hacían piña. Cuando "Wasp", un hacker de New
York con, al parecer, verdaderas malas intenciones empezó a reventar máquinas de Bellcore, Control-
C recibió la rápida ayuda de "the Mentor" y del ala de Georgia de LoD, formada por "The Prophet",
"Urvile" y "Leftist". Utilizando la BBS de Mentor Phoenix Project para coordinarse, los de LoD ayudaron
a los de seguridad de la compañía a capturar a Wasp, conduciéndole hacia una máquina que tenía
instalada un localizador. Wasp perdió. ¡LoD ganó! Y cómo presumieron de ello.
Urvile, Prophet y Leftist estaban altamente preparados para esta tarea, probablemente incluso más que
el hábil Control-C. Los chicos de Georgia sabían todo sobre las centrales telefónicas de conmutación.
Aunque eran relativamente nuevos en Legion of Doom, eran considerados como algunos de los miembros
más capacitados del grupo. Tenían la suerte de vivir en el área de Atlanta o cerca de ésta. Y
Atlanta era la sede de la adormilada y aparentemente tolerante RBOC Bellsouth.
Según el nivel de seguridad de las otras RBOCs, Bellsouth estaba en el nivel "pan comido". Los de US
West (que abarca Arizona, las Montañas Rocosas y el Pacífico Noroeste) eran duros y agresivos,
posiblemente la RBOC más dura de todas. Los de Pacific Bell, de California, eran cuidadosos, poseían
alta tecnología, y eran unos veteranos de las guerras con los phreaks de Los Ángeles. NYNEX tenía la
desgracia de encargarse del área de Nueva York, así que estaban preparados para casi cualquier cosa.
Incluso Michigan Bell, una división de la RBOC Ameritech, tuvo al menos el conocimiento suficiente
para contratar a su propio hacker como un espantapájaros de lo más útil. Pero lo del Bellsouth, aunque
su presidente proclamara que tenían "Todo lo que Usted Espera de un Líder", era patético.
Cuando los rumores sobre los grandes conocimientos que poseía LoD sobre la red de conmutación de
Georgia llegaron a oídos de Bellsouth a través de Bellcore y de expertos en seguridad, al principio se
negaron a creerlo. Si prestabas atención a todos los rumores que circulaban sobre esos chicos hackers,
empezarías a oír todo tipo de tonterías conspiratorias: que la NSA vigilaba todas las llamadas telefónicas
de América, que la CIA y la DEA controlaban el tráfico de información en las BBSs con programas
de análisis de palabras, que Condor podría provocar la Tercera Guerra Mundial desde una cabina...
Si había hackers en las centrales de conmutación de Bellsouth, entonces, ¿cómo es que no había
ocurrido nada? Nadie había sido herido. Las máquinas de Bellsouth no estaban cayendo. Bellsouth no
estaba sufriendo robos de llamadas fuera de lo normal. Los clientes de Bellsouth no se quejaban.
Bellsouth tenía su sede en Atlanta, una metrópolis ambiciosa de la nueva Sunbelt, de alta tecnología; y
Bellsouth estaba actualizando su red a pasos agigantados, haciendo avanzar el trabajo por todos lados.
Difícilmente se les podría haber considerado torpes o ingenuos. La experiencia técnica de Bellsouth era
de primera.
Pero entonces ocurrió lo de Florida.
El 13 de Junio de 1989, aquellos que llamaban al Departamento de Libertad Condicional de Palm
Beach, se encontraron envueltos en una interesante conversación con una empleada de una línea de
teléfono erótico llamada "Tina" en el estado de Nueva York. De alguna forma, cualquier llamada a esta
oficina de libertad condicional cercana a Miami era instantánea- y mágicamente transportada sobre las
líneas estatales, sin cargo adicional para el cliente, a una hotline pornográfica de teléfono erótico a
cientos de millas de distancia.
Esta broma pesada puede parecer de lo más divertida en un primer momento, y ciertamente hubo gran
cantidad de risas ahogadas en los círculos de "phone phreakers", incluido el ejemplar de Otoño de
1989 de 2600. Pero para Southern Bell (la division del Bellsouth RBOC "Compañía Regional Operadora
de Bell" ofreciendo servicio local a Florida, Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur), era
una evidencia clara de peligro. Por primera vez, un intruso informático había entrado en la estación de
conmutación de la oficina central de BellSouth, ¡y la había reprogramado!
O eso pensó BellSouth en Junio de 1989. En realidad, miembros de "Legion of Doom" habían estado
enredando inofensivamente en los conmutadores de BellSouth desde Septiembre de 1987. La proeza
del 13de Junio - redireccionar un numero mediante la manipulación de una estación de conmutación -
fue un juego de niños para hackers tan comprometidos como el ala de Georgia de la "Legion of Doom".
Conmutar llamadas entre estados suena a algo grande, pero tan solo fueron necesarias cuatro líneas de
código para llevarlo a cabo. Un sencillo truco, aunque más discreto, sería redireccionar otro numero a
tu propia casa. Si fueses cuidadoso y considerado, y cambiases el software posteriormente, ni un alma
se enteraría.
Con excepción de ti. Y aquellos ante los que te jactaras.
Como en el caso de BellSouth, aquello que no sepan, no les hará daño. Excepto que esta vez alguien
había sacado todo a la luz, y BellSouth lo sabía. En aquel caluroso verano de 1989, BellSouth, ahora
alerta y considerablemente paranoica, empezó a revisar conmutadores de cabo a rabo en busca de
irregularidades. No menos de cuarenta y dos empleados fueron asignados en turnos de doce horas,
veinticuatro horas al día, durante dos meses completos, examinando registros y monitorizando ordenadores
en búsqueda de cualquier signo de acceso sospechoso. Estos cuarenta y dos expertos sobrecargados
de trabajo eran conocidos como el "Grupo Especial contra accesos informáticos ilegales"
("Intrusion Task Force") de BellSourth.
Lo que los investigadores encontraron les asombró. Bases de datos propietarias de compañías de
telecomunicaciones habían sido manipuladas: números de teléfono habían sido creados de la nada, sin
nombres de usuario o direcciones. Y quizá lo peor de todo, sin cobros ni registros de uso.
La nueva utilidad digital de diagnóstico ReMOB (Observación Remota), había sido extensivamente
modificada - los hackers habían aprendido a reprogramar el software ReMOB, ¡de forma que podían
escuchar cualquier llamada conmutada a placer! Estaban usando propiedad de compañías telefónicas
para espiar!
Las electrizantes noticias se propagaron por todo el imperio de las fuerzas de seguridad en 1989.
Nunca se le había ocurrido realmente a nadie de BellSouth que sus nuevas estaciones de conmutación
digital, de primera clase, pudiesen ser reprogramadas. Por supuesto, estas estaciones de conmutación
eran "ordenadores," y todos sabían que a los hackers les gusta acceder ilegalmente a ordenadores: pero
los ordenadores de la gente de telecomunicaciones eran diferentes de aquellos de la gente normal.
La razón exacta de ser "diferentes" era bastante indefinida.
Ciertamente no era el alcance de su seguridad. La seguridad en esos ordenadores de BellSouth era
desastrosa; los ordenadores AIMSX, por ejemplo, ni siquiera tenían contraseñas. Pero no había duda
de que BellSouth estaba profundamente convencida de que sus ordenadores eran realmente muy
diferentes. Y si había criminales ahí fuera que no habían cogido el mensaje, BellSouth estaba determinada
a asegurarse de que el mensaje fuera aprendido.
Después de todo, una estación de conmutación 5ESS no era un mero sistema de contabilidad para una
cadena local de floristerías. El servicio público dependía de esas estaciones. La seguridad pública
dependía de esas estaciones.
Cualquier hacker, ocultamente redireccionando llamadas o "ReMOBeando" (ReMobbing), podría
espiar a cualquiera en el arrea local! Podrían espiar a los funcionarios de telecomunicaciones Podrían
espiar las estaciones de policía. Podrían espiar las oficinas locales del Servicio Secreto...
En 1989, policías electrónicos y rastreadores de hackers comenzaron a usar secráfonos (teléfonos
cifrados analógicamente) y líneas seguras. Era simplemente sensato. No se podía saber quien se había
infiltrado en esos sistemas. Fuese quien fuese, causaba pavor.
Aquel era un nuevo nivel de atrevimiento antisocial. Podrían ser hackers de la Alemania del Oeste a
sueldo de la KGB. Aquello también había parecido una teoría extravagante y exagerada, hasta que
Clifford Stoll había aguijoneado y removido la perezosa burocracia de imposición de la ley en Washington
para investigar un acceso ilegal informático que resultó ser exactamente eso - ¡hackers, a sueldo de
la KGB! Stoll, el administrador de sistemas de un laboratorio de Internet en Berkeley, California, acabó
en la primera página del New York Times, proclamado héroe nacional en la primera historia real de
espionaje informático internacional. Los esfuerzos de contraespionaje de Stoll, los cuales relata en su
libro, éxito de ventas, The Cuckoo's Egg (El huevo del cuco), en 1989, habían restablecido la credibilidad
de "hacking" como una posible amenaza a la seguridad nacional. El Servicio Secreto de los Estados
Unidos no pierde el tiempo en tonterías cuando sospecha una posible acción de un aparato de
inteligencia extranjero. Los secráfonos y líneas seguras del Servicio Secreto supusieron un serio freno
para la capacidad del sistema para el cumplimiento de la ley para operar libremente; para distribuir
información, cooperar, evitar malentendidos. Pese a ello, 1989 difícilmente parecía el momento para
medias-soluciones. Si la policía y el Servicio Secreto no eran operacionalmente seguros, entonces
como podrían razonablemente pedir medidas de seguridad a empresas privadas? Al menos, la inconveniencia
hizo a la gente consciente de la seriedad de la amenaza.
Si era necesario un nuevo estimulo para poner a la policía en movimiento, este fue el descubrimiento de
que el sistema 911 de emergencia era vulnerable. El sistema 911 tiene su propio software especializado,
pero se ejecuta sobre los mismos sistemas digitales de conmutación que el resto de la red telefónica. El
911 no es físicamente diferente de la telefonía normal. Pero, ciertamente, es culturalmente diferente,
porque este es el área del ciberespacio telefónico reservado para la policía y los servicios de emergencia.
El policía medio puede no saber mucho sobre hackers y "phone-phreaks". La gente de los ordenadores
es extraña; incluso los policías informáticos son extraños; lo que hacen es difícil de entender. Pero
una amenaza al sistema 911 no es en absoluto una amenaza abstracta. Si el sistema 911 se cae, gente
puede morir.
Imagina estar en un accidente de tráfico, tambalearte hasta la cabina de teléfono, marcar 911, ¡y oír a
"Tina" descolgando el teléfono de la línea erótica en algún lugar de Nueva York! De alguna forma, la
situación deja de resultar divertida.
Y era posible algo así? Sin duda. Los hackers habían atacado sistemas 911 anteriormente. "Phreaks"
pueden saturar sistemas 911 simplemente dirigiendo un puñado de módems a ellos simultáneamente,
marcando sus números una y otra vez hasta que se atasquen. Es algo bastante bruto y poco sofisticado,
pero aun así un asunto serio.
Había llegado el momento de actuar. Era tiempo de tomar medidas severas contra el "underground".
Era tiempo de recomenzar, atar los cabos sueltos, abandonar las falsas posturas de superioridad, era
tiempo de ponerse en marcha y empezar a trabajar coordinadamente y con seriedad. Los hackers no
eran "invisibles". Ellos pensaban que lo eran, pero lo cierto era que simplemente habían sido tolerados
demasiado tiempo.
Bajo continuada atención policial durante el verano del 89, el "underground" digital comenzó a ser
desentrañado como nunca anteriormente.
El primer gran golpe en el caso llegó bastante pronto: en julio de 1989, el mes siguiente. El autor del
incidente de "Tina" fue detenido, y confesó. Su nombre era "Fry Guy" (14) un joven de 16 años en
Indiana. Fry Guy había sido un joven muy perverso.
Fry Guy había ganado su mote a través de una proeza relacionada con las patatas fritas.
(14) Literalmente "tipo del freir"
Fry Guy había robado la clave de acceso de un gerente de un MacDonald's local y se había introducido
en el ordenador central de MacDonald's en el sistema Sprint Telenet. Actuando como gerente, Fry
Guy había alterado los registros de MacDonald's y había dado a varios adolescentes amigos suyos,
empleados friendo hamburguesas, generosos aumentos. No fue cogido.
Envalentonado por el éxito, Fry Guy pasó al abuso de tarjetas de crédito. Fry Guy era un orador
bastante efectivo; con talento para la "ingeniería social". Si se es bueno en "ingeniería social" - charla
fácil, engaños, hacerse pasar por otro, persuadiendo - entonces el abuso de tarjetas de crédito resulta
fácil. (No ser cogido a la larga es otra cosa). Fry Guy había conocido a "Urville" de la "Legion of
Doom" en el foro de conversación ALTOS en Bonn, Alemania. ALTOS era un foro de conversación
sofisticado, accesible a través de redes de ordenadores de extensión mundial como BITnet, Tymnet y
Telenet. ALTOS era muy frecuentado por miembros del "Chaos Computer Club" alemán. Dos hackers
del "Chaos" que participaban en ALTOS, "Jaeger" y "Pengo," habían sido villanos principales del caso
CUCKOS'S EGG de Clifford Stoll: conchabados en Berlín del Este con un espía experto de la KGB, y
que, a sueldo de esta, accedieron ilegalmente a ordenadores americanos, a través de Internet.
Cuando miembros de la "Legion of Doom" [LoD] leyeron la historia del pillaje de Jaeger en el libro de
Stoll, no quedaron especialmente impresionados técnicamente hablando. En el foro favorito de la LoD
en aquel momento, "Black Ice," (Hielo Negro) miembros de la LoD se jactaron de que ellos podrían
haber realizado todos los ataques del "Chaos" en una única semana! De cualquier forma, la LoD quedó
impresionada, aunque de mala gana, por la reputación de "Chaos", el puro atrevimiento de hackers
anarquistas y fumadores de hachís que se habían codeado con los temibles chicos importantes del
espionaje comunista internacional. Miembros de la "Legion of Doom" de vez en cuando intercambiaban
información con hackers alemanes amistosos en ALTOS - números de teléfono de ordenadores VAX/
VMS vulnerables en Georgia, por ejemplo. Phone phreaks daneses y británicos, y la camarilla australiana
"Phoenix," "Nom," y "Electron", también eran habituales de ALTOS. En círculos underground
moverse por ALTOS era considerado signo de pertenecer a la élite, un hacker sofisticado de la jet-set
digital internacional.
Fry Guy aprendía rápidamente como robar información de agencias de atención al usuario de tarjetas
de crédito. Tenía más de cien números de tarjetas de crédito robadas en sus notas, y más de un millar
de códigos de acceso a larga distancia también birlados. Sabía como entrar en ALTOS y como hablar
la lengua del underground convincentemente.
Esta vez sacó a Urvile información sobre trucos relativos a estaciones de conmutación, en ALTOS.
La combinación de esos dos tipos de información permitió a Fry Guy abrirse camino hacia una nueva
forma de fraude electrónico.
Primero birló números de tarjetas de crédito de ordenadores de compañías de crédito. La información
obtenida incluía nombres, direcciones y números de teléfono de usuarios aleatorios de tarjetas.
Entonces, Fry Guy, haciéndose pasar por poseedor de una tarjeta, llamo a Western Union y solicitó un
adelanto en metálico a cargo de "su" tarjeta de crédito. Western Union, como garantía de seguridad,
devolvería la llamada al usuario, a su casa, para verificar la transacción.
Pero, tal y como había conmutado la oficina de libertad condicional de Florida a "Tina" en Nueva York,
Fry Guy redireccionó el número del propietario de la tarjeta a un teléfono público local.
Allí esperaría al acecho, embrollando sus huellas direccionando y redireccionando la llamada, a través
de conmutadores tan lejanos como Canadá. Cuando la llamada llegase, practicaría descaradamente
"ingeniería social", es decir, persuadiría a la gente de Western Union de que era el dueño legítimo de la
tarjeta. Puesto que había contestado al otro extremo del número de teléfono correcto, el engaño no era
muy difícil. El dinero de Western Union era entonces enviado a un cómplice de Fry Guy en su ciudad en
Indiana.
Fry Guy y su grupo de apoyo, usando técnicas de la "Legion of Doom", robaron seis mil dólares de
Western Union entre diciembre de 1988 y julio de 1989. También hicieron sus pinitos encargando el
envío de bienes robados mediante fraude de tarjetas. Fry Guy estaba intoxicado con el éxito. El chico
de dieciséis años fantaseaba exageradamente frente a hackers rivales, alardeando de haber usado
dinero estafado ara alquilar una gran limosina, y haber conducido fuera del estado con n fanático de su
banda de heavymetal favorita, Motley Crue. Armado con conocimiento, poder, y un gratificante flujo de
dinero negro, Fry Guy llevó la situación mas allá de sí mismo y llamó a los representantes locales de
seguridad de Indiana Bell, pavoneándose, jactándose y profiriendo tormentosas advertencias, que sus
poderosos amigos en la notoria "Legion of Doom" podían hacer caer la red telefónica nacional.
Fry Guy incluso nombró una fecha para el acontecimiento: el cuatro de julio, una fiesta nacional.
Este atroz ejemplo del síndrome "arrésteme por favor", fue seguido por su pronto arresto. Después de
que la compañía telefónica de Indiana descubrió quien era, el Servicio Secreto instaló DNRs - Dialed
Numer Recorders (15) - en las líneas telefónicas de su casa. Estos aparatos no son escuchas y no
pueden grabar el contenido de las llamadas, pero graban los números telefónicos de todas las llamadas
tanto hacia fuera como desde fuera.
Rastrear estos números demostró el fraude de códigos de larga distancia llevado a cabo por Fry Guy,
sus extensas conexiones a BBS piratas, y numerosas llamadas personales a sus amigos de la "Legion of
Doom" en Atlanta. Para el 11 de Julio de 1989, el Servicio Secreto también había instalado grabadoras
de números (pen registers) en las líneas de Prophet, Urville y Leftist.
El Servicio Secreto se presentó en gran número en la casa de Fry Guy el 22 de julio de 1989, para el
horror de sus padres, completamente ignorantes del asunto. Los agentes eran liderados por un agente
especial del Servicio Secreto de la oficina de Indianapolis. Sin embargo, fueron acompañados y aconsejados
por Timothy M. Foley de la oficina del Servicio Secreto de Chicago (un caballero del que
pronto oiremos un montón).
Utilizando técnicas contra el crimen informático federal que habían sido estándar desde comienzos de
los 80, el Servicio Secreto registró concienzudamente la casa y confiscó todo el equipo electrónico de
Fry Guy y cuadernos de notas. Todo el equipamiento de Fry Guy salió por la puerta bajo custodia del
Servicio Secreto, lo que puso un rápido fin a sus correrías.
El Servicio Secreto de los Estados Unidos (USSS) interrogó largamente a Fry Guy. Su caso fue
puesto a cargo de Deborah Daniels, la abogada federal de EE.UU. para el distrito sur de Indiana. A
Fry Guy se le imputaron once cargos de fraude informático, acceso no autorizado a ordenadores, y
fraude telefónico. La evidencia era exhaustiva e irrefutable. Por su parte, Fry Guy acusó de su corrupción
a la "Legion of Doom" y se ofreció a testificar contra ellos.
(15) es decir, Grabadoras de numeros marcados.
Fry Guy insistía en que la "Legion" pretendía tirar abajo el sistema telefónico durante una festividad
nacional. Y cuando AT&T falló estrepitosamente durante el día de Martin Luther King en 1990, esto
concedió cierta credibilidad a su denuncia, logrando alarmar genuinamente a la seguridad de la compañía
telefónica y al Servicio Secreto. Finalmente, Fry Guy se declaró culpable el 31 de mayo de 1990. El
14 de septiembre fue sentenciado a cuarenta y ocho meses de libertad condicional y a cuatrocientas
horas de servicio social.
Lo podría haber tenido mucho peor; pero era sensato por parte de los acusadores el ser suave con
este adolescente menor de edad, y centrar la atención en los notorios miembros principales de la
"Legion of Doom".
Pero el caso contra la "LoD" tenía defectos reticentes.
Pese a los mayores esfuerzos de los investigadores, era imposible probar que la "Legion" había tirado
el sistema telefónico el 15 de enero, por que ellos, ciertamente, no lo habían hecho. Las investigaciones
de 1989 sí que mostraron que ciertos miembros de la "Legion of Doom "habían obtenido un poder sin
precedentes sobre las estaciones de conmutación de las compañías telefónicas, y que estaban activos
conspirando para obtener todavía más poder. Privadamente, los investigadores estaban convencidos de
que la "Legion of Doom" pretendía hacer cosas horribles con su conocimiento, pero la mera intención
de maldad no era suficiente para llevarles a la cárcel.
Y aunque los "tres de Atlanta" - Prophet, Leftist, y especialmente Urville - habían enseñado mucho a
Fry Guy, ellos mismos no cometían fraude con tarjetas de crédito. Lo único que habían "robado" era
servicio de larga distancia - y puesto que habían hecho buena parte de ello mediante manipulación de la
conmutación telefónica, no había forma sencilla de juzgar cuanto habían "robado", o incluso si esta
práctica era "robo" de algún tipo fácilmente clasificable.
El robo de códigos de larga distancia por parte de Fry Guy les salió muy caro a las compañías telefónicas.
El robo de servicio alarga distancia puede ser una "pérdida" bastante teórica, pero cuesta dinero y
tiempo reales para borrar todos aquellos códigos robados, y reasignar otros nuevos a los inocentes
dueños de aquellos códigos corruptos. Los propios dueños de aquellos códigos se convierten en
víctimas, y pierden tiempo y dinero y tranquilidad con el follón. Y luego, también había que tratar con
las víctimas de tarjetas de crédito y Western Union. Cuando se trataba de estafa, Fry Guy era un ladrón
mucho mayor que la "Legion of Doom". Era solo cuando se trataba de verdadera habilidad informática,
cuando Fry Guy resultaba ser insignificante.
La Legion de Atlanta pensaba que la mayor parte de las "reglas" del ciberespacio eran para perdedores
y gente que acepta todo lo que le mandan sin cuestionarlo, pero ellos también tenían reglas. Ellos
nunca tiraban abajo nada, y nunca tomaban dinero. Estas eran simples reglas genéricas y principios
bastante dudosos cuando se trata con sutilidades éticas del ciberespacio, pero permitían a los "tres de
Atlanta" operar con una conciencia relativamente limpia (aunque nunca con tranquilidad de mente).
Si no hacías de hacker por dinero, si no robabas a la gente su dinero - dinero en el banco, se entiende
- entonces nadie era realmente perjudicado, en opinión de la "Legion of Doom". "Robo de servicio" era
una hipocresía, "propiedad intelectual" un mal chiste. Pero la LoD tan solo sentía un desdén elitista hacia
los artistas de la estafa, y ladrones. A sí mismos se consideraban limpios.
En su opinión, si no desorganizabas ni tirabas sistemas - (bueno, no intencionadamente, de cualquier
forma - accidentes ocurren, pregunta a Robert Morris) entonces era totalmente injusto llamarte "vándalo"
o "cracker". Cuando estabas dando una vuelta "on-line" con tus "camaradas" en el sistema de
seguridad de las compañías de telecomunicaciones, podías mirarlos con superioridad desde el plano
superior de moralidad hacker. Y podías burlar a la policía desde las alturas arrogantes de tu búsqueda,
como hacker, del puro conocimiento.
Pero desde el punto de vista de la policía y departamentos de seguridad de compañías de telecomunicaciones,
sin embargo, Fry Guy no era realmente peligroso. Los "tres de Atlanta" eran peligrosos.
No eran los crímenes que estaban cometiendo, sino el peligro, el riesgo potencial, el poder técnico
absoluto que la "Legion of Doom" había acumulado, que hacia la situación insostenible.
Fry Guy no pertenecía a la LoD. Nunca había visto personalmente a ningún miembro; sus únicos
contactos con ellos habían sido electrónicos.
Los miembros del núcleo de la "Legion of Doom" solían reunirse físicamente en convenciones que
tenían lugar aproximadamente cada año, para emborracharse, intercambiar el saludo de los hackers,
encargar pizzas y arrasar habitaciones de hotel. Fry Guy nunca había participado. Deborah Daniels lo
valoró con bastante exactitud como un "quiero y no puedo ser un LoD".
En cualquier caso, los crímenes de Fry Guy fueron directamente atribuidos a la "Legion of Doom" en
buena parte de la futura propaganda policial. La LoD sería descrita como "un grupo realmente cerrado"
involucrado en "numerosas actividades ilegales" incluyendo "robar y modificar historiales de crédito de
personas", y "obtener dinero y bienes fraudulentamente". Fry Guy lo hizo, pero no los "tres de Atlanta";
ellos simplemente no se dedicaron al robo, sino más bien al mero acceso ilegal. Esto causó un extraño
giro en la estrategia de los acusadores. La "Legion of Doom" fue acusada de "diseminar información
sobre el ataque a ordenadores a otros hackers informáticos con la intención de desplazar el esfuerzo
del sistema judicial hacia esos otros hackers y lejos de la Legion of Doom."
Esta ultima acusación (cogida directamente de una rueda de prensa del Grupo Especial de Chicago
contra el Abuso y Fraude Informático) suena particularmente cogida por los pelos. Se podría concluir
en este punto que los investigadores habían sido aconsejados que siguieran adelante y "desplazaran su
esfuerzo" apartándolo de la "Legion of Doom." Quizá deberían concentrarse en "esos otros hackers" -
aquellos que realmente robaban dinero y bienes materiales.
Pero la "Caza del Hacker" de 1990 no era una simple acción policial.
Pretendía simplemente hacerse notar en el ciberespacio - era un caza, un intento deliberado de dejar
en claro el núcleo de la operación, de enviar un mensaje potente y fatal que pusiera freno al incontrolado
underground digital.
Según este razonamiento, Fry Guy no era mucho más que el equivalente electrónico a un camello
barato en una esquina. Mientras los cerebros de la LoD siguieran operando flagrantemente, amontonando
sin límites su conocimiento ilícito, y fomentando entusiasmo por infringir flagrantemente la ley,
habría un suministro infinito de Fry Guys.
Debido a que la "Legion of Doom" era flagrante, habían dejado huellas por todas partes, que serian
seguidas por el sistema legal en Nueva York, Indiana, Florida, Texas, Arizona, Missouri, incluso Australia.
Pero la guerra de 1990 contra la "Legion of Doom" fue dirigida desde Illinois, por el Grupo Especial
de Chicago contra el Abuso y Fraude Informático.
El grupo especial de fraude y abuso informático, liderado por el fiscal federal Willian J. Cook, comenzó
su andadura en 1987 y fulgurantemente se convirtió en una de las más agresivas unidades locales de
crímenes informáticos. Chicago era el hogar más natural para un grupo como ese. El primer sistema de
BBS se inventó en Illinois. El estado de Illinois tenía una de las primeras y más rigurosas leyes para
crímenes informáticos de toda la nación. La policía estatal de Illinois estaba bajo una conspicua alerta
sobre posibles delitos de guante blanco y fraudes electrónicos.
Y Willian J. Cook, particularmente, era una joven promesa entre los perseguidores del delito electrónico.
El y sus colegas fiscales federales en la oficina del fiscal en Chicago, tenían una estrecha relación
con el servicio secreto, especialmente con el agresivo agente de base en Chicago Timothy Foley.
Mientras While Cook y sus colegas del departamento de justicia planeaban la estrategia, Foley era su
hombre en la calle.
A lo largo de los ochenta, el gobierno federal dio a los fiscales un arsenal de herramientas legales
nuevas y nunca probadas, destinadas a la lucha contra el crimen informático. Cook y sus colegas fueron
pioneros en la aplicación a la vida real de esos nuevos estatutos gestados en los juzgados federales.
El dos de Octubre de 1986, el senado de los estados unidos aprobó, tristemente por unanimidad, el
acta " Fraude y Abuso informático" aunque había pocos convencidos acerca de la utilidad de este
estatuto. El grupo de Cook tomó su nombre de esta acta, ya que estaban decididos a transformar esa
poderosa pero teórica acta del congreso en un auténtico motor legal de destrucción contra defraudadores
y criminales informáticos.
No era solo un asunto meramente de descubrir delitos, investigarlos y tratar de castigar a sus
perpetradores. El grupo de Chicago, como la mayoría de los implicados en el asunto, ya sabían quienes
eran los chicos malos: la "Legion of Doom", y los escritores y editores de Phrack. El trabajo que tenían
que hacer era encontrar alguna forma legal de encerrar a esas personas.
Esta aproximación pudiera parecer un tanto dudosa a alguien que no estuviese muy al tanto de la dura
realidad del trabajo fiscal. Sin embargo los fiscales no mandan a la gente la cárcel por delitos que han
cometido; sino que mandan a gente a la cárcel por delitos que pueden probar que han cometido. La
policía federal de Chicago encarceló a Al Capone por un fraude en los impuestos.
Chicago es una gran ciudad con una tradición de rápidas acusaciones y mano dura en ambos lados de
la ley.
Fry Guy mantuvo el caso al aire libre y alertó a la seguridad de la compañía telefónica del alcance del
problema. Pero los delitos de Fry Guy no colocaron a los tres de Atlanta detrás de los barrotes y
mucho menos al excéntrico submundo de los redactores de Phrack. Así, el 22 de Julio de 1989, el
mismo día que Fry Guy fue cazado en Indiana, el servicio secreto fue a por los tres de Atlanta.
Era prácticamente inevitable. En el verano de 1989, servidores de la ley se estaban acercando a los
tres de Atlanta desde, por lo menos, seis direcciones a la vez. Primero, tenían las pistas que les había
dado Fry Guy, el cual había permitido que se instalasen registradores de DNR en las líneas de los tres
de Atlanta. Solamente las pruebas que aportaba el DNR hubieran acabado con ellos mas tarde o más
temprano. En segundo lugar, los colegas de Atlanta eran ya bien conocidos por Control-C y sus
patrocinadores en la seguridad de la compañía telefónica. Los contactos de LoD con la gente de
seguridad de la compañía telefónica se hicieron de manera poco segura e incluso mas orgullosamente
que normalmente; ellos creían que tenían poderosas amistadas en las altas esferas, y que eran ampliamente
tolerados por la gente de seguridad telefónica. Pero la unidad de intrusión de Bellsouth estaba
tras de LoD sin reparar en esfuerzos ni gastos.
Los nombres de los tres de Atlanta habían sido identificados e incluidos en los exhaustivos ficheros
anti-hacker mantenidos y vendidos por John Maxfield, detective de seguridad privada de Chicago.
Maxfield, que tenía extensos contactos dentro de la seguridad de la compañía telefónica y otros soplones
del underground era la bestia negra de la gente de Phrack, y el desagrado era mutuo.
Los tres de Atlanta habían escrito artículos para Phrack. Este acto de provocación no podía escapar a
la atención de los telecos y de los agentes de la ley.
"Knightmare" un hacker de Arizona en edad del instituto, era un amigo cercano y discípulo de la LoD
de Atlanta, había sido capturado por la formidable Unidad para la lucha contra el Crimen organizado y
la extorsión. Knightmare frecuentaba una de las BBS favoritas de LoD "Black ice" en particular y
estaba al tanto de sus secretos. Y tener a Gail Thackeray, el ayudante del fiscal general de Arizona, en
tu busca era un terrible riesgo para cualquier hacker.
Y quizás lo peor de todo, Prophet había cometido un gran error al pasar una copia ilícita de un fichero
de BellSouth a "Knight Lightning", que lo publicó en Phrack. Esto, tal como veremos, fue un acto que
trajo consecuencias directas a casi todos los relacionados en el caso.
El 22 de Julio de 1989, el Servicio Secreto apareció en la casa de Leftist, donde vivía con sus padres.
Una enorme escuadrilla de veinte oficiales rodearon el edificio: El servicio secreto, los comisarios
federales, la policía local, posiblemente la seguridad telefónica de BellSouth; era difícil de saber en
medio del ataque. El padre de Leftist, mientras trabajaba en su oficina del sótano de la casa, notó, para
empezar, cómo un musculoso extraño vestido en ropa normal cruzaba por el patio trasero amartillando
una pistola. Según más extraños fueron entrando en la casa, el padre de Leftist asumió, naturalmente,
que se trataba de un robo a mano armada.
Como muchos de los padres de hackers, el padre y la madre de Leftist solo tenían una muy vaga
noción de lo que Leftist había estado haciendo todo ese tiempo. Leftist tenía un trabajo diurno reparando
ordenadores. Su obsesión por los ordenadores parecía un poco rara, pero en absoluto dañina, e
incluso destinada a terminar en una bien pagada carrera. La repentina y abrumadora incursión dejó
traumatizados a los padres de Leftist.
Leftist había estado tomando un par de jarras de margarita con los compañeros después del trabajo.
Según sus pies, anestesiados de tequila, le iban transportando por la calle, transportando una bolsa llena
de disquetes, advirtió un gran número de coches sin distintivos aparcados en su calle. Todos los coches
tenían pequeñas antenas de microondas.
El servicio secreto había arrancado la puerta principal de sus bisagras casi aplastando a su madre.
Dentro, Leftist fue arrestado por James Cool, agente especial del servicio secreto, oficina de Atlanta.
Leftist estaba alucinado. Nunca antes se había encontrado con un agente del servicio secreto. No podía
imaginar que hubiera hecho algo que mereciera la atención federal. El siempre había creído que si sus
actividades llegaban a ser intolerables, uno de sus contactos en seguridad telefónica le haría una llamada
privada y le diría que lo dejase.
Pero lo cierto era que Leftist estaba siendo registrado por curtidos profesionales, y su bolsa de
disquetes era rápidamente confiscada. Él y sus padres fueron conducidos a habitaciones separadas y
esposados mientras un equipo de oficiales buscaba en la casa cualquier cosa electrónica.
Leftist se horrorizó según su atesorado PC, IBM AT con sus cuarenta megas de disco, y su recientemente
comprado 80386 clónico con un descomunal disco duro de cien megas, eran rápidamente
transportados fuera de la casa en custodia del Servicio Secreto. También confiscaron todos sus discos,
todas sus libretas de notas, y un enorme botín de desgastados documentos de la compañía telefónica
que Leftist había rescatado de contenedores de basura.
Leftist pensaba que se trataba de una gran equivocación. El nunca había entrado en ordenadores
militares. No era un espía ni un comunista. Simplemente era uno de los viejos y buenos hackers de
Georgia, y solo quería ver a toda aquella gente fuera de su casa. Pero parecía que eso no iba a ocurrir
hasta que aceptase alguna clase de acuerdo.
De esta manera colaboró con ellos. Y según diría más tarde desde su prisión federal de Talladega,
Alabama, fue un gran error.
Atlanta era una zona única, en la que tres miembros de "Legion Doom" vivían mas o menos en la misma
localidad. A diferencia del resto de la LoD, que tendía a asociarse por teléfono y ordenador, La LoD
de Atlanta estaba estrechamente unida. No fue ninguna sorpresa que los agentes del servicio secreto
que detuvieron a Urvile en el laboratorio de ordenadores de Georgia Tech, también encontraran a
Prophet junto él.
Urvile de 21 años, un estudiante de química de polímeros en Georgia Tech, se convirtió en un caso
problemático para los agentes de la ley. Urvile también conocido como "Necron 99" y otros alias que
solía cambiar cada mes era tanto un experto hacker como un fanático de los juegos de rol.
Los juegos de rol no son un hobby muy habitual, pero los hackers son gente poco habitual, y sus
pasatiempos favoritos tienden a ser algo fuera de lo normal. El juego de rol más conocido en América
es probablemente "Dungeons & Dragons", un juego hablado multijugador que se juega con papel,
mapas, lápices, tablas estadísticas y una gran variedad de dados de formas raras. Los jugadores representan
personajes heroicos explorando un mundo de fantasía completamente inventado. Los mundos de
fantasía de los juegos de rol son normalmente escenarios pseudomedievales de espada y brujería,
magos lanzadores de hechizos, caballeros en armadura, unicornios y dragones, demonios y goblins.
Urvile y sus compañeros de juego preferían fantasías altamente técnicas. Ellos usaban un juego basado
en "G.U.R.P.S." ("sistema genérico de juegos de Rol" siguiendo las siglas en inglés), editado por una
compañía llamada Steve Jackson Games (SJG).
"G.U.R.P.S." funciona como una superestructura para crear una gran variedad de mundos fantásticos
artificiales. Steve Jackson Games publicó una estantería de libros llenos de detallada información y
sugerencias, que eran usados para completar la estructura básica de GURPS con muchos trasfondos
fantásticos.
Urvile hizo uso extensivo de dos libros de SJG llamados "GURPS High-Tech" y "GURPS Special
Ops".
En el artificial mundo de fantasía de "GURPS Special Ops", los jugadores vivían un contemporáneo
mundo de intrigas fantásticas y espionaje internacional. Al principio del juego, los jugadores comienzan
siendo pequeños e inofensivos, quizás agentes de la CIA de segunda división, o vendedores de armas
de tres al cuarto. Pero si los jugadores persisten a través de una serie de sesiones (las sesiones de juego
duran generalmente varias horas, o más aún: se elaboran campañas que para terminarse necesitan de
meses) entonces pueden adquirir nuevas habilidades, nuevos conocimientos, nuevo poder. Podrían
llegar a dominar nuevas habilidades como francotirador, karate, pinchar líneas o apertura de puertas.
También llegan a adquirir muchos tipos diferentes de botines imaginarios, como Berettas, cocteleras de
martini, o deportivos con asientos eyectables y ametralladoras en los faros. Como se puede imaginar
dada la complejidad de este juego, las notas de Urvile eran muy detalladas y extensas.
Urvile era un "director de juego" (16), que inventaba escenarios para que sus compañeros de juego;
gigantescas simulaciones de aventuras con enigma que sus amigos debían desvelar.
Las notas de juego de Urvile abarcaban docenas de páginas con todo tipo de exóticas locuras repletas
de raids ninja a Libia y rupturas de cifrados superordenadores de la China roja. Sus notas estaban
escritas en papel de desecho y guardadas en archivadores de hojas sueltas.
El papel de desecho más accesible eran los muchos kilos de documentos e impresiones propiedad de
BellSouth que había robado de las papeleras de la compañía telefónica. Sus notas estaban escritas en el
reverso de propiedad privada de la compañía telefónica. Por si esto no fuera suficientemente malo, las
notas del juego estaban mezcladas caóticamente con notas garabateadas de Urvile acerca de las
instrusiones informáticas que había cometido.
No solamente era prácticamente imposible separar las notas del juego de Urvile de la realidad
"ciberespacial", sino que el propio Urvile no tenía muy clara la distinción entre ambos mundos. No es
exagerado decir que para Urvile todo era un juego. Urvile era muy inteligente, altamente imaginativo, y
poco al tanto de las nociones de otras personas sobre la propiedad privada. Su conexión con la "realidad"
no era algo que le preocupase demasiado. Hackear era un juego para Urvile. Era una diversión
mas, algo que hacía por divertirse. Y Urvile era un joven obsesionado. El no podía dejar de hackear
tanto como no podía dejar a mitad un puzzle o parar en mitad de la lectura de una trilogía de fantasía de
Stephen Donalson. (El nombre "Urvile" esta sacado de una los novelas de Donaldson más vendida)
A los interrogadores de Urvile les molestó mucho la irreal y a prueba de balas actitud de Urvile. Para
empezar el no consideraba que hubiese hecho nada malo. No había ni la más ligera sombra de remordimiento
en él. Por el contrario, estaba convencido que los interrogatorios policiales eran parte de un
demente mundo de fantasía de su propiedad. Se podría afirmar con toda seguridad que era así ya que
Urvile se comportaba de un modo demasiado educado y cooperante.
Por ejemplo, la habilidad de la LoD para monitorizar las llamadas telefónicas del Servicio Secreto y la
policía. Urvile estaba de acuerdo que era posible hacerlos y que no era gran problema para la LoD. De
hecho, el y sus amigos habían lanzado la idea en el tablón de "Black Ice" igual que otras muchas ideas
atrayentes, tales como construir lanzallamas portátiles y puñados de granadas caseras. Tenían cientos
de números de acceso informático a agencias gubernamentales que había obtenido muestreando teléfonos
de Atlanta, o que había extraído de mainframes VAX/VMS asaltados.
En realidad, nunca habían intentado escuchar a los polis porque la idea no era lo suficientemente
interesante como para molestarse en ello. Además, si ellos hubieran pinchado las llamadas del Servicio
Secreto, obviamente nunca habrían sido capturados ¿No?
(16) En inglés "dungeon master" que literalmente significa "señor de los calabozos".
El Servicio Secreto estaba poco satisfecho con esa caballeresca lógica hacker.
Estaba, sin embargo, el asunto de la caída del sistema telefónico. No hubo problemas, Urvile lo admitió
claramente. La LoD de Atlanta podía echar abajo todo el sistema telefónico del estado cuando
quisiera. ¿incluso el servicio 911?
No hay nada especial en eso, explico Urvile pacientemente. Poniendo el interruptor sobre sus rodillas,
que significa "usando el bug makedir de UNIX", y el 911 deja de funcionar también con toda seguridad.
El sistema 911 no era algo muy interesante, francamente. Era tremendamente interesante para la policía
(por oscuras razones de su exclusiva incumbencia), pero como desafío técnico el servicio del 911 era
algo aburrido. De esa forma los tres de Atlanta habrían podido bloquear el servicio, haberlo
desactivado a todo lo largo del territorio BellSouth, si hubiesen trabajado un poco sobre ello. Pero la
LoD de Atlanta no eran crashers. Solo los perdedores y ratas eran crashers. LoD era la élite.
Urvile estaba íntimamente convencido que compartir su experiencia técnica le dejaría libre de todo tipo
de problemas. Por lo que a él le correspondía, el estatus de élite en el underground digital le había
colocado permanentemente detrás de la morralla intelectual de policías y gente común. Urvile tenía
mucho que aprender.
De los tres de la LoD, Prophet era el que tenía problemas más importantes.
Prophet era un experto en programación UNIX que huroneaba dentro y fuera de Internet de forma
habitual. Empezó su carrera como hacker alrededor de los 14, interfiriendo con un mainframe UNIX de
la Universidad de Carolina del Norte.
Prophet escribió el fichero de "Legion of Doom" llamado "UNIX, uso y seguridad de principio a fin"
UNIX (pronunciado como "you-nicks") es un potente y flexible sistema operativo, para máquinas
multiusuario y multitarea. En 1969, cuando nació UNIX en los laboratorios Bell, esos ordenadores eran
exclusividad de grandes corporaciones y universidades, pero hoy UNIX corre en miles de potentes
ordenadores personales. UNIX esta particularmente adaptado a la programación de telecomunicaciones
y se ha convertido en un standard de ese campo. Naturalmente, UNIX también se convirtió en un
standard de la élite hacker y phreaker.
Ultimamente, Prophet no había sido tan activo como Leftist y Urvile, pero Prophet era reincidente. En
1986, cuando tenía dieciocho, Prophet fue declarado culpable de "acceso no autorizado a una red de
ordenadores" en Carolina del Norte. Fue descubierto entrando ilegalmente en la red de datos de
Southern Bell, una red interna UNIX supuestamente cerrada al público. Obtuvo una típica sentencia
hacker: seis meses de suspensión, 120 horas de servicios comunitarios y tres años de libertad condicional.
Después de esa humillación, Prophet se deshizo de la mayoría de sus toneladas de datos ilícitos phreak
y hacker, e intentó actuar honradamente. Estaba en libertad condicional después de todo. Pero, en el
otoño de 1988 la tentación del ciberespacio demostró ser demasiado para el joven Prophet, y trabajo
hombro con hombro con Urvile y Leftist en los mas arriesgados sistemas a los que tenían acceso.
(17) Es decir "sistema avanzado de procesamiento de la información".
A principios de septiembre de 1988, entró en el sistema centralizado y automático de BellSouth,
AIMSX o "Advanced Information Management System" (17) AIMSX era una red interna de negocios
perteneciente a BellSouth, donde los empleados de la compañía almacenaban su correo electrónico,
bases de datos, notas y calendarios, y también donde construían sus documentos de texto.
Como AIMX no tenía accesos telemáticos públicos se consideraba que era desconocida y por eso no
estaba bien asegurada, nunca requirió passwords. Prophet se hizo con una cuenta creada conocida
como "waa1," la cuenta personal de una desadvertido empleado de la compañía. Disfrazado como el
dueño de waa1, Prophet hizo alrededor de una decena de visitas a AIMSX.
Prophet no hizo daño ni borró nada del sistema. Su presencia en AIMSX fue inofensiva y casi invisible.
Pero no se conformó con eso.
Una parte del texto procesado en AIMSX fue un documento de la compañía conocido como " Bell
South Standard Practice 660-225-104SV Control Office Administration of Enhanced 911 Services for
Special Services and Major Account Centers dates March 1988"
Prophet no estaba buscando ese documento. Simplemente era uno entre cientos de documentos
similares y con impenetrables títulos. Sin embargo, habiéndolo conseguido en el curso de uno de sus
ilícitos vagabundeos en AIMSX, decidió llevárselo como un trofeo. Demostró ser bastante útil en
futuras sesiones de vanagloria. Así, una vez en Septiembre del 1988, Prophet ordenó al mainframe de
AIMSX que copiase y transfiérese al ordenador de su casa el documento (llamado a partir de ahora "el
documento E911").
Nadie se dio cuenta que Prophet hizo eso. De alguna manera había robado el documento E911, pero
la noción de propiedad en el ciberespacio es algo dificultosa. Bellsouth no advirtió nada raro, porque
Bellsouth mantenía todavía la copia original. El no había "robado" el documento en sí mismo. Muchas
personas supuestamente copiaron el documento, gente que trabajaba para alguno de los diecinueve
"servicios especiales y centros de cuentas grandes BellSouth" repartidos a los largo y ancho del sudeste
de los Estados Unidos. Esto fue posible porque estaba ubicado en una red de ordenadores: para que
fuera copiado y leído por los empleados de la compañía. En aquella ocasión los datos habían sido
copiados por alguien que se suponía no podía leerlo.
Prophet obtuvo su trofeo. Después decidió almacenar otra copia del documento E911 en el ordenador
de otra persona. Esta persona inocente era un entusiasta de los ordenadores llamado Richard Andrews
que vivía cerca de Joliet, Illinois.
Richard Andrews era un programador profesional en UNIX, y administraba una potente BBS UNIX
llamada "Jolnet" instalada en el sótano de su casa.
Prophet, usando el alias "Robert Johnson" obtuvo una cuenta en el ordenador de Richar Andrews. Y
allí, en su sección privada del ordenador de Andrew, escondió una copia del documento E911.
¿Por qué hizo Prophet eso? Si Prophet hubiera eliminado el documento E911 de su propio ordenador,
y guardado este a cientos de millas de distancia, en otra maquina y bajo un alias, entonces hubiera
estado razonablemente seguro de que no lo persiguieran y descubrieran aunque esta acción poco ética
hubiera puesto en peligro al confiado Richard Andrews.
Pero, como muchos hackers, Prophet era un vicioso de los datos ilícitos. Cuando los comprimió para
almacenarlos no pudo apartarlo de su trofeo. Cuando a casa de Prophet en Decatur, Georgia, fue
asaltada en Julio de 1989, encontraron el documento E911, una evidencia condenatoria. Y allí estaba
Prophet, en las manos del Servicio Secreto, haciendo lo mejor que podía para explicar".
Nuestra historia nos lleva ahora lejos de los tres de Atlanta y sus asaltos en l verano de 1989. Debemos
dejar a los tres de Atalanta "cooperando plenamente" con sus numerosos investigadores. Y los tres
cooperaron, tal como explicaba el memorándum de la sentencia del juzgado del distrito del norte de
Georgia, justo antes de que los tres fuesen condenados a varias prisiones federales en Noviembre de
1990.
Debemos ahora capturar los otros aspectos de la guerra de "Legion of Doom". La guerra de la Legion
era una guerra en una red de hecho, una red de tres redes las cuales se entrelazaban e interrelacionaban
de una manera muy compleja. La Legion en si misma, incluida la LoD de Atalanta, y su añadido de Fry-
Guy se movían en la primera red. La segunda red era la revista Phrack y sus editores y colaboradores.
La tercera red involucrada era el círculo electrónico cercano a un hacker conocido como "Terminus".
La guerra contra las redes de este hacker la llevo a cabo por una red de fuerzas policiales. LoD de
Atalanta y Fry Guy fueron perseguidos por agentes de los Servicios Secretos de los Estados Unidos y
fiscales federales de Atlanta, Indiana y Chicago. "Terminus" se encontró acosado por el Servicio Secreto
y los fiscales federales de Baltimore y Chicago. Y la guerra contra Phrack era casi completamente,
una operación de Chicago.
La investigación de Terminus involucró una gran cantidad de energía, la mayoría procedente del grupo
de Chicago, pero esto es la parte menos conocida y publicitada de las operaciones contra hackers.
Terminus, que vivía en Maryland, era un programador en UNIX y un consultor bastante conocido (bajo
su nombre real) en la comunidad UNIX, como un reconocido experto en miniordenadores AT&T.
Terminus idolatraba AT&T, especialmente Bellcore, y mucho más que su reconocimiento como un
experto en UNIX, su mayor ambición era trabajar para los Bell labs.
Pero Terminus tenía amigos oscuros y una historia oculta. Terminus fue una vez el protagonista de una
admirativa entrevista en Phrack (volumen II, ejemplar 14, Phile 2- Marzo 1987). En este articulo, el
coeditor de Phrack Taran King describió a "Terminus" como un ingeniero electrónico, de 1,75 m, de
pelo castaño, nacido en 1959 a los 28 años de edad, bastante maduro para un hacker.
Terminus fue una vez el sysop de una BBS phreak/hack llamada "MetroNet", que funcionaba en un
Apple II. Después reemplazó "MetroNet" por una BBS underground llamada "MegaNet" especializada
en IBMs. En sus días jóvenes, Terminus había escrito uno de los primeros y más elegantes programas
buscadores de códigos para PC IBM. Este programa se había extendido ampliamente entre la comunidad
underground. Contables legiones de Poseedores de un PC, phreakers y hackers usaron el
rastreador de Terminus para romper los códigos de las compañías telefónicas. Este hecho no escapó de
la atención de la seguridad de las compañías telefónicas; cosa lógica ya que el primer alias que Terminus
empezó a manejar "Terminal Technician" (18) estaba orgullosamente escrito en el programa. Cuando
llego a ser un profesional a tiempo completo (especializado en programación de telecomunicaciones)
adoptó el alias Terminus, indicando que "había alcanzado la cima del hacker eficiente". Cambió a
"Netsys" una BBS basada en UNIX acerca de ordenadores AT&T, con cuatro líneas telefónicas y unos
impresionantes 240 Mb de capacidad. "Netsys" almacenaba los ejemplares completos de Phrack, y
Terminus estaba familiarizado con sus editores, Taran King y Knight Lightning.
(18) Literalmente "Técnico Terminal"
A principios de los ochenta, Terminus era un visitante regular en Plovernet, Pirate-80, Sherwood
Forest y Shadowland, todas BBS piratas bien conocidas, todas muy frecuentadas por la "Legion of
Doom". Como así ocurrió, Terminus nunca estuvo oficialmente "en LoD", porque nunca se le había
dado la alta insignia oficial de la LoD y formalmente investido por el experto de la Legion Lex Luthor.
Terminus nunca se encontró físicamente con LoD. Pero eso no importaba demasiado: ninguno de los
tres de Atlanta nunca fueron oficialmente sancionados por Lex- Cuando los agentes de la ley se implicaron
sus intenciones eran claras. Terminus era un profesional a tiempo completo y adulto con habilidades
propias en software y hardware de AT&T- aunque Terminus pertenecía en cuerpo y alma a la
Legion of Doom y el underground.
El uno de Febrero de 1990 medio mes después de la caída del sistema el día de Martin Luther King
Los agentes del servicio secreto Tim Foley de Chicago, y Jack Lewis de la oficina de Baltimore, acompañados
por el oficial de seguridad de AT&T Jerry Dalton, viajaron hasta Middle Town, Maryland. Allí
esposaron a Terminus en su domicilio (ante el terror de su mujer y sus hijos pequeños) y, de la forma
habitual, transportaron sus ordenadores fuera de la casa.
La máquina de Netsys demostró contener una plétora de arcanos programas UNIX, código fuente
oficialmente propiedad de AT&T. Software tal como: UNIX SV release 3.2; UNIX SV release 3.1;
software de comunicaciones UUCP; Shell KORN; RFS; IWB; WWB; DWB; el lenguaje de programación
C++; PMON; TOOL CHEST; QUEST; DACT; y S FIND.
En la antigua tradición pirata underground, Terminus había estado comerciando con su software
ilícitamente copiado dentro de un pequeño circulo de amigos programadores de UNIX. Muy desafortunadamente,
había almacenado siete años de su correo electrónico en su máquina Netsys el cuál
documentaba todos los acuerdos amistosos que había hecho con sus variados colegas. Terminus no
había bloqueado el sistema telefónico de AT&T el 15 de Enero. Sin embargo descuidadamente había
creado un altruista circulo de piratería de software AT&T. No era una actividad que AT&T encontrase
divertida. El oficial de seguridad de AT&T Jerry Dalton valoró esa propiedad "robada" por encima de
trescientos mil dólares.
La entrada de AT&T en el entramado de la empresa privada se complicó por las nuevas y vagas reglas
de la economía de la información. Hasta la división de Ma Bell20, AT&T tenía prohibido vender
hardware o software de ordenadores. Ma Bell era la compañía telefónica; a Ma Bell no le estaba
permitido el uso de sus enormes ingresos provenientes del servicio telefónico para financiar en el mercado
de ordenadores.
AT&T, sin embargo, inventó el sistema operativo UNIX. Y de alguna manera AT&T encontró la manera
de hacer de UNIX una fuente menor de ingresos.
Asombrosamente UNIX no era vendido como software de ordenadores, entraba en los catálogos
como una oscura excepción que permitía la venta de chatarra y material de subasta. Cualquier intento
de promocionar la venta de UNIX hubiera producido una furiosa oposición legal por parte de las
compañías de software.
En vez de eso, se concedieron licencias de UNIX para universidades, en pequeñas cantidades, donde
el ácido de la libertad académica ataba firmemente los derechos de propiedad de AT&T.
Al llegar la división, AT&T se dio cuenta que UNIX era una mina de oro en potencia. En ese momento
grandes pedazos del código de UNIX no habían sido creados por AT&T y era vendido por otros. Un
sistema operativo UNIX completo rival había aparecido en Berkley, California (una de las más grandes
fuentes de ideología sobre el mundo hacker). Hoy en día los hackers consideran que "Berkeley UNIX"
es técnicamente superior al AT&T "System V UNIX", pero AT&T no iba a permitir que la mera elegancia
técnica se tuviese en cuenta en el mundo real de la venta de software de negocios de carácter
propietario. AT&T había construido su propio código de forma deliberadamente incompatible con el
UNIX de los demás, y había escrito el código de forma que se pudiese probar su copyright, incluso si
el código hacía algo insignificante - "un apaño". Las licencias de usuario del UNIX AT&T eran acuerdos
comerciales muy serios, repletos de declaraciones y cláusulas de rescisión muy claras.
AT&T no consiguió arrimar el ascua del UNIX a su sardina, pero mantuvo el control en el tema con
cierto éxito. Para los estándares rampantes y explosivos de la piratería del software, el código fuente
del software UNIX AT&T estaba lleno de derechos y licencias, bien protegido. UNIX ha funcionando
tradicionalmente solo en mainframes propiedad de grandes grupos de profesionales de traje y corbata,
en vez de en maquinas de dormitorio donde la gente pudiese actuar malignamente.
Y el código fuente del UNIX de AT&T es seria programación de alto nivel. El número de expertos
programadores UNIX con motivos para robar el código fuente UNIX es pequeño. Ridículo, comparado
con las decenas de miles listos para destripar juegos de entretenimiento para PC tal como "Leisure
Suit Larry"
Pero en 1989, los tipos del underground, representados por Terminus y sus amigos estaban trasteando
con AT&T UNIX. Y la propiedad en cuestión no se había vendido por veinte dólares en el mostrador
de Babbage's or Egghead's (19); se trataba de un código corporativo masivo, sofisticado, con
multilíneas y multiautores que valía cientos de miles de dólares.
Hay que reconocer en este punto que la supuesta red de piratas de programas UNIX de Terminus
nunca había obtenido dinero por sus supuestos crímenes. La cifra de 300000 dólares esgrimida en
relación a los contenidos del ordenador de Terminus no significaba que Terminus tuviera de hecho una
posesión ilícita de trescientos mil dólares de AT&T. Terminus enviaba software arriba y abajo, de forma
privada, de persona a persona, gratis. No estaba llevando a cabo un negocio, ni tampoco pirateaba.
No había pedido dinero, no recibía dinero. Vivía de forma modesta.
Los empleados de AT&T, así como los trabajadores freelance como Terminus, trabajaban normalmente
con software "propietario" de AT&T, tanto en la oficina como en casa, en sus máquinas privadas.
AT&T rara vez enviaba agentes de seguridad a registrar los discos duros de sus empleados. Los trabajadores
freelance baratos de UNIX eran muy útiles para AT&T; no tenían que pagar seguridad social o
pensión, por no hablar de sindicarse en la Communication Workers of America (20). Eran humildes
conserjes digitales, paseando con su cubo y fregona por el Gran Templo Tecnológico de AT&T; pero
cuando el Servicio Secreto llegó a su casa, ¡parecía que estuvieran comiendo con los cubiertos de plata
de la compañía y durmiendo en las sábanas de la compañía! De forma insultante, se comportaban como
si ¡las cosas con las que trabajaban cada día les pertenecieran!
Y no hablamos de meros hackers adolescentes con sus manos llenas de papel de la basura y sus
narices apretadas a las ventanas corporativas. Estos tipos eran magos del UNIX, y no sólo tenían datos
de AT&T en sus máquinas y sus cabezas, sino que los transmitían también por red, en máquinas mucho
más poderosas que cualquier cosa imaginada antes, y en manos privadas. ¿Cómo tener gente disponible
y al mismo tiempo asegurarte de que respetan de forma absoluta tu propiedad? Se trataba de un
dilema.
(19)Conocidas tiendas de artilugios informáticos y programas en Estados unidos
(20) Es decir, trabajadores en comunicaciones de América.
Buena parte del código UNIX es de dominio público, gratis. Buena parte del UNIX "propietario"
había sido reescrito de forma extensa, quizás tan alterado que se había convertido en un nuevo producto
-o quizás no. Los derechos a la propiedad intelectual de los desarrolladores de software eran, y son,
extraordinariamente complejos y confusos. Y la piratería de software, al igual que la copia privada de
videos, es uno de los "crímenes" más practicados en la actualidad en el mundo.
El Servicio Secreto no era experto en UNIX o en cómo usarlo. El Servicio Secreto de los Estados
Unidos, considerado como un todo no disponía de un una sola persona que supiera programar en
entorno UNIX. No, ni uno. El Servicio Secreto estaba haciendo un uso extensivo de ayuda externa,
pero los "expertos" que había escogido eran agentes de seguridad de AT&T y Bellcore, las víctimas de
los supuestos crímenes de la investigación, la misma gente que tenía un interés más pronunciado en el
software "propietario".
El seis de febrero de 1990, Terminus fue arrestado por el agente Lewis. Finalmente, Terminus iba a ser
enviado a la prisión por su uso ilícito de software de AT&T.
El tema del software pirateado a AT&T dio todavía que hablar durante la batalla con la Legion of
Doom. Una media docena de los conocidos de Terminus, incluyendo gente en Illinois, Texas y
California habían acabado detenidos por el Servicio Secreto en conexión con la copia ilícita de software.
Con la excepción de Terminus, ninguno había sido acusado de ningún crimen. Ninguno de ellos
compartía su peculiar prominencia en el underground de los hackers.
Pero ello no quería decir que esta gente no acabara tuviendo problemas. La transferencia de datos
ilícitos en el ciberespacio es una práctica nebulosa y poco definida, con peligros paradójicos para todo
el que estuviera relacionado: hackers, transmisores de señal, propietarios de BBS, polis, fiscales,
incluso peatones desprevenidos. A veces, intentos bienintencionados de evitar los problemas o castigar
lo mal hecho traían más problemas que la simple ignorancia, indiferencia o impropiedad.
La BBS de Terminus "Netsys! no era la típica BBS, aunque tenía la mayoría de las funciones típicas de
una BBS. Netsys no era una sola máquina, sino parte de la red cooperativa UUCP que se extendía por
el globo. La red UUCP utilizaba un conjunto de programas de software UNIX llamados "Unix-to-Unix
Copy", que permitía a los usuarios de UNIX a enviarse datos entre sí a altas velocidades a través de la
red telefónica pública. UUCP es una red descentralizada radicalmente, sin ánimo de lucro, de
computadoras en UNIX. Hay decenas de millares de estas máquinas UNIX. Algunas son pequeñas,
pero muchas son poderosas y también se conectan a otras redes. UUCP tiene ciertos links arcanos a
redes importantes como JANET, EasyNet, BITNET,
JUNET, VNET, DASnet, PeaceNet y FidoNet, así como a la gigantesca Internet. (La así llamada
"Internet" no es una red en sí misma, sino más bien una "InterRed" de conexiones que permite que
varias redes mundiales de computadoras se comuniquen entre sí. Los lectores fascinados por la singularidad
y complejidad de las modernas redes de computadoras pueden disfrutar de la autorizada descripción
de John S. Quarterman de 719 páginas en The Matrix, Digital Press 1990).
Un usuario habilidoso de la máquina UNIX de Terminus podría enviar y recibir correo de casi cualquier
red de ordenadores del mundo. Netsys no era conocida como una "BBS" per se, sino más bien
como un "nodo". Los "nodos" son más grandes, rápidos y sofisticados que las simples "BBS", y para
los hackers, dejarse caer por un "nodo" era un avance importante en relación a dejarse caer por "BBS
locales".
El nodo Netsys de Terminus en Maryland tenía una serie de conexiones directas a otros nodos similares
de la UUCP, mantenidos por gente que compartía sus intereses y algo de su actitud libertaria. Uno
de estos nodos era Jolnet, propiedad de Richard Andrews, quien al igual que Terminus, era un consultor
UNIX independiente. Jolnet también corría sobre UNIX, y podía contactarse a alta velocidad
desde mainframes de todo el mundo. Jolnet era una obra bastante sofisticada, técnicamente hablando,
pero seguía siendo mantenida por un individuo, como un hobby privado sin ánimo de lucro. Jolnet era
mayormente usada por otros usuarios de UNIX, para correo, almacenamiento y acceso a otras redes.
Jolnet ofrecía acceso a redes para unas doscientas personas, así como un instituto local.
Entre sus diversas características y servicios, Jolnet también almacenaba la revista Phrack.
Siguiendo su instinto, Richard Andrews sospechaba de un nuevo usuario llamado "Robert Johnson".
Richard Andrews inmediatamente echó un vistazo a ver qué estaba almacenando "Robert Johnson" en
JOlnet. Y así Andrews encontró el documento E911.
"Robert Johnson" era Prophet de la Legion of Doom, y el documento E911eran datos copiados de
forma ilícita tras el asalto de Prophet a las computadoras de BellSouth.
El documento E9111, un fragmento particularmente ilícito de propiedad digital estaba listo para reasumir
su larga, compleja y desastrosa carrera.
A Andrews le pareció muy sospechoso que alguien que no fuera un empleado de telefónica tuviera un
documento sobre el "sistema ampliado del 911". Además, el documento en sí mismo contenía una
advertencia obvia:
"ATENCION: NO SE USE O MUESTRE FUERA DE BELLSOUTH O UNA DE SUS SUBSIDIARIAS
A MENOS QUE EXISTA UN ACUERDO ESCRITO"
Este tipo de etiquetados de no mostrar fuera se añaden a menudo a todo tipo de material corporativo.
Los telecos como especie son particularmente famosos por ponerle el sello de "no se use o muestre" a
cualquier cosa que esté a la vista. Sin embargo, este tipo específico de datos se refería al sistema 911.
Ello le sonó muy mal a Rich Andrews.
Andrews no estaba preparado para ignorar un problema así. Pensó que sería inteligente pasar el
documento a un amigo de la red UNIX para consultarle. Así, en septiembre de 1988, Andrews envió
una copia más del documento E911 electrónicamente a un empleado de la AT&T, un tal Charles
Boykin, que mantenía un nodo llamado "attctc" en Dallas, Texas.
"Attctc" era propiedad de AT&T y se dirigía desde el Centro de Tecnología para el Usuario de AT&T,
de ahí el nombre de "attctc" (21) "Attctc" era más conocida como "Killer", el nombre de la máquina que
corría el sistema. "Killer" era una máquina poderosa, modelo AT&T 3B2 0, multiusuario, multi tarea y
con unos 3.2 alucinantes gigabytes de almacenamiento.
Cuando Killer legó por primera vez a Texa en 1985 la 3B2 había sido la gran esperanza blanca de
AT&T para ponerse a la par con IBM para el mercado corporativo de hardware informático. "Killer"
había sido enviada desde el Centro de Tecnología para el Usuario en el Infomart de Dallas, básicamente
un centro comercial de alta tecnología, y allí reposaba; un modelo de demostración.
(21) Por las siglas en inglés, claro está:AT&T Costumer Technology Center.
Charles Boykin, un veterano en el hardware de AT&T y un experto en comunicaciones digitales, era un
técnico local de repuesto para el sistema 3B2 de AT&T. En tanto que modelo en exposición en el
centro comercial de Infomart, tenía poco que hacer, y resultaba vergonzoso desperdiciar la capacidad
del sistema. Así pues, Boykin escribió un ingenioso software tipo BBS para "Killer" y conectó la máquina
a la red telefónica local. El debut de "Killer" hacia finales de 1985 la convirtió en la primera máquina
UNIX de alcance público en el estado de Texas. Cualquier que quisiera jugar era bienvenido.
Inmediatamente, la máquina atrajo a la comunidad electrónica. Se unió a la red UUCP, y ofrecía
conexiones en red a más de 80 computadoras, todas las cuales dependían de Killer para conectarse al
gran mundo del ciberespacio. Y no se trataba sólo de los peces gordos; las computadoras personales
también almacenan programas freeware para Amiga, Apple, IBM y Macintosh en los vastos 3200
megas en archivos. En un cierto momento, Killer tenía la más grande biblioteca de software de dominio
público para Macintosh en Texas.
Finalmente, Killer atrajo a unos 1.0 usuarios, todos muy ocupados comunicándose, cargando y descargando,
recibiendo mail, cotilleando y conectándose a redes arcanas y distantes.
Boykin no recibió ninguna paga por mantener Killer. Consideraba que era una buena publicidad para el
sistema 3B2 de AT&T (cuyas ventas eran un poco menos que estelares), pero lo cierto es que también
disfrutaba de la vibrante comunidad que su habilidad había creado. Regalo el software para BBS en
UNIX que había creado, sin ningún gasto.
En la comunidad de programadores de UNIX, Charlie Boykin tenía la reputación de ser un tipo cálido,
abierto y estable. En 1989, un grupo de profesionales de UNIX tejanos votó por Boykin como el
"administrador de sistemas del año". Se le consideraba como un tipo en el que podías confiar.
En septiembre de 1988, sin avisar, el documento E911 aterrizó en la vida de Boykin, reenviado por
Richard Andrews. Boykin reconoció inmediatamente que el documento era una patata caliente. No era
un hombre dedicado a la comunicación por voz, y sabía muy poco de los ires y venires de las
babybells, pero sin duda sabía qué era el sistema 911 y le enfurecía ver datos confidenciales en manos
de un don nadie. Sin duda se trataba de un caso de seguridad entre telecos. Así, el 2 de septiembre de
1988, Boykin hizo una copia más del documento E911 y se lo pasó a un conocido suyo por temas
profesionales, un tal Jerome Dalton, del servicio de Seguridad Informativa de AT&T. Jerry Dalton era el
mismo tipo que más tarde llevaría a cabo el registro en la casa de Terminus.
Desde la división de seguridad de AT&T, el documento fue a parar a Bellcore.
Bellcore o ( BELL COmmunications Research (22))fue una vez el laboratorio central del sistema de
Bell. Los trabajadores en los laboratorios de Bell habían inventado el sistema operativo UNIX.
Ahora Bellcore era casi independiente, y actuaba como el brazo investigador de las siete Baby Bells.
Bellcore estaba en buena posición para coordinar las tecnologías en seguridad y para actuar de consultor,
y el caballero a cargo de todo este esfuerzo era Henry M. Kluepfel, un veterano de los sistemas
Bell que había trabajado durante 24 años.
(22) Es decir, Investigación en Comunicaciones de Bell.
El 13 de octubre de 1998, Dalton pasó el documento E911 a Henry Kluepfel. Kluepfel, un veterano
experto en fraude de las telecomunicaciones se había encontrado ciertamente ante problemas mucho
más graves que éste. Reconoció que era realmente el documento, un trofeo de una intrusión de
hackers.
Sin embargo, cualquiera que fuera el daño causado por la intrusión sin duda era agua pasada. En este
momento parecía que no había gran cosa que hacer. Kluepfel tomo nota cuidadosa de las circunstancias
y archivó el problema para otro momento.
Pasaron meses enteros.
Llegó el febrero de 1989. Los tres de Atlanta seguían trasteando con los interruptores de Bell South, y
aún no habían encontrado la horma de su zapato. Pasaron unos seis meses bien buenos desde la intrusión
de Prophet al AIMSX. Prophet, según sucede a los hackers, empezaron a subírsele los laureles.
"Knight Lightning" y "Taran King", los editores de Phrack, estaban siempre pidiendo a Prophet material
para publicar. Prophet decidió que los ánimos ya se debían haber calmado y que podía volver a chulear
de forma segura.
Así pues envió una copia del documento E911 -otra más- desde la máquina Jolnet de Rich Andrews a
la cuenta BITNet de Knight Lightning en la Universidad de Missouri.
Revisemos el destino del documento hasta aquí.
0. El documento E911 original. Se encuentra en el sistema AIMSX en una computadora mainframe en
Atlanta, al alcance de cientos de personas, pero todos ellos, presumiblemente, son empleados de
BellSouth. Un número desconocido de ellos tiene sus propias copias del documento, pero todos son
profesionales y la compañía telefónica confía en ellos.
1) La copia ilícita de Prophet, en su casa, en su propio ordenador en Decatur, Georgia.
2) La copia de seguridad de Prophet, almacenada en la máquina Jolnet de Rich Andrew, que se encuentra
en el sótano de la casa de Rich Andrew cerca de Joliet Illinois.
3) La copia de Charles Boykin en la máquina "Killer" en Dallas, Texas, enviada por Rich Andrews
desde Joliet.
4) La copia de Jerry Dalton en Seguridad informativa de AT&T en New Jersey, enviado por Charles
Boykin en Dallas.
5) La copia de Henry Kluepfel en Seguridad en el cuartel general de en New Jersey, enviado por
Dalton.
6) La copia de Knight Lightning, enviada por Prophet desde la máquina de Rich Andrews y ahora en
Columbia, Missouri.
Podemos ver que la situación por lo que hace a la "seguridad" del documento, una vez extraído del
AIMSX, resultó ser bastante bizarra. Sin que haya habido dinero circulando, sin ningún esfuerzo especial,
estos datos han sido reproducidos al menos seis veces y se han extendido por todo el continente.
Pero lo peor aún estaba por venir.
En febrero de 1989, Prophet y Knight Lightning empezaron a realizar un regateo electrónico en relación
al destino de su trofeo. Prophet quería chulear, pero, al mismo tiempo, no tenía ningún interés
especial en que lo atraparan.
Por su lado, Knight Lightning se moría de ganas de publicar el documento. KnightLightning estaba
licenciado en ciencias políticas y sentía un especial interés en cuestiones relacionadas con la libertad de
información. Publicaría alegremente cualquier cosa que reflejara la gloria del underground y ridiculizara
a los telecos. Sin embargo, el propio Knight Lightning tenía contacto con la seguridad de los telecos, y
a veces les consultaba sobre material que recibía y sobre el que dudaba a la hora de publicarlo.
Prophet y Knight Lightning decidieron editar el documento E911 para borrar cualquier rastro
identificativo. En primer lugar, había que quitar la advertencia "NO SE USE O MUESTRE". Luego
había otras cuestiones. Por ejemplo, se listaban los teléfonos de diversos especialistas en el 911 de
BellSouth en Florida. Si esos números de teléfono se publicaran en Phrack, seguramente los empleados
implicados serían molestados por los phone phreaks, y ello conseguiría enfadar sin mesura a BellSouth,
y representaría un claro peligro operacional para Prophet y Phrack.
Así pues, Knight Lightning cortó el documento casi por la mitad, retirando los números de teléfono y
las informaciones más sensibles y específicas. Se lo volvió a enviar electrónicamente a Prophet; Prophet
todavía estaba nervioso, así que Knight Lightning cortó un poquillo más. Finalmente decidieron que ya
estaba listo, y que se publicaría en Phrack bajo el seudónimo de "El escucha" (23).
Y todo esto se hizo el 25 de febrero de 1989.
El número 24 de Phrack ofrecía una entrevista verbosa con el co-editor y phone-phreak "Chanda
Leir," tres artículos sobre BITNET y sus conexiones a otras redes de computadoras y un artículo sobre
los números 800 y 900 escrito por "Usuario desconocido" .Un artículo de "VaxCat'" sobre cuestiones
básicas de telecos (mordazmente titulado "Levantado el velo secreto a Ma Bell"), y las típicas "Noticias
Mundiales de Phrack"
La sección de noticias, con dolorosa ironía, ofrecía una descripción detallada de la sentencia para
"Shadowhawk," un hacker de dieciocho años de Chicago que había acabado en prisión gracias al
mismo William J. Cook.
Y entonces aparecieron los dos artículos de "El Escucha". El primero era el documento E911 editado,
ahora titulado "Oficina de control y administración de los servicios 911 mejorados para servicios especiales
y grandes centros de contabilidad". El segundo artículo de Eavesdropper era un glosario de
términos explicando los crípticos acrónimos telecos y las palabras técnicas del documento E911.
El documento había sido distribuido, según la usual rutina de Phrack, a unos ciento cincuenta sites. No
a ciento cincuenta personas -atención- sino a ciento cincuenta sites, algunos de los cuales estaban
conectados a nodos UNIX o BBS, los cuales a su vez tenían decenas, docenas o incluso centenares de
lectores.
(23) En inglés, "Eavesdropper".
Estamos en febrero de 1989. De momento no sucedió nada. Llegó el verano, y el grupo de Atlanta fue
cazado por el Servicio Secreto. Se detuvo a Fry Guy. Pero nada sucedía todavía con Phrack. Salieron
seis números más de Phrack, 30 en total, más o menos según una periodicidad mensual. Ni a Knight
Lightning ni al co-editor Taran King se les tocó ni un pelo.
Phrack tendía a agacharse y cubrirse siempre que las cosas se caldeaban. Durante las detenciones de
hackers en el verano de 1987 (las detenciones de hackers tienden a ser en verano, quizás porque es
más fácil encontrarlos en casa que en el instituto o la universidad) Phrack dejó de publicar durante
varios meses, y permaneció oculto. Algunos miembros de la LoD habían sido arrestados, pero nada
había sucedido a la gente de Phrack, los más famosos del underground. En 1988, Phrack tenía un
nuevo editor "Crimson Death" (24) un joven aficionado a los ficheros anarquistas.
1989, sin embargo, parecía el año de obtener un buen botín para el underground. Knight Lightning y su
co-editor Taran King volvieron a tomar las riendas y Phrack floreció a lo largo del verano de 1989. La
LoD de Atlanta sufrió unos golpes duros el verano de 1989, pero Phrack continuó su curso felizmente.
El documento E911 de Prophet no parecía que pudiera causar ningún daño a Phrack. Para enero de
1990, ya llevaba casi un año al alcance de cualquiera. Kluepfel y Dalton, oficiales de seguridad Bellcore
y AT&T habían tenido el documento en sus manos desde hacía dieciséis meses; de hecho, lo habían
conseguido incluso antes que Knight Lightning y no habían hecho nada en particular para detener su
distribución. Ni siquiera les habían dicho a Rich Andrews o a Charles Boykin que borraran las copias
de sus nodos UNIX, Jolnet y Killer.
Pero entonces llegó el monstruo de la caída del sistema el día de Martin Luther King, el 15 de enero
de 1990.
Sólo tres días después, el dieciocho de enero, cuatro agentes aparecieron en la residencia de Knight
Lightning. Uno era Timothy Foley, el otro Barbara Golden, los dos eran agentes del Servicio Secreto de
la sede en Chicago. También estaba un oficial de seguridad de la universidad de Missouri, y Reed
Newlin, un agente de seguridad de la Southwestern Bell, la compañía con jurisdicción sobre Missouri.
Foley acusó a Knight Lightning de provocar la caída nacional del sistema telefónico.
Knight Lightning alucinó ante tal alegación. A primera vista, la sospecha no era totalmente implausible,
aunque Knight Lightning sabía perfectamente que él no había sido. Un montón de hackers come hotdog
había chuleado de que podrían haberlo hecho, sin embargo. Por ejemplo, "Shadowhawk," el
hacker de Chicago que William Cook había metido recientemente entre rejas, había chuleado varias
veces en BBS de que él podría "hacer caer todo el sistema público de AT&T".
Y ahora resultaba que este evento, o algo que se le parecía mucho, acaba de tener lugar. La Caída
había encendido una hoguera bajo los pies del Grupo de Chicago. El consenso entre la seguridad de los
telecos -que ya estaban aterrorizados ante la habilidad de los intrusos en BellSouth- era que el
underground digital se había salido de madre. LoD y Phrack tenían que desaparecer.
Y al publicar el documento E911 de Prophet, Phrack había ofrecido al brazo de la ley lo que parecía
ser una poderosa arma legal.
Foley interrogó a Knight Lightning acerca del documento E911.
(24) Literalmente, "Muerte carmesí".
Knight Lightning se acorbadó. Empezó a "cooperar de forma completa", según la típica tradición del
underground digital.
Dio a Foley una colección impresa completa de Phrack. Le ofreció la lista completa de los subscritos a
la lista electrónica de Phrack. Knight Lightning recibió el tercer grado por Foley y su gente. Knight
Lightning admitió que Prophet le había pasado el documento E911, y admitió que sabía que era botín
robado de un asalto de hackers a la compañía telefónica. Knight Lightning firmó una declaración en
relación a estas cuestiones, y aceptó, por escrito, a cooperar con los investigadores.
Al día siguiente -19 de enero de 1990, un viernes- el Servicio Secreto volvió con una orden de registro
y buscó por todo el apartamento de Knight Lightning en la residencia de estudiantes. Se llevaron todos
sus floppies aunque, curiosamente, le dejaron en posesión de su ordenador y su módem. (El ordenador
no tenía disco duro y, según el criterio de Foley, no contenía pruebas). Pero esto era sólo un pequeño
rayo de luz entre los problemas que se iban acumulando en la vida de Knight Lightning. Estaba metido
en un buen lío, y no sólo con la policía federal, fiscales, investigadores de telecos y la seguridad de la
universidad, sino también con sus colegas de más edad en el campus, que se sentían ultrajados al saber
que habían estado conviviendo con un criminal federal informático.
El lunes llevaron a Knight Lightning a Chicago, donde volvió a ser interrogado por Foley y el agente
veterano del servicio secreto Barbara Golden, esta vez delante de un abogado. Y el martes fue llevado
formalmente a juicio ante el gran jurado.
El juicio a Knight Lightning tuvo lugar entre el 24 y el 27 de julio de 1990, y fue el juicio más crucial de
la Caza de Hackers. Examinaremos ese juicio con detalle en la parte cuarta de este libro.
Mientras tanto, tenemos que continuar con nuestra búsqueda del documento E911.
Para enero de 1990 tenía que estar claro que el documento E911, en la forma en que Phrack lo había
publicado en febrero de 1989 se debía haber desplazado a la velocidad de luz en al menos ciento
cincuenta direcciones diferentes. Intentar volver a meter este genio electrónico en la botella era claramente
imposible.
Y, sin embargo, el documento E911 seguía siendo propiedad robada, tanto legal como formalmente.
Cualquier transferencia electrónica de este documento, por cualquier persona no autorizada a tenerlo,
podría interpretarse como un acto de fraude electrónico. La transferencia interestatal de mercancía
robada, incluyendo la propiedad electrónica, era un crimen federal.
El Grupo de Chicago para la investigación en fraude informático había recibido la información de que
el documento E911 valía una suma enorme de dinero. De hecho, había sido estimado su valor por el
personal de seguridad de BellSouth en 79.449 dólares. Una suma así debería garantizar una persecución
vigorosa. Incluso si no se pudiera deshacer el daño, al menos una suma tal ofrecería un buen
pretexto legal para dar un castigo ejemplar a los ladrones. Desde luego impresionaría a los jueces y a
los jurados. Y podría usarse en el tribunal para barrer a la Legion of Doom.
El grupo de Atlanta ya estaba en el saco en el momento en que el Grupo de Chicago dedicaba su
atención a Phrack. Pero la legión era una hidra de muchas cabezas. A finales del 89 un nuevo equipo
director de la Legion of Doom "Proyecto Fénix" había aparecido en Austin, Texa. Proyecto Fénix tenía
como operador de sistema nada más y nada menos que al propio Mentor, asistido por un estudiante de
la Universidad de Texas y ardiente doomero "Erik Bloodaxe"
Tal y como hemos visto en su manifiesto en Phrack, el Mentor era un hacker zelote que consideraba
que la intrusión en ordenadores era prácticamente una obligación moral. El Proyecto Fénix era un
esfuerzo ambicioso, que intentaba revivir el underground digital que Mentor consideraba totalmente
florecido a principios de los ochenta. El equipo directo de Fénix también intentaría encarar a la élite
hacker con la oposición "teleco". En "Fénix", los hackers más inteligentes supuestamente pondrían en
ridículo a esos cabezas cuadradas y sus actitudes inmovilistas, y quizás los convencerían de que la élite
de la Legion of Doom eran unos tipos legales. La premiere del "Proyecto Fénix" fue anunciada a bombo
y platillo por Phrack, y el Proyecto Fénix incluía la colección completa de los números de Phrack,
incluyendo el documento E911 según lo había publicado Phrack.
El Proyecto Fénix era uno de los muchos -posiblemente centenares- de nodos y BBS que por toda
América poseían el documento E911, pero Phoenix era una desvergonzada BBS de la Legion of
Doom. Bajo la dirección de Mentor, se reían en la cara del personal de seguridad de los telecos. Aún
peor, intentaba activamente atraerlos a la causa de la élite del underground digital. Fénix no tenía ni
tarjetas ni códigos. La elite hacker lo consideraba al menos técnicamente legal. Pero Fénix era una
influencia corruptora, en la que la anarquía hacker se iba comiendo poco a poco, como un ácido digital,
los cimientos de la propiedad corporativa.
El Grupo de Chicago contra el fraude informático estaba preparado para bajar a Austin, Tejas.
Curiosamente, no había un sólo rastro, sino dos, apuntando a Austin. La ciudad de Austin, como la de
Atlanta, formaba parte del Cinturón del Sol de la Era de la Información, y tenía una fuerte presencia de
investigación universitaria, y un buen número de compañías electrónicas innovadoras, incluyendo
Motorola, Dell, CompuAdd, IBM, Sematech y MCC.
Allí donde van las máquinas informáticas, normalmente los hackers van detrás. Austin no sólo contenía
el "Proyecto Fénix", en la actualidad la BBS underground más flagrante, sino además un buen número
de nodos UNIX.
Uno de estos nodos era "Elephant", mantenido por el consultor de UNIX Robert Izenberg. Izenberg, a
la búsqueda de un estilo de vida sureño y relajado y un menor coste de vida, había migrado recientemente
a Austin desde New Jersey. En New Jersey, Izenberg había trabajado para una compañía de
forma independiente, programando código UNIX para la propia AT&T. "Terminus" había sido un
usuario frecuente del nodo Elephant mantenido de forma privada por Izenberg.
Habiendo entrevistado a Terminus y examinado los registros de Netsys, el grupo de Chicago estaba
convencido de que habían descubierto una banda underground de piratas de software para UNIX, de
los que se podía demostrar que eran culpables en traficar interestatalmente con código fuente copiado
ilícitamente a AT&T. Izemberg fue arrastrado a la red alrededor de Terminus, el autoproclamado hacker
definitivo.
Izenberg, en Austin, tenía un trabajo relacionado con el UNIX en la rama tejana de IBM Izenberg ya
no trabajaba para AT&T, pero tenía amigos en New Jersey, y todavía se conectaba a ordenadores
UNIX de AT&T en New Jersey, más o menos cuando le apetecía. Las actividades de Izenberg resultaban
bastante sospechosas para el Grupo. Izenberg podría estar entrando ilegalmente en computadoras
de AT&T, copiando software de AT&T y pasándoselo a Terminus y otros posibles colegas, a través del
nodo en red de UNIX. Y sus datos no valían meramente 79.499 dólares, ¡sino centenares de miles!
El veintiuno de febrero de 1990, Robert Izenberg llegó a casa desde su trabajo en IBM y se encontró
con que todos los ordenadores habían desaparecido de forma misteriosa de su apartamento en Austin.
Naturalmente, supuso que se los habían robado. Su nodo "Elephant", las otras máquinas, sus blocs de
notas, su floppies, sus cintas, ¡Todo había desaparecido! Sin embargo, nada aparecía desordenado. Su
apartamento no había sido saqueado.
El enigma aún se volvió más extraño cinco minutos más tarde. El agente del Servicio Secreto de los
Estados unidos Al Soliz, acompañado por el oficial de seguridad del campus de la Universidad de Tejas
Larry Coutorie y el ubicuo Tim Foley aparecían ante la puerta de Izenberg. Vestían ropa casual: cazadoras,
polos. Entraron, y Tim Foley acusó a Izenberg de pertenecer a la Legion of Doom.
Izenberg les dijo que nunca había oído hablar de la Legion of Doom." ¿Y qué sabía de cierto documento
E911 robado que representaba una amenaza directa a las líneas policiales de emergencia?
Izenberg afirmó que tampoco había oído hablar de él.
Sus interrogadores lo encontraron difícil de creer. ¿No conocía a Terminus?
¿A quien?
Le dijeron el verdadero nombre de Terminus. Ah, sí, dijo Izenberg. Conocía a ese tipo. Era el líder en
discusiones en Internet sobre ordenadores AT&T, especialmente el 3B2 de AT&T.
AT&T había confiado en tener éxito al poner esta máquina en el mercado, pero, como mucho otros
intentos de AT&T de entrar en la arena de la computación, el proyecto 3B2 no fue precisamente un
éxito. El mismo Izenberg había sido contratado por la división de AT&T que se encargaba del 3B2.
Toda la división se había ido al garete.
En aquellos momentos, la forma más barata y rápida de obtener ayuda con esa desfasada pieza de
maquinaria era unirse a uno de los grupos de discusión de Terminus en Internet, en la que hackers con
conocimiento y amigables te ayudaban gratis. Desde luego, los comentarios dentro de este grupo no
eran precisamente amables en relación a la Estrella de la Muerte (25). ¿Era ese el problema?
Foley le dijo a Izenberg que Terminus había estado obteniendo software a través de su máquina, la de
Izenberg's.
Izenberg se encogió de hombres. En su site de UUCP pasaban cada día unos buenos 8 megabytes.
Los nodos de UUCP despedían datos como si fueran mangueras de bombero. Elephant estaba directamente
conectado a Netsys -lo cual no es sorprendente, pues Terminus era un experto en 3B2 e
Izenberg había trabajado para el 3B2.
Izenberg también estaba conectado con "attctc" y con la Universidad de Tejas. Terminus era un experto
en UNIX bien conocido y podría haber hecho las mil y uno en Elephant. Y no había nada que
Izenberg pudiera hacer para remediarlo. Era físicamente imposible. Como la aguja en un pajar.
En un tercer grado de cuatro horas, Foley urgía a Izenberg de que limpiara su conciencia y admitiera
que formaba parte de la conspiración con Terminus y que era un miembro de la Legion of Doom.
(25) Es decir, AT&T, por la similitud entre el logo de esta compañía y la nave de la película La Guerra
de las Galaxias.
Izenberg lo negó. No era ningún hacker adolescente colgado. Tenía treinta y dos años, y ni siquiera
tenía un "nick". Izenberg había sido un técnico en televisores y especialista en electrónica que se había
decantado por la consultoría en UNIX cuando ya era un adulto. Izenberg nunca se había encontrado
con Terminus, físicamente hablando. Sin embargo, una vez le compró un módem de alta velocidad
barato.
Foley le dijo que ese módem (un Telenet T20) con una velocidad de 19,2 kilobaudios, y que acabada
de desaparecer de la casa de Izenberg para quedar bajo la custodia del Servicio Secreto, era seguramente
una propiedad "caliente". Izenberg se sorprendió al oír esto, pero, de hecho, la mayoría del
equipo de Izenberg, como pasa en casi todos los profesionales freelance de esta industria, pasaba de
mano en mano a través de varios tipos de regateos y mercados grises. No había ninguna prueba de que
el módem fuera robado, y si lo hubiera sido, Izenberg no podía entender como eso les daba derecho a
llevarse todo el equipo electrónico de su casa.
Así y todo, si el Servicio Secreto de los Estados Unidos consideraba que necesitaban su computadora
por razones de seguridad nacional -o vaya usted a saber qué-, entonces Izenberg se tenía que callar. Le
pareció que, de alguna forma, tendría que sacrificar sus veinte mil dólares en equipo profesional en aras
de la cooperación absoluta y en ser un buen ciudadano.
Robert Izenberg no fue arrestado. No se le acusó de ningún crimen. Su nodo UUCP, lleno con 140
megabytes de ficheros correo y datos, tanto suyos como de su docena de usuarios, todos absolutamente
inocentes, salieron por la puerta como "evidencia". Entre los floppies y las cintas, Izenberg había
perdido unos 800 megabytes de datos.
Pasaron seis meses hasta que Izenberg decidió llamar al Servicio Secreto y preguntar cómo iba el
caso. Esta fue la primera vez que Robert Izenberg oyó el nombre de William Cook. En enero de 1992,
dos años después de la apropiación, Izenberg, sin estar todavía acusado de ningún crimen, aún estaba
luchando en el tribunal, con la esperanza de recuperar los miles de dólares de su equipo retenido.
Mientras tanto, el caso de Izenberg no tuvo ningún eco en la prensa. El Servicio Secreto había entrado
en una casa de Austin, se había llevado una BBS en UNIX y no había tenido ninguna dificultad operacional
para hacerlo.
Con la excepción de que el rumor de una caza se estaba distribuyendo por la Legion of Doom. "El
Mentor" de forma voluntaria cerró el "Proyecto Fénix". La verdad es que era una lástima, especialmente
porque empleados en seguridad de telecos habían aparecido por Fénix, tal y como él había esperado,
junto a los típicos duros de LoD, phreaks, hackers y novatos. Estaba "Sandy" Sandquist de la
seguridad de US SPRINT y un tipo llamado Henry Kluepfel, ¡de la misma Bellcore! Kluepfel había
sido amistoso con los hackers en Fénix desde el 30 de enero (dos semanas después de la caída del
sistema el día de Martin Luther King). La presencia estelar de un oficial teleco así parecía el empuje
que necesitaba el Proyecto Fénix.
Así y todo, Mentor podía observar el ambiente. Atlanta en ruinas, Phrack con graves problemas, algo
raro sucedía en los nodos UNIX. Lo más recomendable era la discreción. El Proyecto Fénix fue
desconectado.
Desde luego, Kluepfel había estado monitorizando esta BBS de la LoD por motivaciones propias, y
las del Grupo de Chicago. Al menos desde 1987, Kluepfel se había estado conectando a una BBS
underground de Tejas llamada "Phreak Klass 2600." Allí descubrió a un jovenzuelo llamado
"Shadowhawk," chuleando acerca de agarrar ficheros informáticos de AT&T y presumiendo de sus
intenciones de sabotear computadoras de Bellcore con caballos de troya. Kluepfel le pasó las noticias a
Cook en Chicago, y las computadoras de Shadowhawk habían salido por la puerta hacia la custodia
del Servicio Secreto, y el mismo Shadowhawk había acabado entre rejas.
Ahora era el turno del Proyecto Fénix. El Proyecto Fénix afirma basarse en la "legalidad" y en un
"mero interés intelectual". Dentro estaba Phrack. Contenía el documento E911. Había mucha plática
acerca de irrumpir en sistemas, incluyendo toda una serie de comentarios atrevidos y malignos acerca
de un supuesto "servicio de descifrado" que Mentor y sus amigos planeaban poner en marcha, para
ayudar a crackear contraseñas cifradas en sistemas hackeados.
Mentor era una persona adulta. Había una BBS también en su lugar de trabajo. Kleupfel se conectó a
esa BBS también, y descubrió algo llamado "Illuminati". Estaba dirigido por una compañía llamada
Steve Jackson Games.
El 1 de marzo de 1990 la caza en Austin puso la quinta marcha.
La mañana del 1 de marzo -un jueves- el estudiante de 21 años de la Universidad de Tejas "Erik
Bloodaxe," co-operador de sistemas del Proyecto Fénix y miembro de la Legion of Doom, se despertó
con un revolver policial apuntado a su cabeza.
Bloodaxe observó, desamparado, como los agentes del Servicio Secreto se apropiaban de su terminal
de 300 baudios y, rebuscando entre sus ficheros, descubrieron su atesorado código fuente del gusano
de Internet de Robert Morris. Pero Bloodaxe, un operador astuto, sospechaba que una cosa así podría
pasar. Todo su mejor equipo estaba escondido en otro lado. Sin embargo, los saqueadores se llevaron
todo el equipo electrónico, incluyendo su teléfono. Les entró flojera al ver su máquina de marcianitos a
lo PacÇman y la dejaron en su sitio. Era demasiado pesada como para moverla.
Bloodaxe no fue arrestado. No fue acusado de ningún crimen. Dos años después, sin embargo, la
policía sigue custodiando lo que se le llevaron.
El Mentor no tuvo tanta suerte. El registro en el amanecer les cogió a él y a su mujer en paños menores
y seis agentes del Servicio Secreto, acompañados por un policía de Austin y el mismo Henry Kluepfel,
llevaron a cabo un buen requisamiento. Todo acabó en la minivan Chevrolet blanca de los agentes: un
clon de IBM PC-AT con 4 megs de RAM y un disco duro de 120 megas: una impresora Hewlett-
Packard LaserJet II un sistema operativo Xenix 286 completamente legítimo y muy caro, floppies y
documentación de Pagemaker y el programa de procesamiento de texto Microsoft Word. La mujer de
Mentor tenía su tesis doctoral inacabada almacenada en el disco duro, y de allí se fue, junto al teléfono
de la pareja. Dos años después todas estas propiedades siguen en custodia de la policía.
Mentor permaneció bajo arresto en su apartamento mientras los agentes se preparaban para asaltar
Steve Jackson Games. El hecho de que el cuartel general de este negocio no fuera una residencia
privada no detuvo a los agentes. Todavía era muy temprano. No había nadie trabajando aún. Los
agentes ya estaban preparados para romper la puerta, pero el Mentor, escuchando a hurtadillas las
conversaciones por el walkie-talkie, les pidió que no lo hicieran, y les ofreció su llave del edificio.
Los detalles exactos siguen sin estar claros. Los agentes no dejaron que nadie más entrara en el edificio.
Su orden de registro, cuando se mostró, no estaba firmada. Por lo visto desayunaron en el
"Whataburger (26)" local, pues se encontraron restos de la hamburguesa en el interior del edificio.
También se apoderaron de los caramelos de un empleado de SJG. Alguien arrancó de la pared un
adhesivo de "Dukakis for President".
Los empleados de SJG, dirigiéndose de forma diligente al trabajo, se encontraron en la puerta con
agentes del Servicio Secreto de los Estados Unidos que los interrogaron brevemente. Los empleados
observaron asombrados como los agentes sacaban llaves inglesas y destornilladores y empezaban a
surgir con máquinas cautivas. Atacaron almacenamientos exteriores con cutters. Los agentes llevaban
anoraks con las letras de "Servicio Secreto" en la espalda, calzados con zapatillas de tenis y vistiendo
tejanos.
La compañía de Jackson perdió tres ordenadores, varios discos duros, cientos de floppies, dos
monitores, tres módems, una impresora láser, varios cables y adaptadores (y, curiosamente una pequeña
bolsa con tornillos y tuercas). La requisación de la BBS Illuminti dejó a SJG sin programas, ficheros
de texto y correo electrónico privado de la BBS. La pérdida de otros dos ordenadores de SJG fue
también un duro golpe, pues había causado la pérdida de contratos almacenados electrónicamente,
proyecciones financieras, direcciones, listas de correo, ficheros personales, correspondencia comercial
y, no menos importante, los bosquejos de nuevos juegos y libros de juego.
No se arrestó a nadie de Steve Jackson Games. Nadie fue acusado de ningún crimen. No se presentaron
cargos. Todo lo requisado fue guardado oficialmente como "evidencia" de crímenes que nunca
fueron especificados.
Después del juicio-vista de Phrack, el escándalo de Steve Jackson Games scandal fue el más estrambótico
incidente de la Caza de Hackers de 1990. Este asalto del Grupo de Chicago contra el editor de
juegos de ciencia-ficción iba a activar una horda de cuestiones sobre derechos civiles, y generó una
controversia que se iba complicando cada vez más, y creciendo según aumentaban sus implicaciones,
unos dos años después.
La búsqueda del documento E911 terminó con el asalto a Steve Jackson Games. Tal y como hemos
visto, había cientos, quizás miles de usuarios de computadoras en Estados Unidos que habían tenido
entre manos el documento E911. Teóricamente, Chicago tenía todo el derecho legal a asaltar a cualquiera
de estas personas y podrían haber requisado las máquinas de cualquiera que hubiera estado
subscrito a Phrack. Sin embargo, no había ninguna copia del documento E911 en la BBS de Illuminati
de Jackson. Y allí los asaltantes de Chicago se quedaron bien parados; ya no han asaltado a nadie más
desde entonces.
Podría suponerse que Rich Andrews y Charlie Boykin que habían presentado el documento E911 ante
la seguridad de los telecos, se podrían haber ahorrado cualquier sospecha oficial. Pero, tal y como
hemos visto, el deseo de "cooperar completamente" no ofrece mucha -por no decir ninguna- seguridad
contra una persecución federal anti-hackers.
(26) Literalmente "Vayahamburguesa"
Richard Andrews se encontró ante graves problemas, gracias al documento E911. Andrews vivía en
Illinois, los pastos nativos del Grupo de Chicago. El tres y el seis de febrero, su casa y el lugar de
trabajo fueron registrados por el Servicio Secreto. Sus máquinas también se fueron por la puerta y le
aplicaron el tercer grado un buen rato (aunque no fue arrestado). Andrews demostró ser culpable de
estar en posesión de: UNIX SVR 3.2; UNIX SVR 3.1; UUCP; PMON; WWB; IWB; DWB;
NROFF; KORN SHELL '88; C++; y QUEST, entre otros items. Andrews había recibido este código
propietario - que AT&T valoraba oficialmente en más de 2.000 dólares- a través de la red UNIX,
buena parte de la cual suministrada como favor personal por Terminus, probablemente. Aún peor,
Andrews admitió haberle devuelto el favor, al pasarle a Terminus una copia del código fuente propietario
de STARLAN.
Hasta el mismo Charles Boykin, un empleado de AT&T, se metió en problemas hasta las orejas. En
1990 ya casi se había olvidado del problema del E911 que él había denunciado en septiembre del 88.
De hecho, desde esa fecha, había pasado dos alertas de seguridad más a Jerry Dalton, en relación a
temas que Boykin consideraba peores que el documento E911.
Pero en 1990, el año del crackdown, el Servicio de Seguridad Informativa Corporativa de AT&T
estaba harta ya de "Killer". Esta máquina no daba dividendos a AT&T, y proveía de ayuda y confort a
una nube de colgados sospechosos de fuera de la compañía, algunos de los cuales eran activamente
maliciosos contra AT&T, su propiedad y sus intereses como corporación. Sin importar ya la buena
voluntad y la publicidad que se hubiera podido ganar con Killer, sus 10 usuarios devotos eran un riesgo
a la seguridad demasiado importante como para seguir haciendo la vista gorda. El 20 de febrero de
1990, Jerry Dalton llegó a Dallas y simplemente desconectó los cables telefónicos, ante la sorpresa y
alarma de muchos de los usuarios tejanos de Killer. Killer quedó permanentemente desconectada, con
la pérdida de vastos archivos de programas y una enorme cantidad de correo electrónico. El servicio
nunca se restauró. AT&T no mostró ningún interés por la "propiedad" de esas 10 personas.
Cualquiera que fuera la "propiedad" que los usuarios habían estado almacenando en el ordenador de
AT&T lo cierto es que se desvaneció completamente.
Boykin, quien había denunciado el problema del documento E911 se encontró también bajo una nube
de sospecha. En una repetición de la jugada de las apropiaciones del Servicio Secreto, pero con
seguridad privada, la gente de seguridad de AT&T Security visitó la casa de Boykin y sus máquinas
salieron también por la puerta.
Sin embargo, había unas características especiales bien marcadas en el caso de Boykin. Los floppies
de Boykin y sus ordenadores personales fueron detalladamente examinados por empleados corporativos
y devueltos amablemente al cabo de dos días (al contrario del Servicio Secreto, que normalmente
tarda meses, incluso años). Boykin no fue acusado de ningún crimen o actividad incorrecta y siguió con
su trabajo en AT&T (aunque se retiró de AT&T en septiembre de 1991, a la edad de 52 años).
Es interesante observar que el Servicio Secreto de los Estados Unidos de alguna forma no pudo
requisar el nodo "Killer" y sacar por la puerta los ordenadores de AT&T. Ni tampoco pudieron asaltar
la casa de Boykin. Parecía que aceptaban la palabra de la seguridad de AT&T de que el empleado de
AT&T y el nodo "Killer" de AT&T estaban libres de contrabando de hackers y con todo correcto.
Ahora ya todo es agua pasada, pues los 3.200 megas de Killer, propiedad de la comunidad electrónica
tejana, fueron borrados en 1990, y "Killer" fue enviado fuera del estado.
Pero las experiencias de Andrews y Boykin, y de los usuarios de sus sistemas, continuaron siendo
cuestiones menores. No asumieron la importancia social, política y legal que habían obtenido, lenta pero
inexorablemente, en relación al tema del asalto a Steve Jackson Games.
Ahora debemos dirigir nuestra atención a la compañía de Juegos Steve Jackson Games (SJG), sí, esta
misma, y explicar qué fue lo que en realidad hizo? Y como esto estuvo manejado? este conflictivo e
irónico problema. El lector puede recordar que esta no es la primera vez sino la segunda que la compañía
es nombrada en esta narración, Steve Jackson Games comercializa GURPS, el pasatiempo favorito
de los grupos de Hackers en Atlanta y jugadores de ciencia ficción, confundiendo y dándoles doble
sentido a las intrusiones en computadoras.
Primero de todo hay que decir que Steve Jackson Games, Inc, no era una empresa creadora de
juegos para computadora, si no que SJG creaba juegos de rol; juegos de salón para jugar en papel,
utilizando lápices, dados, manuales de instrucciones que contenían diferentes reglas de juego y tablas
para jugar en ellas. No había ningún computador involucrado en estos juegos. Cuando usted compraba
a SJG, usted no recibía ningún disquete de Software para instalar, Lo que usted recibía era una bolsa
plástica con algunas tablas de juegos, fichas y posiblemente algunos mapas o cartas. La mayoría de sus
productos eran libros.
Como sea, Las computadores se fueron metiendo en el negocio de SJG, como en casi todos los
modernos creadores de Juegos, Steve Jackson y sus quince empleados usaron computadoras para
escribir textos, almacenar las cuentas y para casi todas las operaciones de la empresa. También usaron
un computador para correr su sistema oficial de BBS para SJG, una BBS llamada iluminati. Cualquier
jugador que poseyera un ordenador y un módem podía conectarse y negociar, debatir la teoría y
practica de los juegos y a su vez se podía trasmitir las noticias de la compañía y anuncios de sus productos.
Iluminati fue una BBS modestamente popular, corría con un pequeño computador con capacidad
limitada, solamente una línea telefónica y no tenia conexiones para grandes computadoras de trabajo en
red; Tenía de todas formas cientos de usuarios, muchos de los cuales eran jugadores a tiempo completo
que intentaban llamar desde fuera del estado.
Illuminati no fue un Juego clandestino. Este no daba insinuaciones para tener acceso ilegal a
computadoras, archivos, correos, tarjetas de crédito, o códigos de acceso. Algunos de los usuarios de
Iluminati, eran miembros de la Legion of Doom y también uno de ellos fue un antiguo empleado de
Steve Jackson: el Mentor. El Mentor escribía también para Phrack, e hizo una BBS clandestina para el
proyecto Fénix, pero el Mentor no era un profesional de las computadoras.
El Mentor trabajaba como editor para la compañía SJG y era un diseñador profesional de juegos para
comercializarlos. Los miembros de LoD no usaban Illuminati para facilitar sus actividades como
Hacker, sino para sus actividades como jugadores, de hecho, se dedicaron más a simular juegos que en
actividades de hackers.
Illuminati tenia este nombre por un juego de cartas de SJ, inventada y creada por ellos mismos. Este
juego de cartas con múltiples jugadores fue la creación del Sr. Jackson más conocida, exitosa y tecnológicamente
más innovadora. Iluminati era un juego de conspiración paranoica en el cual varios cultos
antisociales secretamente querían dominar al mundo. Illuminati era un juego alegre y divertido, en el cual
había platillos voladores, la CIA, la KGB, compañías de teléfonos, el Ku Klux Klan, la mafia de
Sudamérica, los Carteles de la Cocaína, los Boy Scouts y una decenas más de grupos disidentes
surgidos de la mente retorcida del señor Jackson, de una ferviente imaginación. Para el inexperimentado
público la discusión del Juego illuminati sonaba completamente amenazador o completamente loco.
Y aquí se ubica la "Guerra de Carros" de SJG donde había carros fuertemente blindados, con
lanzacohetes y ametralladoras pesadas, peleándose en las carreteras americanas del futuro. En la
excitante discusión de la "Guerra de Carros " en la BBS Illuminati se insinuaban meticulosas y cuidadosas
informaciones acerca del efecto de los explosivos, minas de tierra, lanzallamas y napalm. Parecía
como un archivo ilegal de hackers pero aún más bestia.
El Señor Jackson y sus colaboradores se ganaban el pan diario creando aventuras fantásticas e ideas
extrañas. Cuanto más extrañas, mejor.
Los juegos de simulación son un pasatiempo raro, pero los jugadores no han tenido que pedir el
permiso del Servicio Secreto para poder jugar. Los juegos de guerra y de rol son un viejo y honroso
pasatiempo honrado por adultos, muy defendido por estrategas profesionales y belicosos. Actualmente
los juegan centenares de miles de entusiastas en todo Norte América, Europa y Japón.
Los libros de juego dejaron de ser un pasatiempo restringido a ser populares para venderse enérgicamente
en franquicias como de B. Dalton y Waldenbooks.
Steve Jackson Games, Inc. , de Austin, Tejas, era una compañía de juegos dentro de la media. En
1989, SJG ganó alrededor de un millón de dólares. Jackson obtuvo una buena reputación en su industria
como un talentoso e innovador diseñador de juegos más bien poco convencionales, pero su compañía
fue algo menos que un titán del campo - claro que no como la compañía multimillonario TSR , o
el gigante Británico "Games Workshop".
Los cuarteles generales de SJG en Austin era un modesto bloque de oficinas de dos pisos, en ladrillo,
atestada de teléfonos, fotocopiadoras, máquinas de fax y computadoras. Mostraba una actividad semiorganizada
y llena de carteles promocionales y novelitas de ciencia ficción. Junto a las oficinas había un
almacén de techo metálico con una pilas de hasta veinte pies de cajas de cartón llenas de juegos y
libros. A pesar de todas las invenciones calenturientas que corrían por allí, el cuartel general de SJG era
un lugar bastante cotidiano. Parecía lo que era, el espacio de un editor.
Tanto "Guerras de Carros" como "Illuminate" eran juegos bien conocidos y populares, pero lo principal
de la organización de Jackson era su Sistema de Juego de Rol Genérico Universal. El sistema GURPS
se consideraba como algo sólido y bien diseñado. Pero quizás el rasgo más popular de GURPS era
que permitía que los amos del juego -los directores- pudieran diseñar escenarios que recordaran de
cerca libros, películas y otras obras de fantasía bien conocidas. Jackson había obtenido las licencias y
adaptado obras de muchos autores de ciencia ficción y fantasía. Había un GURPS Conan, un GURPS
Mundo del Río, un GURPS los clanes del caballo, un GURPS Mundo de las brujas, nombres perfectamente
familiares para los lectores de ciencia-ficción. Y también había un GURPS Operaciones Especiales,
sobre el mundo del espionaje fantástico y la guerra no convencional.
Y también había un GURPS Cyberpunk.
"Cyberpunk" es un término que se usa para describir a ciertos escritores de ciencia-ficción que entraron
en el género hacia los ochenta. "Cyberpunk," tal y como implica la etiqueta, tiene dos características
diferenciadas: en primer lugar, los escritores tienen un gran interés por las tecnologías de la información,
un interés muy cercano a la fascinación que sentían los primeros escritores de ciencia-ficción con el
viaje espacial. Y en segundo lugar, esos escritores eran "punks", con todos los rasgos distintivos que
ello implica: bohemios, aficionados al arte, jóvenes desmadrados y un aire deliberado de rebelión,
ropas y pelo curiosos, unas ideas políticas peculiares, cierta afición por el rock and roll abrasivo. En
una palabra: problemas.
Los Escritores de CF "cyberpunk" eran un pequeño grupo de personas, la mayoría de las cuales tenían
educación universitaria, blancos de clase media cultivada y distribuidos por los Estados Unidos y
Canadá. Sólo uno, Rudy Rucker, un profesor de ciencias de la computación en Silicon Valley, podría
acercarse a ser un humilde hacker informático. Pero con la excepción del profesor Rucker, los autores
"cyberpunk" no eran ni programadores ni expertos en hardware; ellos se consideran artistas (y también
el profesor Rucker). Sin embargo, todos estos escritores son propietarios de ordenadores y se tienen
un interés público intenso en las ramificaciones sociales de las industrias de la información.
Los ciberpunks tenían muchos seguidores entre la generación global que había crecido en un mundo de
ordenadores, redes multinacionales y televisión por cable. Su perspectiva se considera mórbida, cínica
y oscura, pero, de todas formas, también es la perspectiva de sus compañeros de generación. Los
ciberpunks, como cualquier otra generación, maduró y aumentó en fuerza e influencia. Por lo que hace
a su trabajo como escritores de ciencia-ficción, lo cierto es que les iba bastante bien. Hacia finales de
los 80, su trabajo había atraído la atención de las compañías de juegos, incluyendo Steve Jackson
Games, que planeaba una simulación de cyberpunk para el floreciente sistema de juego GURPS.
Parecía que los tiempos ya estaban maduros para un proyecto así, que ya había sido probado en el
mercado. Ya había una primera compañía, con un producto atrevidamente llamado "cyberpunk", como
desafiando posibles violaciones de propiedad intelectual. Se trata de un grupo que acababa de empezar,
llamado R. Talsorian. El Cyberpunk de Talsorian era un juego bastante decente, pero los mecanismos
de simulación dejaban mucho que desear. De todas formas, comercialmente al juego le fue bien.
El siguiente juego cyberpunk todavía tuvo más éxito. Se trataba de Shadowrun* de la FASA
Corporation. Los mecanismos de este juego no estaban mal, pero el escenario se había estupidizado al
incluir elementos de fantasía casposa como elfos, trolls, magos y dragones, algo ideológicamente muy
incorrecto, según los estándares duros y de alta tecnología de la ciencia-ficción cyberpunk.
Otros diseñadores de juegos estaban interesados en el mercado. Entre ellos resultaba prominente el
Mentor, un caballero, que al igual que la mayoría de sus amigos de la Legion of Doom, era un auténtico
devoto del cyberpunk. Mentor creía que ya había llegado la hora para un libro juego cyberpunk real,
uno en el que los príncipes de la maldad computacional de la Legion of Doom pudieran jugar sin morirse
de risa. Este libro, GURPS Cyberpunk, tendría autenticidad cultural on-line.
Mentor estaba particularmente bien cualificado para una tarea así. Desde luego, sabía mucho más de
intrusión en ordenadores que cualquier otro autor de cyberpunk. No sólo eso, además era bueno en su
trabajo. Una imaginación vívida, combinada con una afinidad instintiva con los sistemas y, especialmente,
con los bucles que hay en ellos, son excelentes cualidades para el diseñador profesional de juegos
Hacia el uno de marzo, GURPS Cyberpunk ya estaba prácticamente listo, preparado para ir a la
imprenta y empezar a distribuirse. Steve Jackson esperaba que se vendiera muy bien, lo cual permitiría
mantener a su compañía a flote durante varios meses. GURPS Cyberpunk, como los otros "módulos"
GURPS no era un "juego" como el Monopoly, sino un libro. Un libro con el tamaño de una revista, con
portada en color y páginas llenas de texto, ilustraciones, tablas y notas. Se anunciaba como un juego, y
se usaba como ayuda para jugar, pero era un libro con su número de ISBN, publicado en Texas, con
copyright y que se venía en librerías.
Y ahora, este libro, que estaba almacenado en un ordenador, se había ido por la puerta, en custodia
del Servicio Secreto.
El día después del raid, Steve Jackson visitó los cuarteles generales del Servicio Secreto local con un
abogado. Allí se enfrentaron con Tim Foley (que todavía estaba en Austin por aquel entonces) y pidió
que le devolvieran su libro. Pero hubo problemas. GURPS Cyberpunk -según alegaba un agente del
Servicio Secreto ante el atónito hombre de negocios Steve Jackson- era un "manual para el crimen
informático".
"Es sólo ciencia-ficción"- dijo Jackson.
"No, es real". Esta frase fue repetida varias veces, por diferentes agentes. El ominosamente correcto
juego de Jackson había pasado de ser una fantasía a baja escala, pura y oscura, para convertirse en la
fantasía impura, ampliamente comentada y a larga escala de la Caza de Hackers.
No se hizo ninguna mención a las razones reales de la investigación. Según la orden de registro, los
asaltantes esperaban encontrar el documento E9111 en la BBS de Jackson. Pero la orden de registro
estaba sellada, un procedimiento que la mayoría de agencias del orden usarían sólo cuando claramente
hay vidas en peligro. Los verdaderos motivos de los asaltantes no se descubrieron hasta que los abogados
de Jackson consiguieron retirarle el sello a la orden de registro. El Servicio Secreto y el Grupo de
abuso y fraude informático de Chicago no dijeron nada a Steve Jackson de una amenaza al sistema
policial del 911. No dijeron nada de los tres de Atlanta, nada acerca de Phrack o de Knight Lightning,
nada sobre Terminus.
Se dejó a Jackson que creyera que sus ordenadores habían sido incautados porque intentaba publicar
un libro de ciencia-ficción que la policía consideraba demasiado peligroso como para publicarse.
Esta confusión se repitió una y otra vez, durante meses, ante una audiencia cada vez más grande. No
se trataba del verdadero caso, pero según pasaban los meses, y esta confusión se imprimía para el
público una y otra vez, se iba convirtiendo en uno de los "hechos" conocidos públicamente acerca de la
misteriosa Caza de Hackers. El Servicio Secreto había incautado un ordenador para detener la publicación
de un libro de ciencia-ficción cyberpunk.
La segunda sección de este libro "El Underground Digital", está ya casi acabada. Hemos conocido ya
a las figuras principales de este caso que realmente pertenecían al meollo de la intrusión informática. Ya
sabemos algo de su historia, sus motivos, el modus operandi general. Ahora sabemos, o al menos eso
espero, quienes son, de donde vienen, y más o menos lo que quieren. En la siguiente sección de este
libro "Ley y orden", dejaremos ese meollo y entraremos directamente en el mundo de la policía de
crímenes informáticos de América.
Pero en este momento hay otro personaje que quiero presentar: yo mismo.
Me llamo Bruce Sterling. Vivo en Austin, Texas, donde trabajo como escritor de ciencia-ficción. Más
específicamente: un escritor de ciencia-ficción "cyberpunk".
Como mis colegas "cyberpunk" en los Estados Unidos y Canadá, nunca me he sentido completamente
feliz con esta etiqueta literaria, sobre todo al convertirse en un sinónimo de criminal informático. Pero
una vez edité un libro con cuentos de mis colegas, llamado MIRRORSHADES: the Cyberpunk
Anthology, (27) y me he dedicado durante un tiempo a escribir manifiestos de crítica literaria sobre
ciberpunks. No soy un "hacker" en ninguno de sus sentidos, aunque tengo lectores dentro del
underground digital.
(27) Es decir: Gafas de espejuelos: la antología ciberpunk.
Cuando tuvo lugar el asalto a Steve Jackson Games, evidentemente me generó un interés intenso. Si
los libros "cyberpunk" eran prohibidos por la policía federal en la ciudad en la que vivía, me empecé a
preguntar si yo mismo podría ser el siguiente. ¿Se incautaría de mis ordenadores el Servicio Secreto?
En aquel momento estaba en posesión de un anciano Apple IIe que ni tenía disco duro. Si me iban a
asaltar acusado de ser un autor de manuales de crimen informático, la pérdida de mi procesador de
texto tampoco generaría muchas simpatías.
Conocía desde hacía años a Steve Jackson, como colegas, pues frecuentábamos las mismas convenciones
de ciencia-ficción. He jugado con los juegos de Jackson y reconozco su inteligencia, pero desde
luego nunca me había dado la impresión de ser una mente criminal especializada en la informática.
También sabía un poquito de las BBS. A mediados de los 80 había tenido un papel activo en una BBS
de Austin llamada "SMOF-BBS", una de las primeras BBS dedicadas a la ciencia-ficción. Tenía un
módem, y en alguna ocasión me había conectado a Illuminati, que siempre me había parecido como
algo muy colgado, pero también inofensivo.
En el momento del registro de Jackson, no tenía ninguna experiencia en BBS underground. Pero sabía
que nadie de Illuminati hablaba de entrar ilegalmente en sistemas, o de robar a las compañías telefónicas.
Illuminati ni siquiera ofrecía juegos de ordenador pirateados. Steve Jackson, como muchos otros
artistas creativos, era muy sensible al tema de robo de propiedad intelectual.
Me parecía que o bien Jackson era claramente sospechoso de un crimen -en cuyo caso le acusarían
pronto y tendría que ir a los tribunales- o bien era inocente, en cuyo caso el Servicio Secreto le devolvería
enseguida su equipo, y todos nos echaríamos unas risas. Esperaba más bien las risas. La situación
no dejaba de tener su lado cómico. El raid, conocido como "el asalto cyberpunk" en la comunidad de la
ciencia-ficción, estaba ganando mucha publicidad a nivel nacional, tanto por el mismo Jackson como
por los otros escritores de ciencia-ficción "cyberpunk".
Además, es típico malinterpretar a la gente de la ciencia-ficción. La ciencia-ficción es una ocupación
colorista, llena de aspectos extraños y, desde luego, por eso nos gusta. Las flipadas pueden ser un
accidente de trabajo en nuestra profesión. La gente que lleva disfraces de Halloween a veces se confunden
con monstruos.
Érase una vez, allá por 1939 en Nueva York, los escritores de ciencia-ficción y el Servicio Secreto de
los Estados Unidos chocaron en un caso cómico de confusión de identidad. Este extraño incidente
implicaba un grupo literario bastante famoso en la ciencia-ficción, conocido como los "futurianos", entre
cuyos miembros figuraban genios futuros del género como Isaac Asimov, Frederik Pohl y Damon
Knight. Los futurianos eran tan raros y flipados como cualquiera de sus descendientes espirituales,
incluyendo a los ciberpunks, y se dedicaban a la vida en común, actuaciones espontáneas de opereta y
exhibiciones nocturnas de esgrima en el césped. Los futurianos no tenían BBS, pero tenían el equivalente
tecnológico de 1939, mimeogramas y una imprenta privada. Las usaban continuamente, produciendo
un río de fanzines de ciencia-ficción , manifiestos literarios, y artículos raros, que recogían de lugares
grasientos extraños jovenzuelos con gabardinas.
Los vecinos se empezaron a alarmar ante el comportamiento de los futurianos y los denunciaron al
Servicio Secreto como posibles falsificadores. Era el invierno de 1939 y una patrulla de agentes del
Servicio Secreto de los Estados Unidos con las pistolas desenfundadas asaltaron la "Casa futuriana",
preparados para confiscar los billetes falsos y las imprentas ilegales. Allí descubrieron un fan de la
ciencia-ficción llamado George Hahn, un invitado de la comuna futuriana que acababa de llegar a
Nueva York. George Hahn intentó explicar lo que él y sus compañeros hacían, y el Servicio Secreto
decidió dejar a los futurianos en paz a partir de entonces. (Desafortunadamente, Hahn murió en 1991,
justo antes de que descubriera este sorprendente paralelo, así que no pude entrevistarle para este
libro).
Pero el caso de Jackson no llegó a un final cómico. No llegaron respuestas rápidas ni para mí ni para
él, en ningún momento se nos tranquilizó diciendo que todo iba bien en el mundo digital. En mi papel
alternativo de periodista de ciencia popular, entrevisté a Jackson y su equipo para un artículo en una
revista británica. Los detalles extraños del raid me dejaron aún más preocupado que antes. Sin sus
ordenadores, la compañía esta indefensa financiera y operacionalmente. La mitad de la fuerza de
trabajo de SJG, un grupo de personas completamente inocentes, habían tenido que ser despedidas,
perdiendo su estilo de vida tras la incautación. Empezó a apuntar en mi cabeza la sospecha de que los
autores -los escritores americanos- podrían perder sus ordenadores, al incautarlos mediante órdenes de
registro, sin ningún cargo criminal y eso, como Steve Jackson había descubierto, no tenía una solución
fácil. No era ninguna broma; no era ciencia-ficción: era real.
Decidí dejar a un lado la ciencia-ficción hasta que descubriera qué había pasado y de donde venían los
problemas. Era el momento de entrar en el mundo real de la libertad de expresión electrónica y del
crimen informático. De ahí este libro. De ahí el mundo de los telecos, el mundo del underground digital
y, después el mundo de la policía.
Parte III: Ley y Orden
De las varias actividades antihacker de 1.990, la "Operación diablo del sol" fue la que recibió la mayor
difusión pública. Las arrasadoras incautaciones de ordenadores en todo el territorio nacional no tenían
precedente de tal envergadura, y fueron - aunque selectivamente- muy divulgadas.
Al contrario de los operativos efectuados por el Grupo de Tareas Contra el Fraude y el Abuso
Informático de Chicago, la "Operación Diablo del sol" no se propuso combatir la actividad de los
hackers en cuanto a intrusiones informáticas o incursiones sofisticadas contra los conmutadores. Tampoco
tenía algo que ver con las fechorías cometidas con el software de AT&T ni con documentos de
propiedad de Southern Bell.
Más bien, la "Operación Diablo del sol" fue un castigo severo al azote del bajo mundo digital: el robo
de tarjetas de crédito y el abuso de códigos telefónicos. Las ambiciosas actividades en Chicago y las
menos conocidas pero vigorosas acciones antihacker de la Policía Estatal de Nueva York en 1.990 no
fueron nunca parte de la "Operación Diablo del sol" como tal, que tenía su base en Arizona.
Sin embargo, después de las espectaculares operaciones del 8 de mayo, el público, engañado por el
secreto policial, el pánico de los hackers y la perplejidad de la prensa nacional, configuró todos los
aspectos del acoso policial en el territorio nacional entero, bajo el nombre universal de "Operación
Diablo del sol". "Diablo del sol" todavía es el sinónimo más conocido para el hacker crackdown de
1.990. Pero los organizadores de "Diablo del sol" de Arizona no se merecían esa reputación, como
tampoco todos los hackers se merecen la reputación de "hacker".
Sin embargo hubo algo de justicia en esta confusa percepción del público. Por ejemplo, la confusión
fue promovida por la división de Washington del Servicio Secreto, que respondió a aquellos que bajo la
ley por la Libertad de Información solicitaron información, refiriéndoles a los casos públicamente
conocidos de Knight Lightning y los Tres de Atlanta. Y además, "Diablo del sol" fue sin duda el aspecto
más amplio de la operación de castigo, el más deliberado y el mejor organizado. En su función de
castigo al fraude electrónico, "Diablo del sol" careció del ritmo frenético de la guerra contra la Legion of
Doom; los objetivos de "Diablo del sol" fueron elegidos con fría deliberación a lo largo de una compleja
investigación que duró 2 años completos.
Y una vez más los objetivos fueron los sistemas de BBS, que pueden ser de mucha utilidad en el fraude
organizado. En los BBS clandestinos circulan "discusiones" extensas, detalladas y a veces bastante
flagrantes de técnicas y actividades ilegales. La "discusión" sobre crímenes en abstracto o sobre los
detalles de casos criminales no es ilegal, pero existen severas leyes federales y estatales contra la
conspiración para delinquir a sangre fría por grupos.
A los ojos de la policía la gente que conspira abiertamente para cometer fechorías no se consideran ni
"clubes" ni "salones de debate"; ni "grupos de usuarios" ni "amigos de la libertad de expresión". Los
fiscales tienden más bien a acusar a esa gente de formar "pandillas", "organizaciones corruptas"; o tal
vez de ser "chantajistas" o "personajes del crimen organizado".
Además, la información ilícita que aparece en los BBS fuera de la ley va mucho más allá de configurar
simples actos de expresión y/o posible conspiración criminal. Como hemos visto, era normal en el bajo
mundo digital facilitar a través de los BBS códigos telefónicos hurtados para que cualquier phreak o
hacker abusara de ellos. ¿Hay que suponer que el hecho de facilitar un botín digital de esta laya caiga
bajo la protección de la Primera Enmienda? Difícil, aunque esta cuestión, como muchas otras del
ciberespacio, no está enteramente resuelta. Algunos teóricos arguyen que la simple recitación de un
número en público no es ilegal-sólo su uso es ilegal. Pero la policía antihacker señala que revistas y
periódicos (formas más tradicionales de la libre expresión) nunca publican códigos telefónicos robados
(aunque hacerlo pudiera muy bien aumentar su circulación).
Los números robados de tarjetas de crédito, más arriesgados y más valiosos, se ponían con menos
frecuencia en los BBS pero no hay duda de que algunos BBS clandestinos ponían en circulación números
de tarjetas, generalmente intercambiados por correo privado.
Los BBS clandestinos también contenían útiles programas para explorar velozmente códigos telefónicos
y para incursionar en las compañías emisoras de tarjetas de crédito, además de la de por sí molesta
galaxia de software pirateado, claves violadas, esquemas para cajas azules, manuales de invasión
electrónica, archivos anarquistas, pornográficos, etc.
Pero además del molesto potencial para extender el conocimiento ilícito, los BBS tienen otro aspecto
vitalmente interesante para el investigador profesional. Están repletos de evidencia. Todo ese ajetreado
intercambio de correo electrónico, todas esas fanfarronadas, jactancias y despliegues de vanidad del
hacker, aun todos los códigos y tarjetas robados, pueden muy bien convertirse en esmerada evidencia
electrónica de actividad criminal recogida en tiempo real. El investigador que incauta un BBS pirata ha
dado un golpe tan efectivo como intervenir teléfonos o interceptar correo, sin haber, sin embargo,
intervenido ningún teléfono o interceptado ninguna carta. Las reglas sobre la obtención de evidencia a
través del pinchazo telefónico o la interceptación de cartas son antiguas, estrictas y bien conocidas tanto
por la policía, como por los fiscales y la defensa. Las reglas sobre los BBS son nuevas, confusas y no
las conoce nadie.
Diablo del sol fue el acoso a los BBS más grande de la historia mundial. El 7,8 y 9 de mayo de 1.990
se incautaron alrededor de cuarenta y dos sistemas informáticos. De esos cuarenta y dos ordenadores
unos veinticinco contenían un BBS. (La vaguedad de esta estimación se debe a la vaguedad de (a) lo
que es un "sistema informático" y (b) lo que significa "contener un BBS " en uno, dos o tres ordenadores.
)
Cerca de 25 BBS se esfumaron al caer bajo custodia policíaca en mayo de 1.990. Como hemos visto,
en EE.UU. hay aproximadamente 30.000 BBS hoy. Si suponemos que uno de cada cien tiene malas
intenciones respecto a códigos y tarjetas (porcentaje que halaga la honradez de la comunidad de
usuarios de BBS), eso significaría que quedaron 2.975 BBS que el operativo Diablo del sol no tocó.
Diablo del sol confiscó aproximadamente la décima parte del uno por ciento de todos los BBS de
EE.UU. Visto objetivamente, este ataque no es muy comprensible. En 1.990 los organizadores de
Diablo del sol-el equipo del Servicio Secreto en Phoenix, y el despacho del Fiscal General del Estado
de Arizona-tenían una lista de por lo menos300 BBS que consideraban merecedores de órdenes de
registro e incautación. Los veinticinco BBS que fueron realmente incautados figuraban entre los más
obvios y notorios de esta lista de candidatos mucho más grande. Todos ellos habían sido examinados
con anterioridad, ya sea por soplones, que habían pasado impresiones en papel al Servicio Secreto, o
por los mismos agentes del Servicio Secreto, que no sólo estaban equipados con módem sino que
sabían usarlo.
Diablo del sol tuvo varias motivaciones. En primer lugar, ofreció una oportunidad de cortarle el paso al
crimen de tipo fraude electrónico. Rastrear los fraudes de tarjeta de crédito hasta llegar a los culpables
puede ser espantosamente difícil. Si los culpables tienen un mínimo de sofisticación electrónica pueden
enredar sus pistas en la red telefónica dejando sólo una maraña imposible de rastrear, pero arreglándoselas
para "estirar la mano y robarle a alguien". Los BBS, sin embargo, llenos de códigos, tarjetas,
fanfarronadas e hipérboles, ofrecen evidencia en un formato cuajado muy conveniente.
La incautación misma--el solo acto físico de retirar las máquinas--tiende a descargar la presión. Durante
el operativo, un gran número de muchachos adictos a los códigos, vendedores de software pirateado
y ladrones de tarjetas de crédito se encontrarían despojados de sus BBS-su medio de establecer su
comunidad y de conspirar-de un solo golpe. En cuanto a los operadores de los BBS mismos (que con
frecuencia eran los criminales más arriesgados), quedarían despojados de su equipo y digitalmente
enmudecidos y ciegos.
Y este aspecto de Diablo del sol se llevó a cabo con gran éxito. Diablo del sol parece haber sido una
sorpresa táctica completa -lo contrario de las confiscaciones fragmentadas y continuadas en la guerra
contra la Legion of Doom, Diablo del sol fue ejecutada en el momento perfecto y fue totalmente arrolladora.
Por lo menos cuarenta "ordenadores" fueron confiscados durante el 7, 8 y 9 de mayo de 1.990,
en Cincinnati, Detroit, Los Angeles, Miami, Newark, Phoenix, Tucson, Richmond, San Diego, San
José, Pittsburgh y San Francisco. En algunas ciudades hubo incursiones múltiples, como las cinco
incursiones separadas en los alrededores de Nueva York. En Plano, Texas (básicamente un barrio de
las afueras del complejo formado por las dos ciudades Dallas/Fort Worth, y eje de la industria de
telecomunicaciones) hubo cuatro confiscaciones.
Chicago, siempre en la delantera, tuvo su propia confiscación, llevada a cabo por Timothy Foley y
Barbara Golden, agentes del Servicio Secreto.
Muchas de estas acciones no tuvieron lugar en las ciudades mismas sino en los barrios residenciales de
la clase media blanca de las afueras; lugares como Mount Lebanon en Pennsylvania y Clark Lake en
Michigan. Unas cuantas se efectuaron en oficinas, pero la mayoría se hicieron en viviendas privadas, en
los clásicos sótanos y dormitorios de los hackers.
Las acciones de Diablo del sol fueron registros e incautaciones, no una serie de detenciones masivas.
Sólo hubo cuatro detenciones durante Diablo del sol. "Tony, el Basurero," un adolescente considerado
bestia negra de mucho tiempo atrás por la unidad de Fraudes de Arizona, fue detenido en Tucson el 9
de mayo. "Dr. Ripco," administrador de sistema de un BBS ilegal que desgraciadamente funcionaba en
Chicago mismo, también fue arrestado -por posesión ilegal de armas. Unidades a nivel local también
detuvieron a una phreak de diecinueve años llamada Electra en Pennsylvania, y a otro joven en
California. Los agentes federales, sin embargo, no buscaban detenciones sino ordenadores.
Los hackers por lo general no son encausados (si es que algún día lo van a ser) hasta que se evalúa la
evidencia en sus ordenadores incautados-un proceso que puede tardar semanas, meses, hasta años.
Cuando son detenidos in situ generalmente es por otras razones. En un buen tercio de las incautaciones
antihacker de ordenadores (aunque no durante Diablo del sol) aparecen drogas y/o armas ilegales.
Que adolescentes al filo del delito (o sus padres) tienen marihuana en la casa probablemente no es una
apabullante revelación, pero sí inquieta un poco la sorprendentemente común presencia de armas de
fuego ilegales en las guaridas de los hackers. Un Ordenador Personal puede ser un gran justiciero para
el tecnovaquero-parecido al más tradicional "Gran Justiciero" norteamericano, es decir el Revólver
Personal. Tal vez no sea tan sorprendente que un hombre obsesionado por el poder por medio de
tecnología ilícita también tenga a mano unos cuantos dispositivos de impacto de gran velocidad. Hay
una parte del submundo digital que adora a estos "archivoanarquistas" y esa parte vibra en armonía con
el mundillo desquiciado de los aventureros, los chiflados armados, los anarcoizquierdistas y los
ultraliberales de la derecha.
Esto no quiere decir que las acciones contra los hackers hayan puesto al descubierto alguna importante
guarida de crack o algún arsenal ilegal; pero el Servicio Secreto no piensa que los hackers sean "sólo
unos chicos". Los considera gente imprevisible, inteligente y escurridiza. No importa si el hacker se ha
"escondido detrás del teclado" todo este tiempo. En general la policía no tiene idea de cómo se ve. Lo
cual lo convierte en una cantidad desconocida, alguien a quien hay que tratar con apropiada cautela.
Hasta el momento ningún hacker ha salido de su casa disparando, aunque a veces se ufanen de que lo
van a hacer en los BBS. Amenazas de ese tipo se toman en serio. Las incursiones del Servicio Secreto
tienden a ser rápidas, bien pensadas y ejecutadas con abundante personal (hasta demasiado abundante);
los agentes generalmente revientan todas las puertas de la casa simultáneamente, a veces pistola en
mano. Toda posible resistencia es rápidamente suprimida. Las incursiones contra hackers usualmente
tienen lugar en viviendas familiares. Puede ser muy peligroso invadir un hogar estadounidense; la gente
puede reaccionar por pánico al ver su santuario invadido por extraños. Estadísticamente hablando, lo
más peligroso que un policía puede hacer es entrar a una casa. (Lo segundo más peligroso es parar un
coche en tránsito.) La gente tiene armas de fuego en sus hogares. Más policías resultan heridos en
hogares familiares que en tabernas de motociclistas o en salones de masaje.
Pero en todo caso, nadie resultó herido durante el operativo Diablo del sol ni en realidad durante todo
el Hacker crackdown. Tampoco hubo alegaciones de maltratos físicos a sospechosos. Se
desenfundaron pistolas, los interrogatorios fueron prolongados y ásperos, pero nadie en 1.990 reclamó
por actos de brutalidad por parte de algún participante en la caza.
Además de los alrededor de cuarenta ordenadores, Diablo del sol también cosechó disquetes en gran
abundancia - se estima que unos 23.000-, que incluían toda suerte de datos ilegítimos: juegos pirateados,
códigos robados, números de tarjetas robados, el texto y el software completo de BBS piratas.
Estos disquetes, que siguen en poder de la policía hasta la fecha, ofrecen una fuente gigantesca, casi
embarazosamente rica, de posibles procesamientos criminales. También existen en esos 23.000
disquetes una cantidad desconocida hasta ahora de juegos y programas legítimos, correo supuestamente
"privado" de los BBS, archivos comerciales y correspondencia personal de todo tipo.
Las órdenes de registro estándar en crímenes informáticos subrayan la incautación de documentos
escritos además de ordenadores-se incluyen específicamente fotocopias, impresos informáticos, cuentas
de teléfono, libretas de direcciones, registros, apuntes, memoranda y correspondencia.
En la práctica esto ha significado que diarios, revistas de juegos, documentación de software, libros de
no-ficción sobre hacking y seguridad informática, y a veces incluso novelas de ciencia ficción han
desaparecido por la puerta bajo custodia policial. También se ha esfumado una gran variedad de
artículos electrónicos que incluyen teléfonos, televisores, contestadores, Walkmans Sony, impresoras de
mesa, discos compactos y cintas de audio.
No menos de 1 miembros del Servicio Secreto entraron en acción durante Diablo del sol. Se vieron
normalmente acompañados de brigadas de policía estatal y/o local. La mayoría de ellos -especialmente
de los locales-nunca habían participado en un operativo antihacker. (Por esa buena razón misma se los
había invitado a participar.) Además, la presencia de policías uniformados asegura a las víctimas de un
operativo que la gente que invade sus hogares son policías de verdad. Los agentes del Servicio Secreto
van casi siempre de paisano. Lo mismo vale para los expertos en seguridad de telecomunicaciones que
generalmente acompañan al Servicio Secreto en estos operativos (y que no hacen ningún esfuerzo por
identificarse como simples empleados de la compañía telefónica).
Un operativo antihacker típico se hace más o menos así. Primero, la policía entra al asalto con gran
rapidez, por todas las entradas, con avasallante fuerza, en la hipótesis de que con esta táctica se reducen
las bajas a un mínimo. Segundo, los posibles sospechosos son alejados de todos los sistemas
informáticos, para que no puedan limpiar o destruir evidencia informática. Se lleva a los sospechosos a
una habitación despojada de ordenadores, generalmente el salón, y se los mantiene bajo guardia-no
bajo guardia armada porque las armas han vuelto a las pistoleras rápidamente, pero sí bajo guardia. Se
les presenta la orden de registro y se les previene de que cualquier cosa que digan podrá ser usada
contra ellos. Lo normal es que tengan mucho que decir, especialmente si son padres sorprendidos.
En algún lugar de la casa está el "punto caliente"-un ordenador conectado a una línea telefónica (tal vez
varios ordenadores y varias líneas). Por lo general, es el dormitorio de un adolescente, pero puede ser
cualquier lugar de la casa; puede haber varios lugares. Este "punto caliente" se pone a cargo de un
equipo de dos agentes, el "buscador" y el "registrador". El "buscador" tiene una formación en informática
y es normalmente el agente que lleva el caso y que consiguió la orden judicial de registro. El o ella
sabe qué es lo que se busca y es la persona que de verdad realiza las incautaciones: desenchufa las
máquinas, abre cajones, escritorios, ficheros, disqueteras, etc. El "registrador" hace fotos del equipo tal
como está-en especial la maraña de cables conectados atrás, que de otra manera puede ser una pesadilla
reconstruir. Habitualmente el registrador también fotografía todas las habitaciones de la casa, para
evitar que algún criminal astuto denuncie que la policía le ha robado durante el registro. Algunos registradores
llevan videocámaras o grabadores; sin embargo, es mucho más corriente que el registrador
tome apuntes. Describe y numera los objetos conforme el descubridor los incauta, generalmente en
formularios estándar de inventario policial.
Los agentes del Servicio Secreto no eran, y no son, expertos en informática. No han pasado, y no
pasan, juicios rápidos sobre la posible amenaza constituida por las diferentes partes del equipo
informático; pueden dejarle a papá su ordenador, por ejemplo, pero no están obligados a hacerlo. Las
órdenes normales de registro usadas para crímenes informáticos, que datan de principios de los ochenta,
usan un lenguaje dramático cuyo objetivo son los ordenadores, casi cualquier cosa conectada a
ellos, casi cualquier cosa utilizada para operarlos-casi cualquier cosa que remotamente parezca un
ordenador-más casi cualquier documento que aparezca en la vecindad del ordenador. Los investigadores
de delitos informáticos urgen a los agentes a confiscarlo todo.
En este sentido, el operativo Diablo del sol parece haber sido un éxito completo. Los BBS se apagaron
por todos los EE.UU. y fueron enviados masivamente al laboratorio de investigación informática del
Servicio Secreto, en la ciudad de Washington DC, junto con los 23.000 disquetes y una cantidad
desconocida de material impreso.
Pero la incautación de 25 BBS y las montañas digitales de posible evidencia útil contenidas en esos
BBS (y en los otros ordenadores de sus dueños, que igualmente desaparecieron por la puerta), estaban
muy lejos de ser los únicos motivos del operativo Diablo del sol. Como acción sin precedentes, de gran
ambición y enorme alcance, el operativo Diablo del sol tenía motivos que sólo pueden llamarse políticos.
Fue un esfuerzo de relaciones públicas diseñado para enviar ciertos mensajes y para aclarar ciertas
situaciones: tanto en la mente del público general como en la mente de miembros de ciertas áreas de la
comunidad electrónica.
En primer lugar se quiso-y esta motivación era vital-enviar un "mensaje" de los organismos de policía al
submundo digital. Este mensaje lo articuló explícitamente Garry M. Jenkins, Subdirector del Servicio
Secreto de EE.UU. en la conferencia de prensa sobre Diablo del sol en Phoenix el 9 de mayo de
1.990, inmediatamente tras las incursiones.
En breve, los hackers se equivocaban en su tonta creencia de que se podían ocultar detrás del "relativo
anonimato de sus terminales informáticos." Al contrario, deberían comprender totalmente que los
policías federales y estatales patrullaban enérgicamente el ciberespacio-que vigilaban todas partes,
incluso esos antros sórdidos y sigilosos del vicio cibernético, los BBS del submundo digital.
Este mensaje de la policía a los delincuentes no es inusual. El mensaje es común, sólo el contexto es
nuevo. En este contexto, los operativos de Diablo del sol fueron el equivalente digital al acoso normal
que las brigadas contra el vicio lanzan contra los salones de masaje, las librerías porno, los puntos de
venta de parafernalia asociada con drogas, y los juegos flotantes de dados. Puede no haber ninguna o
muy pocas detenciones en ese tipo de acciones, ni condenas, ni juicios, ni interrogatorios. En casos de
este tipo la policía puede muy bien salir por la puerta con varios kilos de revistas asquerosas, cassettes
de videos porno, juguetes sexuales, equipo de juego, bolsitas de marihuana...
Por supuesto que si algo verdaderamente horrible se descubre, hay detenciones y procesamientos.
Mucho más probable, sin embargo, es que simplemente haya una breve pero áspera interrupción del
mundo secreto y cerrado de los nosirvenparanadas. Habrá "acoso callejero." "La poli." "Disuasión." Y
por supuesto, la pérdida inmediata de los bienes confiscados. Es muy improbable que algún material
incautado sea devuelto. Ya sean acusados o no, condenados o no, los delincuentes carecen del ánimo
para pedir que se les devuelvan sus cosas.
Detenciones y juicios -es decir encarcelar a la gente- ponen en juego toda suerte de formalidades
legales; pero ocuparse del sistema de justicia está muy lejos de ser la única tarea de la policía. La
policía no solamente mete en la cárcel a la gente. No es así como la policía ve su trabajo. La policía
"protege y sirve". Los policías son los "guardianes de la paz y del orden público". Como otras formas
de relaciones públicas, guardar el orden público no es una ciencia exacta. Guardar el orden público es
algo así como un arte.
Si un grupo de matones adolescentes con aspecto de violentos rondara alguna esquina, a nadie le
sorprendería ver llegar a un policía a ordenarles que se "separen y circulen." Al contrario, la sorpresa
vendría si uno de estos fracasados se acercara a una cabina de teléfonos, llamara a un abogado de
derechos civiles y estableciera una demanda judicial en defensa de sus derechos constitucionales de
libre expresión y libre asamblea. Sin embargo algo muy parecido fue uno de los anormales resultados
del Hacker crackdown.
Diablo del sol también difundió "mensajes" útiles a otros grupos constituyentes de la comunidad electrónica.
Estos mensajes pueden no haberse dicho en voz alta desde el podio de Phoenix frente a la
prensa pero su significado quedó clarísimo. Había un mensaje de reasegurar a las víctimas primarias del
robo de códigos telefónicos y de números de tarjetas de crédito: las compañías de telecomunicación y
las de crédito.
Diablo del sol fue recibida con júbilo por los encargados de seguridad de la comunidad de negocios
electrónicos. Después de años de sufrir acoso altamente tecnológico y pérdidas de ingresos en continuo
aumento, vieron que el brazo de la ley se tomaba en serio sus quejas sobre la delincuencia desbocada.
La policía ya no se limitaba a rascarse la cabeza y a encogerse de hombros; ya no había débiles excusas
de "falta de policías competentes en informática" o de la baja prioridad de los delitos de cuello
blanco, "sin víctimas," en telecomunicaciones.
Los expertos en delitos informáticos siempre han creído que las infracciones informáticas son
sistemáticamente subdenunciadas. Esto les parece un escándalo de grandes proporciones en su campo.
Algunas víctimas no se presentan porque creen que la policía y los fiscales no saben de informática y no
pueden ni van a hacer nada. A otros les abochorna su vulnerabilidad y se esfuerzan mucho por evitar
toda publicidad; esto es especialmente verdad para los bancos, que temen la pérdida de confianza de
los inversores si aparece un caso de fraude o de desfalco. Y algunas víctimas están tan perplejas por su
propia alta tecnología que ni siquiera se dan cuenta de que ha ocurrido un delito-aunque hayan sido
esquilmados.
Los resultados de esta situación pueden ser calamitosos. Los criminales evaden captura y castigo. Las
unidades de delitos informáticos que sí existen no encuentran empleo. El verdadero tamaño del crimen
informático: su dimensión, su naturaleza real, el alcance de sus amenazas y los remedios legales-todo
sigue confuso. Otro problema recibe poca publicidad pero causa verdadera preocupación. Donde hay
crimen persistente, pero sin protección policíaca efectiva, se puede producir un clima de vigilantismo.
Las compañías de telecomunicaciones, los bancos, las compañías de crédito, las grandes corporaciones
que mantienen redes informáticas extensas y vulnerables al hacking-estas organizaciones son poderosas,
ricas y tienen mucha influencia política. No sienten ninguna inclinación a dejarse intimidar por
maleantes (en realidad por casi nadie). Con frecuencia mantienen fuerzas de seguridad privadas muy
bien organizadas, dirigidas normalmente por ex militares o ex policías de mucha experiencia, que han
abandonado el servicio público a favor del pastito más verde del sector privado. Para la policía, el
director de seguridad de una corporación puede ser un aliado muy poderoso; pero si ese caballero no
encuentra aliados en la policía, y se siente suficientemente presionado por su consejo directivo, puede
silenciosamente tomar la justicia en sus propias manos.
Tampoco falta personal contratable en el negocio de la seguridad corporativa. Las agencias de seguridad
privada--el "negocio de la seguridad" en general--creció explosivamente en los ochenta. Hoy hay
ejércitos enteros con botas de goma de "consultores de seguridad," "alquile un poli," "detectives privados,"
"expertos externos"- y toda variedad de oscuro operador que vende "resultados" y discreción.
Desde luego, muchos de esos caballeros y damas pueden ser modelos de rectitud moral y profesional.
Pero, como cualquiera que haya leído una novela realista de detectives sabe, la policía por lo general
abriga poco cariño por esa competencia del sector privado.
Se ha sabido de compañías que buscando seguridad informática han dado empleo a hackers. La
policía se estremece ante ese escenario.
La policía cuida mucho sus buenas relaciones con la comunidad de negocios. Pocas veces se ve a un
policía tan indiscreto como para declarar públicamente que un fuerte empleador de su estado o ciudad
haya sucumbido a la paranoia y se haya descarrilado. Sin embargo la policía -y la policía informática en
particular-reconoce esa posibilidad. Ellos pasan hasta la mitad de sus horas de trabajo haciendo relaciones
públicas: organizan seminarios, sesiones de demostración y exhibición, a veces con grupos de
padres o de usuarios, pero generalmente con su público objetivo: las probables víctimas de delitos de
hacking. Y estos son, por supuesto, compañías de telecomunicaciones, de tarjetas de crédito y grandes
corporaciones informatizadas. La policía los apremia a que, como buenos ciudadanos, denuncien las
infracciones y presenten acusaciones formales; pasan el mensaje de que hay alguien con autoridad que
entiende y que, sobre todo, tomará medidas si ocurriera un delito informático. Pero las palabras de una
charla tranquilizadora se las lleva el viento. Diablo del sol fue una acción concreta.
El mensaje final de Diablo del sol estaba destinado al consumo interno de las fuerzas policiales. Se
ofreció a Diablo del sol como prueba de que la comunidad de la policía de delitos informáticos había
madurado. Diablo del sol fue prueba de que algo tan enorme como Diablo del sol mismo hubiera
podido organizarse. Diablo del sol fue prueba de que el Servicio Secreto y sus aliados de las fuerzas
policiales locales podían actuar como una maquina bien aceitada-(a pesar del estorbo que significaban
esos teléfonos cifrados). También fue prueba de que la Unidad de Arizona contra el Crimen Organizado
y el Chantaje -la chispa de Diablo del sol-se clasificaba entre las mejores del mundo en ambición,
organización y en mera osadía conceptual.
Y, como estimulo final, Diablo del sol fue un mensaje del Servicio Secreto (USSS) a sus rivales de
siempre en el FBI. Por decreto del Congreso los dos, el USSS y el FBI, comparten formalmente la
jurisdicción sobre operativos federales contra los delitos informáticos. Ninguno de esos grupos ha
quedado nunca ni remotamente satisfecho con esa indecisa situación. Parece sugerir que el Congreso
no puede decidirse sobre cual de esos grupos está más capacitado. Y no hay ningún agente del FBI o
del USSS que no tenga una opinión firme sobre el tema.
Para el neófito, uno de los aspectos más enigmáticos del hacker crackdown es que el servicio secreto
de los Estados Unidos tiene que ver con este tema.
El servicio Secreto es mejor conocido por su principal papel público: sus agentes protegen al presidente
de los Estados Unidos. También protegen a la familia del presidente, al vicepresidente y a su familia,
a presidentes anteriores y a los candidatos presidenciales. Algunas veces protegen dignatarios extranjeros
que visitan los Estados Unidos, especialmente jefes de estado extranjeros, y se ha sabido que
acompañan oficiales norteamericanos en misiones diplomáticas en el extranjero.
Los agentes especiales del Servicio Secreto no usan uniforme, sin embargo, el Servicio Secreto también
tiene dos agencias policiacas que usan uniforme. Una es la antigua policía de la Casa Blanca (ahora
conocida como División Uniformada del Servicio Secreto, desde que empezaron a proteger embajadas
extranjeras en Washington, así como la misma Casa Blanca). La otra uniformada es la Fuerza Policíaca
de la Tesorería.
El congreso le ha dado al Servicio Secreto un número de deberes poco conocidos. Ellos protegen los
metales preciosos en las bóvedas de la tesorería. Protegen los documentos históricos más valiosos de
los Estados Unidos: originales de la Constitución, la Declaración de la independencia, el segundo
discurso de apertura de Lincoln, una copia norteamericana de la Carta Magna etc... Un día les fue
asignado proteger a la Mona Lisa en su viaje por EE.UU. en los años 60.
El Servicio Secreto entero es una división del departamento de tesorería. Los agentes especiales del
Servicio Secreto (hay aproximadamente 1,900 de ellos) son guardaespaldas del Presidente y de otros,
pero todos ellos trabajan para la tesorería. Y la tesorería (a través de sus divisiones de la Moneda y la
Oficina de Grabado e Impresión) imprime el dinero del país.
Como policía de la Tesorería, el Servicio Secreto protege el dinero del país; es la única agencia federal
que tiene jurisdicción directa sobre la falsificación. Analiza la autenticidad de documentos, y su lucha
contra la falsificación de dinero está muy vigente (especialmente desde que los hábiles falsificadores de
Medellín, Colombia han entrado en acción.) Cheques del gobierno, bonos y otras obligaciones, que
existen en un sinnúmero de millones y que valen un sinnúmero de billones, son blancos comunes para la
falsificación que el Servicio Secreto también combate.
Se encarga hasta de la falsificación de sellos postales. Pero ahora se está desvaneciendo la importancia
del dinero en efectivo porque el dinero se ha vuelto electrónico. Como la necesidad lo requería, el
Servicio Secreto cambió la lucha contra la falsificación de billetes y la fragua de cheques por la protección
de fondos transferidos por cable.
Del fraude de cable, fue un pequeño paso a lo que es formalmente conocido como "fraude mediante un
dispositivo de acceso" mencionado en el artículo 18 del código de los Estados Unidos (código de las
EE.UU. Sección 1029). El termino "dispositivo de acceso" parece intuitivamente sencillo. Es algún tipo
de dispositivo de alta tecnología con el que se puede conseguir dinero. Es lógico poner este tipo de
cosa en manos de los expertos del combate de la falsificación y del fraude electrónico.
Sin embargo, en la sección 1029, el término "dispositivo de acceso" está muy generosamente definido.
Un dispositivo de acceso es: "cualquier tarjeta, lamina, código, número de cuenta, u otros medios de
acceso a cuentas que puedan ser usados solo o en conjunto con otro dispositivo de acceso para obtener
dinero, bienes, servicios, o cualquier otra cosa de valor, o que pueda ser usado para iniciar una
transferencia de fondos." Por lo tanto "dispositivo de acceso" puede ser interpretado para incluir las
mismas tarjetas de crédito (un objeto de falsificación popular en estos días ). También incluye los
números de cuenta de las tarjetas de crédito, esos clásicos del mundo digital clandestino. Lo mismo
vale para las tarjetas telefónicas (un objeto cada vez más popular en las compañías de teléfono que
están cansadas de ser robadas de sus monedas por ladrones de cabinas de teléfono). Y también códigos
de acceso telefónico, estos otros clásicos del mundo clandestino digital. (puede que los códigos de
teléfono robados no "den dinero", pero sí dan "servicios" de valor, lo que está prohibido por la sección
1029).
Ahora podemos ver que la sección 1029 pone al Servicio Secreto en contra del mundo clandestino
digital sin ninguna mención de la palabra "computadora". Clásicos aparatos del phreaking, como las
"cajas azules", usadas para robar servicio telefónico de los interruptores mecánicos antiguos, son sin
duda "dispositivos de acceso falsificados". Gracias a la sección 1029, no solo es ilegal usar los dispositivos
de acceso falsificados, sino también es ilegal construirlos. "Producir, diseñar, duplicar, o construir"
cajas azules son todos crímenes federales hoy, y si usted lo hace, el congreso le ha encargado al
Servicio Secreto perseguirlo.
Los cajeros automáticos que se reprodujeron por toda Norteamérica durante los años 80, son definitivamente
también "dispositivos de acceso", y un intento de falsificar un código PIN o una tarjeta de
plástico cae directamente bajo la sección 1029. La sección 1029 es notablemente elástica. Supongamos
que usted encuentra una contraseña de computadora en la basura de alguien. Esa contraseña
puede ser un "código" en todo caso es "un medio de acceso a una cuenta". Ahora suponga que usted
accede a una computadora y copia unos programas para usted mismo. Usted claramente ha obtenido
un "servicio" (servicio de computadora) y una "cosa de valor" (el software). Supongamos que usted le
habla a una docena de amigos acerca de su contraseña robada, y les permite que la usen, también.
Ahora usted está "traficando medios de acceso no autorizado". Y Cuando el Profeta, un miembro de la
Legion of Doom, le pasó un documento robado de la compañía de teléfono a Knight Lightning en la
revista Phrack, los dos fueron acusados bajo la sección 1029.
Hay dos limitaciones en la sección 1029. Primero, el delito debe "afectar el comercio interestatal o
internacional" para convertirse en un caso de jurisdicción federal. El término "afectar el comercio" no
está bien definido; pero usted puede tomar como un hecho que el Servicio Secreto puede interesarse si
usted ha hecho cualquier cosa que cruce una línea de estado. La policía local y la estatal pueden ser
quisquillosas en sus jurisdicciones y puede algunas veces ser testaruda cuando aparecen los federales.
Pero cuando se trata de delitos informáticos, los policías locales le son patéticamente agradecidos a la
ayuda federal, de hecho se quejan diciendo que precisan más. Si usted está robando servicio de larga
distancia, está casi seguro cruzando líneas de estado y definitivamente está "afectado el comercio
interestatal" de las compañías telefónicas. Y si abusa de tarjetas de crédito comprando artículos de
brillantes catálogos de, digamos Vermont, usted sonó.
La segunda limitación es el dinero. Como regla, los federales no persiguen ladrones de moneditas. Los
jueces federales eliminarán los casos que parecen hacerles perder su tiempo. Los crímenes federales
deben ser importantes, la sección 1029 especifica una perdida mínima de mil dólares.
Ahora continuamos con la sección siguiente del artículo 18, que es la sección 1030, "fraude y actividades
relacionadas con referencia a las computadoras." Está sección le da al Servicio Secreto directa
jurisdicción sobre los actos de invasión a computadoras. Aparentemente, el Servicio Secreto parecería
tener el mando en el tema. Sin embargo la sección 1030 no es para nada tan dúctil como la sección
1030(d), que dice:
"(d) El Servicio Secreto de los Estados Unidos tendrá además de cualquier otra agencia que tenga
dicha autoridad, la autoridad de investigar delitos bajo esta sección. Dicha autoridad del Servicio
Secreto de los Estados Unidos será ejercido de acuerdo con un arreglo que será establecido por el
secretario de la Tesorería y el Fiscal General". (cursivas del autor)
El Secretario de la Tesorería es el titular a cargo del Servicio Secreto, mientras que el Fiscal General
está encargado del FBI. En la Sección (d), el Congreso se lavó las manos en la batalla entre el Servicio
Secreto y el FBI por la lucha contra el crimen informático, y los dejó luchar entre ellos mismos. El
resultado fue bastante calamitoso para el Servicio Secreto, ya que el FBI terminó con una jurisdicción
exclusiva sobre las invasiones por computadoras que tienen que ver con la seguridad nacional, espionaje
extranjero, bancos federalmente asegurados, y bases militares estadounidenses, manteniendo jurisdicción
compartida sobre otros tipos de invasiones informáticas.
Esencialmente, según la Sección 1030, al FBI no solo le compiten los casos mediáticos, sino también
puede seguir metiendo la nariz en los casos del Servicio Secreto cuando le dé la gana. El segundo
problema tiene que ver con el peligroso término "computadora de interés federal".
La Sección 1030 (a) establece que es ilegal "acceder a una computadora sin autorización", si esta
computadora pertenece a una institución financiera o a una emisora de tarjetas de crédito (casos de
fraude, en otras palabras). El Congreso no tenía problema en darle al Servicio Secreto la jurisdicción
sobre las computadoras que transfieren dinero, pero no quiso permitirle que investigara cualquier tipo
de intrusiones. El USSS tuvo que contentarse con las maquinas para retirar dinero y las "computadoras
de interés federal". Una "computadora de interés federal", es una computadora que el gobierno posee,
o está usando. Grandes redes interestatales de computadoras, unidas por líneas que atraviesan estados,
también son consideradas de "interés federal". (El concepto de "interés federal" es legalmente muy vago
y nunca ha sido claramente definido en las cortes. El Servicio Secreto nunca ha sido llamado a la orden
por investigar intrusiones de computadoras que no fueran de "interés federal", pero es probable que eso
un día pase.)
Así que la autoridad de servicio Secreto sobre "el acceso no autorizado" a computadoras cubre un
gran terreno, pero de ningún modo toda la cancha ciberespacial. Si usted es, por ejemplo, un minorista
local de computadoras o dueño de un BBS local, entonces un intruso local malicioso puede forzar la
entrada, tirar su sistema abajo, poner basura en sus archivos, esparcir virus y el Servicio Secreto de los
E.U. no puede hacer nada al respecto. Por lo menos no puede hacer nada directamente. Pero el
Servicio Secreto hará muchísimo para ayudar a las personas locales que sí pueden hacer algo.
Quizás el FBI ganó una batalla en cuanto a Sección 1030, pero no ganó la guerra todavía. Lo que
piensa el Congreso es una cosa, la situación en la calle es otra. Además no sería la primera vez que el
Congreso cambia de opinión. La verdadera lucha se libra afuera en las calles donde todo está sucediendo.
Si usted es un policía de la calle con un problema informático, el Servicio Secreto quiere que
usted sepa donde puede encontrar al verdadero especialista. Mientras que la muchedumbre del FBI
está afuera haciéndose limpiar sus zapatos favoritos- SCHOENEN(de ala punta) y haciendo burla de
los zapatos favoritos del Servicio Secreto ("pansy-ass-tassels").El Servicio Secreto tiene un equipo de
rastreadores de hackers competentes listo en la capital de cada estado de los EE.UU. ¿Necesita un
consejo? Ellos le darán consejo, o por lo menos lo pondrán en la dirección correcta. ¿Necesita capacitación?
Ellos pueden organizarla también.
Si usted es un policía local y llama al FBI, el FBI (como es amplia y abiertamente rumorado) le hará
dar más vueltas que un camarero, le robará el crédito por todos sus arrestos y eliminará cualquier huella
de gloria que le podía haber quedado.
Por otro lado en Servicio Secreto no se jacta mucho. Ellos son del tipo silencioso. Muy silencioso.
Muy tranquilos. Eficientes. Alta tecnología. Lentes de sol oscuros, miradas fijas, radio escondida en la
oreja, un revólver UZI automático escondido en algún lugar de su chaqueta de moda. Son los Samurai
norteamericanos que juraron dar sus vidas para proteger a nuestro presidente.
"Los agentes duros de matar". Capacitados en artes marciales, completamente temerarios. Cada uno
de ellos tiene la aprobación para acceder a secretos de estado. Si algo anda un poco mal, usted no va a
oír ninguna queja, ningún gemido, ningún intento de excusa política de estos tipos. La fachada del
agente de granito no es, por supuesto, la realidad. Los agentes del Servicio Secreto son seres humanos
y la verdadera gloria en el trabajo del Servicio no es luchar contra el crimen de computadoras -todavía
no, por lo menos- pero en proteger al Presidente. La gloria del trabajo en el Servicio Secreto está en la
guardia de la Casa Blanca. Estar al lado del Presidente, que la esposa y los hijos lo vean en la televisión;
rozar los hombros de la gente más poderosa del mundo. Esa es la verdadera misión del Servicio,
la prioridad número uno.
Más de una investigación informática murió cuando los agentes del Servicio se esfumaron por la necesidad
del presidente.
Hay romance en el trabajo del Servicio. El acceso íntimo a los círculos de gran poder, el espíritu de los
cuerpos muy capacitados y de una disciplina especial, la gran responsabilidad de defender al gerente
general; el cumplimiento de un deber patriota. Y cuando toca trabajo policíaco, la paga no es mala.
Pero hay miseria en el trabajo del Servicio, también. Puede que le escupan unos manifestantes gritando
abuso -y si se ponen violentos, si llegan demasiado cerca, a veces usted tiene que golpear a uno de
ellos, discretamente.
Pero la verdadera miseria en el trabajo del Servicio es la monotonía de por ejemplo "las
trimestralidades", salir a la calle cuatro veces al año, año tras año, entrevistar a varios miserables patéticos,
muchos de ellos en prisiones y asilos, que han sido identificados como amenaza para el Presidente.
Y después está el estrés matador de buscar entre aquellas caras de las interminables y bulliciosas
multitudes, buscar odio, buscar psicosis, buscar el hermético y nervioso rostro de un Arthur Bremer, un
Squeaky Fromme, un Lee Harvey Oswald. Es observar todas esas manos, moviéndose, saludando
para detectar algún movimiento repentino, mientras que tus oídos esperan, tensos, escuchar en el
auricular el grito tantas veces ensayado de "¡arma!". Es estudiar, con mucho detalle, las biografías de
cada estúpido perdedor que alguna vez ha disparado a un Presidente. Es el nunca comentado trabajo
de la Sección de Investigación de Protección, que estudia a velocidad de caracol, las amenazas de
muerte anónimas, mediante todas las herramientas meticulosas de las técnicas antifalsificadoras. Y es
mantener actualizados los enormes archivos computarizados de cualquiera que haya amenazado la vida
del Presidente.
Los defensores de los derechos civiles se han vuelto cada vez más preocupados por el uso de archivos
informáticos por parte del gobierno para seguir la pista de ciudadanos norteamericanos, pero los
archivos del Servicio Secreto de potenciales asesinos presidenciales, que tiene arriba de veinte mil
nombres, raramente causa algún tipo de protesta. Si usted alguna vez en su vida dice que tiene intenciones
de matar al Presidente, el Servicio Secreto querrá saber y anotar quién es usted, dónde esta,
qué es y qué planes tiene. Si usted es una amenaza seria (si usted es oficialmente considerado de
"interés protectivo") entonces el Servicio Secreto es capaz de escuchar su teléfono el resto su vida.
Proteger al presidente siempre tiene prioridad en los recursos del Servicio. Pero hay mucho más en las
tradiciones e historia del Servicio que montar guardia afuera del despacho del presidente. El servicio
Secreto es la más antigua agencia totalmente federal de policía. Comparado con el Servicio Secreto,
los del FBI son nuevos y los de la CIA son suplentes. El Servicio Secreto fue fundado allá en 1865 por
la sugerencia de Hugh McCulloch, el secretario de tesorería de Abraham Lincoln. McCulloch quería
una policía de Tesorería especial para combatir la falsificación.
Abram Lincoln lo aprobó y dijo que le parecía una buena idea, y con terrible ironía, Abraham Lincoln
fue asesinado esa misma noche por John Wilkes Booth.
Originalmente el Servicio Secreto no tenia nada que ver con la protección de los presidentes. Ellos no
tomaron esa tarea como una de sus obligaciones hasta después del asesinato de Garfield en 1881. Y el
Congreso no le destinó un presupuesto hasta el asesinato del presidente McKingley en 1901. Originalmente
el Servicio Secreto fue creado con un objetivo: destruir a los falsificadores.
Hay paralelos interesantes entre el primer contacto del Servicio con la falsificación del siglo XIX y el
primer contacto de los EE.UU. con el Crimen Informático en el siglo XX.
En 1865, los billetes norteamericanos eran un desastre. La Seguridad era horriblemente mala. Los
billetes eran impresos en el lugar mismo por los bancos locales en literalmente centenares de diseños
diferentes. Nadie sabía cómo diablos se suponía que era un billete de dólar. Los billetes falsos circulaban
fácilmente. Si algún payaso le decía que un billete de un dólar del Banco del Ferrocarril de Lowell,
Massachusetts tenía una mujer inclinada sobre un escudo, con una locomotora, una cornucopia, una
brújula, diversos artículos agrícolas, un puente de ferrocarril, y algunas fábricas, entonces a usted no le
quedaba más remedio que tomar sus palabras por ciertas. (De hecho él contaba la verdad!)
Mil seiscientos bancos locales estadounidenses diseñaban e imprimían sus propios billetes, y no había
normas generales de seguridad. Tal como un nodo mal protegido en una red de computadoras, los
billetes mal diseñados también eran fáciles de falsificar, y significaban un riesgo de seguridad para el
sistema monetario entero.
Nadie sabía el alcance exacto de la amenaza al dinero. Había estimaciones aterradores de que hasta un
tercio del dinero nacional era falso. Los falsificadores -- conocidos como "fabricantes" (boodlers) en el
argot subterráneo de la época -- eran principalmente trabajadores gráficos con gran pericia técnica
quienes se habían pasado al mal. Muchos habían trabajado antes en las imprentas legítimas de dinero.
Los fabricantes operaban en círculos y pandillas. Técnicos expertos grababan las chapas falsas --
usualmente en sótanos en Nueva York. Hombres refinados de confianza pasaban grandes fajos falsos
de alta calidad, alta denominación, incluyendo cosas realmente sofisticadas -- bonos del gobierno,
certificados de valores, y acciones del ferrocarril. Las falsificaciones mal hechas, más baratas se vendían
o se "sharewareaban" a pandillas de bajo nivel o aspirantes a ser fabricantes. (Los fabricantes del
más bajo nivel simplemente alteraban los billetes reales, cambiando el valor; hacían cincos de unos, un
cien de un diez etc..)
Las técnicas de falsificación eran poco conocidas y vistas con cierto temor por el público de mediados
del siglo XIX. La capacidad para manipular el sistema para la estafa parecía diabólicamente inteligente.
A medida que la habilidad y osadía de los fabricantes aumentaba, la situación se volvió intolerable. El
gobierno federal intervino, y comenzó a ofrecer su propia moneda federal, que se imprimía con una
linda tinta verde, pero solo al dorso - los famosos "greenbacks" o espaldas verdes. Y al comienzo, la
seguridad mejorada del bien diseñado, bien impreso papel moneda federal pareció resolver el problema;
pero entonces los falsificadores se adelantaron otra vez. Unos pocos años después las cosas
estaban peor que nunca: un sistemacentralizado donde toda la seguridad era mala!
La policía local estaba sola. El gobierno intentó ofrecer dinero a informantes potenciales, pero tuvo
poco éxito. Los bancos, plagados de falsificaciones, abandonaron la esperanza de que la policía los
ayudara y decidieron contratar empresas de seguridad privadas. Los comerciantes y los banqueros
hicieron cola por miles para comprar manuales impresos por iniciativa privada, sobre la seguridad del
dinero, libros pequeños y delgados como el de Laban Heath Detector Infalible de Falsificaciones
de documentos Gubernamentales. El dorso del libro ofrecía el microscopio patentado por Laban
Heath por cinco dólares.
Entonces el Servicio Secreto entró en escena. Los primeros agentes eran una banda ruda. Su jefe era
William P. Wood, un ex guerrillero en la Guerra Mexicana quien había ganado una reputación deteniendo
contratistas fraudulentos para el Departamento de Guerra durante la guerra civil. Wood, que también
era Guardián de la Prisión Capital, tenía, como experto en falsificación un trabajo extra, encerrando
fabricantes por el dinero de la recompensa federal.
Wood fue nombrado Jefe del nuevo Servicio Secreto en Julio de 1865. El Servicio Secreto entero
contaba con solo 10 agentes en total: eran Wood mismo, un puñado de personas que habían trabajado
para él en el Departamento de Guerra, y un par de ex detectives privados -- expertos en falsificaciones
- que Wood pudo convencer para trabajar en el servicio público. (El Servicio Secreto de 1865 fue casi
del tamaño de la Fuerza contra el fraude Informático de Chicago o la Unidad contra el crimen organizado
de 1990.) Estos diez "operativos" tenían unos veinte "Operativos Auxiliares" e "Informantes" adicionales.
Además del sueldo y el jornal, cada empleado del Servicio Secreto percibía un premio de veinticinco
dólares por cada fabricantes que capturara.
Wood mismo públicamente estimó que por lo menos la mitad del dinero Estadounidense era falso, una
percepción quizás perdonable. En un año el Servicio Secreto había arrestado más de 200
falsificadores. Detuvieron a unos doscientos fabricantes por año, durante los primeros cuatro años.
Wood atribuyó su éxito a viajar rápido y ligero, golpear duro a los chicos malos, y evitar trámites
burocráticos. "Yo sorprendía a los falsificadores profesionales porque mis incursiones se hacían sin
acompañamiento militar y no pedía asistencia de funcionarios estatales."
El mensaje social de Wood a los anteriormente impunes fabricantes tenía el mismo tono que el de
Diablo del Sol: " Era también mi propósito convencer a estos individuos de que ya no podían ejercer su
vocación sin ser tratados con rudeza, un hecho que ellos pronto descubrieron."
William P. Wood, el pionero de la guerrilla del Servicio Secreto, no terminó bien. Sucumbió en el
intento de ganar "la buena plata". La famosa pandilla Brockway de la Ciudad de Nueva York, dirigida
por William E. Brockway, el "Rey de Los falsificadores," había falsificado una cantidad de bonos del
gobierno. Ellos habían pasado estas brillantes falsificaciones a la prestigiosa firma de Inversionistas de
Jay Cooke y Compañía de Wall Street. La firma Cooke se desesperó y ofreció una gratificación enorme
por las chapas falsas.
Trabajando diligentemente, Wood confiscó las chapas (no al Sr. Brockway) y reclamó la recompensa.
Pero la compañía Cooke alevosamente dio marcha atrás. Wood se vio implicado en una baja y sucia
demanda contra los capitalistas de Cooke. El jefe de Wood, El Secretario de la tesorería McCulloch,
estimó que la demanda de Wood por dinero y la gloria era injustificada, y aun cuando el dinero de la
recompensa finalmente llegó, McCulloch rehusó pagarle algo a Wood. Wood se encontró a sí mismo
enlodado en una ronda aparentemente interminable de procesos judiciales federales e intrigas en el
congreso.
Wood nunca consiguió su dinero. Y perdió su trabajo, renunció en 1869.
Los agentes de Wood también sufrieron. El 12 de mayo de 1869, el segundo Jefe del Servicio Secreto
asumió la dirección, y casi inmediatamente despidió a la mayoría de los agentes de Wood, pioneros del
Servicio Secreto: Operativos, Asistentes y los informantes. La práctica de recibir 25 dólares por malhechor
se abolió. Y el Servicio Secreto comenzó el largo, e incierto proceso de completa
profesionalización.
Wood terminó mal. Él debió sentirse apuñalado por la espalda. De hecho su organización entera fue
destrozada.
Por otra parte, William P. Wood fue el primer jefe del Servicio Secreto. William Wood fue el pionero.
La gente todavía honra su nombre. ¿Quién recuerda el nombre del segundo jefe del Servicio Secreto?
En lo que concierne a William Brockway (también conocido como "El Coronel Spencer"), él fue
finalmente arrestado por el Servicio Secreto en 1880. Estuvo cinco años en prisión, salió libre, y todavía
seguía falsificando a la edad de setenta cuatro.
Cualquiera con un mínimo interés en la Operación Diablo del sol -o en el crimen por ordenador en los
Estados Unidos en general- se dio cuenta de la presencia de Gail Thackeray, asistente del Fiscal General
del Estado de Arizona. Los manuales sobre crimen informático citan a menudo al grupo de
Thackeray y su trabajo; Ella era el agente de rango más alta especializada en los crímenes relacionados
con ordenadores. Su nombre había aparecido en los comunicados de prensa de la Operación Diablo
del sol. (aunque siempre modestamente después del fiscal local de Arizona y el jefe de la oficina del
Servicio Secreto de Phoenix ). Cuando empezó la discusión pública y la controversia en relación al
Hacker Crackdown, esta funcionaria del Estado de Arizona empezó a tener cada vez más notoriedad
pública. Aunque no decía nada específico acerca de la Operación Diablo del sol en sí, ella acuñó
algunas de las citas más sorprendentes de la creciente propaganda de guerra: "Los agentes actúan de
buena fe, y no creo que se pueda decir lo mismo de la comunidad de los hackers" fue una de ellas. Otra
fue la memorable: "Yo no soy una fiscal rabiosa" (Houston Chronicle 2 de sept, 1990.) Mientras tanto,
el Servicio Secreto mantenía su típica extrema discreción; la Unidad de Chicago, que ya había aprendido
algo tras el fiasco con el escándalo de Steve Jackson, había vuelto a poner los pies en el suelo.
Mientras iba ordenando la creciente pila de recortes de prensa, Gail Thackeray me ascendió a fuente
de conocimiento público de operaciones policiales. Decidí que tenía que conocer a Gail Thackeray. Le
escribí a la Oficina del Fiscal General. No sólo me respondió de forma muy amable, sino que, para mi
gran sorpresa, sabía muy bien lo que era la ciencia ficción "Cyberpunk". Poco después, Gail Thackeray
perdió su trabajo y yo cambié temporalmente mi carrera de escritor de ciencia ficción por la de periodista
sobre crímenes informáticos a tiempo completo. A principios de marzo de 1991, volé hasta
Phoenix, Arizona, para entrevistar a Gail Thackeray para mi libro sobre el hacker crackdown.
"Las tarjetas de crédito solían ser gratis", dice Gail Thackeray, "ahora cuestan 40 dólares y eso es
solamente para cubrir los costos de losestafadores.
Los criminales electrónicos son parásitos, uno solo no es de hacer mucho daño, no hace gran cosa,
pero nunca viene uno solo, vienen en manadas, en hordas, en legiones, a veces en subculturas enteras y
muerden. Cada vez que compramos una tarjeta de crédito hoy en día, perdemos un poquito de vitalidad
financiera a favor de una especie particular de chupasangres. Cuáles son, en su experta opinión, las
peores formas del crimen electrónico, pregunto consultando mis notas, es el fraude de tarjetas de
crédito?, es robar dinero de las ATM?, la estafa telefónica?, la intrusión en computadoras?, los virus
informáticos?, el robo de códigos de acceso, la alteración ilegal de archivos?, la piratería de software?,
los BBS pornográficos?, la piratería de televisión vía satélite?, el robo de televisión por cable? Es una
lista muy larga. Cuando llego al final me siento bastante deprimido. "Oh no", dice Gail Thackeray,
inclinándose sobre la mesa, y poniéndose rígida por indignación, "el daño más grande es el fraude
telefónico. Concursos fraudulentos, acciones de caridad falsas. Las estafas con "Sala de operaciones".
Se podría pagar la deuda nacional con lo que estos tipos roban... Se aprovechan de gente mayor,
logran obtener cifras demográficas, estadísticas de consumo de tarjetas de crédito y despojan a los
viejos y a los débiles. Las palabras se le salen como una cascada. Son artimañas nada sofisticadas, la
estafa de la sala de operaciones de antes, un fraude barato. Hace décadas que existen sinvergüenzas
despojando a la gente de su dinero por teléfono. La palabra "phony", (de phone o teléfono, que significa
"falso" ndt) nació así! Solo que ahora es mucho más fácil, horriblemente facilitado por los avances
en la tecnología y la estructura bizantina del sistema telefónico moderno. Los mismos estafadores
profesionales lo hacen una y otra vez, me dice Thackeray, escondiéndose debajo de varias densas
coberturas de compañías falsas... falsas corporaciones que tienen nueve o diez niveles estratos y que
están registrados por todo el país. Obtienen una instalación telefónica con un nombre falso y en una
casa vacía y segura. Y luego llaman a todas partes desde ese aparato pero a través de otra línea que
puede que esté en otro estado. Y ni siquiera pagan la factura de esos teléfonos; después de un mes
simplemente dejan de existir. La misma banda de viejos estafadores se instala en Ciudad Cualquiera.
Roban o compran informes comerciales de tarjetas de crédito, los tiran en la computadora que por
medio de un programa escoge a las personas de más de 65 años que acostumbran participar de acciones
caritativas. Es así como existe una completa subcultura que vive despiadadamente de estas personas
sin defensa.
"Son los que venden bombillas eléctricas para los ciegos", dice Thackeray, con especial desdén. Es
una lista interminable.
Estamos sentados en un restaurante en el centro de Phoenix, Arizona. Es una ciudad dura, Phoenix.
Una capital de estado que está pasando tiempos difíciles. Aun para un tejano como yo, las políticas del
estado de Arizona parecen bastante barrocas. Había y aun se mantiene un inacabable problema acerca
del día festivo de Martin Luther King, una suerte de tonto incidente por el cual los políticos de Arizona
parecen haberse vuelto famosos.
También tenemos a Evan Mecham, el excéntrico millonario republicano gobernador que fue destituido
de su cargo por haber convertido el gobierno estatal en una sucesión de negocios oscuros. Después
tuvimos el escándalo nacional del caso Keating, que involucró los ahorros y prestamos de Arizona, en
el cual los dos senadores de Arizona, DeConcini y McCain, jugaron papeles tristemente importantes.
Y lo último es el caso extraño de AzScam, en el cual legisladores del estado fueron grabados en vídeo,
aceptando con muchas ganas dinero de un informante de la policía de la ciudad de Phoenix que estaba
fingiendo ser un mafioso de Las Vegas.
"Oh," dice animosamente Thackeray. "Esta gente de aquí son unos aficionados, pensaban ya que
estaban jugando con los chicos grandes. No tienen la más mínima idea de como tomar un soborno! No
se trata de corrupción institucional. No es como en Filadelfia."
Gail Thackeray anteriormente era fiscal en Filadelfia. Ahora ella es ex asistente del fiscal general del
estado de Arizona. Desde que se mudó a Arizona en 1986, había trabajado bajo el amparo de Steve
Twist, su jefe en la oficina del fiscal general. Steve Twist escribió las leyes pioneras de Arizona respecto
al crimen informático y naturalmente tuvo mucho interés en verlas aplicadas. Estaba en el lugar apropiado
y la unidad contra el crimen organizado y bandolerismo de Thackeray ganó una reputación nacional
por su ambición y capacidad técnica... hasta las últimas elecciones en Arizona. El jefe de Thackeray se
postuló para el cargo más alto y perdió. El ganador, el nuevo fiscal general, aparentemente realizó
algunos esfuerzos para eliminar los rastros burocráticos de su rival, incluyendo su grupito favorito - el
grupo de Thackeray. Doce personas terminaron en la calle.
Ahora el laboratorio de computación que tanto trabajo le costo montar a Thackeray, está en alguna
parte llenándose de polvo en el cuartel general de concreto y vidrio del fiscal general en la calle Washington,
número 1275. Sus libros sobre el crimen de informático y sus revistas de hackers y phreaks
minuciosamente recopiladas, todas compradas por su propia cuenta - están en alguna parte apiladas en
cajas. El estado de Arizona simplemente no está particularmente interesado por el bandolerismo electrónico
por el momento.
Al momento de nuestra entrevista, oficialmente desempleada, está trabajando en la oficina del Sheriff
del condado, viviendo de sus ahorros y continua trabajando en varios casos - trabajando al ritmo de 60
horas por semana como antes-, sin paga alguna. "Estoy tratando de capacitar a la gente", murmura.
La mitad de su vida parece haber utilizado dando formación a la gente, simplemente señalando a los
incrédulos e inocentes (como yo) que esto está realmente pasando allá afuera. Es un mundo pequeño
el crimen informático. Un mundo joven. Gail Thackeray es una rubia en buena forma, nacida en
los 60 y pico, que le gusta navegar un poco por los rápidos del Gran Cañón en su tiempo libre. Es de
los más veteranos "cazahackers". Su mentor fue Donn Parker, el teórico de California que inicio todo a
mediados de los 70, y que es a su vez el "abuelo de la especialidad", "el gran águila calvo del crimen
informático".
Y lo que ella aprendió, es lo que está enseñando. Sin cesar. Sin cansarse. A cualquiera. A agentes del
servicio secreto y de la policía estatal, en el centro federal de entrenamiento de Glynco, en Georgia. A
la policía local, en "giras de demostraciones" con su proyector de diapositivas y su computadora portátil.
A personal de seguridad de empresas. A periodistas. A padres.
Hasta los delincuentes la buscan por consejos. Los hackers de teléfonos la llaman a su oficina. Saben
muy bien quien es ella y tratan de sacarle información sobre lo que esta haciendo la policía y que tanto
saben ahora. Algunas veces cantidades de phreakers en conferencia la llaman, la ridiculizan. Y como
siempre, alardean. Los verdaderos phreakers, los que tienen años en el oficio, simplemente no se
pueden callar, hablan y charlan durante horas.
Si se les deja hablar, la mayoría de ellos hablan de los detalles de las estafas telefónicas; esto es tan
interesante como escuchar a los que hacen carreras de autos en la calle, hablar de suspensiones y
distribuidores. También chismean cruelmente acerca de uno y de otro. Y cuando hablan a Gail
Thackeray, se incriminan ellos mismos. "Tengo grabaciones" dice Thackeray.
Los phreakers hablan como locos. "Tono de Marcar" en Alabama se pasa media hora simplemente
leyendo códigos telefónicos robados en voz alta en contestadores. Cientos, miles de números, recitados
monótonamente, sin parar - vaya fenómeno. Cuando se les arresta, es raro el phreaker que no habla,
sin parar, de todos los que conoce.
Los hackers no son mejores. ¿Qué otro grupo de criminales, pregunta ella retóricamente, publican
boletines y llevan a cabo convenciones? Está profundamente molesta por este comportamiento descarado,
si bien uno que esta fuera de esta actividad, se podría cuestionar si realmente los hackers deben o
no ser considerados "criminales" después de todo. Los patinadores tienen revistas, y violan propiedades
a montones. Las gentes que son aficionados a los autos también tienen revistas y violan los limites
de velocidad y a veces hasta matan personas....
Le pregunto a ella si fuera realmente una perdida para la sociedad si los hackers y los phreakers
simplemente dejaran su afición y terminaran poco a poco secándose y desapareciendo de modo que a
nadie más le interese hacerlo otra vez. Y ella parece sorprendida. "No," dice rápidamente ,quizás un
poquito... en los viejos tiempos... las cosas del MIT, pero hoy en día hay mucho material legal maravilloso
y cosas maravillosas que se pueden hacer con las computadoras y no hay necesidad de invadir la
computadora de otro para aprender. Ya no se tiene esa excusa. Uno puede aprender todo lo que
quiera. "Alguna vez has logrado entrometerte en un sistema? le pregunto.
Los alumnos lo hacen en Glynco. Solo para demostrar la vulnerabilidad del sistema. No mueve un
pelito, la noción le es genuinamente indiferente.
"¿Que tipo de computadora tienes?"
"Una Compaq 286LE", dice.
"Cuál te gustaría tener?"
A esta pregunta, la innegable luz de la verdadera afición al mundo del hacker brilla en los ojos de Gail
Thackeray. Se pone tensa, animada y dice rápidamente: "Una Amiga 2000 con una tarjeta IBM y
emulación de MAC! Las maquinas más usadas por los hackers son Amigas y Commodores. Y Apples."
Si tuviera ella una Amiga dice, podría acceder una infinidad de disquetes de evidencia incautados, todo
en una apropiada máquina multifuncional. Y barata también. No como en el antiguo laboratorio de la
fiscalía, donde tenían una antiquísima maquina CP/M, varias sabores de Amigas y de Apples, un par de
IBMes, todas las programas de utilitarios... pero ningún Commodore. Las estaciones de trabajo que
había en la oficina de trabajo del fiscal general no son más que máquinas Wang con procesador de
textos. Máquinas lentas amarradas a una red de oficina - aunque por lo menos están línea con los
servicios de datos legales de Lexis y Westlaw. Yo no digo nada. Pero reconozco el síndrome.
Esta fiebre informática ha estado esparciéndose por segmentos en nuestra sociedad por años. Es una
extraña forma de ambición: un hambre de kilobytes, un hambre de megas; pero es un malestar compartido;
puede matar a los compañeros, como una conversación en espiral, cada vez más y más profundo
y se va bajando en salidas al mercado de software y periféricos caros...La marca de la bestia hacker.
Yo también la tengo. Toda la "comunidad electrónica" quien quiera que sea, la tiene. Gail Thackeray la
tiene. Gail Thackeray es un policía hacker. Mi inmediata reacción es una fuerte indignación y piedad:
por qué nadie le compra a esta mujer una Amiga?! No es que ella esté pidiendo una super computadora
mainframe Cray X-MP; una Amiga es como una pequeña caja de galletas. Estamos perdiendo
trillones en el fraude organizado; La persecución y defensa de un caso de un simple hacker en la corte
puede costar cien mil dólares fácil. Cómo es que nadie puede darle unos miserables cuatro mil dólares
para que esta mujer pueda hacer su trabajo? Por cien mil dólares podríamos comprarle a cada Policía
Informático en EE.UU. una Amiga. No son tantos.
Computadoras. La lujuria, el hambre de las computadoras. La lealtad que inspiran, la intensa sensación
de posesión. La cultura que han creado. Yo mismo estoy sentado en este banco del centro de Phoenix,
Arizona, porque se me ocurrió que la policía quizás - solamente quizás - fuera a robarme mi computadora.
La perspectiva de esto, la mera amenaza implicada, era insoportable. Literalmente cambió mi
vida. Y estaba cambiando la vida de muchos otros. Eventualmente cambiaría la vida de todos.
Gail Thackeray era uno de los principales investigadores de crímenes informáticos en EE.UU.. Y yo, un
simple escritor de novelas, tenia una mejor computadora que la de ella. Prácticamente todos los que
conocía tenían una mejor computadora que Gail Thackeray con su pobre laptop 286. Era como enviar
al sheriff para que acabe con los criminales de Dodge City armado con una honda cortada de un viejo
neumático.
Pero tampoco se necesita un armamento de primera para imponer la ley. Se puede hacer mucho
simplemente con una placa de policía. Solamente con una placa básicamente uno puede hacer un gran
disturbio y tomar enorme venganza en todos los que actúan mal. El noventa por ciento de la "investigación
de crímenes informáticos" es solamente "investigación criminal:" nombres, lugares, archivos, modus
operandi, permisos de búsqueda, víctimas, quejosos, informantes...
¿Cómo se verá el crimen informático en 10 años? ¿será mejor aun? o ¿Diablo del Sol les dio un golpe
que los hizo retroceder, llenos de confusión?
Será como es ahora, solo que peor, me dice ella con perfecta convicción. Siempre allí, escondido,
cambiando con los tiempos: el submundo criminal. Será como con las drogas ahora. Como los problemas
que tenemos con el alcohol. Todos los policías y leyes en el mundo nunca resolvieron los problemas
con el alcohol. Si hay algo que la gente quiere, un cierto porcentaje de ella simplemente lo va a
tomar. El quince por ciento de la población nunca robará. Otro quince por ciento robará todo lo que no
está clavado al piso. La batalla es por los corazones y las mentes del setenta por ciento restante.
Los criminales se ponen al día rápidamente. Si no hay "una curva de aprendizaje muy inclinada" - si no
requiere una sorprendente cantidad de capacidad y práctica - entonces los criminales son generalmente
los primeros en pasar por la puerta de una nueva tecnología. Especialmente si les ayuda a esconderse.
Tienen toneladas de efectivo, los criminales. Los usuarios pioneros de las nuevas tecnologías de la
comunicación - como los bip bip, los teléfonos celulares, faxes y Federal Express - fueron los ricos
empresarios y los criminales. En los años iniciales de los pagers y los beepers, los traficantes de drogas
estaban tan entusiasmados con esta tecnología que poseer un beeper era prácticamente evidencia
primordial de ser traficante de cocaína.
Las comunicaciones por radio en Banda Ciudadana(CB) se expandieron explosivamente cuando el
límite de velocidad llegó a 55 millas por hora y romper esta ley se convirtió en un pasatiempo nacional.
Los traficantes de drogas envían efectivo por medio de Federal Express, a pesar de, o quizás por eso,
las precauciones y advertencias en las oficinas de FedEx que dicen que nunca lo haga. FedEx usa
rayos-X y perros en sus correos, para detectar los embarques de drogas. No funciona muy bien.
A los traficantes de drogas les encantaron los teléfonos celulares. Hay métodos tan simples de fingir
una identidad en los teléfonos celulares, haciendo que la localización de la llamada sea móvil, libre de
cargos, y efectivamente imposible de ubicar. Ahora las compañías de celular víctimas rutinariamente
aparecen con enormes facturas de llamadas a Colombia y Pakistán.
La fragmentación de las compañías telefónicas impuesta por el juez Greene le vuelve loca a la policía.
Cuatro mil compañías de telecomunicaciones. El fraude sube como un cohete. Todas las tentaciones del
mundo al alcance con un celular y un número de una tarjeta de crédito. Delincuentes indetectables. Una
galaxia de "nuevas lindas cosas podridas para hacer."
Si hay una cosa que a Thackeray le gustaría tener, sería un pasaje legal a través de fragmentado nuevo
campo de minas.
Sería una nueva forma de orden de registro electrónica, una "carta electrónica de marca" emitida por
un juez. Podría crear una categoría nueva de "emergencia electrónica." Como una intervención de la
línea telefónica, su uso sería raro, pero atravesaría los estados e impondría la cooperación veloz de
todos los implicados. Celular, teléfono, láser, red de computadoras, PBX, AT&T, Baby Bells, servicios
de larga distancia, radio en paquetes. Un documento, una poderosa orden que podría cortar a través
de cuatro mil secretos empresariales y la llevaría directamente hasta la fuente de llamadas, la fuente de
amenazas por correo electrónico, de virus, las fuentes de amenazas de bomba, amenazas de secuestro.
"De ahora en adelante," dice, "el bebé Lindberg morirá siempre." Algo que dejaría la red quieta, aunque
sólo por un momento. Algo que la haría alcanzar una velocidad fantástica. Un par de botas de siete
leguas.
Eso es lo que realmente necesita. "Esos tipos están moviéndose a velocidad de nanosegundos y yo
ando en pony ." Y entonces, también, por ahí llega el aspecto internacional. El crimen electrónico nunca
ha sido fácil de localizar, de hacer entrar a una jurisdicción física. Y los phreaks y los hackers odian las
fronteras, se las saltan cuantas veces pueden. Los ingleses. Los holandeses. Y los alemanes, sobre todo
el omnipresente Chaos Computer Club. Los australianos. Todos lo aprendieron en EE.UU.. Es una
industria de la travesura en crecimiento. Las redes multinacionales son globales, pero los gobiernos y la
policía simplemente no lo son.
Ninguna ley lo es tampoco. Ni los marcos legales para proteger al ciudadano. Un idioma sí es global:
inglés. Los phone phreaks hablan inglés; es su lengua nativa aun cuando son alemanes. El inglés es
originalmente de Inglaterra pero ahora es el idioma de la red; por analogía con portugués y holandés lo
podríamos llamar "CNNés."
Los asiáticos no están mucho en el phone-phreaking. Son los amos mundiales de la piratería organizada
del software. Los franceses no están en el phone-phreaking tampoco. Los franceses están en el
espionaje industrial informatizado.
En los viejos días del reino virtuoso de los hackers del MIT, los sistemas que se venían abajo no
causaban daño a nadie. Bueno casi no. No daños permanentes. Ahora los jugadores son más venales.
Ahora las consecuencias son peores. Los hackers empezarán pronto a matar personas. Ya hay métodos
de apilar llamadas hacia los teléfonos de emergencia, molestando a la policía, y posiblemente
causando la muerte de algún pobre alma llamando con una verdadera emergencia. Hackers en las
computadoras de las compañías de ferrocarriles, o en las computadoras del control de tráfico aéreo,
matarán a alguien algún día. Quizá a muchas personas. Gail Thackeray lo asume.
Y los virus son cada vez peores. El "Scud" virus es el último que salió. Borra discos duros.
Según Thackeray, la idea de que los phone phreaks son unos Robin Hood es un engaño. No merecen
esa reputación. Básicamente, viven del más débil. Ahora AT&T se protege con la temible ANI (Identificación
del Número Automático) capacidad para seguir el rastro. Cuando AT&T incrementó la seguridad
general, los phreaks se dirigieron hacia las Baby Bells. Las Baby Bells los echaron afuera en 1989
y 1990, así los phreaks cambiaron a empresas de la larga distancia más pequeñas. Hoy, se mueven en
PBXes de dueños locales y sistemas de correo de voz, que están llenos de agujeros de seguridad, muy
fáciles de invadir. Estas víctimas no son el rico Sheriff de Nottingham o el malo Rey John, sino pequeños
grupos de personas inocentes para quienes es muy difícil protegerse y quienes realmente sufren
estas depredaciones. Phone phreaks viven del más débil. Lo hacen por poder. Si fuese legal, no lo
harían. No quieren dar servicio, ni conocimiento, buscan la emoción de un "viaje de poder". Hay suficiente
conocimiento o servicio alrededor, si estás dispuesto a pagar. Phone phreaks no pagan, roban.
Es porque hacen algo ilegal que se sienten poderosos, que satisface su vanidad.
Saludo a Gail Thackeray con un apretón de manos en la puerta del edificio de su oficina- un gran
edificio de Estilo Internacional situada en el centro de la ciudad. La oficina del Jefe de la Policía tiene
alquilado parte de él. Tengo la vaga impresión de que mucha parte del edificio está vacío - quiebra de
bienes raíces. En una tienda de ropa de Phoenix, en un centro comercial del centro de la ciudad, encuentro
el "Diablo del Sol" en persona. Es la mascota de la Universidad del Estado de Arizona, cuyo
estadio de fútbol, "Diablo del sol," está cerca del cuartel general del Servicio Secreto - de allí el nombre
de la operación Diablo del sol. El Diablo del Sol se llama "Chispita"."Chispita", el Diablo del Sol es
castaño con amarillo luminoso, los colores de la universidad. Chispita blande una horca amarilla de tres
puntas. Tiene un bigote pequeño, orejas puntiagudas, una cola armada de púas, y salta hacia delante
pinchando el aire con la horca, con una expresión de alegría diabólica.
Phoenix era el hogar de la Operación Diablo del sol. La Legión of Doom tuvo una BBS hacker llamado
"El Proyecto Phoenix". Un hacker australiano llamado "Phoenix" una vez hizo un ataque por Internet
a Cliff Stoll, y se jactó y alardeó acerca de ello al New York Times. Esta coincidencia entre ambos es
extraño y sin sentido.
La oficina principal del Fiscal General de Arizona, donde Gail Thackeray trabajaba antes, está en la
Avenida Washington 1275. Muchas de las calles céntricos de la ciudad en Phoenix se llaman como
prominentes presidentes americanos: Washington, Jefferson, Madison...
Después de obscurecer, los empleados van a sus casas de los suburbios. Washington, Jefferson y
Madison- lo qué sería el corazón de Phoenix, si esta ciudad del interior nacida de la industria automóvil
tuviera corazón- se convierte en un lugar abandonado, en ruinas, frecuentado por transeúntes y los sin
techo.
Se delinean las aceras a lo largo de Washington en compañía de naranjos. La fruta madura cae y
queda esparcida como bolas de criquet en las aceras y cunetas. Nadie parece comerlos. Pruebo uno
fresco. Sabe insoportablemente amargo.
La oficina del Fiscal General, construida en 1981 durante la Administración de Babbitt, es un edificio
largo y bajo de dos pisos, hecho en cemento blanco y enormes paredes de vidrio. Detrás de cada
pared de vidrio hay una oficina de un fiscal, bastante abierta y visible a quien pase por allí.
Al otro lado de la calle hay un edificio del gobierno que tiene un austero cartel que pone simplemente
SEGURIDAD ECONOMICA, algo que no hubo mucho en el Sudoeste de los EE.UU. últimamente.
Las oficinas son aproximadamente de cuatro metros cuadrados. Tienen grandes casillas de madera
llenas de libros de leyes de lomo rojo; monitores de computadora Wang; teléfonos; notas Post-it por
todos lados. También hay diplomas de abogado enmarcados y un exceso general de arte de paisaje
occidental horrible. Las fotos de Ansel Adams son muy populares, quizás para compensar el espectro
triste del parque de estacionamiento, dos áreas de asfalto negro rayado, ajardinados con rasgos de
arena gruesa y algunos barriles de cactos enfermizos.
Ha oscurecido. Gail Thackeray me ha dicho que las personas que trabajan hasta tarde aquí, tienen
miedos de asaltos en el parque de estacionamiento. Parece cruelmente irónico que una mujer capaz de
perseguir a ladrones electrónicos por el laberinto interestatal del ciberespacio deba temer un ataque por
un sin techo delincuente en el parque de estacionamiento de su propio lugar de trabajo. Quizás esto no
sea pura coincidencia. Quizás estos dos mundos a primera vista tan dispares, de alguna forma se
generan el uno al otro. El pobre y privado de derechos reina en las calles, mientras el rico y equipado
de ordenador, seguro en su habitación, charla por módem. Con bastante frecuencia estos marginales
rompen alguna de estas ventanas y entran a las oficinas de los fiscales, si ven algo que precisan o que
desean lo suficiente.
Cruzo el parque de estacionamiento a la calle atrás de la Oficina del Fiscal General. Un par de vagabundos
se están acostando sobre una sábana de cartón aplastado, en un nicho a lo largo de la acera.
Un vagabundo lleva puesta una reluciente camiseta que dice "CALIFORNIA" con las letras cursivas de
la Coca-Cola. Su nariz y mejillas parecen irritadas e hinchadas; brillan con algo que parece vaselina. El
otro vagabundo tiene una camisa larga con mangas y cabellos ásperos, lacios, de color castaño, separados
en el medio. Ambos llevan pantalones vaqueros usados con una capa de mugre. Están ambos
borrachos. "Ustedes están mucho por aquí" les pregunto. Me miran confusos. Llevo pantalones vaqueros
negros, una chaqueta rayada de traje negro y una corbata de seda negra. Tengo zapatos extraños y
un corte de cabello cómico. "Es la primer vez que venimos por aquí," dice el vagabundo de la nariz roja
poco convincentemente. Hay mucho cartón apilado aquí. Más de lo que dos personas podrían usar.
"Usualmente nos quedamos en lo de Vinnie calle abajo," dice el vagabundo castaño, echando una
bocanada de Marlboro con un aire meditativo, mientras se extiende sobre una mochila de nylon azul.
"El San Vicente."
"¿Sabes quién trabaja en ese edificio de allí?" pregunto.
El vagabundo castaño se encoge de hombros. "Algún tipo de abogado, dice."
Con un "cuídate" mutuo, nos despedimos. Les doy cinco dólares.
Una manzana calle abajo encuentro un trabajador fuerte quien es tirando de algún tipo de vagoneta
industrial; tiene algo qué parece ser un tanque de propano en él.
Hacemos contacto ocular. Saludamos inclinando la cabezada. Nos cruzamos.
¡"Eh! ¡Disculpe señor!" dice.
"¿Sí?" digo, deteniéndome y volviéndome.
"No vio a un hombre negro de 1.90m?" dice el tipo rápidamente, "cicatrices en ambas sus mejillas, así"
gesticula "usa una gorra negra de béisbol hacia atrás, vagando por aquí?"
"Suena a que no realmente me gustaría encontrarme con él," digo.
"Me quitó la cartera," me dice mi nuevo conocido. "Me la quitó ésta mañana. Sé que algunas personas
se asustarían de un tipo como ese. Pero yo no me asusto. Soy de Chicago. Voy a cazarlo. Eso es lo
que hacemos allá en Chicago."
"¿Sí?"
"Fui a la policía y ahora están buscando su trasero por todos lados," dice con satisfacción. "Si se
tropieza con él, me lo hace saber."
"Bien," le digo. "¿cómo se llama usted, señor?"
"Stanley..."
"¿Y cómo puedo encontrarlo?"
"Oh," Stanley dice, con la misma rápida voz, "no tiene que encontrarme. Sólo llama a la policía. Vaya
directamente a la policía." de un bolsillo saca un pedazo grasiento de cartulina. "Mire, este es mi informe
sobre él."
Miro. El "informe," del tamaño del una tarjeta de índice, está encabezado por la palabra PRO-ACT
(en inglés, las primeras letras de Residentes de Phoenix se Oponen a la Amenaza Activa del Crimen... o
es que se Organizan Contra la Amenaza del Crimen? En la calle cada vez más oscura es difícil leer.
¿Algún tipo de grupo de vigilantes? ¿Vigilantes del barrio? Me siento muy confundido.
"¿Es usted un policía, señor?"
Sonríe, parece sentirse a gusto con la pregunta.
"No," dice.
"¿Pero es un 'Residente de Phoenix'? "
"Podría creer que soy un sin techo?" dice Stanley.
"¿Ah sí? Pero qué es él..." Por primera vez miro de cerca la vagoneta de Stanley. Es un carrito de
metal industrial con ruedas de caucho, pero la cosa que había confundido por un tanque de propano es
de hecho un tanque refrigerador. Stanley también tiene un bolso del Ejército llenísimo, apretado como
una salchicha con ropa o quizás una tienda, y, en el bajo de su vagoneta, una caja de cartón y una
maltrecha cartera de piel.
"Ya lo veo" digo, "realmente es una pérdida." Por primera vez me doy cuenta de que Stanley sí tiene
una cartera. No ha perdido su cartera en absoluto. Está en su bolsillo trasero y está encadenado a su
cinturón. No es una cartera nueva. Parece haber tenido mucho uso.
"Pues, sabes cómo es, hermano," dice Stanley. Ahora que sé que es un sin hogar una posible amenaza
mi percepción de él ha cambiado totalmente en un instante. Su lenguaje, que parecía brillante y
entusiástico, ahora parece tener un sonido peligroso de obsesión.
"¡Tengo que hacer esto!" me asegura. "Rastrear este tipo... es una cosa que hago... ya sabes... para
mantenerme entero!" Sonríe, asiente con la cabeza, levanta su vagoneta por el deteriorada mango de
goma.
"Hay que colaborar, sabes," Stanley grita, su cara se ilumina con alegría "la policía no puede hacerlo
todo sola!"
Los caballeros que encontré en mi paseo por el centro de la ciudad que Phoenix son los únicos analfabetos
informáticos en este libro. Sin embargo, pensar que no son importantes sería un grave error.
A medida que la informatización se extiende en la sociedad, el pueblo sufre continuamente oleadas de
choques con el futuro. Pero, como necesariamente la "comunidad electrónica" quiere convertir a los
demás y por lo tanto está sometida continuamente a oleadas de analfabetos de la computadora. Cómo
tratarán, cómo mirarán los que actualmente gozan el tesoro digital a estos mares de gente que aspiran a
respirar la libertad? ¿La frontera electrónica será otra tierra de oportunidades- o un armado y supervisado
enclave, donde el privado de derechos se acurruca en su cartulina frente a las puertas cerradas de
nuestras casas de justicia?
Algunas personas sencillamente no se llevan bien con los ordenadores. No saben leer. No saben
teclear. Las instrucciones misteriosas de los manuales simplemente no les entran en la cabeza. En algún
momento, el proceso de informatización del pueblo alcanzará su límite.
Algunas personas - personas bastante decentes quizá, quienes pueden haber prosperado en cualquier
otra situación- quedarán irremediablemente marginadas. ¿Qué habrá que hacer con estas personas, en
el nuevo y reluciente mundo electrónico? Cómo serán mirados, por los magos del ratón del
ciberespacio ¿Con desprecio? ¿Con indiferencia? ¿Con miedo?
En una mirada retrospectiva me asombra lo rápidamente el pobre Stanley se convirtió en una amenaza
percibida. La sorpresa y el temor son sentimientos estrechamente vinculados. Y el mundo de la informática
está lleno de sorpresas.
Encontré un personaje en las calles de Phoenix cuyo papel en este libro es soberanamente y directamente
relevante. Ese personaje era el cicatrizado gigante fantasma de Stanley. Este fantasma está por
todas partes en este libro. Es el espectro que ronda el ciberespacio. A veces es un vándalo maníaco
dispuesto a quebrar el sistema telefónico por ninguna sana razón en absoluto. A veces es un agente
federal fascista, que fríamente programa sus potentes ordenadores para destruir nuestros derechos
constitucionales. A veces es un burócrata de la compañía de telecomunicaciones, que secretamente
conspira registrando todos los módems al servicio de un régimen vigilante al estilo de Orwell. Pero la
mayoría de las veces, este fantasma temeroso es un "hacker." Es un extraño, no pertenece, no está
autorizado, no huele a justicia, no está en su lugar, no es uno de nosotros. El centro del miedo es el
hacker, por muchas de las mismas razones que Stanley se imaginó que el asaltante era negro.
El demonio de Stanley no puede irse, porque no existe.
A pesar de su disposición y tremendo esfuerzo, no se le puede arrestar, demandar, encarcelar, o
despedir. Sólo hay una forma constructiva de hacer algo en contra es aprender más acerca de Stanley.
Este proceso de aprendizaje puede ser repelente, desagradable, puede contener elementos de grave y
confusa paranoia, pero es necesario. Conocer a Stanley requiere algo más que condescendencia entre
clases. Requiere más que una objetividad legal de acero. Requiere compasión humana y simpatía.
Conocer a Stanley es conocer a su demonio. Si conoces al demonio de otro, quizá conozcas a algunos
tuyos. Serás capaz de separar la realidad de la ilusión. Y entonces no harás a tu causa, más daño que
bien, como el pobre Stanley lo hacía.
EL FCIC (Comité Federal para la Investigación sobre Ordenadores) es la organización más importante
e influyente en el reino del crimen informático estadounidense. Puesto que las policías de otros países
han obtenido su conocimiento sobre crímenes informáticos de métodos americanos, el FCIC podría
llamarse perfectamente el más importante grupo de crímenes informáticos del mundo.
Además, para los estándares federales, es una organización muy poco ortodoxa. Investigadores estatales
y locales se mezclan con agentes federales. Abogados, auditores financieros y programadores de
seguridad informática intercambian notas con policías de la calle. Gente de la industria y de la seguridad
en las telecomunicaciones aparece para explicar cómo funcionan sus juguetes y defender su protección
y la justicia. Investigadores privados, creativos de la tecnología y genios de la industria ponen también
su granito de arena. El FCIC es la antítesis de la burocracia formal. Los miembros del FCIC están
extrañamente orgullosos de este hecho; reconocen que su grupo es aberrante, pero están convencidos
de que, para ellos, ese comportamiento raro esa, de todas formas, absolutamente necesario para
poder llevar sus operaciones a buen término.
Los regulares del FCIC -provenientes del Servicio Secreto, del FBI, del departamento de impuestos,
del departamento de trabajo, de las oficinas de los fiscales federales, de la policía estatal, de la fuerza
aérea, de la inteligencia militar- asisten a menudo a conferencias a lo largo y ancho del país, pagando
ellos mismos los gastos. El FCIC no recibe becas. No cobra por ser miembro. No tiene jefe. No tiene
cuartel general, sólo un buzón en Washington, en la división de fraudes del servicio secreto. No tiene un
presupuesto. No tiene horarios. Se reúne tres veces al año, más o menos. A veces publica informes,
pero el FCIC no tiene un editor regular, ni tesorero; ni siquiera una secretaria. No hay apuntes de
reuniones del FCIC. La gente que no es federal está considerada como "miembros sin derecho a voto",
pero no hay nada parecido a elecciones. No hay placas, pins o certificados de socios. Todo el mundo
se conoce allí por el nombre de pila. Son unos cuarenta. Nadie sabe cuantos, exactamente. La gente
entra y sale... a veces "se va" oficialmente pero igual se queda por allí. Nadie sabe exactamente a que
obliga ser "miembro" de este "comité". Aunque algunos lo encuentren extraño, cualquier persona familiarizada
con los aspectos sociales de la computación no vería nada raro en la "organización" del FCIC.
Desde hace años, los economistas y los teóricos del mundo empresarial han especulado acerca de la
gran ola de la revolución de la información destruiría las rígidas burocracias piramidales, donde todo va
de arriba hacia abajo y está centralizado. Los "empleados" altamente cualificados tendrían mucha más
autonomía, con iniciativa y motivación propias, moviéndose de un sitio a otro, de una tarea a otra, con
gran velocidad y fluidez. La "ad-hocracia" gobernaría, con grupos de gente reuniéndose de forma
espontánea a través de líneas organizativas, tratando los problemas del momento, aplicándoles su
intensa experiencia con la ayuda informática para desvanecer después. Eso es lo que más o menos ha
sucedido en el mundo de la investigación federal de los ordenadores. Con la conspicua excepción de
las compañías telefónicas, que después de todo ya tienen más de cien años, prácticamente todas las
organizaciones que tienen un papel importante en este libro funcionen como el FCIC. La Fuerza de
Operaciones de Chicago, la Unidad de Fraude de Arizona, la Legion of Doom, la gente de Phrack, la
Electronic Frontier Foundation. Todos tienen el aspecto de y actúan como "equipos tigre" o "grupos de
usuarios". Todos son ad-hocracias electrónicas surgiendo espontáneamente para resolver un problema.
Algunos son policías. Otros son, en una definición estricta, criminales. Algunos son grupos con intereses
políticos. Pero todos y cada uno de estos grupos tienen la misma característica de espontaneidad
manifiesta. "Hey, peña! Mi tío tiene un local. Vamos a montar un a actuación!"
Todos estos grupos sienten vergüenza por su "amateurismo" y, en aras de su imagen ante la gente de
fuera del mundo del ordenador, todos intentan parecer los más serios, formales y unidos que se pueda.
Estos residentes de la frontera electrónica se parecen a los grupos de pioneros del siglo XIX anhelando
la respetabilidad del estado. Sin embargo, hay dos cruciales diferencias en las experiencias históricas de
estos "pioneros" del siglo XIX y los del siglo XXI.
En primer lugar, las poderosas tecnologías de la información son realmente efectivas en manos de
grupos pequeños, fluidos y levemente organizados. Siempre han habido "pioneros", "aficionados",
"amateurs", "diletantes", "voluntarios", "movimientos", "grupos de usuarios" y "paneles de expertos".
Pero un grupo de este tipo -cuando está técnicamente equipado para transmitir enormes cantidades de
información especializada, a velocidad de luz a sus miembros, al gobierno y a la prensa, se trata simplemente
de un animalito diferente. Es como la diferencia entre una anguila y una anguila eléctrica. La
segunda deferencia crucial es que la sociedad estadounidense está ya casi en un estado de revolución
tecnológica permanente. Especialmente en el mundo de los ordenadores, es imposible dejar de ser un
"pionero", a menos que mueras o saltes del tren deliberadamente. La escena nunca se ha enlentecido lo
suficiente como para institucionalizarse. Y, tras veinte, treinta, cuarenta años la "revolución informática"
continúa extendiéndose, llegando a nuevos rincones de nuestra sociedad. Cualquier cosa que funciona
realmente, ya está obsoleta.
Si te pasas toda la vida siendo un "pionero", la palabra "pionero" pierde su significado. Tu forma de
vida se parece cada vez menos a la introducción a "algo más" que sea estable y organizado, y cada vez
más a las cosas simplemente son así. Una "revolución permanente" es realmente una contradicción
en sí misma. Si la confusión dura lo suficiente, se convierte en un nuevo tipo de sociedad. El mismo
juego de la historia, pero con nuevos jugadores y nuevas reglas.
Apliquemos esto al mundo de la acción policial de finales del siglo XX y las implicaciones son
novedosas y realmente sorprendentes. Cualquier libro de reglas burocráticas que escribas acerca del
crimen informático tendrá errores al escribirlo, y será casi una antigüedad en el momento en que sea
impreso. La fluidez y las reacciones rápidas del FCIC les dan una gran ventaja en relación a esto, lo
que explica su éxito. Incluso con la mejor voluntad del mundo (que, dicho sea de paso, no posee) es
imposible para una organización como el FBI ponerse al corriente en la teoría y la práctica del crimen
informático. Si intentaran capacitar a sus agentes para hacerlo, sería suicida, porque nunca podrían
hacer nada más.
Igual el FBI intenta entrenar a sus agentes en las bases del crimen electrónico en su cuartel general de
Quantico, Virginia. Y el Servicio Secreto, junto a muchos otros grupos policiales, ofrecen seminarios
acerca de fraude por cable, crímenes en el mundo de los negocios e intrusión en ordenadores en el
FLETC (pronúnciese "fletsi"), es decir el Centro de Capacitación para la Imposición de la Ley Federal,
situado en Glynco, Georgia. Pero los mejores esfuerzos de estas burocracias no eliminan la necesidad
absoluta de una "confusión altamente tecnológica" como la del FCIC
Pues verán, los miembros del FCIC son los entrenadores del resto de los agentes. Prácticamente y
literalmente ellos son la facultad de crimen informático de Glynco, pero con otro nombre. Si el autobús
del FCIC se cayera por un acantilado, la comunidad policial de los Estados Unidos se volvería sorda,
muda y ciega ante el mundo del crimen informático, y sentiría rápidamente una necesidad desesperada
de reinventarlo. Y lo cierto es no estamos en una buena época para empezar de cero.
El 11 de junio de 1991 llegué a Phoenix, Arizona, para el último encuentro del FCIC. Este debía más o
menos el encuentro número veinte de este grupo estelar. La cuenta es dudosa, pues nadie es capaz de
decidir si hay que incluir o no los encuentros de "El Coloquio", pues así se llamaba el FCIC a mediados
de los ochenta, antes de ni siquiera tener la dignidad un acrónimo propio.
Desde mi última visita a Arizona, en mayo, el escándalo local del AzScam se había resuelto espontáneamente
en medio de un clima de humillación. El jefe de la policía de Phoenix, cuyos agentes habían
grabado en vídeo a nueve legisladores del estado haciendo cosas malas, había dimitido de su cargo tras
un enfrentamiento con el ayuntamiento de la ciudad de Phoenix acerca de la responsabilidad de sus
operaciones secretas.
El jefe de Phoenix se unía ahora a Gail Thackeray y once de sus más cercanos colaboradores en la
experiencia compartida de desempleo por motivo político. En junio seguían llegando las dimisiones
desde la Oficina del Fiscal General de Arizona, que podía interpretarse tanto como una nueva limpieza
como una noche de los cuchillos largos segunda parte, dependiendo de tu punto de vista.
El encuentro del FCIC tuvo lugar en el Hilton Resort, de Scottsdale. Scottsdale es un rico suburbio de
Phoenix, conocido como "Scottsdull" ("dull"="aburrido") entre la "gente guapa" del lugar, equipado con
lujosos (y algo cursis) centros comerciales y céspedes a los que casi se les había hecho la manicura;
además, estaba conspicuamente mal abastecido de vagabundos y "sin hogar". El Hilton Resort era un
hotel impresionante, de estilo cripto-Southwestern posmoderno. Incluía un "campanario" recubierto de
azulejos que recordaba vagamente a un minarete árabe.
El interior era de un estilo Santa Fe bárbaramente estriado. Había un jacuzzi en el sótano y una piscina
de extrañas formas en el patio. Un quiosco cubierto por una sombrilla ofrecía los helados de la paz,
políticamente correctos, de Ben y Jerry (una cadena de helados "progres", de diseño psicodélico, y
cuyos beneficios se destinan parcialmente a obras benéficas). Me registré como miembro del FCIC,
consiguiendo un buen descuento, y fui en busca de los federales. Sin lugar a dudas, de la parte posterior
del hotel llegaba la inconfundible voz de Gail Thackeray.
Puesto que también había asistido a la conferencia del CFP (Privacidad y Libertad en los Ordenadores),
evento del que hablaremos más adelante, esta era la segunda vez que veía a Thackeray con sus
colegas defensores de la ley. Volví a sorprenderme por lo felices que parecían todos al verla. Era
natural que le dedicaran "algo" de atención, puesto que Gail era una de las dos mujeres en un grupo de
más de treinta hombres, pero tenía que haber algo más.
Gail Thackeray personifica el aglomerante social del FCIC. Les importaba un pito que hubiera perdido
su trabajo de fiscal general. Lo sentían, desde luego, pero, ¡qué más da!... todos habían perdido algún
trabajo. Si fueran el tipo de personas a las que les gustan los trabajos aburridos y estables, nunca se
habrían puesto a trabajar con ordenadores.
Me paseé entre el grupo e inmediatamente me presentaron a cinco desconocidos. Repasamos las
condiciones de mi visita al FCIC. No citaría a nadie directamente. No asociaría las opiniones de los
asistentes a sus agencias. No podría (un ejemplo puramente hipotético) describir la conversación de
alguien del Servicio Secreto hablando de forma civilizada con alguien del FBI, pues esas agencias
"nunca" hablan entre ellas, y el IRS (también presente, también hipotético) "nunca habla con nadie".
Aún peor, se me prohibió asistir a la primera conferencia. Y no asistí, claro. No tenía ni idea de qué
trataba el FCIC esa tarde, tras aquellas puertas cerradas. Sospecho que debía tratarse de una confesión
franca y detallada de sus errores, patinazos y confusiones, pues ello ha sido una constante en todos
y cada uno de los encuentros del FCIC desde la legendaria fiesta cervecera en Memphis, en 1986.
Quizás la mayor y más singular atracción del FCIC es que uno puede ir, soltarse el pelo, e integrarse
con una gente que realmente sabe de qué estás hablando. Y no sólo te entienden, sino que "te prestan
atención", te están "agradecidos por tu visión" y "te perdonan", lo cual es una cosa que, nueve de cada
diez veces, ni tu jefe puede hacer, pues cuando empiezas a hablar de "ROM", "BBS" o "Línea T-1" sus
ojos se quedan en blanco.
No tenía gran cosa que hacer aquella tarde. El FCIC estaba reunido en la sala de conferencias. Las
puertas estaban firmemente cerradas, y las ventanas eran demasiado oscuras para poder echar un
vistazo. Me pregunté lo qué podría hacer un hacker auténtico, un intruso de los ordenadores, con una
reunión así.
La respuesta me vino de repente. Escarbaría en la basura y en las papeleras del lugar. No se trataba de
ensuciar el lugar en una orgía de vandalismo. Ese no es el uso del verbo inglés "to trash" en los ambientes
hackers. No, lo que haría sería "vaciar los cestos de basura" y apoderarme de cualquier dato valioso
que hubiera sido arrojado por descuido.
Los periodistas son famosos por hacer estas cosas (de hecho, los periodistas en búsqueda de información
son conocidos por hacer todas y cada una de las cosas no éticas que los hackers pueden haber
hecho. También tienen unas cuantas y horribles técnicas propias). La legalidad de "basurear" es como
mínimo dudosa, pero tampoco es flagrantemente ilegal. Sin embargo, era absurdo pensar en "basurear"
el FCIC. Esa gente ya sabe que es "basurear". No duraría ni quince segundos.
Sin embargo, la idea me parecía interesante. Últimamente había oído mucho sobre este tipo de prácticas.
Con la emoción del momento, decidí intentar "basurear" la oficina del FCIC, un área que no tenía
nada que ver con los investigadores.
La oficina era diminuta, seis sillas, una mesa... De todas formas, estaba abierta, así que me puse a
escarbar en la papelera de plástico. Para mi sorpresa, encontré fragmentos retorcidos de una factura
telefónica de larga distancia de Sprint. Un poco más de búsqueda me proporcionó un estado de cuentas
bancario y una carta manuscrita, junto con chicles, colillas, envoltorios de caramelos y un ejemplar
el día anterior de USA Today.
La basura volvió a su receptáculo, mientras que los fragmentarios datos acabaron en mi bolsa de viaje.
Me detuve en la tienda de souvenirs para comprar un rollo de cinta adhesiva y me dirigí hacia mi habitación.
Coincidencia o no, era verdad. Un alma inocente había tirado una cuenta de Sprint entre la basura
del hotel. Estaba fechada en mayo del 1991. Valor total. 252,36 dólares. No era un teléfono de negocios,
sino una cuenta particular, a nombre de alguien llamada Evelyn (que no es su nombre real). Los
registros de Evelyn mostraban una "cuenta anterior". Allí había un número de identificación de nueve
dígitos. A su lado había una advertencia impresa por ordenador: "Dele a su tarjeta telefónica el mismo
trato que le daría a una tarjeta de crédito, para evitar fraudes. Nunca dé el número de su tarjeta telefónica
por teléfono, a no ser que haya realizado usted la llamada. Si recibiera llamadas telefónicas no
deseadas, por favor llame a nuestro servicio de atención a clientes". Le eché un vistazo a mi reloj. El
FCIC todavía tenía mucho tiempo por delante para continuar. Recogí los pedazos de la cuenta de
Sprint de Evelyn y los uní con la cinta adhesiva. Ya tenía su número de tarjeta telefónica de diez dígitos.
Pero no tenía su número de identificación, necesario para realizar un verdadero fraude. Sin embargo, ya
tenía el teléfono particular de Evelyn. Y los teléfonos de larga distancia de un montón de los amigos y
conocidos de Evelyn, en San Diego, Folsom, Redondo, Las Vegas, La Jolla, Topeka y Northampton,
Massachussets. ¡Hasta de alguien en Australia!
Examiné otros documentos. Un estado de cuentas de un banco. Era una cuenta de Evelyn en un banco
en San Mateo, California (total: 1877,20 dólares). Había un cargo a su tarjeta de crédito por 382,64
dólares. Lo estaba pagando a plazos.
Guiado por motivos que eran completamente antiéticos y salaces, examiné las notas manuscritas.
Estaban bastante retorcidas por lo que me costó casi cinco minutos reordenarlas.
Eran borradores de una carta de amor. Habían sido escritos en el papel de la empresa donde estaba
empleada Evelyn, una compañía biomédica. Escritas probablemente en el trabajo, cuando debería
haber estado haciendo otra cosa.
"Querido Bob" (no es su nombre real) "Supongo que en la vida de todos siempre llega un momento en
que hay que tomar decisiones duras, y esta es difícil para mí, para volverme loca. Puesto que no me has
llamado, y no puedo entender por qué no, sólo puedo imaginar que no quieres hacerlo. Pensé que
tendría noticias tuyas el viernes. Tuve algunos problemas inusuales con el teléfono y quizás lo intentaste.
Eso espero. "Robert, me pediste que dejara..." Así acababa la nota.
"¿Problemas inusuales con su teléfono?" Le eché un vistazo a la segunda nota.
"Bob, no saber de ti durante todo el fin de semana me ha dejado muy perpleja..."
El siguiente borrador:
"Querido Bob, hay muchas cosas que no entiendo, y que me gustaría entender. Querría hablar contigo,
pero por razones desconocidas has decidido no llamar. Es tan difícil para mí entenderlo..."
Lo intentó otra vez.
"Bob, puesto que siempre te he tenido en muy alta estima, tenía la esperanza de que pudiéramos
continuar siendo buenos amigos, pero ahora falta un ingrediente esencial: respeto. Tu habilidad para
abandonar a la gente cuando ha servido a tu propósito se me ha mostrado claramente. Lo mejor que
podrías hacer por mí ahora mismo es dejarme en paz. Ya no eres bienvenido en mi corazón ni en mi
casa".
Lo intenta otra vez.
"Bob, te escribí una nota para decirte que te he perdido el respeto, por tu forma de tratar a la gente, y
a mí en particular, tan antipática y fría. Lo mejor que podrías hacer por mí es dejarme en paz del todo,
ya no eres bienvenido en mi corazón ni en mi casa. Apreciaría mucho que cancelaras la deuda que
tienes conmigo lo antes posible. Ya no quiero ningún contacto contigo. Sinceramente, Evelyn."
¡Cielos!, pensé, el cabrón éste hasta le debe dinero. Pasé la página.
"Bob: muy simple. ¡ADIles, se acabó la fascinación, y tu distancia. Se acabó. Finis Evie."
Había dos versiones de la despedida final, pero venían a decir lo mismo. Quizás no la envió. El final de
mi asalto ilegítimo y vergonzante era un sobre dirigido a "Bob", a su dirección particular, pero no tenía
sello y no había sido enviado.
Quizás simplemente había estado desfogándose porque su novio canalla había olvidado llamarla un fin
de semana. No veas. Quizás ya se habían besado y lo habían arreglado todo. Hasta podría ser que ella
y Bob estuvieran en la cafetería ahora, tomándose algo. Podría ser.
Era fácil de descubrir. Todo lo que tenía que hacer era llamar por teléfono a Evelyn. Con una historia
mínimamente creíble y un poco de caradura seguramente podría sacarle la verdad. Los phone-phreaks
y los hackers engañan a la gente por teléfono siempre que tienen oportunidad. A eso se le llama "ingeniería
social". La ingeniería social es una práctica muy común en el underground, y tiene una efectividad
casi mágica. Los seres humanos son casi siempre el eslabón más débil de la seguridad informática. La
forma más simple de conocer "cosas que no deberías saber" es llamando por teléfono y abusar de la
gente que tiene la información. Con la ingeniería social, puedes usar los fragmentos de información
especializada que ya posees como llave para manipular a la gente y hacerles creer que estás legitimado,
que obras de buena fe. Entonces puedes engatusarlos, adularlos o asustarlos para que revelen casi
cualquier cosa que desees saber. Engañar a la gente (especialmente por teléfono) es fácil y divertido.
Explotar su credulidad es gratificante, te hace sentir superior a ellos.
Si hubiera sido un hacker malicioso en un raid basurero, tendría ahora a Evelyn en mi poder. Con
todos esos datos no habría sido muy difícil inventar una mentira convincente. Si fuera suficientemente
despiadado y cínico, y suficientemente listo, esa indiscreción momentánea por su parte, quizás cometida
bajo los efectos del llanto, quién sabe, podría haberle causado todo un mundo de confusión y sufrimiento.
Ni siquiera tenía que tener un motivo malicioso. Quizás podría estar "de su parte" y haber llamado a
Bob, y amenazarle con romperle las piernas si no sacaba a Evelyn a cenar, y pronto. De todas formas
no era asunto mío. Disponer de esa información era un acto sórdido, y usarla habría sido infligir un
ataque sórdido.
Para hacer todas estas cosas horribles habría necesitado exactamente un conocimiento técnico de
cero. Todo lo que necesitaba eran las ganas de hacerlo y algo de imaginación retorcida.
Me fui hacia abajo. Los duros trabajadores del FCIC, que habían estado reunidos cuarenta y cinco
minutos más de lo previsto, habían acabado por hoy y se habían reunido en el bar del hotel. Me uní a
ellos y me tomé una cerveza.
Estuve charlando con un tipo acerca de "Isis" o, más bien dicho "IACIS" la Asociación Internacional
de Especialistas en Investigación Informática. Se ocupan de la "informática forense", de las técnicas
para desconectar las defensas de un ordenador sin destruir información vital. IACIS, actualmente en
Oregón, incluye investigadores de los EUA, Canadá, Taiwan e Irlanda. "¿Taiwan e Irlanda?" dije
¿Están realmente Taiwan e Irlanda en primera línea en relación a estos temas? Bueno, exactamente no,
admitió mi informante. Lo que pasa es que están entre los primeros que hemos contactado mediante el
boca-oreja. Sin embargo, la vertiente internacional sigue siendo válida, pues se trata de un problema
internacional. Las líneas telefónicas llegan a todas partes.
También había un policía montado de Canadá. Parecía estar pasándoselo en grande. Nadie había
echado a este canadiense porque fuera un extranjero que pusiera en peligro la seguridad. Son policías
del ciberespacio. Les preocupan mucho las "jurisdicciones", pero el espacio geográfico es el menor de
sus problemas.
La NASA al final no apareció. La NASA sufre muchas intrusiones en sus ordenadores, especialmente
de atacantes australianos y sobre todo del Chaos Computer Club, caso propagado a los cuatro vientos.
En 1990 hubo un gran revuelo periodístico al revelarse que uno de los intercambios del ramal de
Houston de la NASA había sido sistemáticamente interceptado por una banda de phone-phreaks. Pero
como la NASA tenía su propia financiación, lo estaban desmontando todo.
La Oficina de las Investigaciones Especiales de las Fuerzas Aéreas (Air Force OSI) es la única entidad
federal que se ocupa a tiempo completo de seguridad informática. Se esperaba que vendrían bastantes
de ellos, pero algunos se habían retirado. Un corte de financiación del Pentágono.
Mientras se iban apilando las jarras vacías, empezaron a bromear y a contar batallitas. "Son polis", dijo
Thackeray de forma tolerante. "Si no hablan del trabajo, hablan de mujeres y cerveza".
Oí la historia de alguien al que se le pidió "una copia" de un disquete de ordenador y "fotocopió la
etiqueta que tenía pegada encima". Puso el disquete sobre la bandeja de cristal de la fotocopiadora. Al
ponerse en marcha la fotocopiadora, la electricidad estática borró toda la información del disco.
Otra alma cándida e ignorante arrojó una bolsa de disquetes confiscados en un furgón policial, junto a
la emisora de radiofrecuencia. La intensa señal de radio los borró todos.
Oímos algunas cosas de Dave Geneson, el primer fiscal informático, un administrador de un mainframe
en Dade County que se había convertido en abogado. Dave Geneson era un personaje que "cayó al
suelo ya corriendo", una virtud capital para hacer la transición al mundo del crimen informático. Es
ampliamente aceptado que es más fácil aprender primero cómo funciona el mundo de los ordenadores,
y luego aprender el trabajo judicial o policial. Puedes coger algunas personas del mundo de los ordenadores
y entrenarlas para hacer un buen trabajo policial, pero, desde luego, han de tener "mentalidad de
policía". Han de conocer las calles. Paciencia. Persistencia. Y discreción. Has de asegurarte que no son
fanfarrones, exhibicionistas, "cowboys".
La mayoría de los reunidos en el bar tenían conocimientos básicos de inteligencia militar, o drogas, u
homicidio. Con grosería se opina que "inteligencia militar" es una expresión contradictoria en sí misma,
mientras que hasta el tenebroso ámbito del homicidio es más claro que el de la policía de narcóticos.
Un policía que había estado haciendo de infiltrado en asuntos de drogas durante cuatro años en Europa,
afirmaba con seriedad "Ahora casi estoy recuperado", con el ácido humor negro que es la esencia
del policía. "Hey, ahora puedo decir 'puta' sin poner 'hijo de' delante".
"En el mundo de los policías" decía otro, "todo es bueno o malo, blanco o negro. En el mundo de los
ordenadores todo es gris".
Un fundador de FCIC que había estado con el grupo desde los tiempos en que sólo era "El Coloquio",
describió como se metió en el asunto. Era un policía de homicidios en Washington DC, al que se llamó
para un caso de hackers. Ante la palabra hacker, que en inglés, literalmente, quiere decir "alguien que
corta troncos con un hacha", supuso que estaba tras la pista de un asesino cuchillo en ristre, y fue al
centro de ordenadores esperando encontrar sangre y un cuerpo. Cuando finalmente descubrió lo que
había pasado (tras pedir en voz alta, aunque en vano, que los programadores "hablaran inglés") llamó al
cuartel general y les dijo que no tenía ni idea de ordenadores. Le dijeron que nadie allí sabía nada
tampoco y que "volviera de una puta vez al trabajo". Así pues, dijo, procedió mediante comparaciones.
Por analogía. Mediante metáforas. "Alguien ha entrado ilegalmente en tu ordenador, no?" "Allanamiento
de morada, eso lo entiendo". "¿Y como entró?" "Por la línea telefónica" "Utilización fraudulenta de las
líneas telefónicas, eso lo entiendo". ¡Lo que necesitamos es pinchar la línea y localizar la llamada!
Funcionó. Era mejor que nada. Y funcionó mucho más rápido cuando entró en contacto con otro
policía que había hecho algo similar. Y los dos encontraron a otro, y a otro, y rápidamente se creó "El
Coloquio". Ayudó mucho el hecho que todos parecían conocer a Carlton Fitzpatrick, el entrenador en
procesamiento de datos en Glynco.
El hielo se rompió a lo grande en Memphis, en 1986. "El Coloquio" había atraído a una colección de
personajes nuevos (Servicio Secreto, FBI, militares, otros federales) tipos duros. Nadie quería decir
nada a nadie. Sospechaban que si se corría la voz por sus oficinas los echarían a todos. Pasaron una
tarde muy incómoda. Las formalidades no los llevaban a ningún sitio. Pero una vez finalizó la sesión
formal, los organizadores trajeron una caja de cervezas; una vez los participantes derribaron las barreras
burocráticas todo cambió. "Desnudé mi alma" recordaba orgullosamente un veterano. Al caer la
noche estaban construyendo pirámides con latas de cerveza vacías, e hicieron de todo excepto un
concurso de canto por equipos.
El FCIC no eran los únicos dedicados al crimen informático. Estaba también la DATTA (Asociación de
Fiscales de Distrito contra el Robo Tecnológico) que estaban especializados en el robo de chips,
propiedad intelectual y casos de mercado negro. Estaba también el HTCIA (Asociación de Investigadores
en Alta Tecnología y Ordenadores), también surgidos de Silicon Valley, un año más antiguos que
el FCIC y con gente tan brillante como Donald Ingraham. Estaba también la LEETAC (Comité para la
Asistencia en el Mantenimiento de la Ley en la Tecnología Electrónica) en Florida y las unidades de
crímenes informáticos en Illinois, Maryland, Texas, Ohio, Colorado y Pennsylvania. Pero estos eran
grupos locales. El FCIC era el primero en tener una red nacional y actuar a nivel federal.
La gente de FCIC "vive" en las líneas telefónicas. No en las BBS. Conocen las BBS, y saben que no
son seguras. Todo el mundo en el FCIC tiene una cuenta telefónica que no se la imaginan. FCIC están
en estrecho contacto con la gente de las telecomunicaciones desde hace mucho tiempo. El ciberespacio
telefónico es su hábitat nativo.
El FCIC tiene tres subgrupos básicos: los profesores, el personal de seguridad y los investigadores.
Por eso se llama "Comité de Investigación", sin emplear el término "Crimen Informático" esa odiada
"palabra que empieza con C". Oficialmente, el FCIC "es una asociación de agencias y no de individuos".
De forma no oficial, la influencia de los individuos y de la experiencia individual es vital. La
asistencia a sus reuniones sólo es posible por invitación, y casi todo el mundo en el FCIC se aplica la
máxima de "no ser profetas en su tierra".
Una y otra vez escuché eso, con expresiones diferentes, pero con el mismo significado. "He estado
sentado en el desierto, hablando conmigo mismo", "estaba totalmente aislado", "estaba desesperado",
"FCIC es lo mejor sobre crimen informático en América", "FCIC es algo que realmente funciona".
"Aquí es donde puedes escuchar a gente real diciéndote lo que realmente pasa ahí afuera, y no abogados
haciendo apostillas". "Todo lo que sabemos nos lo hemos enseñado entre nosotros".
La sinceridad de estas declaraciones me convencen de que es verdad. FCIC es lo mejor y no tiene
precio. También es verdad que está enfrentada con el resto de las tradiciones y estructuras de poder de
la policía estadounidense. Seguramente no ha habido un alboroto similar al creado por el FCIC desde
la creación del Servicio Secreto estadounidense, en 1860. La gente del FCIC vive como personas del
siglo XXI en un entorno del siglo XX, y aunque hay mucho que decir en favor de eso, también hay
mucho que decir en contra, y los que están en contra son los que controlan los presupuestos.
Escuché como dos tipos del FCIC de Jersey comparaban sus biografías. Uno de ellos había sido
motorista en una banda de tipos duros en los años sesenta. "Ah, ¿y conociste a Tal y Cual?" dijo el
primero, "¿Uno duro, que los tenía bien puestos?"
"Sí, le conocí."
"Pues mira, era uno de los nuestros. Era nuestro infiltrado en la banda."
"¿De verdad? ¡Vaya! Pues sí, le conocía. Una pasada de tío".
Thackeray recordaba con detalle haber sido casi cegada con gases lacrimógenos en las protestas de
1969 contra la guerra del Vietnam, en el Washington Circle, cubriéndose con una publicación de la
universidad. "Ah, vaya. Pues yo estaba allí" dijo uno que era policía "Estoy contento de saber que el gas
alcanzó a alguien, juhahahaaa" Él mismo estaba tan ciego, confesó, que más adelante, aquel mismo día
arrestó un arbolito.
FCIC es un grupo extraño, sus componentes, unidos por coincidencia y necesidad, se han convertido
en un nuevo tipo de policía. Hay un montón de policías especializados en el mundo: antivicio, narcóticos,
impuestos, pero el único grupo que se parece al FCIC, en su completa soledad, es seguramente la
gente del porno infantil. Ello se debe a que ambos tratan con conspiradores que están desesperados en
intercambiar datos prohibidos y también desesperados por esconderse y, sobre todo, porque nadie
más del estamento policial quiere oír hablar de ello.
La gente del FCIC tiende a cambiar mucho de trabajo. Normalmente no tienen todo el equipo de
entrenamiento que necesitan. Y son demandados muy a menudo.
A medida que pasaba la noche y un grupo se puso a tocar en el bar, la conversación se fue oscureciendo.
El gobierno nunca hace nada, opinó alguien, hasta que hay un "desastre". Los "desastres" con
computadoras son horribles, pero no se puede negar que ayudan grandemente a aumentar la credibilidad
de la gente del FCIC. El Gusano de Internet, por ejemplo. "Durante años hemos estado advirtiendo
sobre eso, pero no es nada comparado con lo que va a venir". Esta gente espera horrores. Saben
que nadie hace nada hasta que algo horrible sucede.
Al día siguiente oímos un extenso resumen de alguien que había sido de la policía informática, implicado
en un asunto con el ayuntamiento de una ciudad de Arizona, y que después se dedicó a instalar redes
de ordenadores (con un considerable aumento de sueldo). Habló sobre desmontar redes de fibra
óptica. Incluso un único ordenador con suficientes periféricos es, literalmente, una "red", un puñado de
máquinas cableadas juntas, generalmente con una complejidad que pondría en ridículo a un equipo
musical estéreo. La gente del FCIC inventa y publica métodos para incautar ordenadores y conservar
las evidencias. Cosas sencillas a veces, pero que son vitales reglas empíricas para el policía de la calle,
ya que, hoy día, se topa a menudo con ordenadores intervenidos en el curso de investigaciones sobre
drogas o de robos de "guante blanco". Por ejemplo: fotografía el sistema antes de tocar nada. Etiqueta
los extremos de los cables antes de desconectar nada. Aparca los cabezales de las unidades de disco
antes de moverlas. Coge los disquetes. No expongas los disquetes a campos magnéticos. No escribas
sobre un disquete con bolígrafos de punta dura. Coge los manuales. Coge los listados de impresora.
Coge las notas escritas a mano. Copia los datos antes de estudiarlos, y luego examina la copia en lugar
del original. En ese momento nuestro conferenciante repartió copias de unos diagramas de una típica
LAN (Red de Área Local) situada fuera de Connecticut. Eran ciento cincuenta y nueve ordenadores de
sobremesa, cada uno con sus propios periféricos. Tres "servidores de ficheros". Cinco "acopladores en
estrella" cada uno de ellos con 32 puntos. Un acoplador de dieciséis puertos de la oficina de la esquina.
Todas estas máquinas comunicándose unas con otras, distribuyendo correo electrónico, distribuyendo
software, distribuyendo, muy posiblemente, evidencias criminales. Todas unidas por cable de fibra
óptica de alta capacidad. Un "chico malo" (los policías hablan mucho de "chicos malos") podría estar
acechando en el ordenador número 47 o 123 y compartiendo sus malas acciones con la máquina
"personal" de algún colega en otra oficina (o en otro lugar) probablemente a tres o cuatro kilómetros de
distancia. O, presumiblemente, la evidencia podría ser "troceada", dividida en fragmentos sin sentido y
almacenarlos por separado en una gran cantidad de diferentes unidades de disco.
El conferenciante nos desafió a que encontráramos soluciones. Por mi parte, no tenía ni idea. Tal y
como yo lo veía, los cosacos estaban ante la puerta; probablemente había más discos en este edificio
de los que habían sido confiscados en toda la Operación Sundevil.
Un "topo", dijo alguien. Correcto. Siempre está "el factor humano", algo fácil de olvidar cuando se
contemplan las misteriosas interioridades de la tecnología. Los policías son muy habilidosos haciendo
hablar a la gente, y los informáticos, si se les da una silla y se les presta atención durante algún tiempo,
hablarán sobre sus ordenadores hasta tener la garganta enrojecida. Existe un precedente en el cual la
simple pregunta "¿cómo lo hiciste?" motivó una confesión de 45 minutos, grabada en vídeo, de un
delincuente informático que no sólo se incriminó completamente, sino que también dibujó útiles
diagramas.
Los informáticos hablan. Los hackers fanfarronean. Los phone-phreaks hablan patológicamente (¿por
qué robarían códigos telefónicos si no fuese para parlotear diez horas seguidas con sus amigos en una
BBS al otro lado del océano?) La gente ilustrada, en términos de ordenadores, posee de hecho un
arsenal de hábiles recursos y técnicas que les permitirían ocultar toda clase de trampas exóticas y, si
pudieran cerrar la boca sobre ello, podrían probablemente escapar de toda clase de asombrosos
delitos informáticos. Pero las cosas no funcionan así, o al menos no funcionaban así hasta aquel momento.
Casi todos los phone-phreaks detenidos hasta ahora han implicado rápidamente a sus mentores, sus
discípulos y sus amigos. Casi todos los delincuentes informáticos de "guante blanco", convencidos
presuntuosamente de que su ingenioso plan era seguro por completo, rápidamente aprenden lo contrario
cuando por primera vez en su vida un policía de verdad y sin ganas de bromas los coge por las
solapas mirándoles a los ojos y les dice "muy bien jilipollas, tú y yo nos vamos a la comisaria". Todo el
hardware del mundo no te aislará de estas sensaciones de terror y culpabilidad en el mundo real.
Los policías conocen maneras de ir de la A a la Z sin pasar por todas letras del alfabeto de algunos
delincuentes listillos. Los policías saben cómo ir al grano. Los policías saben un montón de cosas que la
gente normal no sabe.
Los hackers también saben muchas cosas que otras personas no saben. Los hackers saben, por
ejemplo, introducirse en tu ordenador a través de las líneas telefónicas. Pero los policías pueden aparecer
ante tu puerta y llevarte a ti y a tu ordenador en cajas de acero separadas. Un policía interesado en
los hackers puede cogerlos y freírlos a preguntas. Un hacker interesado en los policías tiene que depender
de rumores, de leyendas clandestinas y de lo que los policías quieran revelar al público. Y los
"Servicios Secretos" no se llaman así por ser unos cotillas.
Algunas personas, nos informó nuestro conferenciante, tenían la idea equivocada de que era "imposible"
pinchar un cable de fibra óptica. Bueno, anunció, él y su hijo habían preparado un cable de fibra
óptica pinchado en su taller casero. Pasó el cable a la audiencia junto con una tarjeta adaptadora de
LAN para que pudiéramos reconocerla si la viéramos en algún ordenador. Todos echamos un vistazo.
El pinchazo era un clásico "prototipo de Goofy", un cilindro metálico de la longitud de mi pulgar con un
par de abrazaderas de plástico. De un extremo colocaban tres delgados cables negros, cada uno de los
cuales terminaba en una diminuta cubierta de plástico. Cuando quitabas la cubierta de seguridad del
final del cable podías ver la fibra de vidrio, no más gruesa que la cabeza de un alfiler.
Nuestro conferenciante nos informó que el cilindro metálico era un multiplexor por división de longitud
de onda. Aparentemente, lo que se hacía era cortar el cable de fibra óptica, insertar dos de las ramas
para cerrar la red de nuevo y, luego, leer cualquier dato que pasara por la línea, simplemente conectando
la tercera rama a algún tipo de monitor. Parecía bastante sencillo. Me pregunté por qué nadie lo
habría pensado antes. También me pregunté si el hijo de aquel tipo, de vuelta al taller tendría algunos
amigos adolescentes.
Hicimos un descanso. El hombre que estaba a mi lado llevaba puesta una gorra anunciando el subfusil
Uzi. Charlamos un rato sobre las ventajas de los Uzi. Fueron durante mucho tiempo las armas favoritas
de los servicios secretos, hasta que pasaron de moda a raíz de la guerra del golfo Pérsico: los aliados
árabes de los EUA se sintieron ofendidos porque los estadounidenses llevaban armas israelíes. Además,
otro experto me informó que los Uzi se encasquillan. El arma equivalente que se elige hoy día es la
Heckler & Koch, fabricada en Alemania.
El tipo con la gorra de Uzi era fotógrafo forense. También hacía vigilancia fotográfica en casos de
delincuencia informática. Solía hacerlo hasta los tiroteos de Phoenix, claro. En aquel momento era
investigador privado y, con su mujer, tenían un estudio fotográfico especializado en reportajes de boda
y retratos. Y, debe repetirse, había incrementado considerablemente sus ingresos. Todavía era FCIC. Si
tú eras FCIC y necesitabas hablar con un experto sobre fotografía forense, allí estaba él, siempre
dispuesto y experimentado. Si no se hubiese hecho notar, lo hubieran echado de menos.
Nuestro conferenciante suscitó la cuestión de que la investigación preliminar de un sistema informático
es vital antes de llevar a cabo una confiscación. Es vital saber cuántas máquinas hay, qué clase de
sistemas operativos usan, cuánta gente las utiliza y dónde se almacenan los datos propiamente dichos.
Irrumpir simplemente en la oficina pidiendo "todos los ordenadores" es una receta para un fracaso
inmediato. Esto requiere que previamente se realicen algunas discretas averiguaciones. De hecho, lo
que requiere es, básicamente, algo de trabajo encubierto. Una operación de espionaje, para decirlo
claramente. En una charla después de la conferencia pregunté a un ayudante si rebuscar en la basura
podría ser útil.
Recibí un rápido resumen sobre la teoría y práctica de "rebuscar en la basura a escondidas". Cuando la
policía recoge la basura a escondidas, interviene el correo o el teléfono, necesita el permiso de un juez.
Una vez obtenido, el trabajo de los policías con la basura es igual al de los hackers sólo que mucho
mejor organizado. Tan es así, me informaron, que los gángsters en Phoenix hicieron amplio uso de
cubos de basura sellados, retirados por una empresa especializada en recogida de alta seguridad de
basura.
En un caso, un equipo de especialistas de policías de Arizona había registrado la basura de una residencia
local durante cuatro meses. Cada semana llegaban con el camión municipal de la basura, disfrazados
de basureros, y se llevaban los contenidos de los cubos sospechosos bajo un árbol, donde
"peinaban" la basura; una tarea desagradable, sobre todo si se tiene en cuenta que uno de los residentes
estaba bajo tratamiento de diálisis de riñón. Todos los documentos útiles se limpiaban, secaban y
examinaban. Una cinta desechada de máquina de escribir fue una fuente especialmente útil de datos, ya
que contenía todas las cartas que se habían escrito en la casa. Las cartas fueron pulcramente reescritas
por la secretaria de la policía, equipada con una gran lupa montada sobre el escritorio.
Hay algo extraño e inquietante sobre todo el asunto de "rebuscar en la basura", un modo insospechado,
y de hecho bastante desagradable, de suscitar una profunda vulnerabilidad personal. Cosas junto a
las que pasamos cada día y que damos por hecho que son absolutamente inofensivas, pueden ser
explotadas con tan poco trabajo... Una vez descubiertas, el conocimiento de estas vulnerabilidades
tiende a diseminarse.
Tomemos como ejemplo el insignificante asunto de las tapas de alcantarillas o registros. La humilde
tapa de alcantarilla reproduce, en miniatura, muchos de los problemas de la seguridad informática. Las
tapas de alcantarilla son, por supuesto, artefactos tecnológicos, puntos de acceso a nuestra infraestructura
urbana subterránea. Para la inmensa mayoría de nosotros, las tapas de alcantarilla son invisibles
(aunque están ahí delante). Son también vulnerables. Ya hace muchos años que el Servicio Secreto ha
tenido en cuenta sellar todas las tapas a lo largo de las rutas de la comitiva presidencial. Esto es, por
supuesto, para impedir que los terroristas aparezcan repentinamente desde un escondite subterráneo o,
más posiblemente, que coloquen bombas con control remoto bajo la calle.
Ultimamente las tapas de registros y alcantarillas han sido objeto de más y más explotación criminal,
especialmente en la ciudad de Nueva York. Recientemente, un empleado de telecomunicaciones de
Nueva York descubrió que un servicio de televisión por cable había estado colándose subrepticiamente
en los registros telefónicos e instalando servicios de cable junto con las líneas telefónicas y sin pagar los
derechos correspondientes. En esa misma ciudad, el alcantarillado ha estado también sufriendo una
plaga generalizada de robo de cable de cobre subterráneo, vaciado de basura, y precipitadas descargas
de víctimas de asesinatos.
Las quejas de la industria alcanzaron los oídos de una innovadora empresa de seguridad industrial en
Nueva Inglaterra, y el resultado fue un nuevo producto conocido como "el intimidador", un grueso
tornillo de titanio y acero con una cabeza especial que requiere una llave también especial para
desatornillarlo. Todas esas "llaves" llevan números de serie, registrados en un fichero por el fabricante.
Hay ahora algunos miles de esos "intimidadores" hundidos en los pavimentos estadounidenses por
dondequiera que pasa el presidente, como una macabra parodia de flores esparcidas. También se
difunden rápidamente, como acerados dientes de león, alrededor de las bases militares estadounidenses
y muchos centros de la industria privada.
Probablemente nunca se le ha ocurrido fisgar bajo la tapa de un registro de alcantarilla, quizás bajar y
darse un paseo con la linterna sólo para ver cómo es. Formalmente hablando, eso podría ser intrusión,
pero si no se perjudica a nadie, y no lo convierte en un hábito, a nadie le importaría mucho. La libertad
de colarse bajo las alcantarillas es, probablemente, una libertad que nunca pensaba ejercer.
Ahora es menos probable que tenga dicha libertad. Puede que nunca la haya echado de menos hasta
que lo ha leído aquí, pero si está en Nueva York esa libertad ha desaparecido, y probablemente lo haga
en los demás sitios también. Esta es una de las cosas que el crimen y las reacciones contra el crimen
nos han hecho.
El tono de la reunión cambió al llegar la Fundación Fronteras Electrónicas. La EFF, cuyo personal e
historia se examinarán en detalle en el siguiente capítulo, son pioneros de un grupo de defensores de las
libertades civiles que surgió como una respuesta directa a la "caza del hacker" en 1990.
En esa época, Mitchell Kapor, el presidente de la fundación y Michael Godwin, su principal abogado,
estaban enfrentándose personalmente a la ley por primera vez. Siempre alertas a los múltiples usos de la
publicidad, Mitchell Kapor y Mike Godwin habían llevado su propio periodista: Robert Drapper, de
Austin, cuyo reciente y bien recibido libro sobre la revista Rolling Stone estaba aún en las librerías.
Draper iba enviado por Texas Monthly.
El proceso civil Steve Jackson/EFF contra la Comisión de Chicago contra el Abuso y Fraude
Informático era un asunto de considerable interés en Texas. Había dos periodistas de Austin siguiendo
el caso. De hecho, contando a Godwin (que vivía en Austin y era experiodista) éramos tres. La cena
era como una reunión familiar.
Más tarde llevé a Drapper a la habitación de mi hotel. Tuvimos una larga y sincera charla sobre el
caso, discutiendo ardorosamente, como si fuéramos una versión de periodistas independientes en una
FCIC en miniatura, en privado, confesando las numerosas meteduras de pata de los periodistas que
cubrían la historia, intentando imaginar quién era quién y qué demonios estaba realmente pasando allí.
Mostré a Drapper todo lo que había sacado del cubo de basura del Hilton. Ponderamos la moralidad
de rebuscar en la basura durante un rato y acordamos que era muy negativa. También estuvimos de
acuerdo en que encontrar una factura de Sprint la primera vez era toda una coincidencia.
Primero había rebuscado en la basura y ahora, sólo unas horas más tarde, estaba cotilleando sobre ello
con otra persona. Habiendo entrado en la forma de vida hacker, estaba ahora, naturalmente siguiendo
su lógica. Había descubierto algo llamativo por medio de una acción subrepticia, y por supuesto tenía
que fanfarronear y arrastrar a Drapper, que estaba de paso, hacia mis iniquidades. Sentí que necesitaba
un testigo. De otro modo nadie creería lo que había descubierto.
De vuelta en la reunión, Thackeray, aunque con algo de vacilación, presentó a Kapor y Godwin a sus
colegas. Se distribuyeron los documentos. Kapor ocupó el centro del escenario. Un brillante
bostoniano, empresario de altas tecnologías, normalmente el halcón de su propia administración y un
orador bastante efectivo, parecía visiblemente nervioso y lo admitió francamente. Comenzó diciendo
que consideraba la intrusión en ordenadores inmoral, y que la EFF no era un fondo para defender
hackers a pesar de lo que había aparecido en la prensa. Kapor charló un poco sobre las motivaciones
básicas de su grupo, enfatizando su buena fe, su voluntad de escuchar y de buscar puntos en común
con las fuerzas del orden..., cuando fuera posible.
Luego, a petición de Godwin, Kapor señaló que el propio ordenador en Internet de la EFF había sido
"hackeado" recientemente, y que la EFF no consideraba dicho acontecimiento divertido. Después de
esta sorprendente confesión el ambiente comenzó a relajarse con rapidez. Pronto Kapor estaba recibiendo
preguntas, rechazando objeciones, cuestionando definiciones y haciendo juegos malabares con
los paradigmas con algo semejante a su habitual entusiasmo. Kapor pareció hacer un notable efecto
con su perspicaz y escéptico análisis de los méritos de los servicios de identificación de quien inicia una
llamada (sobre este punto, FCIC y la EFF nunca han estado enfrentados, y no tienen establecidas
barricadas para defenderse) La identificación de quien llama, generalmente, se ha presentado como un
servicio dirigido hacia la protección de la privacidad de los usuarios, una presentación que Kapor
calificó como "cortina de humo", ya que el verdadero propósito sería que grandes compañías elaborasen
enormes bases de datos comerciales con cualquiera que les llame o mande un fax. Se hizo evidente
que pocas personas en la habitación habían considerado esta posibilidad excepto, quizás, dos personas
de seguridad de US WEST RBOC que llegaron tarde y reían entre dientes nerviosamente.
Mike Godwin hizo entonces una extensa disertación sobre "Implicaciones en las Libertades Civiles de
la Búsqueda e Incautación de Ordenadores". Ahora, por fin, llegábamos al meollo del asunto, el toma y
daca real de los políticos. La audiencia escuchaba atentamente, aunque se oían algunos murmullos de
enfado ocasional. "¡Nos intenta enseñar nuestro trabajo!". "¡Hemos estado pensando en esto muchos
años!". "¡Pensamos en estos asuntos a diario!". "¡Si no lo incautara todo, las víctimas del delincuente me
demandarían!" "¡Estoy violando la ley si dejo 10.000 discos llenos de software pirata y códigos robados!".
"¡Es nuestro trabajo que la gente no destroce la Constitución, somos los defensores de la Constitución!".
"¡Confiscamos cosas cuando sabemos que serán incautadas de todas formas como compensación
para la víctima!"
Si es decomisable no pidan una orden de registro, pidan una orden de decomiso, sugirió Godwin
fríamente. Él recalcó, además, que la mayoría de los sospechosos de delitos informáticos no quiere ver
desaparecer sus ordenadores por la puerta, llevados Dios sabe dónde y durante quién sabe cuánto
tiempo. Puede que no les importara sufrir un registro, incluso un registro minucioso, pero quieren que
sus máquinas sean registradas in situ. "¿Y nos van a dar de comer?" alguien preguntó irónicamente. "¿Y
si hacen copia de los datos?" dijo Godwin, eludiendo la pregunta. "Eso nunca servirá en un juicio",
"vale, hagan copias, se las entregan y se llevan los originales".
Godwin lideraba las BBS como depositarias de la libre expresión garantizada por la Primera Enmienda.
Se quejó de que los manuales de formación contra el delito informático daban a las BBS mala
prensa, sugiriendo que eran un semillero de criminales frecuentadas por pedófilos y delincuentes mientras
que la inmensa mayoría de las miles de BBS de la nación son completamente inocuas, y ni por
asomo tan románticamente sospechosas.
La gente que lleva una BBS la cierra bruscamente cuando sus sistemas son confiscados, sus docenas
(o cientos) de usuarios lo sufren horrorizados. Sus derechos a la libre expresión son cortados en seco.
Su derecho a asociarse con otras personas es infringido. Y se viola su privacidad cuando su correo
electrónico pasa a ser propiedad de la policía.
Ni un alma habló para defender la práctica de cerrar las BBS. Dejamos pasar el asunto en un sumiso
silencio. Dejando a un lado los principios legales (y esos principios no pueden ser establecidos sin que
se apruebe una ley o haya precedentes en los tribunales) cerrar BBS se ha convertido en veneno para
la imagen de la policía estadounidense especializada en delitos informáticos. Y de todas maneras no es
completamente necesario. Si eres un policía, puedes obtener la mayor parte de lo que necesitas de una
BBS pirata simplemente usando un infiltrado dentro de ella.
Muchos vigilantes, bueno, ciudadanos preocupados, informarán a la policía en el momento en que vean
que una BBS pirata se establece en su zona (y le contarán a la policía todo lo que sepan sobre ella, con
tal detalle técnico, que desearías que cerraran la boca). Alegremente proporcionarán a la policía grandes
cantidades de software o listados. Es imposible mantener esta fluida información electrónica lejos
del alcance de las manos de la policía. Alguna gente de la comunidad electrónica se enfurece ante la
posibilidad de que la policía "monitorice" las BBS. Esto tiene algo de quisquilloso, pues la gente del
Servicio Secreto en particular examina las BBS con alguna regularidad. Pero esperar que la policía
electrónica sea sorda, muda y ciega respecto a este medio en particular no es de sentido común. La
policía ve la televisión, escucha la radio, lee los periódicos y las revistas; ¿por qué deberían ser diferentes
los nuevos medios? Los policías pueden ejercer el derecho a la información electrónica igual que
cualquier otra persona. Como hemos visto, bastantes policías informáticos mantienen sus propias BBS,
incluyendo algunas "de cebo" antihackers que han demostrado ser bastante efectivas.
Como remate, sus amigos de la policía montada del Canadá (y los colegas de Irlanda y Taiwan) no
tienen la Primera Enmienda o las restricciones constitucionales estadounidenses, pero tienen líneas
telefónicas y pueden llamar a cualquier BBS cuando quieran. Los mismos determinantes tecnológicos
que usan hackers, phone-phreaks y piratas de software pueden ser usados por la policía. Los "determinantes
tecnológicos" no tienen lealtades hacia los humanos, no son blancos, ni negros, ni del poder
establecido, ni de la clandestinidad, no están a favor ni en contra de nada.
Godwin se explayó quejándose de lo que llamó "la hipótesis del aficionado inteligente", la asunción de
que el hacker que estás deteniendo es claramente un genio de la técnica y debe ser, por tanto, registrado
con suma rudeza. Así que, desde el punto de vista de la ley, ¿por qué arriesgarse a pasar algo por
alto?. Coge todo lo que haya hecho. Coge su ordenador. Coge sus libros. Coge sus cuadernos. Coge
los borradores de sus cartas de amor. Coge su radiocasete portátil. Coge el ordenador de su mujer.
Coge el ordenador de su padre. Coge el ordenador de su hermanita. Coge el ordenador de su jefe.
Coge sus discos compactos, podrían ser CD-ROM astutamente disfrazados como música pop. Coge
su impresora láser, podría haber escondido algo vital en sus 5 Mb. de memoria. Coge los manuales de
los programas y la documentación del hardware. Coge sus novelas de ficción y sus libros de juegos de
rol. Coge su contestador telefónico y desenchufa el teléfono de la pared. Coge cualquier cosa remotamente
sospechosa.
Godwin señaló que la mayoría de los hackers no son, de hecho, aficionados geniales. Bastantes de
ellos son maleantes y estafadores que no poseen mucha sofisticación tecnológica, simplemente conocen
algunos trucos prácticos copiados de algún sitio. Lo mismo ocurre con la mayoría de los chicos de
quince años que se han "bajado" un programa escaneador de códigos de una BBS pirata. No hay
necesidad real de confiscar todo lo que esté a la vista. No se requiere un sistema informático completo
y diez mil discos para ganar un caso en los tribunales.
¿Y si el ordenador es el instrumento de un delito? preguntó alguien. Godwin admitió tranquilamente que
la doctrina de requisar el instrumento del crimen estaba bastante bien establecida en el sistema legal
estadounidense.
La reunión se disolvió. Godwin y Kapor tenían que irse. Kapor testificaba al día siguiente ante el
departamento de utilidad pública de Massachusetts sobre redes e ISDN de banda estrecha en grandes
áreas. Tan pronto como se fueron Thackeray pareció satisfecha. Había aceptado un gran riesgo con
ellos. Sus colegas no habían, de hecho, cortado las cabezas de Kapor y Godwin. Estaba muy orgullosa
de ellos y así se lo dijo.
"¿No oíste lo que dijo Godwin sobre el instrumento del delito?" dijo exultante, a nadie en particular.
"Eso significa que Mitch no va a demandarme".
El cuerpo de policía de computadoras de los EUA es un grupo interesante. Como fenómeno social,
ellos son más interesantes y más importantes que los adolescentes marrulleros de líneas telefónicas y
que los atacantes de sistemas de computadoras. Primero, ellos son más viejos y más sabios, no son
aficionados mareados con debilidades morales, sino que son profesionales adultos con todas las responsabilidades
de los servidores públicos. Y, al contrario que los atacantes, poseen no solamente
potencia tecnológica, sino, también, la pesada carga de la ley y de la autoridad social.
Y es muy interesante que ellos sean tantos como lo sea cualquier otro grupo en el mar ciberespacial.
No están satisfechos con esto. Los policías son autoritarios por naturaleza, y prefieren obedecer las
reglas y preceptos (incluso aquellos policías que secretamente disfrutan haciendo una carrera rápida en
un territorio inhóspito, negando con moderación cualquier actitud de "cowboy"). Pero en el
ciberespacio no existen reglas ni precedentes. Hay pioneros que abren caminos, correcaminos del
ciberespacio, ya sean agradables o no.
En mi opinión, algunos adolescentes cautivados por las computadoras, fascinados por lograr entrar y
salir evadiendo la seguridad de las computadoras, y atraídos por los señuelos de formas de conocimiento
especializado y de poder, harían bien en olvidar todo lo que saben acerca del hacking y poner
su objetivo en llegar a ser un agente federal. Los federales pueden triunfar sobre los hackers en casi
todas las cosas que éstos hacen, incluyendo reuniones de espionaje, disfraces encubiertos, "basureo",
martilleo de teléfonos, construcción de expedientes, funcionamiento de interredes y filtración de sistemas
de computadoras criminales. Los agentes del Servicio Secreto saben más acerca de phreaking,
codificación y tarjeteo de lo que la mayoría de los phreacks podrían aprender en años, y cuando se
llega a los virus, los rompedores de claves, el software bomba y los caballos troyanos, los federales
tienen acceso directo a la información confidencial que sólo es todavía un vago rumor en el submundo.
Hay muy poca gente en el mundo que pueda ser tan escalofriantemente impresionante como un bien
entrenado y bien armado agente del Servicio Secreto de los EUA. Pero claro, se requieren unos cuantos
sacrificios personales para obtener el poder y el conocimiento. Primero, se debe poseer la exigente
disciplina que conlleva la pertenencia a una gran organización; pero el mundo del crimen computarizado
es aún tan pequeño, y se mueve tan rápidamente, que permanecerá espectacularmente fluido en los
años venideros. El segundo sacrificio es que tendrá que darse por vencido ante ciertas personas. Esto
no es una gran pérdida. Abstenerse del consumo de drogas ilegales también es necesario, pero será
beneficioso para su salud.
Una carrera en seguridad computacional no es una mala elección para los hombres y mujeres jóvenes
de hoy. Este campo se expandirá espectacularmente en los próximos años. Si usted es hoy un adolescente,
para cuando usted sea profesional, los pioneros, acerca de los cuales habrá leído en este libro,
serán los sabios ancianos y ancianas de este campo, abrumados por sus discípulos y sucesores. Por
supuesto, algunos de ellos, como William P. Wood del Servicio Secreto en 1865, pueden haber sido
maltratados en la chirriante maquinaria de la controversia legal, pero para cuando usted entre en el
campo del crimen computacional, este ya se habrá estabilizado en alguna medida, mientras permanece
entretenidamente desafiante.
Pero no se puede obtener una placa porque sí. Tendrá que ganársela. Primero, porque existe la ley
federal de entrenamiento forzoso. Y es dura, muy dura.
Todo agente del Servicio Secreto debe completar pesados cursos en el Centro de Entrenamiento
Forzoso de Ley Federal (de hecho, los agentes del Servicio Secreto son periódicamente reentrenados
durante toda su carrera). Con el fin de obtener una visión instantánea de lo deseable que puede ser, yo
mismo viajé a FLETC.
El FLETC es un espacio de 1.0 acres en la costa atlántica de Georgia. Es una combinación de plantas
de pantano, aves acuáticas, humedad, brisas marinas, palmitos, mosquitos y murciélagos. Hasta 1974
era una base naval de la Armada, y todavía alberga una pista de aterrizaje en funcionamiento y
barracones y oficinas de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces el centro se ha beneficiado de un
presupuesto de 40 millones de dólares, pero queda suficiente bosque y pantano en las inmediaciones
para que los vigilantes de fronteras se entrenen.
En tanto que ciudad, "Glynco" casi no existe. La ciudad real más cercana es Brunswich, a pocas millas
de la autopista 17. Allí estuve en un Holiday Inn, adecuadamente llamado "Marshview Holiday Inn"
(Marshview = vista del pantano. N. del T.). El domingo cené en una marisquería llamada "Jinright's"
donde disfruté de una cola de caimán bien frita. Esta especialidad local era un cesto repleto de
bocaditos de blanca, tierna, casi esponjosa, carne de reptil, hirviendo bajo una capa de mantequilla
salpimentada. El caimán es una experiencia gastronómica difícil de olvidar, especialmente cuando está
liberalmente bañada en salsa de cocktail hecha en casa con un botellín de plástico de Jinright's.
La concurrida clientela eran turistas, pescadores, negros de la zona con su mejor ropa de los domingos
y blancos georgianos locales, que parecían tener todos un increíble parecido con el humorista georgiano
Lewis Grizzard.
Los 2.400 estudiantes de 75 agencias federales que conforman la población del FLETC apenas se
notan en la escena local. Los estudiantes parecen turistas y los profesores parecen haber adoptado el
aire relajado del Sur Profundo. Mi anfitrión era el señor Carlton Fitzpatrick, coordinador del programa
del Instituto de Fraude Financiero. Carlton Fitzpatrick es un vigoroso, bigotudo y bien bronceado
nativo de Alabama, cercano a los cincuenta, con una gran afición a mascar tabaco, a los ordenadores
potentes y dado a los discursos sabrosos, con los pies bien plantados en el suelo. Nos habíamos visto
antes, en el FCIC, en Arizona. El Instituto del Fraude Financiero es una de las nueve divisiones del
FLETC. Además del Fraude Financiero hay Conducción y Navegación, Armas de Fuego y Entrenamiento
Físico. Son divisiones especializadas. También cinco divisiones generales: Entrenamiento básico,
Operaciones, Técnicas para el cumplimiento de la Ley, Divisón Legal y Ciencias del Comportamiento.
En algún sitio de este despliegue está todo lo necesario para convertir a estudiantes graduados en
agentes federales. Primero se les da unas tarjetas de identificación. Después se les entregan unos trajes
de aspecto miserable y color azul, conocidos como "trajes de pitufo". A los estudiantes se les asigna un
barracón y una cafetería, e inmediatamente se aplican a la rutina de entrenamiento del FLETC, capaz
de hacer polvo los huesos. Además de footing diario obligatorio (los entrenadores usan banderas de
peligro para advertir cuando la humedad aumenta lo suficiente como para provocar un "golpe de calor"),
están las máquinas Nautilus, las artes marciales, las habilidades de supervivencia...
Las dieciocho agencias federales que mantienen academias en FLETC usan todo tipo de unidades
policiales especializadas, algunas muy antiguas. Están los Vigilantes de Fronteras, la División de Investigación
Criminal del IRS, el Servicio de Parques, Pesca y Vida Salvaje, Aduanas, Inmigración, Servicio
Secreto y las subdivisiones uniformadas del Tesoro. Si eres un policía federal y no trabajas para el FBI,
se te entrena en FLETC. Ello incluye gente tan poco conocida como los agentes de Inspección General
del Retiro del Ferrocarril o la Autoridad Policial del Valle de Tennessee.
Y después está la gente del crimen informático, de todo tipo, de todos los trasfondos. Mr. Fitzpatrick
no es avaro con su conocimiento especializado. Policías de cualquier parte, en cualquier rama de
servicio, pueden necesitar aprender lo que él enseña. Los trasfondos no importan. El mismo Fitzpatrick,
originalmente era un veterano de la Vigilancia de Fronteras, y entonces se convirtió en instructor de
Vigilancia de Fronteras en el FLETC; su español todavía es fluido. Se sintió extrañamente fascinado el
día en que aparecieron los primeros ordenadores en el centro de entrenamiento. Fitzpatrick tenía
conocimientos de ingeniería eléctrica, y aunque nunca se consideró un hacker, descubrió que podía
escribir programitas útiles para este nuevo y prometedor invento.
Empezó mirando en la temática general de ordenadores y crimen, leyendo los libros y artículos de
Donn Parker, manteniendo los oídos abiertos para escuchar "batallitas", pistas útiles sobre el terreno,
conocer a la gente que iba apareciendo de las unidades locales de crimen y alta tecnología... Pronto
obtuvo una reputación en FLETC de ser el residente "experto en ordenadores", y esa reputación le
permitió tener más contactos, más experiencia, hasta que un día miró a su alrededor y vio claro que
"era" un experto federal en crímenes informáticos. De hecho, este hombre modesto y genial, podría ser
"el" experto federal en delitos informáticos. Hay gente muy buena en el campo de los ordenadores, y
muchos investigadores federales muy buenos, pero el área donde estos mundos de conocimiento
coinciden es muy pequeña. Y Carlton Fitzpatrick ha estado en el centro de ese área desde 1985, el
primer año de "El Coloquio", grupo que le debe mucho.
Parece estar en su casa en una modesta oficina aislada acústicamente, con una colección de arte
fotográfico al estilo de Ansel Adams, su certificado de Instructor Senior enmarcado en oro y una librería
cargada con títulos ominosos como Datapro Reports on Information Security y CFCA Telecom
Security '90.
El teléfono suena cada diez minutos; los colegas aparecen por la puerta para hablar de los nuevos
desarrollos en cerraduras o mueven sus cabezas opinando sobre los últimos chismes del escándalo del
banco global del BCCI.
Carlton Fitzpatrick es una fuente de anécdotas acerca del crimen informático, narradas con una voz
pausada y áspera y, así, me cuenta un colorido relato de un hacker capturado en California, hace
algunos años, que había estado trasteando con sistemas, tecleando códigos sin ninguna parada
detectable durante veinticuatro, treinta y seis horas seguidas. No simplemente conectado, sino tecleando.
Los investigadores estaban alucinados. Nadie podía hacer eso. ¿No tenía que ir al baño? ¿Era
alguna especie de dispositivo capaz de teclear el código?
Un registro en casa del sujeto reveló una situación de miseria sorprendente. El hacker resultó ser un
informático paquistaní que había suspendido en una universidad californiana. Había acabado en el
submundo como inmigrante ilegal electrónico, y vendía servicio telefónico robado para seguir viviendo.
El lugar no solamente estaba sucio y desordenado, sino que tenía un estado de desorden psicótico.
Alimentado por una mezcla de choque cultural, adición a los ordenadores y anfetaminas, el sospechoso
se había pasado delante del ordenador un día y medio seguido, con barritas energéticas y drogas en su
escritorio, y un orinal bajo su mesa.
Cuando ocurren cosas como ésta, la voz se corre rápidamente entre la comunidad de cazadores de
hackers.
Carlton Fitzpatrick me lleva en coche, como si fuera una visita organizada, por el territorio del FLETC.
Una de nuestras primeras visiones es el mayor campo de tiro cubierto del mundo. En su interior, me
asegura Fitzpatrick educadamente, hay diversos aspirantes a agente federal entrenándose, disparando
con la más variada gama de armas automáticas: Uzi, glocks, AK-47. Se muere de ganas por llevarme
dentro. Le digo que estoy convencido de que ha de ser muy interesante, pero que preferiría ver sus
ordenadores. Carlton Fitzpatrick queda muy sorprendido y halagado. Parece que soy el primer periodista
que prefiere los microchips a la galería de tiro.
Nuestra siguiente parada es el lugar favorito de los congresistas que vienen de visita: la pista de conducción
de 3 millas de largo del FLETC. Aquí, a los estudiantes de la división de Conducción y a los
Marines se les enseña habilidades de conducción a gran velocidad, colocación y desmantelamiento de
bloqueos de carretera, conducción segura para limousines del servicio diplomático con VIPS... Uno de
los pasatiempos favoritos del FLETC es colocar a un senador de visita en el asiento del pasajero, junto
a un profesor de conducción, poner el automóvil a cien millas por hora y llevarlo a la "skid-pan", una
sección de carretera llena de grasa donde las dos toneladas de acero de Detroit se agitan y giran como
un disco de hockey.
Los coches nunca dicen adiós en el FLETC. Primero se usan una y otra vez en prácticas de investigación.
Luego vienen 25.000 millas de entrenamiento a gran velocidad. De ahí los llevan a la "skid-pan",
donde a veces dan vueltas de campana entre la grasa. Cuando ya están suficientemente sucios de grasa,
rayados y abollados se los envía a la unidad de bloqueo de carreteras, donde son machacados sin
piedad. Finalmente, se sacrifican todos a la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, donde los
estudiantes aprenden todo lo relacionado con los coches bomba, al hacerlos estallar y convertirlos en
chatarra humeante.
También hay un coche de tren en el espacio de FLETC, así como un bote grande y un avión sin motores.
Todos ellos son espacios de entrenamiento para búsquedas y registros. El avión está detenido en
un pedazo de terreno alquitranado y lleno de malas hierbas, junto a un extraño barracón conocido
como el "recinto del ninja", donde especialistas del antiterrorismo practican el rescate de rehenes.
Mientras examino este terrorífico dechado de guerra moderna de baja intensidad, los nervios me atacan
al oír el repentino stacatto del disparo de armas automáticas, en algún lugar a mi derecha, en el bosque.
"Nueve milímetros", afirma Fitzpatrick con calma.
Incluso el extraño "recinto ninja" empalidece al compararlo con el área surrealista conocida como "las
casas-registro". Es una calle con casas de cemento a ambos lados y techos planos de piedra. Tiempo
atrás fueron oficinas. Ahora es un espacio de entrenamiento. El primero a nuestra izquierda, según me
cuenta Fitzpatrick, ha sido adaptado especialmente para prácticas de registro y decomiso de equipos
en casos relacionados con ordenadores. Dentro está todo cableado para poner vídeo, de arriba abajo,
con dieciocho cámaras dirigidas por control remoto montadas en paredes y esquinas. Cada movimiento
del agente en entrenamiento es grabada en directo por los profesores, para poder realizar después un
análisis de las grabaciones. Movimientos inútiles, dudas, posibles errores tácticos letales, todo se
examina en detalle. Quizás el aspecto más sorprendente de todo ello es cómo ha quedado la puerta de
entrada, arañada y abollada por todos lados, sobre todo en la parte de abajo, debido al impacto, día
tras día, del zapato federal de cuero.
Abajo, al final de la línea de casas-registro algunas personas están realizando "prácticas" de asesinato.
Conducimos de forma lenta, mientras algunos aspirantes a agente federal, muy jóvenes y visiblemente
nerviosos, entrevistan a un tipo duro y calvo en la entrada de la casa-registro. Tratar con un caso de
asesinato requiere mucha práctica: primero hay que aprender a controlar la repugnancia y el pánico
instintivos. Después se ha de aprender a controlar las reacciones de una multitud de civiles nerviosos,
algunos de los cuales pueden haber perdido a un ser amado, algunos de los cuales pueden ser asesinos,
y muy posiblemente ambas cosas a la vez.
Un muñeco hace de cadáver. Los papeles del afligido, el morboso y el asesino los interpretan, por un
sueldo, georgianos del lugar: camareras, músicos, cualquiera que necesite algo de dinero y pueda
aprenderse un guión. Esta gente, algunos de los cuales son habituales del FLETC día tras día, seguramente
tienen uno de los roles más extraños del mundo.
Digamos algo de la escena: gente "normal" en una situación extraña, pululando bajo un brillante amanecer
georgiano, fingiendo de forma poco convincente que algo horrible ha ocurrido, mientras un muñeco
yace en el interior de la casa sobre falsas manchas de sangre... Mientras, tras esta extraña mascarada,
como en un conjunto de muñecas rusas, hay agoreras y futuras realidades de muerte real, violencia real,
asesinos reales de gente real, que estos jóvenes agentes realmente investigarán, durante muchas veces
en sus carreras, una y otra vez. ¿Serán estos crímenes anticipados sentidos de la misma forma, no tan
"reales" como estos actores aficionados intentan crearlos, pero sí tan reales, y tan paralizantemente
irreales, como ver gente falsa alrededor de un patio falso? Algo de esta escena me desquicia. Me
parece como salido de una pesadilla, algo "kafkiano". La verdad es que no sé como tomármelo. La
cabeza me da vueltas; no sé si reír, llorar o temblar.
Cuando la visita termina, Carlton Fitzpatrick y yo hablamos de ordenadores. Por primera vez el
ciberespacio parece un sitio confortable. De repente me parece muy real, un lugar en el que sé de qué
hablo, un lugar al que estoy acostumbrado. Es real. "Real". Sea lo que sea.
Carlton Fitzpatrick es la única persona que he conocido en círculos ciberespaciales que está contenta
con su equipo actual. Tiene un ordenador con 5 Mb de RAM y 112 Mb de disco duro. Uno de 660
Mb está en camino. Tiene un Compaq 386 de sobremesa y un Zenith 386 portátil con 120 Mb. Más
allá, en el pasillo, hay un NEC Multi-Sync 2A con un CD-ROM y un módem a 9.600 baudios con
cuatro líneas "com". Hay un ordenador para prácticas, otro con 10 Mb para el centro, un laboratorio
lleno de clónicos de PC para estudiantes y una media docena de Macs, más o menos. También hay un
Data General MV 20 con 8 Mb de memoria RAM y 370 Mb de disco duro.
Fitzpatrick quiere poner en marcha uno con UNIX con el Data General, una vez haya acabado de
hacer el chequeo-beta del software que ha escrito él mismo. Tendrá correo electrónico, una gran
cantidad de ficheros de todo tipo sobre delitos informáticos y respetará las especificaciones de seguridad
informática del "libro naranja" del Departamento de Defensa. Cree que será la BBS más grande del
gobierno federal.
¿Y estará también Phrack ahí dentro? Le pregunto irónicamente.
Y tanto, me dice. Phrack, TAP, Computer Underground Digest, todo eso. Con los disclaimers apropiados,
claro está.
Le pregunto si planea ser él mismo el administrador del sistema. Tener en funcionamiento un sistema así
consume mucho tiempo, y Fitzpatrick da clases en diversos cursos durante dos o tres horas cada día.
No, me dice seriamente. FLETC ha de obtener instructores que valgan el dinero que se les paga. Cree
que podrá conseguir un voluntario local para hacerlo, un estudiante de instituto.
Dice algo más, algo de un programa de relaciones con la escuela de policía de Eagle Scout, pero mi
mente se ha desbocado de incredulidad.
"¿Va a poner a un adolescente encargado de una BBS de seguridad federal?" Me quedo sin habla. No
se me ha escapado que el Instituto de Fraude Financiero del FLETC es el objetivo definitivo de un
"basureo" de hackers, hay muchas cosas aquí, cosas que serían utilísimas para el submundo digital.
Imaginé los hackers que conozco, desmayándose de avaricia por el conocimiento prohibido, por la
mera posibilidad de entrar en los ordenadores super-ultra-top-secret que se usan para entrenar al
Servicio Secreto acerca de delitos informáticos.
"Uhm... Carlton", balbuceé, "Estoy seguro de que es un buen chaval y todo eso, pero eso es una
terrible tentación para poner ante alguien que, ya sabes, le gustan los ordenadores y acaba de empezar..."
"Sí," me dice, "eso ya se me había ocurrido". Por primera vez empecé a sospechar que me estaba
tomando el pelo.
Parece estar de lo más orgulloso cuando me muestra un proyecto en marcha llamado JICC (Consejo
de Control de Inteligencia Unida). Se basa en los servicios ofrecidos por EPIC (el Centro de Inteligencia
de El Paso, no confundir con la organización de ciberderechos del mismo nombre) que proporciona
datos e inteligencia a la DEA (Administración para los Delitos con Estupefacientes), el Servicio de
Aduanas, la Guardia Costera y la policía estatal de los tres estados con frontera en el sur. Algunos
ficheros de EPIC pueden ahora consultarse por las policías antiestupefacientes de Centroamérica y el
Caribe, que también se pasan información entre ellos. Usando un programa de telecomunicaciones
llamado "sombrero blanco", escrito por dos hermanos, llamados López, de la República Dominicana, la
policía puede conectarse en red mediante un simple PC. Carlton Fitzpatrick está dando una clase
acerca del Tercer Mundo a los agentes antidroga, y está muy orgulloso de sus progresos. Quizás
pronto las sofisticadas redes de camuflaje del cártel de Medellín tendrán un equivalente en una
sofisticada red de ordenadores de los enemigos declarados del cártel de Medellín. Serán capaces de
seguirle la pista a saltos, al contrabando, a los "señores" internacionales de la droga que ahora saltan las
fronteras con gran facilidad, derrotando a la policía gracias a un uso inteligente de las fragmentadas
jurisdicciones nacionales. La JICC y EPIC han de permanecer fuera del alcance de este libro. Me
parecen cuestiones muy amplias, llenas de complicaciones que no puedo juzgar. Sé, sin embargo, que la
red internacional de ordenadores de la policía, cruzando las fronteras nacionales, es algo que
Fitzpatrick considera muy importante, el heraldo de un futuro deseable. También sé que las redes, por
su propia naturaleza, ignoran las fronteras físicas. También sé que allí donde hay comunicaciones hay
una comunidad, y que, cuando esas comunidades se hacen autoconscientes, luchan para preservarse a
sí mismas y expandir su influencia. No hago juicios acerca de si ello es bueno o es malo. Se trata
solamente del ciberespacio, de la forma en que de verdad son las cosas.
Le pregunté a Carlton Fitzparick que consejo le daría a alguien de veintiún años que quisiera destacar
en el mundo de la policía electrónica.
Me dijo que la primera regla es no asustarse de los ordenadores. No has de ser un "pillado" de los
ordenadores, pero tampoco te has de excitar porque una máquina tenga buen aspecto. Las ventajas
que los ordenadores dan a los criminales listos están a la par con las que dan a los policías listos. Los
policías del futuro tendrán que imponer la ley "con sus cabezas, no con sus pistolas". Hoy puedes
solucionar casos sin dejar tu oficina. En el futuro, los policías que se resistan a la revolución de los
ordenadores no irán más allá de patrullar a pie.
Le pregunté a Carlton Fitzpatrick si tenía algún mensaje sencillo para el público, una cosa única que a
él le gustara que el público estadounidense supiera acerca de su trabajo.
Lo pensó durante un rato. "Sí," dijo finalmente. "Dime las reglas, y yo enseñaré esas reglas" Me miró a
los ojos. "Lo hago lo mejor que puedo".
Parte IV: The Hacker Crackdown (la caza de hackers)
Los libertarios(28) civiles.
La historia de La Caza de hackers, tal y como la hemos estado siguiendo hasta ahora, ha sido tecnológica,
subcultural, criminal y legal. La historia de los libertarios civiles, si bien depende de todos estos
aspectos, es completa y profundamente política.
En 1990 la obscura y largamente orquestada contienda sobre la propiedad y naturaleza del
ciberespacio se hizo ruidosa e irremediablemente pública. Gentes de algunos de los más peculiares
estratos de la sociedad americana se convirtieron repentinamente en figuras públicas. Algunas de estas
personas encontraron la situación mucho más agobiante de lo que habían imaginado. Cambiaron de
opinión y trataron de regresar a la obscuridad mandarinesca de sus acogedores nichos subculturales, lo
cual generalmente ha probado ser un error.
Pero los libertadores civiles tuvieron su gran éxito en 1990. Se encontraban organizándose,
promocionando, persuadiendo, haciendo giras, negociando, posando para fotos publicitarias, dando
entrevistas, a veces indecisos ante la atención pública, pero cada vez más sofisticados, tomando bajo su
poder la escena pública.
No es difícil ver porqué los libertadores civiles tuvieron esta ventaja competitiva.
Los hackers de la clandestinidad digital son una élite hermética. Encuentran difícil poder presentar su
caso ante el público en general. Actualmente los hackers desprecian con toda franqueza al "ignorante"
público, y nunca han creído en el buen juicio "del sistema". Hacen propaganda, pero solamente entre sí,
comúnmente en frívolos y mal redactados manifiestos de lucha de clases, rebelión juvenil o ingenuo
utopismo técnico. Han de pavonearse y alardear para establecer y preservar sus reputaciones. Pero si
hablan muy alto y públicamente, romperían la frágil tensión superficial de la clandestinidad y serían
hostigados o arrestados. A largo plazo la mayoría dan un paso en falso, son descubiertos, traicionados
o simplemente se dan por vencidos. Como fuerza política, el underground digital está incapacitado.
Los telecos, por su parte, están en una torre de marfil en un sitio bien protegido. Tienen mucho dinero
con el cual lograr la imagen pública que deseen, pero gastan mucha energía y buena voluntad
atacándose mutuamente con humillatorias y calumniantes campañas publicitarias. Los telecos han
sufrido a manos de los políticos, y, como los hackers, no creen en el buen juicio del público; y es
probable que este escepticismo esté bien fundamentado. Si el público de estos noventa de alta tecnología
entendiera bien cuáles son sus intereses en las telecomunicaciones, esto bien podría plantear una
grave amenaza a la autoridad y poder técnico especializado que los telecos han saboreado por más de
un siglo. Los telecos tienen grandes ventajas: empleados leales, experiencia especializada, influencia en
las salas del poder, aliados tácticos en el negocio del cumplimiento de la ley e increíbles cantidades de
dinero. Sin embargo, en cuestiones políticas, carecen de genuinas bases de soporte; simplemente
parece que no tienen muchos amigos.
(28) Nos hemos decidido por traducir finalmente la expresión "libertarian" literalmente, como
"libertarios", en el sentido de personas que buscan solucion a los problemas de la sociedad de forma
individualizada, sin recurrir a gobiernos y organizaciones. "anarquista" tiene demasiadas connotaciones
para utilizarse, y "activista" resulta demasiado vago.
Los policías saben muchas cosas que los demás no saben, pero sólo revelan aquellos aspectos de su
conocimiento que crean que mejor encajen con sus propósitos institucionales y que fomenten el orden
público. Los policías gozan de respeto, tienen responsabilidades, tienen poder en las calles y hasta en
los hogares, pero no son muy bien vistos en la escena pública. Cuando son presionados, salen a la luz
pública para amenazar a los tipos malos, para halagar a ciudadanos prominentes, o tal vez para sermonear
severamente al ingenuo y desencaminado; pero entonces regresan a sus estaciones, al juzgado y al
libro de reglas.
En cambio, los libertarios civiles electrónicos han probado ser animales políticos por naturaleza. Parece
que comprendieron rápidamente ese truismo posmoderno de que la comunicación es poder. La publicidad
es poder. Hacer ruido es poder. La habilidad de poner en la agenda pública -y mantenerlos ahí- los
propios asuntos es poder. Fama es poder. La simple fluidez y elocuencia personal pueden ser poder si
de alguna manera se pueden atraer el oído y la vista del público.
Los libertarios civiles no tenían un monopolio sobre el "poder técnico", aunque si bien todos tenían
computadoras, la mayoría no eran expertos particularmente avanzados en la materia. Tenían una buena
cantidad de dinero, pero nada comparable a la fortuna y la galaxia de recursos de los telecos o las
agencias federales. No tenían la autoridad para arrestar gente. No poseían los trucos sucios de los
hackers o phreakers. Pero sabían como trabajar en equipo de verdad.
Al contrario de los otros grupos en este libro, los libertarios civiles han operado mucho más abiertamente,
casi en medio del alboroto público. Han dado conferencias a enormes audiencias y hablado a
innumerables periodistas, y así han aprendido a refinar su discurso. Han mantenido las cámaras disparando,
los faxes zumbando, el correo electrónico fluyendo, las fotocopiadoras funcionando, han cerrado
sobres y gastado pequeñas fortunas en tarifas aéreas y llamadas a larga distancia. En una sociedad
de la información, esta actividad abierta, ostensible y obvia ha probado ser una profunda ventaja.
En 1990, los libertarios civiles del ciberespacio se agruparon viniendo de ningún lugar en particular y a
velocidad cambiante. Este "grupo" (de hecho, una red de partes interesadas que apenas merece ser
designada con un término tan vago) no tiene nada de organización formal. Aquellas organizaciones
formales de libertarios civiles que se interesaron en temas del ciberespacio, principalmente los
Computer Professionals for Social Responsibility (es decir, Informáticos por una Responsabilidad
Social, a partir de ahora CPSR) y la American Civil Liberties Union (es decir Unión Americana de
Libertades Civiles a partir de ahora ACLU), fueron arrastrados por los eventos de 1990, y actuaron
principalmente como adjuntos, financiadores o plataformas de lanzamiento.
Los libertarios civiles, no obstante, gozaron de más éxito que cualquiera de los otros grupos relacionados
con la Caza de 1990. En el momento de escribir estas líneas, su futuro aparece en tonos rosados y
la iniciativa política está firmemente en sus manos. Hay que tenerlo en mente mientras analizamos las
inverosímiles vidas y estilos de vida de la gente que consiguió que todo esto sucediera.
En junio de 1989, Apple Computer, Inc., de Cupertino, California tenía problemas. Alguien había
copiado de forma ilícita un pequeño fragmento de software propiedad de Apple, software que controlaba
un chip interno que dirigía la presentación de imágenes en la pantalla. Este código fuente de Color
QuickDraw era una pieza celosamente guardada de la propiedad intelectual de Apple. Se suponía que
sólo personas de confianza internas a Apple podían poseerlo.
Pero la liga "NuPrometheus" quería que las cosas fueran diferentes. esta persona (o personas) hizo
diversas copias ilícitas del código fuente, quizás hasta un par de docenas. Él (o ella, o ellos, o ellas)
puso esos floppies ilícitos en sobres y los mandó por correo a gente de toda América: gente de la
industria de los ordenadores que estaban asociadas con, pero que no eran empleados directos de,
Apple Computer.
La operación de NuPrometheus era un crimen de estilo hacker muy complejo y con una alta carga
ideológica. Recordemos que Prometeo robó el fuego de los Dioses y dio este poderoso regalo a la
humanidad. Una actitud divina similar estaba de fondo entre la élite corporativa de Apple Computer,
mientras que "NuPrometheus" tomaba el rol de semidiós rebelde. Las copias ilícitas de datos se regalaron.
Quienquiera que fuera el nuevo Prometeo, escapó al destino del Dios clásico Prometeo, que fue
encadenado a una roca durante siglos por los vengativos dioses, mientras que un águila le arrancaba y
devoraba su hígado. Por otro lado, NuPrometheus estaba en una escala mucho más baja que su modelo.
El pequeño fragmento de código de Color Quickdraw que había sustraído y replicado era más o
menos inútil para los rivales industriales de Apple (y, de hecho, para cualquier otra persona). En lugar
de dar el fuego a la humanidad, sería más bien como si NuPrometheus hubiera fotocopiado los esquemas
de una parte del encendedor Bic. El acto no era una obra genuina de espionaje industrial. Más bien
podría interpretarse como una bofetada, deliberada y simbólica, en la cara de la jerarquía corporativa
de Apple.
Las luchas internas de Apple eran bien conocidas en la industria. Los fundadores de Apple, Jobs y
Wozniak, hacía tiempo que se habían ido. Su núcleo de trabajadores había sido un grupo de
californianos de los sesenta, y ahora estaban muy poco felices con el régimen de estilo multimillonario
actual de Apple. Muchos de los programadores y desarrolladores que habían inventado el modelo
Macintosh a principios de los 80 también habían abandonado la compañía. Eran ellos, y no los actuales
amos del destino corporativo de Apple, los que habían inventado el código robado de Color
Quickdraw. El golpe de NuPrometheus estaba bien calculado para herir moralmente a la compañía.
Apple llamó al FBI. El grupo tomaba un gran interés en los casos de alto nivel de robo de propiedad
intelectual, espionaje industrial y robo de secretos comerciales. Era la gente perfecta para llamarla, y el
rumor es que las entidades responsables fueron descubiertas por el FBI y despedidas por la administración
de Apple. NuPrometheus nunca fue acusado públicamente de un crimen, o juzgado, o encarcelado.
Pero ya no hubo más envíos ilícitos de software interno de Macintosh. Finalmente se permitió que
el doloroso evento de NuPrometheus se fuera apagando.
Mientras, un gran grupo de espectadores se encontró con el rol de entretener a invitados sorpresa del
FBI.
Una de estas personas era John Perry Barlow. Barlow es un hombre de lo más inusual, difícil de
describir en términos convencionales. Quizás sea más conocido como el letrista de los Grateful Dead,
pues compuso las letras de "Hell in a Bucket", "Picasso Moon", "Mexicali Blues", "I Need a miracle" y
muchas otras. Había estado escribiendo para la banda desde 1970.
Antes de enfrentarnos a la vergonzosa cuestión de por qué un letrista de rock tendría que entrevistarse
con el FBI por un asunto de crimen informático, tendríamos que decir un par de cosas sobre the
Grateful Dead. The Grateful Dead seguramente es la más exitosa y duradera de las numerosas emanaciones
culturales que han surgido del distrito de Haight-Ashbury de San Francisco, en los días gloriosos
de la política del Movimiento y la trascendencia lisérgica. The Grateful Dead es un nexo, un verdadero
torbellino de furgonetas psicodélicas, camisetas teñidas, pana del color de la tierra, bailes histéricos y
uso de drogas abierto y desvergonzado. Los símbolos y las realidades del poder de los "colgados" de
California rodean a The Grateful Dead como el macramé.
The Grateful Dead y los miles de seguidores conocidos como Deadheads (literalmente "cabezas
muertas") son bohemios radiales. Esto es algo que todo el mundo sabe. Saber qué implica ello en los
noventa ya es más problemático.
The Grateful Dead están entre los más famosos, populares y ricos del mundo de la farándula: el número
veinte, según la revista Forbes, exactamente entre M.C. Hammer y Sean Connery. En 1990, este
grupo de proscritos disolutos había ganado diecisiete millones de dólares. Habían estado ganando
sumas así desde hacía bastante tiempo.
Y aunque los Dead no son banqueros especializados en inversión o especialistas en impuestos con
vestidos de tres piezas -de hecho, son músicos hippies- su dinero no se malgasta en excesos bohemios.
Los Dead han estado activos durante mucho tiempo, ofreciendo fondos para actividades valiosas en su
extensa y extendida geográficamente comunidad cultural.
The Grateful Dead no son músicos convencionales del "establishment" norteamericano. Sin embargo
son una fuerza a tener en cuenta. Tienen mucho dinero y muchos amigos en muchos sitios, tanto los
obvios como los nada obvios.
Los Dead pueden ser conocidos por su retórica ecologista de volver a la tierra, pero ello no los convierte
ni mucho menos en luditas tecnológicos. Por el contrario, como la mayoría de músicos de rock,
the Grateful Dead han pasado todas sus vidas adultas en compañía de complejos equipos electrónicos.
Tienen dinero para quemar en cualquier equipo o juguete sofisticado que les haga gracia. Y su gracia
abarca mucho.
La comunidad de los Deadhead implica un gran número de ingenieros de sonido, expertos en luces,
genios del video-clip y técnicos electrónicos de todo tipo. Y la cosa también funciona al revés. Steve
Wozniak, cofundador de Apple, solía ir a festivales de rock. A Silicon Valley le mola el rock.
Pero estamos en los noventa, y no en los sesenta. Hoy, para un asombroso número de personas en
toda América, la supuesta línea entre bohemios y técnicos ya no existe. Este tipo de gente tienen campanillas
en la puerta, y un perro, y se ponen un pañuelo alrededor del cuello, pero también es fácil que
tengan un Macintosh con multimegabytes que ejecuta software para sintetizadores MIDI con simulaciones
fractales triposas. En estos días, hasta Timothy Leary, profeta del LSD, ofrece demos de gráficos
generados por ordenador para realidad virtual en sus tours de conferencias.
John Perry Barlow no es un miembro de the Grateful Dead. Sin embargo, es un Deadhead con rango.
Barlow se describe a sí mismo como "techno-crank". Un término vago como el de "activista social"
tampoco le iría mal. Pero la mejor forma de describir a Barlow es como "Poeta", sobre todo si uno
tienen en mente la arcaica definición de Percy Shelley de poeta como "legisladores no admitidos del
mundo".Barlow una vez estuvo a punto de conseguir el estatus de legislador admitido. En 1987 perdió
por poco la nominación para sentarse en el Senado del estado de Wyoming por el Partido Republicano.
Barlow nació en Wyoming, la escisión de tercera generación de una familia de rancheros de ganado.
Actualmente ha entrado en la década de los cuarenta, está casado y es el padre de tres niñas.
A Barlow no le preocupan las nociones estrechas que tienen otras personas acerca de la consistencia.
A finales de los ochenta, este letrista de rock republicano y ranchero de ganado vendió su rancho se
convirtió en un devoto de las comunicaciones mediante ordenador.
El espíritu libre de Barlow realizó esta transición con facilidad. Realmente le gustaban los ordenadores.
Con un bip de su módem, saltaba de la provinciana Pinedale, en Wyoming, al contacto electrónico con
una multitud activa de sofisticados, brillantes e inventivos usuarios de tecnología. Barlow encontró el
caldo de cultivo social del atractivo computacional: sus senderos de alta velocidad, su retórica de cielos
azules, su apertura de miras. Barlow empezó a bucear en el periodismo informático, con un éxito
remarcable, pues era un estudiante rápido, sagaz y elocuente. Viajaba a menudo a San Francisco para
entrar en red con sus amigos Deadhead. Allí Barlow realizó amplios contactos con la comunidad de
informáticos de California, incluyendo amistades entre los espíritus más libres de Apple.
En mayo de 1990, Barlow recibió una visita de un agente local de Wyoming del FBI. El caso de
NuPrometheus había alcanzado Wyoming.
Barlow estaba preocupado por encontrarse él mismo bajo sospecha en una área suya de interés que
una vez estuvo libre de la atención federal. Tuvo que esforzarse mucho para explicar la verdadera
naturaleza del crimen informático a un perplejo hombre local del FBI que estaba especializado en robos
de ganado. Barlow, charlando cooperativamente y demostrando las maravillas de su módem a un
sorprendido federal, se alarmó al descubrir que todos los "hackers" estaban en general bajo sospecha
en el FBI, por considerarlos una mala influencia en la comunidad electrónica. El FBI, buscando al
hacker llamado "NuPrometheus" estaba buscando a los asistentes de un grupo sospechoso llamado The
Hackers conference (la Conferencia de Hackers).
The Hackers Conference, que había empezado en 1984, era un encuentro anual con sede en California
de pioneros y entusiastas en lo digital. Los hackers de the Hackers Conference tenían poco o nada que
ver con los hackers del underground digital. Por el contrario, los hackers de esta conferencia eran en su
mayoría expertos ejecutivos californianos de la alta tecnología, consultores, periodistas y empresarios.
(Este grupo de hackers eran el tipo exacto de "hackers" que más fácilmente reaccionarían con furia
militante ante cualquier degradación criminal del término "hacker").
Barlow, aunque no fue arrestado ni acusado de un crimen, y aunque su ordenador no había salido por
la puerta, estaba muy preocupado por esta anomalía. Hizo correr la voz en the Well. Al igual que the
Hackers Conference, "the Well" era una emanación de la Point Foundation. Point Foundation, la inspiración
de un californiano radical de los sesenta llamado Stewart Brand, iba a ser una de las plataformas
principales de lanzamiento del esfuerzo de los libertarios civiles.
Los esfuerzos culturales de la Point Foundation, como los de sus colegas de la Bahía, los californianos
de the Grateful Dead, eran variados y múltiples. La consistencia ideológica rígida nunca había sido el
fuerte del Whole Earth Catalog. (El catálogo de toda la Tierra). Esta publicación de Point había gozado
de mucha fama durante el final de los sesenta y principios de los setenta, cuando ofrecía cientos de
consejos prácticos (y no tan prácticos) de vida comunitaria, ecología y de volver-a-la-tierra. El Whole
Earth Catalog y sus secuelas habían vendido dos millones y medio de copias y había ganado un
National Book Award (Premio Nacional del Libro).
Con el lento colapso de la disidencia radical americana, el Whole Earth Catalog se había desplazado a
la esquina más modesta del radar cultural, pero en su encarnación como revista CoEvolution Quarterly,
la Point Foundation seguía ofreciendo un potpourri de "acceso a herramientas e ideas".
CoEvolution Quarterly, que empezó en 1975, nunca fue una revista muy popular. A pesar de erupciones
periódicas de fervor milenarista, CoEvolution Quarterly no había conseguido revolucionar la civilización
occidental y cambiar lastrados siglos de historia con nuevos y brillantes paradigmas californianos.
En su lugar, este brazo propagandístico de la Point Foundation había fundido la línea que existe entre la
brillantez impresionante y la inconsistencia de la Nueva Era. CoEvolution Quarterly no llevaba ningún
anuncio, costaba mucho y salía en papel barato con modestos gráficos en blanco y negro. Estaba mal
distribuido y se repartía básicamente por subscripción y por el boca a boca.
Parecía que no podía ir más allá de los 30.000 subscriptores y, sin embargo, tampoco se reducía
mucho más. Un año unos, un año otros, una década unos, una década otros, siempre había una extraña
minoría demográfica que daba su apoyo a la revista. Los lectores entusiastas no parecían tener una
política o ideales coherentes. A veces resultaba difícil entender qué los mantenía juntos (si es que los
agrios debates que aparecían a menudo en la sección de cartas podría describirse como "unidad").
Pero la revista no florecía, se iba marchitando. Entonces en 1984, el año del nacimiento del ordenador
Macintosh, CoEvolution Quarterly alcanzó de repente los rápidos. Point Foundation había descubierto
la revolución informática. Cuando salió el Whole Earth Software Catalog de 1984, despertó grandes
dudas entre los perplejos fieles de las ropas teñidas y el rabioso entusiasmo entre los grupos
"cyberpunk" incluyendo a éste que os escribe. Point Foundation inició su Hackers Conference anual y
empezó a interesarse por las nuevas posibilidades de la contracultura digital. CoEvolution Quarterly
plegó su tipi, lo reemplazó por la Whole Earth Software Review y finalmente Whole Earth Review (la
encarnación actual de la revista, actualmente bajo el control editorial del mago de la realidad virtual
Howard Rheingold).
1985 presenció el nacimiento de "the Well" The Whole Earth 'Lectronic Link (Enlace 'Lectrónico de
Toda la Tierra). The Well era la BBS de la Point Foundation.
Según crecían las BBS, the Well era una anomalía desde el principio, y así siguió. Era local en San
Francisco. Era enorme, con múltiples líneas de teléfono y enormes ficheros de comentarios. Su complejo
software basado en UNIX podría haber sido descrito de forma caritativa como "opaco-al-usuario".
Se ejecutaba en una mainframe en las oficinas llenas de gente de fundación cultural sin ánimo de lucro
de Sausalito. Y estaba abarrotado de fans de the Grateful Dead.
Aunque the Well estaba poblado por charlatana gente guay de la contracultura de la Bahía, no era de
ninguna manera una BBS del "underground digital". Los adolescentes no abundaban: la mayoría de los
usuarios de the Well -conocidos como "Wellbeings" (N del T. juego de palabras entre Well-Being, es
decir entidad de the Well y Wellbeing, que quiere decir bienestar)- era treinta y cuareantañeros de la
generación del baby boom. Solían trabajar en la industria de la información: hardware, software, telecomunicaciones
medios, entretenimiento. Bibliotecarios, académicos y periodistas eran especialmente
comunes en The Well, atraídos por la distribución libre de la Point Foundation de "herramientas e
ideas".
No había ficheros sobre anarquía en the Well, apenas alguna pista sobre códigos de acceso o fraude
con tarjeta de crédito. Nadie usaba seudónimos. Los viciosos de las "flame-wars" (guerras de insultos)
eran controlados hasta que se comportaran de forma civilizada. Los debates eran a veces tensos, pero
ningún Wellbeing afirmó nunca que un rival hubiera desconectado su teléfono, desordenado su casa, o
enviado los números de sus tarjetas de crédito.
The Well crecía lentamente según avanzaban los ochenta. Cobraba una cantidad modesta por acceso y
almacenamiento, y perdió dinero durante años, pero no suficiente como para poner en peligro la Point
Foundation, que después de todo no tenía ánimo de lucro En 1990, the Well tenía cerca de cinco mil
usuarios. Estos usuarios navegaban en un gigantesco ciberspacio-smorgasbord de "Conferencias,
donde cada conferencia contenía una multitud de "temas". Cada tema contenía a su vez docenas, a
veces centenares de comentarios, en un debate multipersonal que podía durar meses o incluso años.
En 1991, la lista de conferencias de the Well tenía el siguiente aspecto:
CONFERENCIAS EN THE WELL
Resumen del WELL "Screenzine" (g zine)
Lo mejor de the WELL - La cosecha -(g best)
índice los nuevos temas en todas las conferencias (g newtops)
Negocios - Educación
----------------------
Grupo de usuarios de librerías Apple (g alug) Agriculture (g agri)
Brainstorming (g brain) Clasificados (g cla)
Computer Journalism (g cj) Consultants (g consult)
Consumers (g cons) Design
(g design)
Desktop Publishing (g desk) Disability (g
disability)
Education (g ed) Energy
(g energy91)
Entrepreneurs (g entre) Homeowners (g
home)
Indexing (g indexing) Investments (g
invest)
Kids91 (g kids) Legal
(g legal)
One Person Business (g one)
Periodical/newsletter(g per)
Telecomm Law (g tcl) The Future
(g fut)
Translators (g trans) Travel
(g tra)
Work (g work)
Electronic Frontier Foundation (g eff)
Computers, Freedom & Privacy (g cfp)
Computer Professionals for Social Responsibility (g cpsr)
Social - Political - Humanities
---------------------------------
Aging (g gray) AIDS
(g aids)
Amnesty International (g amnesty) Archives (g
arc)
Berkeley (g berk) Buddhist (g
wonderland)
Christian (g cross) Couples
(g couples)
Current Events (g curr) Dreams (g
dream)
Drugs (g dru) East
Coast (g east)
Emotional Health**** (g private) Erotica (g
eros)
Environment (g env) Firearms (g
firearms)
First Amendment (g first) Fringes of Reason (g fringes)
Gay (g gay) Gay (Private)#
(g gaypriv)
Geography (g geo) German
(g german)
Gulf War (g gulf) Hawaii
(g aloha)
Health (g heal) History
(g hist)
Holistic (g holi)
Interview (g inter)
Italian (g ital) Jewish
(g jew)
Liberty (g liberty) Mind
(g mind)
Miscellaneous (g misc) Men on the WELL** (g mow)
Network Integration (g origin) Nonprofits
(g non)
North Bay (g north) Northwest
(g nw)
Pacific Rim (g pacrim) Parenting
(g par)
Peace (g pea) Peninsula
(g pen)
Poetry (g poetry) Philosophy
(g phi)
Politics (g pol)
Psychology (g psy)
Psychotherapy (g therapy) Recovery## (g recovery)
San Francisco (g sanfran) Scams
(g scam)
Sexuality (g sex) Singles
(g singles)
Southern (g south) Spanish
(g spanish)
Spirituality (g spirit) Tibet
(g tibet)
Transportation (g transport) True Confessions (g tru)
Unclear (g unclear) WELL Writer's Workshop***(g www)
Whole Earth (g we) Women on the WELL*(g wow)
Words (g words) Writers
(g wri)
**** Private Conference - mail wooly for entry
***Private conference - mail sonia for entry
** Private conference - mail flash for entry
* Private conference - mail reva for entry
# Private Conference - mail hudu for entry
## Private Conference - mail dhawk for entry
Arts - Recreation - Entertainment
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(g kids)
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(g theater)
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Zines/Factsheet Five(g f5)
* Open from midnight to 6am
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Grateful Dead
-------------
Grateful Dead (g gd) Deadplan* (g
dp)
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(g feedback)
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(g tapes)
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Computers
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(g help)
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(g policy)
System News (g news) Test
(g test)
La lista en sí ya resulta deslumbrante, mostrando ante el ojo no acostumbrado una impresión mareante
de un grupo de extraños fotógrafos digitales escaladores de montañas hawaianas intercambiando
confesiones sinceras con tibetanos bisexuales procesadores de texto.
Pero esta confusión es más aparente que real. Cada una de estas conferencias era un pequeño mundo
ciberespacial en sí mismo, incluyendo decenas y quizás centenares de sub-temas. Cada conferencia era
frecuentada comúnmente por una comunidad bastante pequeña y con ideas similares de quizás unas
pocas docenas de personas. Resultaba humanamente imposible seguir el ritmo de the Well (especialmente
si se tiene en cuenta de que el acceso al servidor de the Well se pagaba por horas). La mayoría
de usuarios que dedicaban mucho tiempo se contentaban con unos pocos sub-temas favoritos, con un
paseo ocasional a algún otro lado en busca de algo exótico. Pero noticias especialmente importantes y
debates con un tema caliente podían atraer la atención de toda la comunidad de The Well.
Como cualquier otra comunidad, the Well tenía sus famosos, y John Perry Barlow, el letrista de
Grateful Dead con su lengua y módem de plata estaba en una posición prominente entre ellos. Fue aquí,
en the Well, donde Barlow envió su historia verídica de un encuentro sobre crimen informático con el
FBI.
La historia, como podría esperarse, creó una gran agitación. The Well ya se había relacionado con las
controversias sobre hackers. En diciembre de 1989, la revista Harper's había mantenido un debate en
the Well acerca de la ética de la intrusión ilícita en ordenadores. Aunque participaron más de cuarenta
genios del ordenador, Barlow demostró ser una de las estrellas del debate. También lo fueron "Acid
Phreak" (el monstruo/experto en teléfonos del ácido) y "Phiber Optik" (fibra óptica), dos jóvenes
hacker-phreaks cuyas habilidades en introducirse en instalaciones de conmutación de telecomunicaciones
sólo eran superadas por su hambre de fama. La presencia de estos dos atrevidos fuera de la ley en
los recintos de the Well crearon una sensación similar a la de unos Panteras negras en una fiesta/cóctel
de los radicalmente chic.
Pero 1990 fue sobre todo el año de Phiber Optik. Era un devoto del círculo de 2600 y un incondicional
del grupo de hackers de Nueva York "Masters of Deception" (Los Amos del Engaño. Phiber Optik
era un espléndido ejemplar de intruso en ordenadores en tanto que disidente convencido. Con dieciocho
años, Optik, un fracasado del instituto y reparador de ordenadores a media jornada, era joven,
inteligente y absolutamente obsesivo; un tipo digital bien vestido, bien hablado que sólo aceptaba sus
propias reglas. A finales de 1991, Phiber Optik había aparecido en Harper's, Esquire, The New York
Times, en innumerables debates públicos y convenciones, incluso en un show de televisión presentado
por Geraldo Rivera.
Tratado con respeto por parte de Barlow y otros expertos de the Well, Phiber Optik se convirtió en
una celebridad en the Well. Curiosamente, a pesar de su agresividad y de su obsesividad, Phiber Optik
parecía despertar fuertes sentimientos de protección entre la gente que lo encontraba. Era un gran
personaje para los periodistas, siempre listo para pavonearse y, aún mejor, para demostrar algún truco
callejero digital. Había nacido como una querida de los medios.
Hasta la policía parecía reconocer que había algo peculiarmente extra-terrenal y no criminal en este
particular busca-problemas. Era tan atrevido, tan flagrante, tan joven y tan claramente condenado que
incluso aquellos que clarísimamente no aprobaban sus acciones estaban ansiosos por su bienestar, y
empezaron a hablar sobre él como si fuera un cachorro de foca en peligro de extinción.
El 24 de enero de 1990 (nueve días después de la caída de sistema del día de Martin Luther King)
Phiber Optik, Acid Phreak y un tercer burlador de la ley llamado Scorpion fueron detenidos por el
Servicio Secreto. Sus ordenadores fueron confiscados, además de la usual avalancha de papeles,
cuadernos de notas, discos compactos, contestadores automáticos, walkmans de Sony, etc. Se acusó a
Acid Phreak y a Phiber Optik de haber causado la Caída.
Los molinos de la justicia muelen lentamente. Finalmente el caso cayó en manos de la policía del
estado de Nueva York. Phiber había perdido su maquinaria en la detención, pero no hubo cargos en su
contra hasta pasado un año. Sus prédicas fueron publicitadas de forma extensiva en the Well, donde
causó mucho resentimiento ante las tácticas de la policía. Una cosa es oír que la policía ha detenido o
cazado un hacker, otra cosa es ver a la policía atacar a alguien que conoces personalmente y que te ha
explicado sus motivaciones con detalle. A través del debate en Harper's vía the Well, los Wellbeings
tenían claro que Phiber Optik no iba a "dañar nada". En sus días jóvenes, muchos Wellbeings habían
probado el gas lacrimógeno en batallas callejeras con la policía. Estaban inclinados a la indulgencia ante
actos de desobediencia civil.
Los wellbeings también se sorprendieron al descubrir la dureza draconiana de una típica operación
policial anti-hackers. No les costó mucho esfuerzo imaginativo visualizarse sufriendo un tratamiento
similar.
Ya en enero de 1990, los sentimientos en the Well habían empezado a agriarse, y la gente empezaba a
gruñir que los "hackers" están siendo tratados de forma muy ruda por los poderes oficiales. El número
resultante de Harper's planteó la cuestión de que si la intrusión en ordenadores ajenos era realmente un
"crimen". Tal y como Barlow lo escribió después: "He empezado a preguntarme si los espeleólogos no
serían considerados criminales desesperados en el caso de que AT&T fuera la propietaria de las cuevas".
En febrero de 1991, más un año después del raid en su caso, Phiber Optik fue finalmente arrestado, y
se le acusó de manipulación y entrada ilegal en ordenadores en primer grado, delitos en el estado de
Nueva York. También se le acusaba de robo de servicio, en un complejo engaño de llamada gratis a un
número 900. Phiber Optik se declaró culpable del robo de servicio y se le sentenció a 35 horas de
servicio comunitario.
Este pequeño acoso del insondable mundo de la gente correcta parecía no preocupar casi nada a
Optik. Separado de su ordenador desde la detención de enero, se compró un ordenador portátil de
forma que los policías no pudieran monitorizar el teléfono donde vivía con su madre, y continuó con sus
depredaciones, a veces en directo por la radio o delante de las cámaras de televisión.
La Caza seguramente tuvo muy poco efecto en Phiber Optik para disuadirlo, pero el efecto en los
wellbeings fue profundo. Según transcurría 1990, se empezaron a cargar las hondas y los arcos. La
detención de Knight Lightning, la de Steve Jackson, la operación a nivel nacional Sundevil. La retórica
del mantenimiento de la ley había dejado claro que se estaba desarrollando una Caza de hackers.
Los hackers de la Hackers Conference, los wellbeings y otros de su jaez no les preocupaba una mala
interpretación pública del término "hacker". Después de todo, esta membrana de diferenciación de la
sociedad recta conseguía que la "comunidad de los ordenadores" se sintiera diferente, más inteligente,
mejor. Sin embargo, nunca se habían enfrentado con una campaña organizada de vilificación.
El papel central de Barlow en la contra-campaña fue de las mayores anomalías de 1990. Los periodistas
investigando la controversia a menudo se tropezaban ante la verdad acerca de Barlow, pero normalmente
se sacudían el polvo y seguían su carrera como si nada hubiera sucedido. Era increíble que un
colgado de los sesenta de los Grateful Dead se hubiera enfrentado abiertamente a una operación
policial federal y que pareciera estar ganando.
Barlow no tenía una base de poder fácilmente detectable para una batalla política de este tipo. No
tenía credenciales formales, legales o técnicas. Barlow, sin embargo, era un hombre de red con una
brillantez realmente estelar. Tenía el don del poeta de crear frases concisas y coloristas. También tenía la
finura del periodista, una gran astucia y una riqueza fenomenal en encanto personal.
El tipo de influencia que poseía Barlow es bastante común en los círculos literarios, artísticos o musicales.
Un crítico con talento puede tener una gran influencia artística al ser capaz de definir el temple de la
época, al acuñar frases pegadizas y los términos del debate que se convertirán en moneda corriente
durante el período. (Y da la casualidad de que Barlow era también un crítico de arte a media jornada,
con una especial atracción por el arte de Frederic Remington).
Barlow fue el primer comentarista en adoptar el llamativo término extraído de la ciencia-ficción de
William Gibson "ciberespacio" como un sinónimo para el nexo actual entre ordenadores y redes de
telecomunicaciones. Barlow insistía en que el ciberespacio debería ser considerado como un mundo
cualitativamente nuevo, como una "frontera". Según Barlow, el mundo las comunicaciones electrónicas,
ahora visible gracias a la pantalla del ordenador, ya no podía ser considerada -de una forma útil- como
un manojo de cables eléctricos high-tech. En vez de eso se había convertido en un "lugar", el
ciberespacio, que pedía un nuevo conjunto de metáforas, un nuevo conjunto de reglas y comportamientos.
El término, tal y como lo utilizaba Barlow, obtuvo una gran resonancia, y así este concepto de
ciberespacio fue recogido por Time, Scientific American, policía informática, hackers e incluso eruditos
sobre la Constitución. Parece que "ciberespacio" se va a convertir en un añadido permanente a nuestro
lenguaje.
Barlow era muy sorprendente en persona: un ciudadano de Wyoming alto, de rostro nudoso, barbudo
y con voz profunda, vestido con un extraño arreglo del far-west de tejanos, chaqueta, botas de vaquero,
un pañuelo anudado al cuello y un pin siempre presente de the Grateful Dead.
Sin embargo, armado con un módem, Barlow estaba realmente en su elemento. Las jerarquías formales
no eran el fuerte de Barlow; pocas veces perdía la oportunidad de despreciar a "las grandes organizaciones
y sus zánganos" y su mentalidad rígida e institucional. Barlow tiraba más bien por la persuasión
entre espíritus libres y no le impresionaban nada las corbatas o las coronas. Pero cuando se trata del
mundillo digital, Barlow era un adhocrata del ciberespacio por excelencia.
No hay una poderosa armada de Barlows. Sólo hay un Barlow y se trata de un individuo bastante
anómalo. Sin embargo, la situación parecía necesitar solamente un Barlow. De hecho, después de
1990, mucha gente debe haber concluido que un solo Barlow era incluso más de lo que habían pedido.
El quejumbroso mini-ensayo de Barlow acerca de su encuentro con el FBI tuvo mucha resonancia en
the Well. Un buen número de otros espíritus libres en los márgenes de Apple Computer se habían
convertido también sospechosos, y eso les había gustado tan poco como a él.
Uno de ellos era Mitchell Kapor, el co-inventor del programa hoja de cálculo "Lotus 1-2-3" y el
fundador de Lotus Development Corporation. Kapor había conseguido borrar la indignidad de que le
tomaran las huellas dactilares en los cuarteles locales del FBI en Boston, pero el mensaje de Barlow
hizo que Kapor viera claro la red nacional que estaba montando el FBI. El tema tenía ahora toda la
atención de Kapor. A medida que el Servicio Secreto iba adentrándose en la operación nacional antihackers
de 1990, Kapor veía cada movimiento con profundo escepticismo y creciente alarma.
De hecho, Kapor ya se había encontrado con Barlow, pues el segundo había entrevistado al primero
para una revista de informática de California. Como le pasa a la mayoría de personas que se habían
encontrado con Barlow, a Kapor le cayó bien. Ahora Kapor decidió que le tocaba a él hablar con
Barlow en una conversación cara a cara sobre la situación.
Kapor era un regular en the Well. Kapor había sido un devoto del Whole Earth Catalog desde el
principio y había atesorado la edición completa de la revista. A la búsqueda de las diseminadas inversiones
de Kapor Enterprises Inc., su compañía personal de muchos millones de dólares, Kapor cruzaba
normalmente las fronteras estatales con la misma tranquilidad con la que podría enviar una carta por
fax.
El concilio Kapor-Barlow de junio de 1990, en Pinedale, Wyoming, fue el inicio de la Electronic
Frontier Foundation. Barlow escribió un manifiesto "Crimen y Desconcierto" (29) para anunciar su
intención -y la de Kapor- de formar una organización política para "obtener y repartir dinero para
educación, crear lobbies y litigar en las áreas relacionadas con la expresión digital y la extensión de la
Constitución en el ciberespacio".
Además, el manifiesto proclamaba que la fundación "ayudaría económicamente, dirigiría y apoyaría
esfuerzos legales para demostrar que el Servicio Secreto ha ejercicio censura previa en publicaciones,
limitado la libertad de expresión, llevado a cabo incautaciones injustificadas de equipo y datos, uso
indebido de la fuerza y en general se había comportado de una forma arbitraria, opresiva e inconstitucional".
"Crimen y Desconcierto" se distribuyó ampliamente a través de canales de red de ordenador, y también
apareció impreso en Whole Earth Review. Esta repentina declaración de un contragolpe coherente
y politizado desde las filas del hackerismo electrizó a la comunidad. Steve Wozniak (quizás algo picado
por el escándalo NuPrometheus rápidamente ofreció un apoyo monetario a la Fundación igual al que
ofreciera Kapor.
John Gilmore, uno de los pioneros de Sun Microsystems, ofreció inmediatamente tanto su apoyo
financiero como el personal de forma extensiva. Gilmore, un libertario ardiente, demostró ser un elocuente
abogado de cuestiones de privacidad electrónica, especialmente la cuestión de librarse de la
monitorización asistida por ordenador por parte de gobiernos y corporaciones.
(29) En el original "Crime and Puzzlement", un juego de palabras con "punishment" (Castigo) que
fonéticamente es muy similar a "puzzlement" (desconcierto), en referencia, claro está a la novela de
Dostoievsky.
Un segundo encuentro en San Francisco atrajo aún más aliados: Stewart Brand de la Point
Foundation, los pioneros en realidad virtual Jaron Lanier y Chuck Blanchard y el inversor en redes Nat
Goldhaber. Durante esta cena de negocios, los activistas adoptaron un título formal: La Electronic
Frontier Foundation (30), Incorporated. Kapor fue su presidente. Se abrió un nuevo ítem de conferencia
para la EFF en el Well de la Point Foundation, y the Well fue declarado "el hogar de la Electronic
Frontier Foundation."
La cobertura de la prensa fue inmediata e intensa. Como sus antecesores espirituales del siglo XIX
Alexander Graham Bell y Thomas Watson, los hombres de negocios de la informática de los setenta y
ochenta, gente como Wozniak, Jobs, Kapor, Gates o H. Ross Perot, que se habían hecho a sí mismos
(31) para dominar una nueva y reluciente industria, quedaban muy bien en las cubiertas de los diarios.
Pero mientras los Wellbeings se regocijaban, la prensa en general parecía estar totalmente perpleja con
los auto-declarados "ciudadanos del ciberespacio".
La insistencia de la EFF de que la guerra contra los "hackers" implicaban importantes libertades civiles
constitucionales les parecía algo exagerado, especialmente cuando ninguno de los organizadores de la
EFF eran abogados o políticos establecidos. La prensa económica en general encontraba más fácil
fijarse en el aparente núcleo de la historia - que el hombre de negocios de alta tecnología Mitchell
Kapor había establecido una "ayuda económica para hackers". ¿Era la EFF un desarrollo político
importante, o sólo un cliché de ricos excéntricos, metiéndose en temas que deberían dejarse en manos
de las autoridades competentes? El jurado todavía estaba fuera.
Pero el escenario ya estaba preparado para la confrontación abierta. Y la primera batalla -y la más
crítica- era la de la vista judicial de "Knight Lightning. (32)"
Ha sido mi costumbre a lo largo de este libro el referirme a los hackers solo por sus "identificadores".
Se gana poco dando el verdadero nombre de esta gente, muchos de los cuales son jóvenes, muchos de
los cuales nunca han sido condenados por ningún crimen, y muchos de los cuales tienen ingenuos
padres que ya han sufrido bastante.
Pero el proceso a Knight Lightning el 24-27 de julio de 1990 hizo a este particular "hacker" un personaje
público conocido nacionalmente. No puede hacer ningún daño a él o a su familia el que yo repita el
hecho, comprobado, de que su nombre es Craig Neidorf (pronunciado NYE-dorf).
La vista judicial a Neidorf tuvo lugar en la Corte de Distrito de los Estados Unidos, Distrito Norte de
Illinois, División Este, presidida por el Honorable Nicholas J. Bua. Los Estados Unidos de América
como demandantes, y el Sr. Neidorf como acusado. El abogado del acusado era Sheldon T. Zenner de
la firma de Chicago Ketten, Muchin y Zavis.
La investigación fue dirigida por los hombres fuertes del Grupo Anti Fraude y Abuso Informático de
Chicago: William J. Cook, Colleen D. Coughlin, y David A. Glockner, todos abogados adjuntos de los
Estados Unidos. El agente del Servicio Secreto del caso era Timothy M. Foley.
(30) Es decir, Fundación por la Frontera Electrónica.
(31) Literalmente, "se habían alzado a sí mismos por los talones", una expresión típica inglesa.
(32) Es decir, "Caballero Relámpago"
Se recordó que Neidorf era el co-editor de una "revista" hacker clandestina llamada Phrack. Phrack
era una publicación puramente electrónica, distribuida a través de BBS y de redes electrónicas. Era una
publicación amateur distribuida de forma gratuita. Neidorf nunca hizo dinero por su trabajo en Phrack.
Tampoco su no-acusado co-editor "Taran King" ni ningún otro de los numerosos colaboradores de
Phrack.
El Grupo Anti Fraude y Abuso de Chicago, sin embargo, había decidido acusar a Neidorf como
defraudador. Reconocer oficialmente que Phrack era una "revista" y Neidorf un "editor" suponía abrir
una caja de Pandora procesal sobre cuestiones de la Primera Enmienda. Para hacer esto hubo que
ponerse en las manos de Zenner y sus consejeros de la EFF, que ahora incluía una horda de destacados
defensores de los derechos civiles de Nueva York así como el formidable cuerpo administrativo de
Katten, Muchin y Zavis. En cambio, la investigación se apoyaba fundamentalmente en el tema del
fraude de acceso a dispositivos: Sección 1029 del Titulo 18, la sección de la cual el Servicio Secreto
sacó su jurisdicción más directa sobre delitos informáticos.
Los supuestos delitos de Neidorf se centraban en el Documento E911. Fue acusado de haber cometido
fraude con el Profeta, el cual, recordemos, fue el miembro de la LoD de Atlanta que copió
ilícitamente el Documento E911 del sistema AIMSX de BellSouth.
El Profeta mismo era también un co-acusado en el caso Neidorf, juez y parte del supuesto "fraude"
para "robar" el documento E911 de BellSouth (y de pasar el Documento a través de las fronteras del
estado, lo cual ayudo a establecer el proceso Neidorf como un caso federal). El profeta, en un espíritu
de total colaboración, hizo un trato para testificar contra Neidorf.
De hecho, ninguno de los tres miembros de Atlanta tuvieron problemas para testificar contra Neidorf.
Los mismos fiscales de Atlanta habían acusado a los Tres de Atlanta de: (a) conspiración, (b) fraude
informático, (c) fraude telegráfico, (d) fraude de acceso a dispositivos, y (e) tráfico interestatal de
propiedad robada (Titulo 18, Secciones 371, 1030. 1343, 1029, y 2314).
Enfrentado a esta ventisca de problemas, el Profeta y Leftist (33) habían eludido cualquier proceso
público y habían admitido su culpabilidad para reducir cargos - una conspiración por cabeza. Urvile
había aceptado la culpabilidad para obstaculizar un fragmento de la Sección 1029 que ilegaliza la
posesión de "quince o más" dispositivos de acceso ilegales (en su caso, claves de computadoras).
Y sus sentencias fueron programadas para el 14 de Septiembre de 1990 - mucho después del proceso
a Neidorf. Como testigos, presumiblemente dependían de su comportamiento.
Neidorf, sin embargo, se declaraba inocente. Casi todos los demás cogidos en la cacería habían
"cooperado plenamente" y aceptado la culpabilidad con la esperanza de sentencias reducidas. Steve
Jackson fue la honrosa excepción, por supuesto, y había declarado tenazmente su inocencia desde el
primer momento. Pero Steve Jackson no podía pasar un día en la corte - Steve Jackson nunca había
sido acusado de delito alguno.
Neidorf fue apremiado a declarare culpable. Pero Neidorf estaba licenciado en ciencias políticas y
estaba poco dispuesto a ir a la cárcel por "fraude" cuando él no había ganado dinero alguno, entrado en
ningún ordenador, y había publicado una revista que él consideraba protegida por la Primera Enmienda.
(33) Es decir "Izquierdoso".
El proceso de Neidorf fue la única acción legal de toda la Cacería que involucraba realmente presentar
una serie de cuestiones al examen público delante un jurado de ciudadanos americanos.
Neidorf, también había cooperado con los investigadores. Él había entregado voluntariamente muchas
de las pruebas que habían contribuido a su propia incriminación. Él ya había admitido por escrito saber
que el Documento E911 había sido robado antes de "publicarlo" en Phrack - o, desde el punto de vista
de la investigación, transporte ilegal de material robado a través de cable en algo que pretendía ser una
"publicación".
Pero incluso si la "publicación" del Documento E911 no fuese un delito, no permitiría a Neidorf
desengancharse del anzuelo. Neidorf había recibido el Documento E911 cuando Profeta se lo había
transferido desde el nodo Jolnet de Rich Andrews. En esa ocasión, no fue "publicado" - era un botín
hacker, pura y simplemente, transporte a través de la frontera del estado.
La Brigada de Chicago se dirigió a un gran jurado de Chicago para acusar a Neidorf de una serie de
cargos que podrían enviarle a la cárcel durante treinta años. Cuando alguno de estos cargos era rebatido
con éxito antes de que Neidorf realmente acudiese al proceso, la Brigada de Chicago revisaba su
acta de acusación para que apareciese un termino penal ¡de más de sesenta años! Como acusado sin
antecedentes, era poco probable que Neidorf recibiese en cambio una sentencia tan drástica; pero la
Brigada de Chicago claramente había decidido ver a Neidorf en prisión, y la retirada de circulación
permanente de su "revista" para conspirar. Se trataba de un caso federal, y Neidorf fue acusado del
robo y fraude de propiedad por valor de casi ochenta mil dólares.
Willian Cook creía firmemente en las investigaciones bien perfiladas con alusiones simbólicas. A menudo
publicaba artículos en su trabajo en la prensa de comercio seguro, arguyendo que "se ha de mandar
un claro mensaje al público en general y a la comunidad informática en particular de que los ataques no
autorizados a ordenadores y el robo de información informatizada no seria tolerada por los tribunales."
El asunto era complejo, las tácticas de la investigación no eran muy ortodoxas, pero la Brigada de
Chicago había probado firmemente las cosas hasta la fecha. "Shadowhawk " fue metido en el saco en
1989 por la Brigada, y sentenciado a nueve meses de prisión, y 10.000 dólares de multa. El caso de
Shadowhawk involucraba cargos de la sección 1030, la sección ["federal de intereses informáticos"].
Shadowhawk nunca había sido un devoto de ordenadores "con interés federal" per se. Al contrario,
Shadowhawk (34) , que poseía un ordenador personal AT&T, parecía tener un especial interés en
agredir a AT&T.
Había alardeado en los grupos underground "Preak Klass 2600" y "Dr. Ripco" de sus habilidades en el
asalto a AT&T, y de su intención de colapsar el sistema nacional telefónico de AT&T. Los alardes de
Shadowhawk fueron observados por Henry Kluepfel de Seguridad Bellcore, azote de grupos fuera de
la ley, cuyas relaciones con el Grupo de Chicago eran grandes e íntimas.
La Brigada estableció con éxito la aplicación de la Sección 1030 al adolescente Shadowhawk , a
pesar de las objeciones de su abogado defensor. Shadowhawk había entrado en un ordenador "propiedad"
del Comando estadounidense de Misiles y solamente "manejado" por AT&T. También había
entrado en un ordenador de AT&T situado en la Base Aérea Robbins en Georgia. Atacar a AT&T era
"asunto federal" lo hubiese pretendido Shadowhawk o no.
(34) Literalmente "sombra de halcón" o "halcón sombreado".
La Brigada convenció además a la corte de que un trozo del software de AT&T que Shadowhawk
había copiado ilícitamente de laboratorios Bell, "El Sistema Experto de Inteligencia Artificial C5", estaba
valorado tranquilamente en un millón de dólares. El abogado de Shadowhawk había argumentado que
éste no había vendido el programa ni hecho beneficio alguno de la copia ilegal. Y que en realidad, el
sistema experto C5 era software experimental, y no tenia establecido un valor comercial ya que nunca
había sido puesto a la venta. La autovaloración de AT&T de "un millón de dólares" que figuraba para
ella misma como propiedad intangible, sin embargo, fue aceptada sin cuestionar por parte del tribunal.
Éste convino con los investigadores gubernamentales que Shadowhawk mostraba claras "intenciones de
defraudar" hubiese obtenido dinero o no.
Shadowhawk fue a la cárcel.
El otro triunfo más conocido del Grupo fue la condena y encarcelamiento de "Kyrie". Kyrie, un
autentico ciudadano de la clandestinidad por delitos digitales, era una mujer canadiense de 36 años de
edad, convicta y encarcelada por fraude de telecomunicaciones en Canadá. Después de su salida de
prisión, escapó de la ira de Canadá Bell y de la Real Policía Montada de Canadá, estableciéndose
finalmente, muy imprudentemente, en Chicago.
"Kyrie", que también se autodenominó "Información de Larga Distancia", se especializó en el abuso de
correo de voz. Ensambló grandes números de códigos calientes de larga distancia, y los leía en voz alta
en una serie de sistemas de correo de voz corporativos. Kyrie y sus amigos eran usurpadores en los
sistemas de correo de voz corporativos, los usaban como si fuesen boletines piratas, cambiándose
cuando su charla de voz obstruía el sistema y los propietarios necesariamente se volvían algo más listos.
Los seguidores de Kyrie eran una dispersa tribu de ciento cincuenta phone-pheakers, que seguían su
rastro de piratería de máquina en máquina, mendigando con vehemencia sus servicios y experiencia.
Los discípulos de Kyrie le pasaron códigos de tarjeta de crédito robados, como pago por su "información
de larga distancia" robada. Algunos clientes de Kyrie le pagaban en metálico, fingiendo adelantos a
crédito del banco Western Union.
Kyrie había viajado incesantemente, principalmente gracias a billetes de avión y habitaciones de hotel
escamoteados mediante tarjetas de crédito robadas. Cansada de esto, encontró refugio con una socia
phone pheak femenina en Chicago. La anfitriona de Kyrie, al igual que un sorprendente número de
phone phreaks, era ciega. También era discapacitada física. Kyrie supuestamente sacó partido de su
situación utilizando, y recibiendo, fondos estatales de bienestar bajo una identidad falsa como cuidador
cualificado de un minusválido.
Tristemente, los dos niños de Kyrie de un matrimonio anterior también habían desaparecido clandestinamente
con ella, estos dos refugiados digitales pre-adolescentes no tenían una identidad americana
legal, y nunca habían pasado un día en la escuela.
Kyrie era adicta al poderío técnico y esclava de su propio ingenio y la ardiente pleitesía de sus seguidores
adolescentes. Esto le hizo telefonear tontamente a Gail Thackeray de Arizona, para jactarse,
alardear, pavonearse y ofrecerse a actuar de informadora. Thackeray, sin embargo, sabía más que
suficiente sobre Kyrie, a quien despreciaba completamente considerándola una delincuente adulta
corruptora de menores, una "Fagin (35) femenina"}
(35) Fagín es un personaje de la novela de Dickens Oliver Twist, famoso por corromper a los niños
pobres de la Inglaterra victoriana para convertirlos en criminales.
Thackeray paso sus cintas de los alardes de Kyrie al Servicio Secreto.
Kyrie fue detenida y arrestada en Chicago en Mayo de 1989. Confesó de forma elocuente y admitió
su culpabilidad.
En Agosto de 1990, Cook y su colega de la Brigada, Colleen Coughlin, mandó a Kyrie a la cárcel
durante 27 meses, por fraude informático y de telecomunicaciones. Esta fue una sentencia notablemente
severa (dados los estándares de "castigo con azotes" para hackers). Siete de los más aventajados
discípulos adolescentes de Kyrie fueron también acusados y encarcelados. "La pandilla callejera de alta
tecnología" de Kyrie, como Cook la describió, había sido aplastada. Cook y sus colegas habían sido
los primeros en mandar a alguien a prisión por abuso del correo de voz. Sus esfuerzos pioneros les han
dado importancia y prestigio.
En su articulo sobre Kyrie, Cook dirigió el mensaje hacia los lectores de revistas de Administración de
Seguridad, una publicación comercial para profesionales de seguridad corporativa. El caso, dijo Cook,
y la rígida sentencia de Kyrie, "reflejan una nueva realidad para los hackers y las víctimas de delitos
informáticos en los 90... Personas y empresas que denunciaban delitos informáticos y de telecomunicaciones
pueden ahora esperar que su cooperación con la aplicación de la ley federal den como resultado
un severo correctivo. Las empresas y el público en general deben denunciar la comisión de delitos
informáticos si quieren que los fiscales mantengan una línea de protección de sus derechos sobre la
propiedad tangible e intangible desarrollada y almacenada en ordenadores".
Cook hizo de eso su vida para construir esta "nueva realidad para los hackers". También lo convirtió
en su negocio al defender los derechos corporativos a lo intangible.
Si la Electronic Frontier Foundation fuera una "fundación de defensa del hacker" en el sentido general
de la palabra, probablemente no habrían dejado plantada a Kyrie. Su sentencia de 1990 ciertamente
envió el "mensaje" de que el celo federal estaba cayendo sobre los "hackers". Pero Kyrie no encontró
defensores en EFF, ni en ninguna otra parte, para esto. EFF no era una fundación para sacar de apuros
a delincuentes electrónicos.
El caso Neidorf fue paralelo al caso Shadowhawk en ciertos aspectos. Se le permitió de nuevo a la
víctima establecer el valor de la propiedad "robada". De nuevo Kluepfel fue a la vez investigador y
asesor técnico. De nuevo no hubo transacción de dinero, pero la "intención de defraudar" era obvia.
Los investigadores del caso mostraron pronto signos de debilidad. La Brigada había tenido originalmente
la esperanza de probar que Neidorf era el centro de una conspiración criminal a nivel nacional
dirigida por la Legion of Doom. Los editores de Phrack hacían reuniones de convivencia cada verano,
las cuales atraían hackers de todo el país, generalmente dos docenas poco más o menos de colaboradores
y lectores de la revista. (Tales congresos eran comunes en la comunidad hacker. 2600, verbigracia,
tenía reuniones publicas de hackers en Nueva York, cada mes). Los tipos duros de la LoD siempre
tenían una presencia intensa en estas "convenciones veraniegas" esponsorizadas por Phrack.
En Julio de 1998, un hacker de Arizona llamado "Dictator" acudió al Congreso Estival en la patria
chica de Neidorf St. Louis. Dictator era uno de los informantes clandestinos de Gail Thackeray; el
grupo clandestino de Dictator en Phoenix era una operación encubierta del Servicio Secreto. Dictator
trajo a una hueste de agentes encubiertos del Servicio Secreto al Congreso Estival.
Los agentes realizaron orificios de oteo a través de la pared de la habitación de hotel de Dictator en St
Louis, y grabaron en vídeo a los retozones hackers a través de un espejo de observación. A pesar de
esto, no sucedió nada ilegal en la grabación, salvo el empacho de cerveza de un par de menores. Los
Congresos Estivales eran eventos sociales, no siniestras cábalas. Las cintas mostraban quince horas de
risas alborotadoras, atracones de pizza, chistes privados y palmoteos en la espalda.
El abogado de Neidorf, Seldon Zenner, vio las cintas del Servicio Secreto antes del proceso. Zenner
estaba impactado por la completa inocencia de este encuentro, que Cook había caracterizado anteriormente
como una siniestra conspiración interestatal para cometer fraude. Zenner quería mostrar las
cintas del Congreso Estival al jurado. La Brigada realizó maniobras de protección para mantener las
cintas ajenas al jurado, por "irrelevantes".
El Documento E911 estaba demostrando ser también un castillo de naipes. Había sido valorado
originalmente en 79.449 dólares. A diferencia que el misterioso botín de inteligencia artificial de
Shadowhawk, el Documento E911 no era software - estaba escrito en Ingles. Los expertos
informáticos encontraron esta valoración- por doce paginas de documento burocrático - francamente
increíble. En su manifiesto "Delito y Desconcierto" para la EFF, Barlow comentaba: "Nosotros probablemente
nunca sabremos como fue obtenida o por quien, me gustaría imaginar un equipo de valoración
constituido por Franz Kafka, Joseph Heller y Thomas Pynchon".
A pesar de esto, Barlow era excesivamente pesimista. La EFF logró, en cambio, descubrir exactamente
como se había alcanzado esta cantidad, y por quien - pero solo en 1991, mucho después de que el
proceso de Neidorf hubiese acabado.
Kim Megahee, un jefe de seguridad de Southern Bell, había llegado al valor del documento simplemente
añadiendo los "costes asociados con la producción" del Documento E911. Esos "costes" eran los
que siguen:
1) Un redactor técnico había sido contratado para investigar y escribir el Documento E911. 200 horas
de trabajo, a 35 dólares por hora, coste: 7.000 dólares. Un Jefe de Proyecto había supervisado al
escritor técnico. 200 horas, a 31 dólares por hora, hacen: 6.200 dólares.
2) Una semana de mecanografiado había costado 721 dólares. Una semana de procesamiento había
costado 721 dólares. Una semana de procesamiento gráfico había costado 742 dólares.
3) Dos días de edición cuestan 367 dólares.
4) Una caja de etiquetas cuesta cinco dólares.
5) Preparar una orden de compra para el Documento, incluyendo mecanografiarlo y obtener una firma
de autorización de propia burocracia de BellSouth, cuesta 129 dólares.
6) Imprimirlo cuesta 313 dólares. Enviar el Documento a cincuenta personas lleva cincuenta horas a un
administrativo y cuesta 858 dólares.
7) Colocar el Documento en un índice necesita dos administrativos una hora cada uno, totalizando 43
dólares.
Por consiguiente, sólo el tema burocrático ya había costado supuestamente los colosales 17.099
dólares. De acuerdo con Mr. Megahee, el mecanografiado de un documento de doce paginas había
llevado una semana entera. Escribirlo había llevado cinco semanas, incluyendo un supervisor que
aparentemente no hizo nada salvo vigilar al autor durante cinco semanas. Editar doce paginas había
llevado dos días. Imprimir y mandar por correo un documento electrónico (que ya estaba disponible en
la Red de Datos de Southern Bell para cualquier empleado de telecos que lo necesitase), había costado
más de mil dólares.
Pero esto era solo el principio. Estaban también los gastos del hardware. Ochocientos cincuenta
dólares por un monitor de ordenador VT220. Treinta y un mil dólares por una sofisticada estación de
trabajo VAX II. Seis mil dólares por una impresora. Veintidós mil dólares por una copia del software
"interleaf". Dos mil quinientos dólares por el software VMS. Todo esto para crear el Documento de
doce páginas.
Además el diez por ciento del coste del software y del hardware, para el mantenimiento. (Realmente, el
diez por ciento de costes de mantenimiento, aunque mencionados, había sido omitido del total final de
79.449 dólares, aparentemente un descuido piadoso).
La carta de Mr. Megahee había sido enviada directamente al propio William Cook, a la oficina de
abogados federales de Chicago. El Gobierno de los Estados Unidos aceptó estos números de teleco
sin preguntas.
Según aumentaba la incredulidad, el valor del Documento E911 fue oficialmente revisado a la baja.
Esta vez, Robert Kibler de Seguridad BellSouth estimó el valor de las doce paginas como unos meros
24.639,05 dólares, basándose, principalmente, en "costes I+D". Pero esta estimación especifica, que
llegaba hasta a los céntimos, no conmovió a los escépticos para nada; por el contrario provoco un
abierto desprecio y un torrente de sarcasmo.
Los asuntos económicos concernientes al robo de propiedad intelectual habían sido siempre peculiares.
Podría argüirse que BellShouth no había "perdido" su Documento E911 para nada en primer lugar,
y por consiguiente no había sufrido ningún daño monetario de este "robo". Y Sheldon Zenner había
argüido precisamente esto en el proceso de Neidorf - que el delito de Prophet no había sido "robo",
sino más bien una copia ilícita.
El dinero, sin embargo, no era importante para los verdaderos propósitos de este proceso. No había
una estrategia por parte de Cook para convencer al jurado de que el Documento E911 era un acto
importante de robo y debería ser castigado solo por esa razón. Su estrategia era argumentar que el
Documento E911 era peligroso. Era su intención establecer que el Documento E911 era "un mapa de
carretera" para el Sistema Mejorado 911. Neidorf había distribuido deliberada e imprudentemente un
arma peligrosa. Neidorf y el Profeta no cuidaron (o quizás incluso ser regodearon ante la siniestra idea),
de que el Documento E911 podría ser usado por hackers para hacer estragos en el servicio 911, "una
línea vital para todas y cada una de las personas en la región de Southern Bell de los Estados Unidos, y
por supuesto, en muchas comunidades a lo largo de los Estados Unidos", en las propias palabras de
Cook. Neidorf había puesto las vidas de las personas en peligro.
En las maniobras pre-procesales, Cook había establecido que el Documento E991 era demasiado
caliente para aparecer en los procedimientos públicos del proceso Neidorf. El jurado mismo no podría
acceder nunca a ver este Documento, no fuera que se filtrase en los registros oficiales del tribunal, y de
esta manera en las manos del público en general, y así, de alguna manera, a malignos hackers que
podrían abusar letalmente de él.
Ocultar el Documento E911 al jurado podría haber sido una hábil maniobra legal, pero tenia un grave
fallo. Había un punto en contra; cientos, quizás miles, de personas, estaban ya en posesión del Documento
E911, pues había sido publicado por Phrack. Su verdadera naturaleza era ya obvia para una
extensa sección del publico interesado (todos los cuales, de paso, eran, al menos teóricamente, parte
de una gigantesca conspiración de fraude por cable). La mayoría de las personas de la comunidad
electrónica que tenia un módem y ningún interés en el caso Neidorf ya tenían una copia del documento.
Este ya había estado disponible en Phrack durante más de un año.
La gente, incluso la gente normal sin un interés particularmente lascivo en conocimientos prohibidos, no
cerró los ojos llenos de pánico ante la idea de contemplar un documento "peligroso" para una compañía
telefónica. Por el contrario, tendían a confiar en su propio juicio y simplemente leer el documento por sí
mismos. Y estos no estaban impresionados.
Una de esas personas era John Nagle. Nagle era un programador profesional de cuarenta y un años
con un master en ciencias de la computación por Stanford. Había trabajado para Ford Aerospacial,
donde había inventado una técnica de conectar ordenadores en red conocida como "el Algoritmo
Nagle", y para la notable firma californiana de gráficos por ordenador "Autodesk", donde era un importante
accionista.
Nagle era también una notable figura en el Estrado, muy respetado por sus conocimientos técnicos.
Nagle había seguido el debate de libertades civiles de cerca, pues era un ardiente telecomunicador. No
era particularmente amigo de los intrusos informáticos, pero creía que la publicación electrónica tenia
mucho que ofrecer a la sociedad en general, e intentar frenar su crecimiento, o censurar la libertad de
expresión electrónica, avivaba con fuerza su ira.
El caso Neidorf, y el Documento E911, habían sido debatidos con detalle en Internet, en una publicación
electrónica llamada Telecom Digest. Nagle, un genio de la Red desde hacía tiempo, era un asiduo
lector de Telecom Digest. Nagle nunca había visto un ejemplar de Phrack, pero las implicaciones del
caso le incomodaron.
En una librería de Stanford buscando libros de robótica, Nagle encontró un libro llamado La Red
Inteligente. Ojeándolo al azar, Nagle dio con un capitulo dedicado por entero a una meticulosa pormenorización
del funcionamiento del sistema de emergencias policiales E911.
Este amplio texto estaba siendo vendido abiertamente, y a pesar de eso en Illinois un joven estaba en
peligro de ir a prisión por publicar un delgado documento de seis páginas sobre el servicio 911.
Nagle hizo un comentario irónico a este efecto en Telecom Digest. De allí, Nagle fue puesto en contacto
con Mitch Kapor, y después con los abogados de Neidorf.
Sheldon Zenner estaba complacido de encontrar un experto en telecomunicaciones informáticas gustoso
de hablar en defensa de Neidorf, alguien que no era un hacker adolescente colgado. Nagle era
elocuente, maduro, y respetable; había tenido permiso de acceso en cuestiones de seguridad federal.
Se le pidió a Nagle que volara a Illinois para unirse al equipo de defensa.
Habiéndose unido a la defensa como testigo experto, Nagle leyó entero el Documento E911 por sí
mismo. Hizo su propio juicio sobre su potencial amenaza.
Ha llegado la hora para que tú, lector, eches un vistazo al documento E911. Esta pieza de seis páginas
de extensión era el pretexto para una investigación federal que podría mandar a un editor electrónico a
prisión durante treinta, o incluso sesenta, años. Era el pretexto para la búsqueda y registro de Steve
Jackson Games, un legitimo editor de libros impresos. Era solo el pretexto formal para la búsqueda y
retención de la BBS de el Mentor, "Proyecto Fénix", y para el asalto de la casa de Erik Bloodaxe. Esto
también tubo mucho que ver con el secuestro del nodo Jolnet de Richard Andrews y el cierre del nodo
AT&T de Charles Boykin. El Documento E911 era la principal pieza de evidencia en la Caza de
Hackers. No puede haber un substituto real y legitimo del Documento mismo.
===============
==Phrack Inc.==
Volumen 2, Tema 24, Fichero 5 de 13
Oficina de Control de la Administración de Servicios Avanzados 911 para Servicios Especiales y
Centros de Información.
Por Eavesdropper
Marzo, 1988
Descripción del Servicio
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
La Oficina de Control de Emergencia ha asignado el servicio 911 (36) de acuerdo con la existencia de
unas directrices estándar para cada uno de los siguientes centros:
- Centro de Servicios Especiales (SSC).
- Centro Principal de Información (MAC).
- Centro de Pruebas (STC).
- Centro de Control de Perdidas (TCC).
La designación SSC/MAC se ha usado en este documento para alguno de esos cuatro centros. Los
Centros de Servicios Especiales (SSC) o los Centros Principales de Información han sido designados
como el enlace para informar de todos los problemas comunicados (PSAP) por el cliente del E911.
Los abonados que tengan problemas con el E911 llamaran al servicio de reparación local (CRSAB),
que enviará el problema al SSC/MAC, cuando sea oportuno.
Debido a la naturaleza crítica del servicio E911, se exige el control y la oportuna reparación de los
problemas. Cuando el cliente principal contacta con el E911, el SSC/MAC está en la mejor disposición
para escuchar el estado del problema y averiguar su solución.
Revisión del Sistema
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
El número 911 está proyectado como un número de teléfono universal de ámbito nacional, que facilita
al público un acceso directo al "Punto de Atención para la Seguridad Pública" (PSAP).
El PSAP también se llama Oficina de Servicio de Emergencia (ESB). Un PSAP es una agencia o
instalación que está autorizada por un municipio para recibir y contestar a la policía, bomberos y/o
servicio de ambulancias. Una o algunas asistencias son localizadas en las instalaciones PSAP, que
reciben y se encargan de llamadas de emergencia de acuerdo con los requisitos municipales.
(36) Servicio de emergencia.
Una ventaja importante del servicio de emergencia E911 es favorecer (reducir) el tiempo de respuesta
para los servicios de emergencias. Además, cerrar la coordinación entre agencias facilitando varios
servicios de emergencia es una valiosa capacidad facilitada por el servicio E911.
1A ESS se usa como la oficina tándem 2 para la red de E911, que manda todas las llamadas 911 al
correcto (principal) PSAP, designado para servir a la estación que llama. El 911 fue elaborado principalmente
para facilitar el encaminamiento al PSAP correcto de todas las llamadas 911. Un
encaminamiento selectivo permite llamar a un 911 proveniente de una estación particular localizada en
un distrito particular, zona o ciudad, para mandarla al PSAP principal designado para servir a esa
estación cliente a pesar de los límites del centro de cableado. Así, el enrutamiento selectivo elimina el
problema de que los límites del centro de cableado no coincidan con los del distrito u otros límites
políticos.
Los servicios disponibles con el E911, incluyen las siguientes características:
Fuerza Desconectada
Encaminamiento por Defecto
Encaminamiento Selectivo
Servicio de Noche
Número Automático
Identificación (ANI)
Transferencia Selectiva
Localización Automática
Identificación (ALI)
Directrices de Mantenimiento e Instalación
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Cuando se ha firmado un contrato para un sistema E911, es responsabilidad del Network Marketing
(37) establecer una comisión de que debe incluir un representante del SSC/MAC. Las obligaciones del
"Equipo de Implementación" del E911 incluyen la coordinación de todas las fases de despliegue del
sistema E911 y la formación de un subcomité de mantenimiento continuo del E911.
Marketing está autorizado para facilitar al siguiente cliente información específica del SSC/MAC antes
de empezar a realizar las llamadas de prueba:
* Todos los PSAP (nombre, dirección, contacto local).
* Todos los ID de los circuitos PSAP.
* La demanda del servicio 1004 911 incluye detalles del PSAP en cada PSAP (1004, sección K, L
,M)
* Configuración de la red.
* Alguna información del vendedor (nombre, número de teléfono, equipamiento).
El SSC/MAC necesita saber si el equipo y los aparatos del PSAP son mantenidos por BOC, una
compañía independiente, o un vendedor externo u otra combinación. Esta información se incluye luego
en las hojas de perfiles del PSAP y se revisa trimestralmente para hacer cambios, añadir datos o borrarlos.
(37) Departamento que se encarga del marketing aplicado a la red.
Marketing asegurará el Número Principal de Cuenta (MAN) y facilitará este número a la "Corporación
de Comunicaciones" para que el resultado inicial de las ordenes del servicio traigan el MAN y pueda
ser rastreado por el SSC/MAC mediante CORDNET. Los circuitos PSAP son servicios oficiales por
definición.
Todo servicio necesita ordenes para la instalación del sistema E911 y debería incluir el MAN asignado
a la ciudad/país que ha adquirido el sistema.
De acuerdo con la estrategia básica del SSC/MAC para la prevención, el SSC/MAC será la Oficina
de Control Global (OCO) para todo nodo (38) de los servicios PSAP (servicios oficiales) y otros
servicios para ese cliente. La preparación debe ser planificada para todo el personal del SSC/MAC
implicado durante la fase de mantenimiento del proyecto.
El equipo de implementación del E911 estará formado por el subcomité de mantenimiento continuo,
previo a la implementación oficial del sistema E911. Este subcomité establecerá un puesto de
implementación que procederá con calidad y garantía para asegurar que el sistema E911 continúe
facilitando calidad en el servicio al cliente.
Preparación del cliente/compañía, al comunicar las interfaces del problema al cliente, la compañía de
teléfono y algunas compañías de teléfono independientes implicadas necesitan tener la dirección y los
instrumentos antes de la preparación del E911. Estas funciones pueden ser mejor dirigidas por la
formación de un subcomité del equipo de implementación del E911 para establecer unas directrices y
asegurar las obligaciones del servicio a las organizaciones comunes. Un supervisor del SSC/MAC
debería presidir este subcomité e incluir las siguientes organizaciones:
1) Centro de Control de Conmutación.
- Traslados de E911.
- Línea troncal.
- Oficina final y oficina tándem de hardware/software.
2) Centro de Administración de Cambios Recientes en la Memoria.
- Actividad diaria para actualizar el RC en traslados TN/ESN.
- Procesos de validez de errores y defectos.
3) Administración de la Línea y el Número.
- Verificación de los traslados TN/ESN.
4) Centro de Servicio Especial/Centro Principal de Información.
- Punto único de enlace para todos los PSAP y para multitud de problemas del nodo.
- Anotaciones, pistas y condiciones para todos los informes del problema.
- Remisión del problema, investigación y escalada.
- Notificación al cliente del estado y resolución.
- Análisis de los problemas "crónicos".
- Testeo, instalación y mantenimiento de los circuitos E911.
5) Instalación y Mantenimiento (SSIN/I&M).
- Reparación y mantenimiento del equipamiento del PSAP y de los apropiados equipos de Telecomunicaciones.
(38) Punto en el que se ramifica una red.
6) Centro de Operaciones para el Mantenimiento de Miniordenadores.
- Mantenimiento del circuito E911 (donde sea aplicable).
7) Ingeniero del Área de Mantenimiento.
- Asistencia técnica en la red de voz (CO-PSAP) relacionada con los problemas del E911.
Directrices de Mantenimiento
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
La CCNC probará el Nodo del circuito desde el 202T al servidor y desde el 202T al Nodo. Desde el
servidor al Nodo (CCNC a MMOC) los circuitos son compañías de servicios oficiales, el CCNC
enviará todos los problemas del circuito del Nodo al SSC/MAC. El SSC/MAC es responsable del
testeo e investigación de la resolución de esos problemas del circuito. Aunque del Nodo al circuito
PSAP son servicios oficiales, el MMOC enviará los problemas del circuito PSAP al SSC/MAC apropiado.
El SSC/MAC es responsable de probar e investigar la resolución de los problemas del circuito
PSAP.
El SSC/MAC recibirá además informes de los problemas del abonado al 911 desde el CRSAB/
IMC(s) cuando no tengan problemas de línea. El SSC/MAC es responsable de probar y solucionar
esos problemas.
Las responsabilidades del mantenimiento son las siguientes:
SSC*
Red de Voz (ANI a PSAP)
- El SSC es el responsable del conmutador tándem.
- El SSIM/I&M del equipamiento del PSAP (Modems, CIU's, equipos).
- El vendedor del equipamiento del PSAP (cuando sea CPE).
- El SSC/MAC del PSAP a los circuitos del Nodo y del tándem a los circuitos de voz del PSAP
(EMNT).
- El MMOC del alojamiento del Nodo (Modems, cables, etc...).
Nota: Sobre todo los grupos de trabajo son necesarios para resolver los problemas de acoplamiento
con los grupos de trabajo apropiados para la resolución.
El Centro de Control de Conmutación (SCC) es responsable de los traslados E911/1AESS en las
oficinas centrales en tándem. Estos traslados encaminan las llamadas E911, la transferencia selectiva, el
encaminamiento por defecto, la llamada rápida, etc... a cada PSAP. El SSC es además responsable de
la resolución de problemas en la red de voz (llamar produciendo el fin del equipamiento de la oficina
tándem).
Por ejemplo, los fallos ANI originados en las oficinas deben ser una responsabilidad del SCC.
El Centro de Administración de Cambios Recientes en la Memoria (RCMAC) realiza las actualizaciones
diarias de los traslados en tándem (cambio reciente) para encaminar los números de teléfono
individuales.
Los cambios recientes se generan desde la actividad de orden de servicio (nuevos servicio, cambio de
dirección, etc...)y se compila en un fichero diario por el centro de E911 (el ordenador del ALI/DMS
E911).
El SSIM/I&M es responsable de la instalación y reparación del equipamiento del PSAP. El
equipamiento del PSAP incluye un controlador ANI, un controlador ALI, conjunto de datos, cables,
equipos, y otro equipamiento periférico que no es propio. El SSIM/I&M es responsable de establecer
del mantenimiento de kits de pruebas, completado con otras piezas para el mantenimiento del PSAP.
Este incluye equipamiento de prueba, conjuntos de datos, y partes del controlador ANI/ALI.
El Centro de Servicios Especiales (SSC) o el Centro Principal de Información (MAC) sirven como
enlace para informar de todos los problemas comunicados por el cliente (PSAP). El SSC/MAC envía
los problemas a las organizaciones adecuadas para que se encarguen y sigan el estado de los problemas,
escalándolos cuando sea necesario. El SSC/MAC cerrará los problemas con el cliente. El SSC/
MAC analizará todos los problemas y los rastreos "crónicos" del PSAP.
El Centro Corporativo de Red de Comunicaciones (CCNC) probará y enviará los problemas en todos
los nodos a los circuitos de servidores. Todos los circuitos del E911 son clasificados como propiedad
de una compañía oficial.
El Centro de Operaciones para el Mantenimiento del Miniordenador (MMOC) mantiene el hardware
del ordenador del E911 (ALI/DMS) en el emplazamiento del servidor. Este MMOC es además responsable
de la monitorización del sistema informando, por supuesto, al PSAP y a los MMOC, SCC o
SSC/MAC locales de los problemas del sistema. El personal del MMOC además maneja los programas
de software que mantienen la base de datos TN bajo la dirección del centro del E911. El mantenimiento
del ordenador nodo (el interface entre el PSAP y el ordenador ALI/DMS) es una función del
MMOC en el emplazamiento del NODO. Los MMOC en el emplazamiento del NODO pueden
además implicarse en el testeo del NODO a los circuitos de servidores. El MMOC ayudará además en
el Servidor al PSAP y relacionará los problemas de la red de datos no resueltos a través de procedimientos
aclarando el problema estándar.
El Centro de Instalación y Mantenimiento (IMC) es responsable de los problemas remitidos por el
abonado del E911, que no sean problemas de línea.
El Centro E911 realiza el papel de Administración del Sistema y es responsable de las operaciones
globales del software del ordenador del E911. El Centro E911 hace análisis del problema de la A-Z y
facilita información estadística del funcionamiento del sistema.
Este análisis incluye preguntas del procesamiento del PSAP (informes de problemas) y problemas
referidos a la red. El Centro E911 además realiza el procesamiento de cambios recientes en tándem y
facilita información al RCMAC de la entrada tándem. El Centro E911 es responsable del procesamiento
diario de la base de datos del ordenador ALI/DMS y facilita los ficheros de error, etc... al Departamento
de Servicios al Cliente para su investigación y corrección. El Centro E911 participa en todas las
implementaciones del sistema y en el mantenimiento continuo y ayuda en el desarrollo de procedimientos,
preparando e informando a todos los grupos.
Al recibir algún grupo un problema 911 desde el SSC/MAC debe terminar el problema con el SSC/
MAC o facilitar un estado si el problema ha sido enviado a otro grupo. Esto permitirá al SSC/MAC
facilitar un estado anterior al cliente o escalarlo en el apropiado.
Al recibir algún grupo un problema desde el emplazamiento del servidor (MMOC o CCNC) debe
cerrar el problema anterior de ese grupo.
El MMOC debe notificar al SSC/MAC apropiado, que el Servidor, el Nodo o todos los circuitos del
Nodo caen tanto que el SSC/MAC puede contestar las preguntas del cliente y puede ser llamado por
los PSAP. Esto eliminará los informes de problemas duplicados. En interrupciones completas el
MMOC investigará los procedimientos de escalada para un Nodo después de dos horas y para un
PSAP después de cuatro horas. Adicionalmente el MMOC notificará al SSC/MAC apropiado que el
Servidor, el Nodo o todos los circuitos del Nodo han caído.
El PSAP llamará al SSC/MAC para comunicar los problemas del E911. La persona que comunique el
problema puede no tener un I.D. de circuito y por tanto comunicará al PSAP el nombre y la dirección.
Los problemas de algunos PSAP no tienen circuito específico. En estos casos donde el que llama no
puede facilitar un I.D. de circuito, el SSC/MAC necesita averiguar el I.D. del circuito, usando el perfil
del PSAP. Bajo ningún concepto el Centro del SSC/MAC rechazará hacerse cargo del problema. El
problema del E911 debe manejarse tan cuidadosamente como sea posible, con el SSC/MAC facilitando
tanta asistencia como sea posible mientras se atiende el problema comunicado por el que ha llamado.
El SSC/MAC examinará y probará el problema para determinar la organización receptora apropiada,
basándose en el siguiente criterio:
Problema del equipamiento del PSAP: SSIM/I&M
Problema del circuito: SSC/MAC
Problema de la red de voz: SCC (número del grupo de la línea troncal (39)
Problema que afecta a múltiples PSAP (ALI no comunica desde todos los PSAP):
Ponerse en contacto con MMOC para revisar los problemas del NODO o del servidor antes de
probar de nuevo.
El SSC/MAC localizará el estado de los problemas comunicados y le escalara al más apropiado. El
SSC/MAC cerrara los informes cliente/compañía con el inicio del contacto.
Los grupos con responsabilidades de mantenimientos especificas investigaran sobre los problemas
"crónicos" solicitados desde el SSC/MAC y el subcomité de mantenimiento continuo.
Todos los problemas del E911 del tipo "fuera de servicio" son prioritarios. Para el PSAP un enlace
caído es considerado un problema prioritario y debe ser manejado como si el PSAP estuviera aislado.
El PSAP comunicará los problemas con el controlador ANI, con el controlador ALI o con el
equipamiento al SSC/MAC.
NO ANI: Cuando el PSAP comunica NO ANI (la pantalla digital de demostración está en blanco)
pregunta si esta condición existe en todas las pantallas y en todas las llamadas. Esto es importante para
diferenciar entre pantallas en blanco y pantallas que muestran 911-00xx o todo ceros.
Cuando el PSAP presenta todas las pantallas de todas la llamadas pregunta si hay alguna voz en
contacto. Si no hay voz de contacto el problema debe ser enviado al SSC inmediatamente, ya que las
llamadas al 911 no se están recibiendo, lo cual puede exigir un enrutamiento alternativo de las llamadas
a otro PSAP.
(39) Línea principal.
John Nagle leyó el Documento E911. Sacó sus propias conclusiones. Y le llevó a Zenner y a su equipo
una enorme caja llena hasta los topes de material similar, obtenido sobre todo en las bibliotecas de
Ingeniería de la Universidad de Stanford. Durante el juicio, el equipo de la defensa - formado por
Zenner, media docena de otros abogados, Nagle, Neidorf, y la experta en seguridad informática
Dorothy Denning, analizó meticulosamente línea por línea el Documento E911.
La tarde del 25 de julio de 1990, Zenner empezó a interrogar a una mujer llamada Billie Williams, una
administradora de servicio de Southern Bell en Atlanta. La Sta. Williams tenía a su cargo el Documento
E911. (Ella no era la autora - su "autor" original era un jefe de personal de Southern Bell llamado
Richard Helms. Sin embargo, el Sr. Helms no debería ser considerado el único responsable; muchos
técnicos del personal de telecomunicaciones y de mantenimiento habían corregido y modificado el
Documento. Más que haber sido obra de un único autor, había sido construido con bloques de jerga
técnica).
La Sta. Williams había sido llamada a declarar como testigo de la acusación, y había tratado de expli
car la estructura técnica básica del sistema E911, ayudándose de gráficos y esquemas.
Ahora era el turno de Zenner. En primer lugar, demostró que el "sello de propiedad" que había usado
Bellsouth en el Documento E911 se colocaba en todos y cada uno de los documentos que escribía
Bellsouth - miles de documentos. "No publicamos nada que no sea de nuestra propia compañía",
explicó la Sta. Williams. "Cualquier documento de la empresa de esta clase es considerado de su
propiedad". Nadie se encargaba de determinar qué publicaciones necesitaban una protección especial.
Todas eran especiales, no importa lo triviales que fueran ni de qué trataran - se ponía el sello en cualquier
documento al terminar de escribirlo, y nunca se quitaba ese sello.
Zenner preguntó ahora si los gráficos que ella había estado usando para explicar la mecánica del
sistema E911 eran también "propiedad de la empresa". ¿Eran información pública esos esquemas y
gráficos, todos sobre PSAPs, ALIs, nodos, conmutadores locales finales? ¿Podría sacar los gráficos a
la calle y mostrárselos a cualquier persona, "sin violar algún concepto de propiedad de Bellsouth"?
La Sta. Williams se mostró algo confusa, pero finalmente confirmó que los gráficos eran públicos.
"Pero esto que usted dijo aquí, ¿no es básicamente lo que apareció en Phrack?"
La Sta. Williams lo negó.
Zenner señaló ahora que la edición del Documento E911 en Phrack era sólo la mitad del documento
E911 original (lo que Prophet había logrado sustraer). La mitad había sido borrada - editada por
Neidorf.
La Sta. Williams dijo que "la mayoría de la información que hay en el archivo de texto es redundante".
Zenner continuó con su interrogatorio. Exactamente, ¿cuántos bits de información del Documento eran,
de hecho, algo desconocido por el público? ¿La situación de los ordenadores del sistema E911?
¿Números de teléfono del personal de telecomunicaciones? ¿Subcomités de mantenimiento en activo?
Entonces se lanzó a la carga. "¿Conoce usted el Documento de Referencia Técnica de Bellcore TRTSY-
0003?" Su título oficial era, explicó Zenner, "Interfaces de Puntos de Respuesta de Seguridad
Pública E911 entre Conmutadores 1-1AESS y Equipos de las Instalaciones del Cliente". Contenía
información técnica altamente detallada y específica sobre el sistema E911. Fue publicado por Bellcore,
y costaba unos 20 dólares.
Mostró a la testigo un catálogo de Bellcore que listaba miles de documentos de ésta y de todas las
Baby Bells, incluyendo a Bellsouth. El catálogo, dijo Zenner, era gratuito. Cualquiera que tuviera una
tarjeta de crédito podía llamar al número gratuito 800 de Bellcore y encargar cualquiera de los documentos,
sin que se le preguntara nada. Incluyendo, por ejemplo, "Interfaces del Servicio E911 de
Bellsouth para Equipos en las Instalaciones del Cliente en un Punto de Respuesta de Seguridad Pública".
Zenner dio a la testigo una copia de "Interfaces del Servicio E911 de Bellsouth", que costaba, mirando
el catálogo, 13 dólares. "Examínelo cuidadosamente", pidió a la Sta. Williams, "y dígame si contiene o
no al menos el doble de información detallada sobre el sistema E911 de Bellsouth que lo que apareció
en Phrack".
"Usted quiere que yo...", musitó la Sta. Williams. "No le entiendo".
"Examínelo cuidadosamente", insistió Zenner. "Mire este documento, y cuando haya acabado, dígame
si contiene o no al menos el doble de información detallada sobre el sistema E911 de Bellsouth que lo
que apareció en Phrack".
"Lo de Phrack no salió de aquí", dijo la Sta. Williams.
"¿Cómo dice?", preguntó Zenner.
"Lo de Phrack no salió de aquí".
"No puedo oírla bien", dijo Zenner.
"Lo de Phrack no salió de aquí. No comprendo qué es lo que usted me pide que haga".
"Supongo que no", dijo Zenner.
En este momento, el caso de la acusación quedó herido de muerte. La Sta. Williams estaba anonadada.
Su confusión era auténtica. Lo de Phrack no se había escrito a partir de un documento público de
Bellcore. El Documento E911 de Phrack había sido robado de los ordenadores de su propia compañía,
de sus archivos de texto, los que habían escrito y revisado con mucho esfuerzo sus propios colegas.
Pero el "valor" del Documento se había reducido a la nada. No valía ochenta de los grandes. De
acuerdo con Bellcore, eran sólo trece pavos. Y la terrible amenaza que su conocimiento al parecer
suponía se había reducido a un espantajo. La misma Bellcore estaba vendiendo material mucho más
detallado y "peligroso" a cualquiera que tuviera una tarjeta de crédito y un teléfono.
En realidad, Bellcore no daba esta información a cualquiera. Se la daba a cualquiera que la pidiera,
pero no muchos la pedían. Poca gente sabía que Bellcore disponía de un catálogo gratuito y de un
número 800. John Nagle lo sabía, pero con seguridad el típico phreak adolescente no. "Tuc", un amigo
de Neidorf y colaborador ocasional de Phrack, lo sabía, y Tuc había sido de gran ayuda para el equipo
de la defensa trabajando entre bastidores. Pero la Legion of Doom no lo sabía, si no, no habrían perdido
tanto tiempo rebuscando entre la basura. Cook no lo sabía. Foley tampoco. Ni Kluepfel. La mano
derecha de Bellcore no sabía lo que hacía la mano izquierda. La mano derecha estaba aplastando
hackers sin piedad, mientras que la izquierda distribuía propiedad intelectual de Bellcore a cualquiera
que estuviera interesado en las trivialidades técnicas de un sistema telefónico - aparentemente, casi
nadie.
El underground digital estaba tan pobremente organizado que no habían llegado a descubrir este tesoro
repleto de riquezas sin vigilar. La torre de marfil de los de telecomunicaciones estaba tan envuelta en la
niebla de su propia oscuridad técnica que se había dejado todas las puertas y ventanas abiertas de par
en par. Y nadie se había dado cuenta.
Zenner puso otro clavo en la tapa del ataúd. Mostró un ejemplar impreso de Telephone Engineer &
Management, una importante publicación quincenal del sector que cuesta 27 dólares al año. Este
número en concreto de TE&M, llamado "Actualización del 911", incluía una miríada de detalles técnicos
sobre el servicio 911 y un glosario mucho más extenso que el de Phrack.
En este punto, por así decirlo, el juicio se desbocó. Tim Foley testificó con respecto a los
interrogatorios que realizó a Neidorf. La declaración por escrito de Neidorf en la que admitía que sabía
que el Documento E911 había sido robado se leyó oficialmente ante el tribunal.
Se dio a conocer otro asunto: "Terminus" le había pasado una vez a Neidorf un software UNIX de
AT&T, un programa de login que había sido alterado astutamente para que capturara contraseñas. El
propio software UNIX era una propiedad de AT&T ilegalmente copiada, y las alteraciones que había
introducido "Terminus" lo habían transformado en un dispositivo que facilitaba la intrusión en un ordenador.
Terminus se acabaría declarando culpable del robo de este software, y la brigada de Chicago le
enviaría a prisión por ello. Pero era de dudosa relevancia en el caso Neidorf. Neidorf no había escrito
el programa. Ni siquiera se le había acusado de usarlo. Y Neidorf no había sido acusado por robo de
software o por poseer un programa que capturara contraseñas.
Al día siguiente, Zenner pasó a la ofensiva. Los activistas pro derechos civiles tenían ahora su propio
misterioso armamento legal aún no probado dispuesto para lanzarlo - El Acta sobre Privacidad en las
Comunicaciones Electrónicas (ECPA) de 1986, Código de EE.UU. 18, Sección 2701 y siguientes. La
Sección 2701 considera un crimen acceder intencionadamente sin autorización a una instalación en la
que se proporcione un servicio de comunicación electrónica - es, en esencia, una ley antipinchazos y
antiespionaje, preparada para establecer la protección tradicional de los teléfonos en otros canales
electrónicos de comunicación. Aunque impone penas a los fisgones aficionados, la Sección 2703 de la
ECPA también impone algunas restricciones a los pinchazos realizados por la policía.
El Servicio Secreto, en la persona de Tim Foley, había enviado a Richard Andrews una orden de
registro autorizada por un tribunal federal en su persecución de Prophet, el Documento E911 y el
software de Terminus. Pero según la ECPA, el "proveedor de un servicio de computación remoto" tenía
el derecho a recibir una "notificación previa" del gobierno si se iba a realizar una inspección. Richard
Andrews y su nodo UNIX base, Jolnet, no habían recibido una "notificación previa". ¡Tim Foley había
así violado la ECPA y había cometido un delito electrónico! Zenner solicitó al juez interrogar a Foley
sobre sus delitos electrónicos.
Cook protestó argumentando que Jolnet era una BBS de propiedad privada, y por tanto no estaba
protegida por la ECPA. El juez Bua aceptó la petición del gobierno que solicitaba que no se realizara el
interrogatorio sobre este punto, y la ofensiva de Zenner fracasó. Este fue, sin embargo, el primer asalto
directo que cuestionaba la legalidad de las acciones de la Brigada de Delitos Informáticos - la primera
insinuación de que ellos mismos habían violado la ley y de que, quizás, se les iba a pedir cuentas por
ello.
De cualquier forma, Zenner no necesitaba realmente la ECPA. En lugar de eso, acribilló a preguntas a
Foley sobre las claras contradicciones en el supuesto valor del Documento E911. También puso en
evidencia el embarazoso hecho que suponía el que el ultrasecreto Documento E911 había estado
durante meses en Jolnet, y Kluepfel lo sabía, aunque no hizo nada.
Por la tarde, la acusación llamó a declarar a Prophet. (Prophet, como ya se ha dicho, también había
sido implicado en el caso como compañero de actividades delictivas de Neidorf.) En Atlanta, Prophet
se había declarado culpable de cargos por conspiración, fraude por medios electrónicos y transporte
interestatal de propiedad robada. Los dos últimos cargos estaban relacionados directamente con el
Documento E911.
Prophet, de veinte años, se mostraba arrepentido, respondiendo a las preguntas educadamente pero
con un murmullo apenas audible, cayendo en picado el tono de su voz al final de las frases. Se le pedía
constantemente que hablara más alto.
Cook, al interrogar a Prophet, le hizo admitir que una vez había tenido "un problema con las drogas",
tomando anfetaminas, marihuana, cocaína y LSD. Esto podría haber hecho creer al jurado que los
"hackers" son, o pueden ser, personas con vidas sórdidas, pero también pudo dañar en cierta forma la
credibilidad de Prophet. Zenner sugirió después que las drogas podrían haber afectado a la memoria de
Zenner. El otro hecho interesante que se descubrió es que Prophet nunca se había encontrado físicamente
con Craig Neidorf. Ni siquiera conocía el verdadero nombre de Neidorf - al menos, hasta el
juicio.
Prophet confirmó los hechos básicos de su carrera de hacker. Era un miembro de Legion of Doom.
Había utilizado ilegalmente códigos, había accedido a centrales de conmutación y había redireccionado
llamadas, había pasado muchas horas en BBS piratas. Había entrado en el ordenador AIMSX de
Bellsouth, había copiado el Documento E911, lo había guardado en Jolnet, se lo había enviado a
Neidorf. Neidorf y él lo habían editado, y Neidorf sabía de dónde procedía.
Zenner, sin embargo, hizo que Prophet confirmara que Neidorf no era un miembro de Legion of
Doom, y que no había empujado a Prophet a entrar en los ordenadores de Bellsouth. Neidorf no había
incitado a Prophet ni al fraude ni al robo. Prophet también admitió que no sabía de ningún caso en el
que Neidorf hubiera entrado ilegalmente en ningún ordenador. Nadie de Legion of Doom consideraba a
Craig Neidorf un "hacker". Neidorf no era un loco del UNIX, y carecía de los conocimientos y la
habilidad necesarios para acceder ilegalmente a un ordenador. Neidorf simplemente publicaba una
revista.
El viernes 27 de julio de 1990 el caso contra Neidorf se vino abajo. Cook solicitó que se archivara el
caso, citando "información de la que disponemos ahora y que no poseíamos al comenzar el juicio". El
juez Bua elogió a la acusación por esta acción, que describió como "muy responsable", y declaró que
se archivaba el caso.
Neidorf era un hombre libre. Su defensa, sin embargo, se había cobrado un alto precio en él y en su
familia. Meses de su vida se habían visto consumidos en la angustia; había visto cómo sus amigos más
íntimos le miraban como a un criminal. Le debía a sus abogados unos cien mil dólares, a pesar de una
generosa contribución de Mitch Kapor.
Neidorf no fue declarado inocente. Simplemente, se archivó el caso. De todas formas, el 9 de septiembre
de 1991 el juez Bua concedió a Neidorf la eliminación de todo su archivo de acusación. Se ordenó
al Servicio Secreto de Estados Unidos que destruyera todas las huellas dactilares, fotografías y fichas
del arresto y procesamiento de Neidorf, incluyendo sus documentos en papel y sus archivos
informáticos.
Neidorf volvió a la universidad, decidido a convertirse en abogado. Habiendo visto cómo funcionaba
el sistema de justicia, Neidorf perdió buena parte de su entusiasmo por el simple poder técnico. En el
momento de escribir este libro, Craig Neidorf trabaja en Washington como investigador contratado por
la American Civil Liberties Union.
El resultado del juicio a Neidorf hizo que la EFF pasara de ser una voz en el desierto a ser la estrella
de la nueva frontera.
Legalmente hablando, el caso Neidorf no fue un triunfo aplastante para ninguno de los que tuvieron
relación con él. No se habían establecido principios constitucionales. Un tema como la "libertad de
prensa" de los editores electrónicos había permanecido en el limbo legal. El público no comprendió bien
algunas cosas del caso. Mucha gente creyó que Neidorf había sido declarado inocente y liberado de
todas sus deudas legales por Kapor. La verdad era que el gobierno simplemente había abandonado el
caso, y que la familia de Neidorf se había empeñado para poder defenderle.
Pero el caso Neidorf proporcionó una única frase demoledora y con gran resonancia pública: Los
federales decían que valía ochenta de los grandes, y sólo valía trece pavos.
Este es el elemento más memorable del caso Neidorf. Ningún informe serio sobre el caso lo obvió.
Incluso los policías no podían leer esto sin sentir un escalofrío. Dejaba en evidencia la credibilidad
pública de los agentes que realizaron la cacería de hackers.
Sin embargo, la caza continuó. Los dos cargos contra Prophet que se basaban en el Documento E911
fueron silenciosamente olvidados en su sentencia - aunque Prophet se había declarado culpable. La
acusación federal de Georgia pidió sin dudar penas de cárcel para los Tres de Atlanta, insistiendo en "la
necesidad de enviar un mensaje a la comunidad", "el mensaje que necesitan oír los hackers de todo el
país".
Hubo gran cantidad de referencias en sus conclusiones a las terribles cosas que habían hecho otros
hackers (aunque los Tres de Atlanta no hubieran cometido esos delitos). Hubo además mucha especulación
sobre las terribles cosas que los Tres de Atlanta podrían haber hecho y eran capaces de hacer
(incluso aunque no las hubieran hecho). Los argumentos de la acusación triunfaron. Se envió a prisión a
los Tres de Atlanta: Urvile y Leftist fueron condenados a 14 meses cada uno, mientras que Prophet (un
reincidente) fue condenado a 21 meses.
También se condenó a los Tres de Atlanta a pagar enormes multas como "compensación": 233.000
dólares cada uno. Bellsouth dijo que los acusados habían "robado información de acceso a ordenadores
propiedad de la compañía por valor de 233.880 dólares" - específicamente, 233.880 dólares por
unas contraseñas y direcciones de conexión. La sorprendente reclamación de Bellsouth, que daba un
valor altísimo a sus contraseñas y direcciones de acceso fue aceptada sin pestañear por el tribunal de
Georgia. Más aún (como si quisieran enfatizar su naturaleza teórica), esta enorme suma no se repartió
entre los Tres de Atlanta, sino que cada uno de ellos tenía que pagar la cantidad fijada.
Un aspecto chocante de la sentencia era que se prohibía a los Tres de Atlanta usar ordenadores,
excepto para trabajar o bajo supervisión. Privar a los hackers de los ordenadores y módems de su
casa tiene algún sentido si se considera que son "adictos a los ordenadores", pero la EFF, al presentar
un recurso sobre el caso, protestó diciendo que dicha medida era inconstitucional - privaba a los Tres
de Atlanta de sus derechos a la libre asociación y a la libertad de expresión en medios electrónicos.
Terminus, "el hacker definitivo", fue finalmente enviado a prisión por un año gracias al denodado
esfuerzo de la Brigada de Chicago. Su delito, del que se declaró culpable, era la transferencia del
capturador de contraseñas UNIX, valorado oficialmente en 77.000 dólares, una cifra que causó un
intenso escepticismo entre los que estaban familiarizados con los típicos programas UNIX "login.c".
La encarcelación de Terminus y los miembros de Atlanta de Legion of Doom, sin embargo, no provocó
en la EFF ningún sentimiento de vergüenza o derrota. Al contrario, los activistas de derechos civiles
estaban ganando fuerza con rapidez.
Uno de los primeros y más fuertes apoyos fue Patrick Leahy, Senador por Vermont del Partido Demócrata,
que había sido uno de los promotores en el Senado del Acta sobre Privacidad en las Comunicaciones
Electrónicas. Incluso antes del juicio a Neidorf, Leahy había hablado en defensa del "poder
hacker" y la libertad en el teclado: "No podemos pararle los pies excesivamente a un curioso chico de
trece años que, gracias a lo que experimente hoy, puede desarrollar en el futuro la tecnología informática
o de telecomunicaciones que lleve a Estados Unidos al siglo XXI. Representa nuestro futuro y
nuestra mayor esperanza para seguir siendo una nación tecnológicamente competitiva".
Era una buena frase, quizás aún más efectiva debido a que los cazadores de hackers no disponían de
ningún senador que hablara en favor de ellos. Al contrario, sus acciones y tácticas de alto secreto, todas
esas "órdenes de registro selladas" e "investigaciones confidenciales en marcha", puede que les hicieran
ganar mucha publicidad en un primer momento, pero al final esto les estaba dejando fatal en la propaganda
de guerra que estaba apareciendo. Gail Thackeray quedó reducida a una fanfarrona sin apoyos:
"Algunas de estas personas que están en lo más alto pueden acabar en el suelo", predijo en Newsweek
- cuando todos los hechos se hicieran públicos, y se confirmara en sus puestos a los policías.
Pero no todos los hechos se hicieron públicos. Los hechos que se conocieron no eran muy halagüeños.
Y no se confirmó en sus puestos a los policías. Y Gail Thackeray fue despedida. A finales de 1991,
William Cook también dejó su empleo.
1990 había sido el año de la caza, pero en 1991 sus agentes estaban en terribles aprietos, y los activistas
estaban triunfando. La gente se unía a su causa.
Un aliado especialmente interesante había sido Mike Godwin de Austin, Texas. Godwin era una persona
casi tan difícil de describir como Barlow; había sido editor del diario de los alumnos de la Universidad
de Texas, vendedor de ordenadores, programador, y en 1990 había vuelto a la facultad de Derecho,
con la intención de graduarse.
Godwin también era un loco de las BBS. Era muy conocido en la comunidad de las BBS de Austin por
su apodo "Johnny Mnemonic", que adoptó por un relato ciberpunk de William Gibson. Godwin era un
ferviente fan del ciberpunk. Como natural de Austin de edad e intereses similares, yo mismo había visto
a Godwin durante muchos años. Cuando William Gibson y yo estábamos escribiendo entre los dos
nuestra novela de ciencia ficción, The Difference Engine (La Máquina Diferencial), Godwin había sido
nuestro asesor técnico en nuestro esfuerzo para unir mi procesador de textos Apple en Austin con el de
Gibson en Vancouver. Gibson y yo estábamos tan agradecidos por su generosa y experta ayuda que
decidimos llamar a uno de los personajes de la novela "Michael Godwin".
El apodo "Mnemonic" le iba muy bien a Godwin. Su erudición y conocimientos impresionaban hasta el
punto del estupor; su ardiente curiosidad parecía insaciable, y su deseo de debatir y discutir parecía el
centro de su vida. Godwin había incluso creado su propia sociedad de debates en Austin, irónicamente
llamada el "Club de los Hombres Aburridos". En persona, Godwin podía ser abrumador; un sabio de
enorme cerebro que no parecía dejar escapar ni una sola idea. En las BBS, sin embargo, los mensajes
de Godwin, cuidadosamente razonados y escritos se ajustaban bien al medio, y se convirtió en una
celebridad en las BBS locales.
Mike Godwin era el principal responsable de que se diera a conocer al público el caso de Steve
Jackson. El registro a Izenberg en Austin no había aparecido en la prensa. Los registros del 1 de marzo
realizados a Mentor, Bloodaxe, y Steve Jackson Games aparecían sólo en una breve columna de
portada en el Austin American-Statesman, pero de una manera confusa y tergiversada: las órdenes de
registro iban selladas, y el Servicio Secreto no hablaba. Se mantenía a Steve Jackson en la oscuridad.
Jackson no había sido arrestado; no se le había acusado de ningún delito; no estaba siendo juzgado.
Había perdido algunos ordenadores por una investigación que estaba teniendo lugar- entonces, ¿qué?
Jackson trató de llamar la atención hacia la difícil situación en la que se veía, pero no conseguía nada;
nadie que estuviera en condiciones de ayudarle parecía comprender el asunto.
Godwin, sin embargo, tenía una preparación única, casi mágica, para encargarse del caso de Jackson y
darlo a conocer. Godwin era un entusiasta de las BBS, un fan de la ciencia-ficción, un antiguo periodista,
un vendedor de ordenadores, casi un licenciado en Derecho, y era de Austin. Por una coincidencia
aún más sorprendente, en su último curso en la facultad, Godwin se había especializado en juicios
federales y procedimientos delictivos. Actuando totalmente por su cuenta, Godwin elaboró una nota de
prensa que resumía el asunto y proporcionaba contactos útiles para los periodistas. El esfuerzo entre
bastidores de Godwin (que había realizado sobre todo para demostrar una cosa en un debate que
mantenía en una BBS local) hizo que la historia volviera a aparecer en el Austin American-Statesman y
en Newsweek.
La vida dejó de ser igual para Mike Godwin después de aquello. A medida que se unía al debate sobre
libertades civiles en Internet, era obvio para todas las partes implicadas que era un tipo que, en medio
de toda la confusión, verdaderamente comprendía todo aquello de lo que hablaba. Los tan disparatados
elementos de la diletante existencia de Godwin encajaron de repente como las caras de un cubo de
Rubik.
Cuando llegó el momento de que la EFF contratara a un abogado a jornada completa, Godwin fue la
elección obvia. Hizo el examen de licenciatura en Texas, se fue de Austin, se trasladó a Cambridge y se
convirtió en un activista de derechos civiles profesional que al poco tiempo empezó a recorrer la nación
representando a la EFF, siendo bien recibido en sectores tan dispares como investigadores de universidad,
gente de la industria informática, aficionados a la ciencia ficción y policías federales.
Michael Godwin es hoy en día el asesor jurídico jefe de la Electronic Frontier Foundation en
Cambridge, Massachusetts.
Otra de las primeras personas que tomaron parte en el debate con una gran influencia fue Dorothy
Denning. La Dra. Denning era única entre los investigadores del underground informático, ya que ella no
entró en el debate por motivos políticos. Era una criptógrafa profesional y una experta en seguridad
informática cuyo interés primordial en los hackers era académico. Tenía una licenciatura y un máster en
Matemáticas, y un doctorado en Informática por la Universidad de Purdue. Había trabajado para SRI
International, el hogar de las "cabezas pensantes" de California que también era el hogar del importante
experto en seguridad informática Donn Parker, y había escrito un texto muy influyente titulado Criptografía
y Seguridad de Datos. En 1990, la Dra. Denning trabajaba para Digital Equipment Corporation
en su Centro de Investigación de Sistemas. Su marido, Peter Denning, también era un experto en
seguridad informática que trabajaba para el Instituto de Investigación de Informática Avanzada de la
NASA. Había editado el bien recibido Ordenadores Atacados: Intrusos, Gusanos y Virus.
La Dra. Denning se decidió a contactar con el underground digital, casi con un interés antropológico.
Allí descubrió que estos intrusos informáticos, los hackers, a los que se les había calificado de carentes
de ética e irresponsables, y de los que se había dicho que eran un peligro para la sociedad, en realidad
tenían su propia cultura y sus reglas. No eran unas reglas muy estrictas, pero en el fondo eran reglas.
Básicamente, no robaban dinero y no dañaban nada.
Los objetivos informes de sus investigaciones causaron una gran influencia en serios profesionales de la
informática - la clase de gente que simplemente se fijaba en las rapsodias ciberespaciales de John Perry
Barlow.
Para los jóvenes hackers del underground digital, conocer a Dorothy Denning fue una experiencia
alucinante. Aquí estaba esta señora bajita bien peinada y arreglada, que a muchos hackers les recordaba
a sus madres o sus tías. Y era una programadora de sistemas IBM con una gran experiencia en
arquitectura informática e información de alta seguridad, que tenía amigos en el FBI y la Agencia de
Seguridad Nacional.
Dorothy Denning era un destacado ejemplo de la "intelligentsia" matemática americana, una persona
verdaderamente brillante del núcleo de la élite informática. Y aquí estaba, haciendo educadas preguntas
a phreaks de veinte años sobre las implicaciones éticas de su comportamiento.
Enfrentados a esta genuinamente buena mujer, muchos hackers se enderezaron e hicieron todo lo
posible para reducir su material de archivos anarquistas casi al mínimo. Sea como sea, los hackers
estaban preparados para discutir seriamente temas importantes con Dorothy Denning. Querían hablar
de lo que no se puede hablar, y defender lo indefendible, para dar a conocer sus convicciones: la
información no puede ser una posesión, las bases de datos de los gobiernos y las grandes compañías
son una amenaza a los derechos y la privacidad de los individuos...
Los artículos de Denning dejaron claro a muchos que el "hacking" no era un simple vandalismo realizado
por una malvada banda de psicópatas. El "hacking" no era una terrible amenaza que podía ser
eliminada ignorándola o poniendo fuera de circulación a algunos cabecillas encarcelándoles. En lugar de
eso, el "hacking" era el síntoma de una creciente lucha por el conocimiento y el poder en la era de la
información.
Denning señaló que la actitud de los hackers era compartida al menos en parte por varios teóricos de
la prospectiva de la comunidad empresarial: gente como Peter Drucker y Tom Peters. Peter Drucker,
en su libro The New Realities, (Las Nuevas Realidades) había afirmado que "el control de la información
por el gobierno ya no es posible por más tiempo. Más aún, la información ahora es transnacional.
Al igual que el dinero, no tiene una 'madre patria'".
Y la gran figura de la administración de empresas Tom Peters había reprendido a las grandes corporaciones
por sus actitudes posesivas y poco flexibles en su bestseller, Thriving on Chaos (Prosperando en
el Caos): "Acaparar información, especialmente en el caso de directivos con intenciones políticas y
ansias de poder, ha sido algo muy frecuente en la industria americana, tanto en servicios como en
manufactura. Será una enorme piedra de molino en el cuello de las organizaciones del mañana".
Dorothy Denning había sacudido el tejido social del underground digital. Había asistido al juicio de
Neidorf, donde se preparó para ser testigo de la defensa como experta. Era una organizadora entre
bastidores de dos de los encuentros nacionales más importantes entre los activistas de derechos civiles.
Aunque no era una fanática de ninguna clase, logró reunir a elementos muy distintos de la comunidad
electrónica con resultados sorprendentes y fructíferos.
Dorothy Denning es actualmente la jefa del Departamento de Informática de la Universidad de
Georgetown, en Washington, DC.
Había muchas figuras célebres en la comunidad de las libertades civiles. Sin embargo, no hay duda de
que la persona más influyente era Mitchell D. Kapor. Así, otros podrían tener títulos o cargos oficiales,
tener más experiencia en delitos o con la ley, con los arcanos de la seguridad informática o con la teoría
constitucional pero, en 1.991, Kapor había trascendido cualquiera de esos papeles tan limitados.
Kapor se había convertido en "Mitch".
Mitch había llegado a ser el más importante de los luchadores por las libertades civiles. Él había sido el
primero en levantarse, había hablado a gritos, directa, vigorosa y airadamente, había puesto en peligro
su propia reputación y su considerable fortuna personal. A mediados del año 91 Kapor era el más
notable defensor de esta causa y, además, era conocido personalmente por casi cualquier persona que
tuviera en América alguna influencia directa en el tema de las libertades civiles en el ciberespacio. Mitch
había construido puentes, cruzado precipicios, cambiado los paradigmas, forjado las metáforas, hizo
llamadas telefónicas e intercambió tarjetas de visita de forma tan espectacular que habría sido imposible
para alguien tomar alguna decisión en el "tema hacker" sin preguntarse qué podían pensar y decir Mitch
y sus amigos.
La EFF tenía como único objetivo la nueva situación creada por la red y, de hecho, esto había sido la
estrategia deliberada de la EFF desde su creación. Tanto Barlow como Kapor detestaban la burocracia
y para hacer casi todo su trabajo habían elegido el empleo de los "valiosos contactos personales" de la
telaraña electrónica.
Después de un año de EFF, Barlow y Kapor tenían buenas razones para mirar atrás con satisfacción.
La EFF había establecido su propio nodo en Internet, "eff.org", con un completo archivo electrónico de
documentos sobre derechos civiles electrónicos, temas de privacidad y libertades académicas. EFF
tenía también la publicación "EFFector", un diario impreso trimestralmente, así como también la
"EFFector Online", un boletín electrónico con cerca de 1.200 subscriptores. La EFF prosperaba en el
Bien.
La EFF tuvo su sede nacional con personal fijo en Cambridge. Había llegado a ser una organización
con socios que tenía el apoyo de las bases. Había atraído también el favor de una treintena de abogados
especializados en derechos civiles, listos y ávidos para hacer un buen trabajo en la defensa de los
derechos recogidos en la constitución americana en el ciberespacio.
La EFF había presionado exitosamente en Washington y Massachusetts para cambiar la legislación de
los estados y la ley federal en lo referente a la red informática. En particular, Kapor había llegado a ser
un veterano testigo experto y, por otro lado, había unido los Consejos de Telecomunicaciones y el de
Ciencias Informáticas de la Academia Nacional de Ciencia e Ingeniería.
La EFF había patrocinado reuniones tales como "Ordenadores, Libertad y Privacidad" y la mesa
redonda CPSR. Había efectuado una ofensiva en la prensa que, en palabras de EFFector, "ha influido
en la opinión sobre la red informática y comenzado a cambiar la imagen del `histerismo hacker' que
empezaba a atenazar la nación".
Había ayudado a Craig Neidorf para evitar la prisión.
Y, por último pero seguramente no la menos importante, la Fundación de la Frontera Electrónica había
presentado una demanda federal en nombre de Steve Jackson, Steve Jackson Games Inc., y tres
usuarios de la BBS Illuminati. Los demandados eran, y son, el Servicio Secreto de los Estados Unidos,
William Cook, Tim Foley, Barbara Golden y Henry Kleupfel.
El caso, que está en un procedimiento de diligencias previas en la Corte Federal de Austin a partir de
ese escrito, es una demanda civil por daños para reparar las violaciones de unos derechos protegidos
por la Primera y Cuarta Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, así como también por el
Acta de Protección de la Privacidad de 1980 (42 USC 2000aa y ss.), y el Acta sobre la Privacidad de
las Comunicaciones Electrónicas (18 USC 2510 y ss. y 2701 y ss.).
La EFF había demostrado que tenía credibilidad y también que tenía dientes.
En el otoño de 1.991 viajé a Massachusetts para hablar personalmente con Mitch Kapor. Era mi
entrevista final para este libro.
La ciudad de Boston siempre ha sido uno de los centros intelectuales más importantes de la república
americana. Es una ciudad muy antigua para los standard americanos, un lugar donde rascacielos eclipsan
a cementerios del siglo XVII , donde las recién creadas compañías de alta tecnología de la Ruta
128 comparten sitio con el talante obrero y preindustrial del "Old Ironside" (el Constitution, famoso
crucero de la armada norteamericana).
La batalla de la colina de Bunker, uno de los primeros y más amargos conflictos armados de la Revolución
americana se luchó en las cercanías de Boston. Hoy hay una monumental aguja en la colina de
Bunker, que puede verse desde gran parte de la cuidad. La voluntad de los revolucionarios americanos
de levantarse en armas y abrir fuego sobre sus opresores ha dejado un legado cultural que dos siglos
enteros no han podido borrar. La colina de Bunker todavía es un centro importante del simbolismo
político americano, y el espíritu del 1776 es una fuerte imagen para aquellos que quieren modelar la
opinión pública.
Sin embargo, no todos los que se envuelven en la bandera americana tienen que ser necesariamente
patriotas. Cuando fui a ver la aguja en septiembre de 1991, lucía un enorme y mal borrado grafitti
alrededor de su base, en el que se podía leer: "INGLESES FUERA - IRA PROVISIONAL" (40)
Dentro de este venerado edificio hay una vitrina con un diorama de miles de soldados, rebeldes e
ingleses (41), peleando y muriendo sobre la colina verde, los pantanos al lado del río o las trincheras
rebeldes. Hay indicadores que ilustran el movimiento de las tropas, los cambios de estrategia. El centro
del monumento de la colina de Bunker está totalmente ocupado por los soldados de juguete de un
juego de simulación de batallas.
La conurbación (42) de Boston es un lugar con grandes universidades, entre las que destaca el
MIT(Massachusetts Institute of Technology, o Instituto Tecnológico de Massachusetts), donde se
acuñó por primera vez el término de "hacker informático".
(40) En el original "IRA Provos".
(41) En el original "Redcoats", soldados ingleses que lucharon en la guerra de la Independencia americana.
(42) En el original "Metroplex".
La Caza de Hackers de 1990 podría ser interpretada como una disputa política entre ciudades americanas
: los baluartes de toda la vida del liberalismo intelectual y melenudo, como Boston, San Francisco
y Austin, contra el pragmatismo rudo e industrial de Chicago y Phoenix (con Atlanta y New York
envueltos en conflictos internos propios).
Los cuarteles generales de la EFF ( Electronic Freedom Foundation, o Fundación para la Libertad
Electrónica ) están en el número 155 de Second Street de Cambridge, un suburbio de Boston al norte
del río Charles. Second Street tiene aceras llenas de arbustos, con ladrillos sueltos y abollados sobre un
asfalto viejo y cuarteado; grandes señales de tráfico advierten "NO APARCAR DURANTE EMERGENCIA
A CAUSA DE LA NIEVE". Esta es un área de modestas industrias manufactureras; la EFF
está esquina con esquina de la compañía Greene Rubber. Es un edificio de ladrillo rojo de dos pisos;
sus grandes ventanas de madera destacan por sus elegantes arcos y por sus alféizares de piedra.
La ventana que da a la entrada luce tres hojas de papel pulcramente impreso a láser y pegado contra el
cristal. Dicen:
ON Technology. EFF.KEI.
"ON Technology" ( Tecnología en marcha ) es la compañía de software de Kapor, que actualmente se
especializa en programas de trabajo en grupo para los Apple Macintosh. La intención de los programas
de trabajo en grupo es promover una interacción social eficiente entre trabajadores de oficina conectados
por ordenador. Los productos más exitosos de ON Technology hasta la fecha son "Meeting
Maker" (Creador de Reuniones ) e "Instant Update" (Actualización Instantánea).
"KEI" son las siglas de Kapor Enterprises Inc ( Empresas Kapor, S.A. ), la compañía personal de
inversiones de Kapor, encargada de controlar sus participaciones en otras corporaciones de software y
hardware.
La EFF es un grupo de acción política - uno muy especial.
Dentro del edificio, alguien ha encadenado su bicicleta a la modesta barandilla de un tramo de escaleras.
Una pared moderna de ladrillo y cristal separa este recibidor de las oficinas. Detrás del ladrillo hay
un sistema de alarma montado en la pared, un número brillante que parece un cruce entre un termostato
y un reproductor de CD. Apiladas contra la pared hay cajas y cajas de un reciente número especial de
Scientific American, en cuya portada se lee: " Como trabajar, jugar y prosperar en el ciberespacio" ; en
el interior hay un completo informe acerca de técnicas electrónicas de interconexión de redes, además
de otras cuestiones políticas, incluyendo un artículo de Kapor. Las cajas están dirigidas a Gerard Van
der Leun, el director de comunicaciones de la EFF, que en breve distribuirá ejemplares para todos sus
miembros.
Los cuarteles generales de EFF, KEI y ON Technology, alquilados por Kapor, son un lugar moderadamente
bullicioso. Tiene más o menos el mismo tamaño que la compañía de juegos de Steve Jackson.
Ciertamente dista mucho de la gigantesca zona de carga y descarga de mercancías por ferrocarril en
acero gris, situada en la autopista Monseñor O'Brien, propiedad de la compañía Lotus Development.
Lotus, por supuesto, es el gigante del software que Mitchell Kapor fundó a finales de los 70. El programa
que Kapor ayudó a crear, el "Lotus 1-2-3", es todavía el producto más rentable de la compañía.
También luce una curiosa distinción en los bajos fondos digitales: posiblemente sea la aplicación más
pirateada de toda la historia.
Kapor me recibe cordialmente en su propio despacho, pasado el vestíbulo. Kapor, pronunciado Keipor,
es un hombre de unos cuarenta y pocos años, casado y con dos hijos. Tiene una cara redonda,
con una frente alta, una nariz recta y unos ojos marrones grandes, ingenuos y pensativos, podría decirse
llenos de sentimiento. Desdeña las corbatas, y comúnmente lleva camisas hawaianas y motivos tropicales,
sin ser excesivamente chillón pero sí para darle un aire alegre y ligeramente fuera de lugar.
Hay un ligero tufillo a azufre que hace pensar que Mitch Kapor es o fue hacker. Puede que no tenga el
carisma de vaqueo duro, directo y guitarrero de su colega de Wyoming John Perry Barlow, pero hay
algo en él que le da a uno que pensar. Tiene el aire del tipo europeo con el bombín, el tipo distraído que
está todo el día citando a Longfellow, pero que luego sabe la probabilidad exacta de robar una carta
ganadora jugando al póker. Incluso entre sus colegas de la comunidad programadora, que difícilmente
podrían caracterizarse por ser cortos de sesera, Kapor da la impresión de ser un hombre muy inteligente.
Habla rápido y con gestos vigorosos, y a veces su acento de Boston cambia al denso y afilado tono
nasal de su juventud en Long Island.
Kapor es un gran defensor del Museo de Ordenadores de Boston (su fundación familiar hace gran
cantidad de su trabajo filantrópico). El interés de Kapor en la historia de su industria le ha llevado a
conseguir varias cosas curiosas, como el "byte" que está justo al lado de la puerta de su despacho. Este
"byte" - ocho dígitos binarios, un octeto - fue rescatado de los restos de un ordenador de la época
anterior a los transistores. Es un viejo chasis de bronce 42 del tamaño de una tostadora, con ocho
ranuras llenas con circuitos experimentales de tubos de vacío de una pulgada y soldados a mano. Si se
cayera de una mesa probablemente te rompería el pie, pero eso era tecnología punta para los ordenadores
de los años 40. (Serían necesarias 157.184 de estas primitivas tostadoras para guardar la primera
parte de este libro).
También tenemos un bobinado que forma un colorido dragón escamado, creado por algún inspirado
techno-punk a partir de transistores, condensadores y cableado brillante de colores.
Dentro del despacho, Kapor se disculpa brevemente para poner un poco de orden a toda velocidad
en su Macintosh IIfx. Si su monitor fuera una ventana , una persona ágil podría pasar a través de ella sin
dificultad. Hay una taza de café al alcance de Kapor, un recuerdo de su reciente viaje a Europa del
Este, con una fotografía serigrafiada y una leyenda: VIAJE DE LOS LOCOS CAPITALISTAS. En la
foto pueden verse a Kapor, a Barlow y a dos conocidos suyos, genios californianos de los negocios de
capital de riesgo, cuatro hijos de la explosión demográfica americana de los (43), despeinados y sonrientes,
con chupas de cuero, vaqueros, botas y bolsas de viaje, en la pista de aterrizaje de algún lugar
detrás del antiguo telón de acero. Parece como si nunca se lo hubieran pasado mejor en su vida.
Kapor está de un talante nostálgico. Hablamos un poco acerca de sus días de "empollón" en la primaria
, yendo los sábados al programa avanzado de ciencias de la Universidad de Columbia , donde tuvo
su primera experiencia programando ordenadores, IBM 1620 , en 1965 y 1966.
" Estaba muy interesado ", dice Kapor, " !y luego me fui a la secundaria y me distraje con las drogas, el
sexo y el rock'n'roll, como cualquiera con una pizca de cerebro habría hecho entonces! ". Después de
ello fue un DJ de rock progresivo durante un par de años en Hartford, Connecticut.
Le pregunto si alguna vez hecha de menos esos días de rock'n'roll - si alguna vez desearía volver con
su trabajo en la radio.
(43) En el original "Baby Boomer"
Kapor mueve su cabeza y niega rotundamente. " Dejé de pensar en volver a ser un DJ el día después
de lo de Altamont.
Kapor se mudó a Boston en 1974 y consiguió un empleo programando ordenadores centrales en
COBOL. Lo odiaba. Lo dejó y se convirtió en un profesor de meditación transcendental . ( Fue el
largo flirteo de Kapor con el misticismo oriental el que dio al mundo el "Lotus" ( Loto ) ).
En 1976 Kapor se fue a Suiza, donde el movimiento de la meditación transcendental había alquilado un
gigantesco hotel victoriano en St-Moritz. Era un grupo totalmente masculino - 120 en total - con una
determinación: Iluminación o Nada. Kapor le había dado a los transcendentes lo mejor de sí mismo,
pero acabó por desencantarse de la chaladura en la organización. " Estaban enseñando a la gente a
meditar", dice mirando al techo. Su voz baja una octava, se hace más grave. " No levitaban ".
Kapor escogió Nada. Volvió a los Estados Unidos y se graduó en psicología asistencial- Trabajó un
poco en un hospital, pero tampoco podía soportarlo. " Mi reputación era la de un chico brillante con un
gran potencial que no se ha encontrado a sí mismo", dice. Casi con treinta años, una verdadera lástima.
Kapor estaba en paro cuando se compró su primer ordenador, un Apple II. Vendió su cadena musical
para conseguir el dinero, y condujo hasta New Hampshire para evitar los impuestos.
" El día después de comprarlo", cuenta Kapor, " estaba echando un vistazo en una tienda de ordenadores
y vi a otro tipo, un hombre de unos cuarenta años, bien vestido, hablando con el dependiente.
Escuché disimuladamente su conversación, y me di cuenta de que el hombre no sabía nada de ordenadores.
Yo había programado durante un año. Y sabía programar en BASIC, lo aprendí solo. Así que
me acerqué a él, y me vendí como asesor". Se para. " No sé de dónde saqué el valor para hacer eso.
No fue propio de mí. Simplemente dije ' He estado escuchando y creo que puedo ayudarle; esto es lo
que necesita y yo puedo hacerlo ' - Y me contrató -. Fue mi primer cliente. Me convertí en asesor
informático el día después que me compré el Apple II.
Kapor había encontrado su verdadera vocación. Atrajo más clientes para su consultora, y formó un
grupo de usuarios de Apple.
Un amigo de Kapor, Eric Rosenfeld, graduado en el MIT, tenía un problema. Estaba haciendo su tesis
sobre una clase arcana de estadísticas financieras, pero no podía meterse en la abarrotada lista de
acceso a los ordenadores centrales del MIT ( -En este punto podríamos decir que si el Sr Rosenfeld se
hubiera colado deshonestamente en los ordenadores del MIT, Kapor nunca habría inventado Lotus 1-
2-3 y el negocio de los PC se habría retrasado durante años - ). Pero resulta que Eric Rosenfeld tenía
un Apple II, y creyó que sería posible reescalar el problema para hacerlo más pequeño. Kapor, como
un favor, le hizo un programa en BASIC que hizo el trabajo.
Entonces se les ocurrió, casi sin quererlo, que el programa a lo mejor podía venderse. Lo comercializaron
ellos mismos en bolsas de plástico por correo, a cien dólares la pieza. "Fue realmente un negocio
artesanal de una consultora marginal " , dice Kapor orgullosamente. "Así es como todo empezó, gracias
a Dios".
Rosenfeld, que más tarde se convirtió en una prominente figura de Wall Street, animó a Kapor a ir a la
escuela de negocios del MIT para hacer un MBA (44).
(44) Master Business Administration , o Máster en Administración de Empresas
Kapor estuvo allí siete meses, pero nunca consiguió su título. Aprendió algunas cosas de utilidad -
principalmente unas buenas bases sobre los principios de la contabilidad- y, en sus propias palabras , "
a hablar como alguien que tuviera un MBA" . Luego lo dejó y se fue a Silicon Valley.
Los inventores de VisiCalc, la primera firma de programas para Apple, había mostrado bastante interés
por Mitch Kapor. Kapor trabajó diligentemente para ellos durante seis meses, se cansó de California, y
volvió a Boston, donde había mejores librerías. El grupo de VisiCalc había cometido el gravísimo error
de pasarse a gestión profesional." Ello hizo que se vinieran abajo", dice Kapor.
" Bueno, no se oye hablar mucho de VisiCalc hoy en día", afirmo pensativamente.
Kapor parece sorprenderse. " Bueno.....Lotus la compró".
"Vaya. ¨La comprasteis de veras?".
"¡Claro que sí!.
"Suena como si Bell System comprara Western Union".
Kapor sonríe socarronamente. " -¡Sí - -Sí!. -¡Eso es!.
Mitch Kapor no controlaba plenamente su propio destino o el de su empresa. Los valores más importantes
entre los programas informáticos en los primeros 80 eran los juegos -el Atari parecía destinado a
entrar en la casa de todos los quinceañeros de América-. Kapor decidió meterse en el mundo de las
aplicaciones ofimáticas simplemente porque no tenía especial talento para los videojuegos. Pero era
tremendamente rápido, abierto a las nuevas ideas e inclinado a seguir sus instintos. Y sus instintos
estaban en lo cierto. Eligió un buen equipo para trabajar con él -el dotado programador Jonathan Sachs
(co-autor de Lotus 1 2 3). El genio de las finanzas Eric Rosenfeld, astuto analista de Wall Street y el
emprendedor empresario Ben Rose. Kapor fue el fundador y presidente de Lotus, una de las aventuras
empresariales mas espectacularmente exitosa en este siglo XX.
Kapor es ahora un hombre extremadamente rico. Le pregunto si realmente sabe cuanto dinero tiene.
"Si", dice, "con un margen de error del uno o dos por ciento".
Entonces, ¿cuanto dinero tiene realmente?.
Agita la cabeza y contesta "Mucho. Mucho. No es algo de lo que hable. Las cuestiones de clase y
dinero son siempre muy delicadas.
No le suplicare que me lo diga. Estaría fuera de lugar. Podemos asumir, descortésmente, que Kapor
tiene al menos cuarenta millones de dólares -es lo que obtuvo el año que abandonó Lotus. Pero la
gente que debería saberlo afirma que tiene alrededor de ciento cincuenta millones de dólares, añadiendo
o quitando en cada momento las fluctuaciones en el mercado que sufran sus aciones. Si Kapor se
hubiera quedado con Lotus, como hizo su colega y amigo Bill Gates con Microsoft, es probable que
disfrutase de una fortuna similar a la de Gates -estimada e unos tres mil millones de dólares. En todo
caso Michael Kapor tiene todo el dinero que puede querer. El dinero ha perdido el atractivo que pudo
tener en algún momento para él -probablemente no demasiado en todo caso. Cuando Lotus se convirtió
en una empresa demasiado estirada y burocrática se situó muy lejos de sus posibles fuentes de
satisfacción personal y Kapor se marchó. Simplemente cortó todas sus relaciones con la empresa y
salió por la puerta. Esto asombró a todos, excepto a los que realmente le conocían.
Kapor no tuvo que emplear a fondo sus recursos para causar una completa transformación en la
política sobre el ciberespacio. En su primer año el presupuesto de la EFF fue de un cuarto de millón de
dólares, así que Kapor podía mantenerla con el dinero que llevaba en la cartera.
A Kapor le costó mucho contarme que realmente no se considera un auténtico activista de las libertades
civiles. Ha pasado últimamente cierto tiempo entre genuinos activistas de las libertades civiles y
resultan tan políticamente correctos que le fastidia. Le parece que dedican demasiado tiempo a criticas
legales nimias y excesiva y no suficiente al ejercicio vigoroso de los derechos civiles en el mundo real de
cada día.
Kapor es un emprendedor. Como a todos los hackers prefiere involucrarse de forma dilecta, persona
y activa. "El hecho de que la EFF tenga su propio nodo en Internet es fantástico. Somos editores.
Somos distribuidores de información". Entre las cosas que se pueden encontrar en el sitio de Internet
eff.org están números atrasados de Phrack. Se produjo una discusión interna en la EFF al respecto y
finalmente se decidieron a hacerlo. Podrían incluir otras publicaciones digitales underground -pero si se
hacen, dice, "seguro que incluiríamos cosas de Donn Parker y cualquier cosa que Gail Thackeray
quiera poner. Nos convertiremos en una biblioteca pública con una utilidad muy amplia. Avanzando en
la dirección de que la gente tome sus propias decisiones". Sonríe. "Trataremos de etiquetar a todas las
editoriales".
Kapor está decidido a abordar las cuestiones técnicas de Internet al servicio del interés público. "El
problema de ser un nodo de la Red hoy en día es que necesitas tener un especialista técnico las 24
horas. Nosotros tenemos a Chris Davis para el cuidado de la bestia. ¡No podríamos hacerlo nosotros
solos!".
Se detiene. "Así que la dirección en la que la tecnología debe de evolucionar es hacia unidades mas
estandarizadas con las que una persona no técnica se sienta confortable. Es el mismo movimiento que
se produjo de las minicomputadoras a los PCs. Puedo ver un futuro en el que cualquier persona pueda
tener un nodo en la Red. Cualquiera podrá ser un editor. Es mejor que los medios de comunicación que
tenemos hoy. Es posible, nosotros estamos trabajando activamente en ello.
Kapor se encuentra ahora en su elemento, fluido y totalmente al mando. "Dígale a un hacker que todo
el mundo debería tener un nodo en Internet", dice, "y lo primero que contestará es que el IP no es
escalable" (IP es el protocolo de comunicación de Internet. Tal y como lo conocemos ahora el software
de IP simplemente no es capaz de una expansión indefinida, se saturaría). "La respuesta" dice Kapor
"¡es evolucionar el protocolo! Póngase a los expertos a trabajar en ello y que resuelvan que hay que
hacer. ¿Añadimos ID? ¿Añadimos un nuevo protocolo? No nos limitemos a hablar, podemos hacerlo".
Poner juntos a los expertos en una materia a resolver un problema es algo que se le da especialmente
bien a Kapor. Debemos tener en cuenta que la gente en Internet disfruta de pertenecer a una cierta élite
tecnológica y no parecen especialmente interesados en democratizar la Red.
Enfatizamos que los "telecos" son también una red electrónica y parece que quieren conservar su
conocimiento técnico entre ellos.
Kapor replica que los "telecos" e Internet son dos cosas completamente diferentes. "Internet es un
sistema abierto, todo se publica, se discute sobre cualquier cosa por prácticamente cualquiera que
pueda acceder. Es exclusiva y elitista principalmente porque es muy complicada de emplear. Hagamos
más sencillo usar la Red".
Por otro lado, se permite con un cambio de énfasis, los llamados elitistas tienen su parte de razón
también. "Antes de que la gente entre en la red los novatos, los que quieren hacer sugerencias y criticar
la Red por estar "completamente arruinada"... "Deberían al menos tomarse el tiempo necesario para
entender la cultura de Internet en sus propios términos. Tiene su propia historia, muestren cierto respeto
por ella. En estos aspectos soy conservador".
Internet es para Kapor el paradigma de las telecomunicaciones en el futuro. Internet es descentralizada,
no jerárquica, casi anárquica. No hay jefes, cadena de mando ni datos secretos. Si cada nodo
obedece los estándares generales establecidos simplemente no es necesario que exista una autoridad
central de la red.
¿No representa eso el final de AT&T como institución?, pregunto.
Esta posibilidad no perturba a Kapor ni por un momento. "Su principal ventaja ahora es que ya tienen
todo el cableado. Pero están ocurriendo dos cosas. Cualquiera con un derecho de paso está instalando
fibra óptica -ferrocarriles Southern Pacific y gente por el estilo- hay un montón de fibra oscura instalada.
("Fibra oscura" es cable de fibra óptica cuya enorme capacidad excede la demanda actual y por lo
tanto no transporta impulsos de luz, está aun "oscura" esperando para un uso futuro).
"La otra cosa que está ocurriendo es que los circuitos locales están pasando a transmisiones
inalámbricas. Todos desde Bellcore a las compañías de televisión por cable y AT&T quieren colocar
esas cosas llamadas 'sistemas de comunicación personal'. De esta forma resulta que hay competencia
local -puede haber una variedad de personas, un grupo de barrios colocando aparatos en los postes y
otro grupo de gente instalando fibra oscura. ¿Qué ocurre entonces con las compañías telefónicas?. Que
se encuentran sometidas a enorme presión desde ambos lados".
"Cuanto más lo pienso mas creo que en un mundo post-industrial y digital; la idea de monopolios
normados es mala. En el futuro la gente mirará atrás y pensara que en los siglos XIX y XX la idea de
compañías suministradoras publicas era un compromiso aceptable. Era necesario un trazado de cables
subterráneo con lo que otra solución era económicamente muy ineficiente. Esto también supone una
entidad que controlase esa infraestructura. Pero ahora hay partes de la comunicación que tienden hacia
tecnologías inalámbricas -las conexiones se harán mediante interfaces de alta tecnología, no mediante
cables. En todo caso, al final seguirá habiendo cables, pero serán meras mercancías. Con la fibra y las
tecnologías inalámbricas ya no necesitas compañías públicas suministradoras del servicio.
¿Y en cuanto a los suministros de gas, agua...?
Por supuesto continuaremos necesitándolos, asiente. "Perro cuando lo que transportas es información,
no substancias físicas, entonces puedes jugar con unas reglas diferentes. ¡Estamos desarrollando esas
reglas ahora!. Esperemos que se pueda contar con un sistema mucho más descentralizado y en el que
haya mayor competencia en el mercado".
"El papel del gobierno será el de controlar que nadie haga trampas, velar por el proverbial campo de
juego uniforme. Una política que evite los monopolios y que debe dar lugar a un mejor servicio, a
precios más bajos, mas opciones y mayor poder a nivel local. Creo firmemente en el poder a nivel
local". Sonríe.
Kapor es un hombre con una visión Es una novedosa visión que él, junto con sus aliados, están diseñando
con considerable detalle y gran energía. Teniendo en cuenta el oscuro, cínico y morboso
cyberpunk que soy no puedo evitar considerar algunas de las oscuras consecuencias de una red descentralizada,
no jerarquizada y con poder a nivel local.
He de señalar que algunas lumbreras han sugerido que las redes electrónicas, faxes, teléfonos, pequeñas
fotocopiadoras ... han jugado un papel importante en la disolución del poder centralizado del
comunismo y en la caída del Pacto de Varsovia.
El socialismo está totalmente desacreditado, dice Kapor, la idea de que los faxes los hicieron todo
ellos solos es prácticamente un mero deseo.
Se le ha ocurrido pensar que la las redes electrónicas pudieran corroer la infraestructura industrial y
política de América hasta el punto de hacerlas insostenibles e inútiles, y que el antiguo orden se derrumbe
de bruces como ha ocurrido en la Europa del Este.
"No". Dice Kapor secamente. "Pienso que es extraordinariamente poco probable. En parte porque
hace diez o quince años tuve acerca de los ordenadores personales las mismas esperanzas que en
absoluto se han cumplido. Sonríe irónicamente con los ojos entreabiertos. "Soy contrario a las tecnoutopías.
Cada vez que me encuentro con una, o bien corro en dirección contraria, bien trato de acabar
con ella.
Entonces caí en la cuenta de que Mitch Kapor no busca un mundo mas seguro para la democracia; y
seguro que no lo busca para los anarquistas o utópicos -y menos aún para los que acceden ilegalmente
a los ordenadores ajenos o los artistas del timo electrónico-. Lo que realmente desea es un mundo más
seguro para los futuros Mich Kapor. Ese mundo de nodos descentralizados de pequeña escala pero
con acceso instantáneo a lo mejor y más brillante, será un entorno perfecto para un capitalismo mal
dirigido que ha hecho de Mitch Kapor lo que es hoy.
Kapor es un hombre muy brillante, posee una rara combinación de intenso visionario y fuerte
practicidad. La dirección de la EFF está compuesta por: John Barlow, Jerry Berman de la ACLU
(American Civil Liberties Union), Stewart Brand, John Gilmore, Steve Wozniak y Esther Dyson, decana
de los empresarios en el campo de los ordenadores. Todos ellos comparten sus dotes, su visión y su
formidable talento en cuanto a redes. Es gente de los años sesenta apartada por las propias turbulencias
de la época pero recompensada con riqueza e influencia. Son de lo mejor y más brillante que la comunidad
electrónica puede ofrecer. Pero ¿pueden realmente conseguirlo o solamente están soñando?. Son
tan pocos y tienen tanto en su contra.
Dejo a Kapor y sus empleados luchando alegres con las prometedoras intimidades de su recién instalado
sistema operativo Macintosh 7. El siguiente día es sábado, la EFF está cerrada. Me dedico a
visitar varios puntos de interés en la ciudad.
Uno de ellos es el lugar de nacimiento del teléfono.
Está marcado por una placa de bronce en un pedestal de granito moteado blanco y negro. Se encuentra
en la plaza del edificio federal John F. Kennedy, el mismo lugar en el que una vez Kapor fue fichado
por el FBI.
La placa tiene un bajorrelieve del teléfono original de Bell y se lee "Lugar de nacimiento del teléfono.
En este lugar, el 2 de junio de 1875, Alexander Graham Bell y Thomas A. Watson transmitieron sonido
a través de cables. Este exitoso experimento se realizó en un desván de la quinta planta de lo que era el
109 de Court Street y significó el principio del servicio de telefonía a lo largo del mundo".
El 109 de Court Street hace tiempo que ha desaparecido. A la vista desde la placa conmemorativa de
Bell, cruzando la calle, se encuentran unas de las oficinas centrales de la NYNEX, la Bell RBOC local,
en el 6 de Bowdoing Square.
Cruzo la calle y doy la vuelta al edificio de telecomunicaciones despacio, con las manos en los bolsillos.
Es un día luminoso, un día de otoño típico de Nueva Inglaterra. Las oficinas centrales son un bonito
megalito de los años 40 en estilo Art Deco tardío de ocho plantas.
Aparcado fuera hay un generador autónomo móvil. Este generador me llama la atención como algo
anómalo. ¿No tienen su propio generador autónomo dentro de ese monstruo de ocho plantas?. Después
sospecho que NYNEX ha tenido noticias del corte de electricidad que sufrió el 17 de septiembre
AT&T y que hizo caer el servicio a Nueva York. El generador móvil es como una segunda red de
seguridad, cinturón y tirantes, muy tecnocrático.
Sobre las puertas de cristal hay un bonito bajorrelieve estilo Art Deco con vides, girasoles y pájaros
rodeando el logo de BELL y la inscripción "COMPAÑIA TELEFONICA Y TELEGRAFICA DE
NUEVA INGLATERRA" -una entidad que ya no existe.
Las puertas están bien cerradas. Echo un vistazo a través del cristal y veo dentro un anuncio oficial que
dice:
"Compañía Telefónica de Nueva Inglaterra una compañía NYNEX.
ATENCION:
Todas las personas dentro del edificio de la Compañía Telefónica de Nueva Inglaterra están obligadas
a llevar sus identificaciones en lugar visible (CCP sección 2, página 1)
Los visitantes, vendedores, contratistas y demás están obligados a llevar de forma visible un pase
diario.
Gracias. Kevin C. Stanton, Coordinador de seguridad del edificio".
Fuera, doblando la esquina hay una puerta con apertura anti-pánico, una puerta de entregas cerrada.
Alguien ha hecho una pintada sobre esta puerta con una única palabra pintada con spray en cursiva:
Furia.
Mi libro The Hacker Crackdown esta ahora casi terminado. He reservado deliberadamente lo mejor
para el final.
En febrero de 1.991, asistí a la Mesa redonda Política Pública de la CPSR, en Washington, D.C. La
CPSR(45), fue una organización hermana de la EFF, o quizás su tía, por ser igual de antigua y quizás
igual de sabía por los caminos del mundo de la política.
(45) Computer Professionals for Social Responsibility (es decir Profesionales de las Computadoras
por la Responsabilidad Social).
La CPSR comenzó en 1981 en Palo Alto, como un informal foro de discusión de científicos y técnicos
en computadoras de California, unidos nada más que por una lista de correo electrónico. Esta típica
ad-hocracia de alta tecnología recibió la dignidad de su propio acrónimo en 1982, y fue formalmente
incorporado en 1983.
La CPSR ejerció presión sobre el gobierno y el público por igual con un gran esfuerzo educativo,
advirtiendo severamente contra una confianza estúpida e insensata en los complejos sistemas de
computadoras. La CPSR insistió en que unas meras computadoras nunca deberían ser consideradas
una panacea mágica para los problemas éticos o políticos de la sociedad humana. Los miembros de la
CPSR estuvieron especialmente preocupados acerca de la estabilidad, seguridad, y fiabilidad de los
sistemas de computadoras militares, y muy especialmente preocupados por esos sistemas que controlan
los arsenales nucleares. La CPSR fue más conocida por sus persistentes y bien divulgados ataques a la
credibilidad científica de la Iniciativa de Defensa Estratégica ("Guerra de las Galaxias").
En 1.990, la CPSR fue el grupo activista ciberpolítico veterano de la nación, con más de dos mil
miembros en veintiún regiones a lo largo de EE.UU. Fueron especialmente activos en Boston, Silicon
Valley, y Washington DC, donde el ministerio de Washington patrocinó la Mesa Redonda para la
Política Pública.
La Mesa Redonda, sin embargo, había sido fundada por la EFF, la cual había pasado a la CPSR una
amplia subvención para operaciones. Este fue el primer encuentro oficial gran escala de lo que llegaría a
ser la comunidad de libertarios civiles de la electrónica.
Sesenta personas asistieron, incluido yo mismo; en este caso, no tanto como periodista sino como
autor cyberpunk. Muchas de las luminarias de este campo tomaron parte: Kapor y Godwin por su
puesto. Richard Civille y Marc Rotenberg de la CPSR. Jerry Berman de la ACLU. John Quarterman,
autor de The Matrix. Steven Levy, autor de Hackers. George Perry y Sandy Weiss de Prodigy
Services, para describir los problemas en libertades civiles que su joven red comercial estaba experimentando.
La Dra. Dorothy Denning. Cliff Figallo, gerente de the Well. Allí estuvo Steve Jackson, que
había encontrado por fin su audiencia, y también estuvo el mismo Craig Neidorf "Knight Lightning", con
su abogado, Sheldon Zenner. Katie Hafner, periodista científica, y coautora de Cyberpunk: Fueras de
la ley y hackers en la frontera de la computadora. Dave Farber, pionero de ARPAnet y gurú de
Internet. Janlori Goldman del Proyecto sobre Privacidad y Tecnología del ACLU. John Nagle de
Autodesk y la Well. Don Goldberg de la Casa del Comité de Justicia. Tom Guidoboni, el abogado
defensor en el caso del Gusano de Internet. Lance Hoffman, profesor de ciencia de las computadoras
en la Universidad The George Washington. Eli Noam de Columbia. Y una multitud de otros no menos
distinguidos.
El Senador Patrick Leahy pronunció el discurso clave, expresando su determinación de continuar
creciendo y mejorando en el tema de la libertad de expresión electrónica El discurso fue bien recibido,
y la emoción fue palpable. Todos los paneles de discusión fueron interesantes -algunos inevitables. La
gente se conectaba casi con un interés casi desesperado.
Yo mismo mantenía una discusión de lo más interesante y cordial durante el almuerzo con Noel y
Jeanne Gayler, El Almirante Gayler era un antiguo director de la Agencia de Seguridad Nacional (46).
Como este fue el primer encuentro conocido entre un auténtico cyberpunk y un ejecutivo jefe del más
grande y mejor financiado aparato de espionaje electrónico de América, había naturalmente un poquito
de ceño fruncido en ambos lados.
(46) Las siglas en inglés: NSA.
Desafortunadamente, nuestro debate fue "off the record". De hecho todos los debates en la CPSR
eran oficialmente así, la idea era hacer algo serio conectados en una atmósfera de completa franqueza,
mejor que representar un circo multimedia.
En cualquier caso, la Mesa redonda de la CPSR, aunque interesante e intensamente valiosa, no fue
nada comparado con el acontecimiento verdaderamente alucinante que ocurrió pocos meses después.
"Ordenadores, Libertad y Privacidad". Cuatrocientas personas procedentes de cualquier esquina
imaginable de la comunidad electrónica americana. Como escritor de ciencia-ficción, he presenciado
algunos espectáculos raros en mi vida pero este está realmente más allá de todo lo conocido. Incluso
"Cyberthon", el "Woodstock del ciberespacio" de la Point Foundation, donde la psicodelia de la Bahía
(47) choca de cabeza con el emergente mundo de la realidad virtual informatizada, era como una
actuación en un Club de Kiwanis comparado con algo tan asombroso.
La "comunidad electrónica" ha llegado a un apogeo. Casi todo protagonista en este libro está de
servicio. Civiles Libertarios. Policías Informáticos. El Underground Digital. Incluso unos pocos y discretos
hombres de las compañías telefónicas. Se reparten unas etiquetas para las solapas con puntos
coloreados según un código. Cuestiones sobre libertad de expresión. Las fuerzas de la Ley. Seguridad
Informática. Privacidad. Periodistas. Abogados. Educadores. Bibliotecarios. Programadores.
Estilizados puntos negro-punk para los hackers y phreakers telefónicos. Casi todos los presentes
parece que llevan ocho o nueve puntos, parece que lucen seis o siete sombreros profesionales.
Es una comunidad. Algo parecido al Líbano quizás, pero una nación digital. Gente que ha luchado
durante todo el año en la prensa nacional, personas que han albergado las más profundas sospechas
sobre los motivos y la ética de los unos y los otros, están ahora en el regazo de los mismos. La gente de
"Ordenadores, Libertad y Privacidad" tendría toda la razón del mundo para volverse desagradable,
pero exceptuando las pequeñas irrupciones de tonterías desconcertantes provenientes del lunático de
turno de la convención, reinó una sorprendente afabilidad. La CFP (48) es como un banquete de bodas
en el que los dos amantes: una novia inestable y un novio charlatán se entregan los anillos en un matrimonio
claramente desastroso
Está claro para las dos familias- Incluso para los vecinos e invitados al azar- que no es una relación
viable, y la desesperación de la joven pareja no puede aguantar más la espera. Simplemente no pueden
ayudarse así mismos. La loza volará. Los chillidos desde su nuevo piso de casados despertarán al resto
del bloque de vecinos. El divorcio espera en las alturas como un buitre volando sobre el Kalahari; es un
matrimonio del que va a nacer un hijo. Las tragedias acaban en muerte; las comedias en boda. La caza
de Hackers está acabando en matrimonio. Y habrá un niño.
Desde el principio reinan las anomalías. John Perry Barlow, el explorador del ciberespacio está aquí.
Su foto en color en el New York Times Magazine, Barlow ceñudo, severo paisaje nevado de Wyoming,
con un largo abrigo negro, sombrero oscuro, un Macintosh SE30 apuntalado sobre una valla y un
impresionante rifle de la frontera debajo del brazo, será la imagen individual más llamativa de la caza de
los Hackers. Es el invitado de honor del CFP - ¡junto con Gail Thackeray del FCIC! ¿Qué demonios
esperan estos dos invitados hacer el uno con el otro? ¿Un Vals?.
(47) La Bahía de San Francisco, conocida en inglés simplemente como "The Bay Area".
(48) Siglas inglesas de "Computers, Freedom and Privacy", es decir la ya mencionada convención de
"Ordenadores, Libertad y Privacidad"
Barlow formula el primer discurso. Contrariamente a lo esperado está ronco - el volumen total de
trabajo en las calles le ha desgastado. Habla concisamente, agradablemente, con una petición de
conciliación, y al irse recibe una tormenta de aplausos.
Entonces Gail Thackeray entra en escena. Está visiblemente nerviosa. Ha estado en el estrado mucho
últimamente. Leyendo esos mensajes de Barlow. Seguir a Barlow es un desafío para cualquiera. En
honor del famoso compositor de Grateful Dead, ella anuncia con voz aguda, que va a leer - un poema.
Uno que ha compuesto ella misma.
Es un poema horrible, aleluyas en el divertido contador del Servicio de Robert W. La cremación de
Sam McGee. Pero es, de hecho, un poema. ¡Es la Balada de la Frontera Electrónica! Un poema sobre
la caza de los Hackers y la total imposibilidad del CFP. Está lleno de juegos de palabras, chistes. La
veintena, o más o menos, de policías entre la audiencia, que están todos juntos sentados en una nerviosa
claca están totalmente muertos de risa. El poema de Gail es lo más endemoniadamente divertido que
han escuchado nunca. Los Hackers y libertarios, que habían tomado a esta mujer por Ilsa La Loba de
las SS, la miran boquiabiertos. Nunca en los salvajes límites de su imaginación podían imaginarse que
Gail Tackeray fuera capaz de semejante movimiento sorpresa. Pueden verles apretando su botón de
RESET mental. ¡Jesús! ¡Esta señora es una hacker colgada ! ¡Es como nosotros! ¡Dios, eso lo cambia
todo!.
Al Baise, técnico en computadoras del FBI, ha sido el único policía en la Mesa Redonda del CPSR,
arrastrado allí por el abrazo de Dorothy Denning. Protegido y silenciado en la reunión de la CPSR; "un
león lanzado a los Cristianos".
En el CFP, respaldado por el gallinero de policías, Bayse de repente se pone elocuente e incluso
divertido, describiendo el "NCIC 2000" del FBI, un enorme catálogo digital de grabaciones criminales,
como si súbitamente se hubiera convertido en un extraño híbrido de George Orwell y George Gobel.
Sucumbe a la tentación de hacer un antiguo chiste sobre el análisis estadístico. Al menos un tercio del
público se ríe audiblemente.
"No se rieron de eso en mi último discurso" observa Bayse. Se ha estado dirigiendo a los policías -
policías honrados, no gente de la informática. Ha sido un encuentro valioso, útil, más de lo que esperaban.
Sin ninguna estimulación, sin ninguna preparación, el público simplemente comienza a hacer preguntas.
Melenudos, tíos raros, matemáticos. Bayse está respondiendo, educadamente, francamente, a todo,
como un hombre que camina sobre el aire. La atmósfera de la sala comienza a chisporrotear con
surrealismo. Una abogada detrás de mí se pone a sudar y una caliente ráfaga de un sorprendentemente
potente perfume almizclado se desliza desde sus muñecas.
La gente está mareada de la risa. Están atrapados, fascinados, sus ojos tan abiertos y oscuros que
parecen erotizados. Increíbles corrillos de gente se forman en los vestíbulos, alrededor del bar, en las
escaleras mecánicas: policías con hackers, derechos civiles con el FBI, Servicios Secretos y los
Phreaks del teléfono.
Gail Thackeray está muy decidida en su jersey blanco de lana con el pequeño logo del Servicio Secreto.
"¡Encontré a Phiber Optik en las cabinas telefónicas, y cuando vio mi jersey se quedó de piedra!"
dice riéndose ahogadamente.
Phiber discute su caso mucho más ampliamente con su oficial de arresto, Don Delaney de la Policía del
Estado de Nueva York. Después de una charla de una hora, los dos parecen preparados para empezar
a cantar "Auld Lang Sine". Phiber finalmente encuentra el coraje para deshacerse de su peor demanda.
No es simplemente el arresto. Es el cargo. Piratear el servicio de números 900. Soy un programador,
insiste Phiber. Esa acusación tan poco convincente va a destrozar mi reputación. Habría estado bien
haber sido cogido por algo interesante, como la Sección 1030 de intrusión en ordenadores. ¿Quizás
algún tipo de crimen que no se haya inventado aún?. No un piojoso fraude telefónico. Fiuuu...
Delaney parece arrepentido. Tiene una montaña de posibles cargos criminales contra Phiber. El chaval
se declarará culpable de todos modos. Es un novato, ellos siempre se declaran así. Podría cargarle con
cualquier cosa, y obtener el mismo resultado final. Delaney parece genuinamente avergonzado por no
haber gratificado a Phiber de un modo inocuo. Pero es demasiado tarde. Phiber se ha declarado
culpable ya. Es agua pasada. ¿Qué se puede hacer ahora?.
Delaney tiene un buen entendimiento de la mentalidad hacker. Mantuvo una conferencia de prensa
después de haber cogido a un grupo de chicos de Master of Deception. Algún periodista le preguntó:
"¿Describiría a estas personas como genios?" La inexpresiva respuesta de Delaney, perfecta: "No,
describiría a estas personas como acusados." Delaney atrapa a un joven por hackear códigos con un
marcado aleatorio repetitivo. Y cuenta a la prensa que NYNEX puede hacer un seguimiento de esos
métodos en muy poco tiempo hoy en día, y que un chico tiene que ser tonto para hacer algo tan fácil de
pillar. Otra vez ha metido la pata: a los hackers no les importa que los honrados piensen que son algo
así como Genghis Khan, pero si hay algo que no soportan es que les llamen idiotas.
No será tan divertido para Phiber la próxima vez. Al haber cometido una segunda infracción verá la
prisión. Los hackers se saltan las leyes. No son genios tampoco. Van a ser acusados. Y aún, Delaney
medita sobre una copa en el bar del hotel, encuentra imposible el tratarles como a criminales comunes.
Él conoce a los criminales. Esos jóvenes en comparación, son unos despistados - no huelen bien, pero
no son malos.
Delaney ha visto muchísima acción. Estuvo en Vietnam. Le alcanzaron y él ha disparado también a
gente. Es un policía de homicidios de Nueva York. Tiene la apariencia de un hombre que no ha visto
únicamente la mierda estrellarse contra el ventilador, también la ha visto salpicar en todos los bloques
de la ciudad, y fermentando durante años. Está de vuelta.
Escucha a Steve Jackson contar su historia. Al soñador amante de los juegos de estrategia le han
repartido una mala mano. La ha jugado lo mejor que ha podido. Bajo su apariencia exterior de fanático
de la ciencia-ficción hay un núcleo de acero. Sus amigos dicen que cree en las normas, en el juego
justo. Nunca comprometerá sus principios, nunca se rendirá. "Steve," le dice Delaney a Steve Jackson,
"tuvieron pelotas, quienes quiera que te atraparon. ¡Eres genial!" Jackson, anonadado, cae en silencio y
se sonroja con genuino placer.
Neidorf ha crecido mucho durante el año pasado. Es un buen estudiante, hay que reconocerle eso.
Vestido por su mamá, la directora de moda de una cadena nacional de ropa, el hermano de una fraternidad
técnica de la Universidad de Missouri que sobrepasa a todos menos a los más importantes
abogados de la Costa Este. Las mandíbulas de acero de la prisión se cierran con un sonido metálico sin
él, y ahora la carrera de abogado llama a Neidorf. Se parece a la larva de un congresista.
No es un "hacker" nuestro señor Neidorf. No está interesado en las ciencias de la computación. ¿Por
qué tendría que estarlo?. No está interesado en escribir en lenguaje C el resto de su vida, y además, ha
visto la caída de los chips. Para el mundo de la ciencia computacional él y Phrack fueron una simple
curiosidad. Pero para el mundo de la justicia... El joven ha aprendido dónde se entierran los cadáveres.
Lleva su cuaderno de recortes de prensa allí dónde va.
Phiber Optik se ríe de Neidorf, un paleto del Medio Oeste, por creer que Acid Freak (49) fabrica
ácido y escucha rock ácido. Demonios, no. ¡Acid nunca ha hecho ácido! Lo que le gusta es la música
acid house. Jesús. La simple idea de fabricar LSD. Nuestros padres si que lo hicieron, payaso...
Thackeray súbitamente vuelve completamente la luz del faro de su atención hacía Craig Neidorf y
empieza un intento de más o menos media hora de ganarse al chico.
¡La Juana de Arco del Crimen Informático le da consejos sobre su carrera a Knight Ligthning! "Tu
experiencia puede ser muy valiosa - una ventaja" le dice ella con una inequívoca sinceridad de seiscientos
vatios. Neidorf está fascinado. La escucha con una atención no fingida. Está asintiendo y diciendo sí
señora. ¡Sí, Craig, tú también puedes olvidar el dinero y entrar en el glamuroso y horriblemente mal
pagado mundo de LA PERSECUCI DEL CRIMEN INFORMÁTICO! Puedes meter en la cárcel a
tus antiguos amigos - ups!...
No puedes continuar batiéndote con módems indefinidamente. No puedes vencer un sinsentido más
con recortes de periódico enrrollados. Antes o después tendrás que coger directamente la sartén por el
mango. Y aún el simple hecho de ensamblar todo aquí ha hecho variar la situación drásticamente. John
Quaterman autor de The Matrix, explica la Internet en este simposium. Es la red de noticias más grande
del mundo, está creciendo a botes y saltos, y todavía no podemos medir Internet porque no podemos
pararla donde está. No puede detenerse porque no hay nadie en el mundo que tenga autoridad para
hacerlo. Cambia, sí, crece, se mete en sí misma a lo largo de un mundo post-industrial y posmoderno y
genera comunidades allí donde llega, y está haciendo todo esto ella sola.
Phiber es distinto. Un chaval de fin de siglo, Phiber Optik, Barlow dice que parece un dandy
eduardiano. Pero es más. Cuello afeitado, los laterales del cráneo con un corte al cero parecido al de
los hip-hop, una revoltosa maraña de pelo en la parte de arriba que parece engominado, se queda hasta
las cuatro de la mañana y se pierde todas las sesiones, entonces se cuelga de las cabinas telefónicas con
su aparato destripador, ROMPIENDO SISTEMAS JUSTO EN MEDIO DE LOS TÍOS DEFENSORES
DE LA LEY MÁS IMPORTANTES EN LOS ESTADOS UNIDOS, o al menos eso finge.
No como "Frank Drake". Drake que escribió a Dorothy Denning desde ninguna parte, y le pidió una
entrevista para su fanzine ciberpunk barato, y luego empezó a interrogarla sobre sus principios éticos.
Ella era retorcida también... Drake, alto como un espantapájaros, con su blando y rubio mohawk, sus
zapatillas de deporte raídas y su cazadora de cuero grabada con la palabra ILLUMINATI en rojo,
desprende un inequívoco aire a bohemio literato. Drake es el tipo de hombre que lee las revistas de
diseño industrial británicas y aprecia a William Gibson por la calidad sabrosa de su prosa. Drake nunca
podrá volver a tocar un teléfono o un teclado, pero todavía tiene el pendiente en la nariz y los confusos
fanzines fotocopiados además de las muestras de música industrial. Es un punk radical con un equipo
de publicación personal y una dirección en Internet. Cerca de Drake el diminuto Phiber parece como si
se hubiera coagulado a partir de las líneas telefónicas. Nacido para el phreak.
Dorothy Denning se acerca de repente a Phiber. Los dos son más o menos de la misma estatura y
complexión corporal. Los ojos azules de Denning centellean detrás de las monturas de sus gafas. "¿Por
qué has dicho que yo era pintoresca?" Le pregunta a Phiber, pintorescamente.
Es una descripción perfecta, pero Phiber está anonadado... "Bueno, yo. Err... usted sabe..."
(49) Que podríamos traducir por el colgado/monsturo del ácido.
"Yo también pienso que eres pintoresca Dorothy" Digo yo, el escritor al rescate, le doy un poco de
palique como los periodistas... Ella es pulcra y bella todavía tiene alguna cualidad anticuada, como una
Doncella de los peregrinos detrás de un cristal plomizo; si tuviera seis pulgadas de altura Dorothy
Denning quedaría bien dentro de una vitrina china... La Criptógrafa... La Criptogratriz... De cualquier
modo... Extrañamente Peter Denning parece su esposa, Podría identificar a este caballero como su
alma gemela de entre un grupo de tipos. Vistiendo pantalones a medida, un jersey universitario con un
punteado borroso, y una corbata académica limpiamente anudada... Esta refinada, exquisita e
hiperinteligente educada pareja de una civilización extranjera parecen haber emergido de algún universo
paralelo más fino y limpio, donde la humanidad existe para hacer la columna de Juegos Matemáticos en
la revista Scientific American. ¿Por qué esta agradable señora trata con esos insípidos personajes?.
Porque ha llegado el tiempo de hacerlo, ese es el por qué. Porque ella es la mejor en lo que hace.
Donn Parker está allí, La Gran Águila Calva del Crimen Informático... Con su cúpula calva, gran altura
y enormes manos como las de Lincoln, el gran pionero visionario del campo se abre camino arando a
través de los simples mortales como un rompehielos... Sus ojos apuntan hacia el futuro con la rigidez de
una estatua de bronce... Con el tiempo, dice a su público, todos los crímenes empresariales serán
crímenes informáticos, porque las empresas tendrán todo que ver con los ordenadores. "Crimen
Informático" como categoría desaparecerá.
Mientras tanto novedades pasajeras florecerán, fracasarán y se evaporarán... La imponente voz de
Parker, resonando como la de una esfinge, todo se ve desde algún valle de profunda e histórica abstracción.
Sí, han llegado y se han marchado, esas cortas oleadas en el mundo de la computación
digital... El escándalo de la emanación de la radio-frecuencia... La KGB, el MI5 y la CIA lo hacen
todos los días, es fácil, pero nadie más lo ha hecho... El fraude de las rodajas de salchichón, más que
nada un mito, "Crimoides" les llama él... Los virus de ordenadores son los actuales crimoides campeones,
mucho menos peligrosos de lo que la gente cree, pero la novedad se está desvaneciendo y hay un
vacío de crimoides ahora mismo, la prensa esta deseosa de algo más escandaloso... El Gran Hombre
comparte con nosotros unas cuantas especulaciones sobre los crimoides que están a punto de llegar...
¡Falsificaciones de escritorio! Guau... Ordenadores robados sólo para saquear la información que
contienen - ¡secuestro de datos!. Ocurrió en Inglaterra no hace mucho, puede ser lo siguiente... ¡Nodos
fantasma en Internet!.
Parker maneja las transparencias en el proyector por encima de su cabeza con un aire eclesiástico...
Viste un traje cruzado, una camisa azul claro, y una corbata muy discreta de cachemir en un subestimado
tono marrón y azul... Los aforismos emergen de él con un lento y plomizo énfasis... No hay nada
como una computadora adecuadamente segura cuando nos encontramos ante un adversario suficientemente
poderoso... La disuasión es el aspecto más útil socialmente en cuanto a seguridad. Las personas
son lo más vulnerable en todo sistema de información... Toda la línea base de la seguridad informática
debe elevarse más allá... Nunca violes tu propia seguridad dando publicidad con descripciones de las
medidas que has tomado...
El publico comienza a retorcerse, pero todavía hay algo de pureza elemental en la filosofía de este tipo
que le proporciona un molesto respeto... Parker suena como el único sujeto cuerdo dentro del bote
salvavidas, a veces. El hombre que puede probar con rigor, desde los más profundos principios morales,
que Harvey allí, el de la pierna rota y el pasado cuadriculado, es quien tiene que ser, err... eso es, el
Sr. Harvey es el más indicado para hacer el sacrificio necesario para la seguridad y efectivamente la
total supervivencia del resto de la tripulación del bote... Seguridad Informática, Parker nos informa
lúgubremente, es un sucio tópico, que desearíamos no haber conocido... El experto en seguridad,
armado con método y lógica, debe pensar - imaginar - cualquier cosa que el enemigo puede hacer
antes de que realmente lo haga. Sería así si el oscuro cerebro del criminal fuera un subprograma extensivo
del brillante cráneo de Donn Parker. Es un Holmes cuyo Moriarty casi no existe aún así que debe
ser perfectamente simulado.
La CFP es un encuentro estelar con el vértigo de una boda. Es un momento alegre, un final feliz, ellos
saben que su mundo cambiará para siempre esta noche, y están orgullosos de haber estado aquí para
verlo, para hablar, para pensar, para ayudar.
Y aunque la noche no ha llegado todavía, una cierta cualidad elegíaca se manifiesta, mientras la masa se
agolpa bajo las lámparas de araña con sus copas de vino y platos de postre. Algo se esta terminando,
se va para siempre, y cuesta un poco precisarlo.
Es el fin de los aficionados.
Epílogo: The Hacker Crackdown tres años después.
Tres años en el ciberespacio son como treinta años en cualquier lugar real. Siento como si hubiera
pasado una generación desde que escribí este libro. En términos de generaciones de maquinarias de
computación es mucho más.
La forma básica del ciberespacio ha cambiado drásticamente desde 1990. Una nueva administración
americana está en el poder, y, si se preocupan por algo, sólo lo hacen por la naturaleza y el potencial de
las redes electrónicas. Queda claro para todos los jugadores que el status quo ha desaparecido tanto
en los media como en las telecomunicaciones norteamericanas y que cualquier territorio en la frontera
electrónica puede ser arrebatado por cualquiera. Multimedia interactiva, alianzas cable-telefono, la
superautopista de la información, fibra óptica en las aceras, laptops y palmtops, y el crecimiento explosivo
del móvil e Internet - la tierra tiembla visiblemente.
El año 1990 no fue un año agradable para AT&T. Hacia 1993, sin embargo, AT&T, había devorado
exitosamente a la compañía de computación NCR en una adquisición poco amigable, finalmente dándoles
a los trepas un pedazo importante de la actividad digital. AT&T administró para autoliberarse de
la propiedad del molesto sistema operativo UNIX, vendiéndoselo a NOVELL, una compañía de redes,
la cual se estaba preparando para la pelea del salvaje mercado con el sistema operativo del titán
MICROSOFT. Además AT&T adquirió McCaw Celullar en una gigantesca unión dándole a AT&T un
dominio inalámbrico potencial sobre su antiguo descendiente RBOCs. RBOCs son ahora rivales potenciales
de AT&T, mientras los cortafuegos chinos entre el monopolio regulado y el frenético capitalismo
digital empiezan a fundirse y colapsar.
AT&T, despreciada por los analistas de la industria desde 1990, estaba cosechando pasmosos elogios
en 1993. AT&T había logrado evitar otros caídas de software en sus estaciones conmutadoras. Su
nueva reputación de "gigante veloz" era de lo más dulce, sobre todo desde que su gigante tradicional
rival en el mundo de la computación internacional, IBM, estaba casi postrado en 1993. La visión de
IBM sobre la red computacional comercial del futuro, "Prodigy", ha logrado gastar 900 millones sin
haber podido demostrar nada, mientras que AT&T, por el contrario, estaba especulando osadamente
sobre las posibilidades de comunicadores personales y protegiendo sus apuestas con inversiones en
interfaces escritas a mano. En 1990 AT&T tenía muy mala pinta, pero en 1993 tenía el aspecto del
futuro.
Al menos, la propaganda de AT&T tenía el aspecto del futuro. Una atención pública similar fue cautivada
por los masivos veintidós mil millones de la fusión entre RBOC Bell Atlantic y el gigante de la TV
por cable, Tele-Communications Inc. Nynex estaba comprando la compañía de cable Viacom
International. BellSouth estaba comprando stock en Prime Management, SouthWestern Bell adquiriendo
una compañía de cable en Washington DC, etcétera. En claro contraste, la Internet, una entidad no
comercial que oficialmente no existía aún, ni siquiera tenía presupuesto de propaganda. Y sin embargo,
casi debajo del nivel de conocimiento gubernamental y corporativo, la Internet estaba devorando
clandestinamente todo a su paso, creciendo a un ritmo que desafiaba la comprensión. Chicos que
hubieran sido ansiosos incursores en computadoras sólo cinco años antes, estaban ahora navegando en
Internet, donde su urgencia natural de explorar los conducía a panoramas del ciberespacio de tan
intimidatoria inmensidad que la sola idea de hackear passwords parecía una pérdida de tiempo.
Hacia 1993 no se había producido un sólido escándalo de intrusión en computadoras por varios
meses. Por supuesto, habían habido sorprendentes y bien publicitados actos de acceso ilícito a
computadoras, pero habían sido cometidos por adultos informados en la industria no manual -de cuello
blanco- en clara procura de ventaja comercial o personal. Los chicos, por el contrario, parecían estar
todos en IRC, Internet Relay Chat.
O quizás, jugueteando en la interminable red de sistemas de boletines personales. En 1993, había unas
60000 BBS estimadas en América; la población de BBS se ha duplicado completamente desde la
operación "Sundevil" en 1990. El hobby era trasmutar cada tanto en una industria genuina. La comunidad
de BBS no eran más oscuros "hobbystas"; si bien algunos lo eran y estaban orgullosos de serlo,
pero los administradores de BBS y los avanzados usuarios se habían vuelto una comunidad mucho más
cohesiva y políticamente consciente, sin más intención de ser oscuros.
El espectro del ciberespacio a fines de los ochenta, de autoridades engañadas que temblaban de miedo
ante fenomenales "hackers" adolescentes, parecía claramente anticuado por 1993. El énfasis en la
imposición de la ley ha cambiado, y el villano electrónico favorito de 1993 no era el chico vándalo, sino
el victimario de niños, el pornógrafo infantil digital. "operation Longarm" (50)una caza en pornografía
infantil llevada a cabo por los previamente poco conocidos vigilantes del ciberespacio del servicio de
Aduanas de U.S.A., fue casi del mismo tamaños que la operación "Sundevil", pero recibió muy poca
noticia en comparación.
La gran y bien organizada "Operation Disconnect" (51),un golpe del FBI contra artistas estafadores de
teléfono, fue realmente más grande que la operación "Sundevil". "Operation Disconnect" tuvo su breve
momento de atención de la prensa, y luego se desvaneció rápidamente.
Fue desafortunado que un asunto de fuerza legal aparentemente tan bien conducido como "Operation
Disconnect", que persiguió criminales de telecomunicaciones adultos moralmente cientos de veces más
repugnantes que los "hackers" adolescentes, recibiera tan poca atención y fanfarria, especialmente
comparada con el abortivo "Sundevil" y los esfuerzos básicamente desastrosos de la Fuerza de fraudes
y abusos informáticos de Chicago. Pero la vida de un policía electrónico es raramente fácil.
(50) Literalmente, "Operación brazo largo".
(51) Que podríamos traducir por "Operación desconectar".
Si algún evento de imposición legal mereció realmente cobertura de prensa a pleno (aunque de algún
modo ingeniándoselas para evitarla) fue la asombrosa historia del investigador senior de la policía
estatal de New York, Don Delaney contra los finger-hackers de la calle Orchard. Esta historia probablemente
represente el verdadero futuro del crimen profesional de telecomunicaciones en América. Los
finger-hackers vendieron, y aún venden, servicio telefónico de larga distancia robado a una clientela
cautiva de extranjeros ilegales en la ciudad de New York. Esta clientela está desesperada por llamar a
sus hogares, pero como grupo, los extranjeros ilegales tienen pocos medios de obtener servicio telefónico
estándar, ya que su presencia en los Estados Unidos es ilegal. Los finger-hackers de la calle
Orchard eran hackers no muy comunes, con una sorprendente falta de cualquier clase de conocimiento
tecnológico. Y aún estos bandidos mostraban una ingenuidad de nivel callejero pasmoso en su unilateral
sentido del hurto.
No había una retórica de hackers disidentes acerca de la libertad de información entre los fingerhackers.
La mayoría de ellos provenía de la fraternidad del manejo de la cocaína, y vendían las llamadas
robadas con las mismas técnicas criminales callejeras de chorizo y carterista que emplearía una
banda organizada. Esto era crimen bajo y sucio, urbano, étnico y organizado llevado a cabo por familias
criminales día a día por dinero sobre la tapa del barril, en el áspero mundo de la calle. Los fingerhackers
dominaron ciertos teléfonos públicos en ciertos vecindarios notablemente insípidos. Ofrecieron
un servicio que ningún otro podía dar a clientes con poco para perder.
Con tal suministro vasto de crimen electrónico a mano, Don Delaney se disparó de su experiencia en
homicidios a enseñar crimen en telecomunicaciones en FLET en menos de 3 años. Muy pocos pueden
con su experiencia a nivel de la calle en fraude telefónico. Cualquiera en 1993 que todavía crea que el
crimen en telecomunicaciones sea algo raro y secreto debería tener algunas palabras con el señor
Delaney. Don Delaney ha escrito dos finos escritos sobre fraude en telecomunicaciones y crimen
informático, en el Manual de Investigaciones Civiles y Criminales de Joseph Grau (McGraw Hill 1993).
Phrack se sigue publicando en 1993, ahora bajo la hábil editorial de Erik Bloodaxe. Este llevó a cabo
un decidido intento de obtener acción legal y seguridad corporativa para obtener dinero real por sus
copias electrónicas de Phrack, pero, como es usual, estos valientes defensores de la propiedad intelectual
prefirieron piratear la revista. Bloodaxe no ha recuperado nada de su propiedad de los
allanamientos del primero de Marzo de 1990. Ni tampoco ha recuperado nada el Mentor, quien sigue
siendo el administrador editorial de Steve Jackson Games.
Ni lo tiene Robert Izenberg, quien suspendió su forcejeo judicial para recuperar su maquinaria. El Sr.
Izenberg calculó que sus $20,000 de equipos asidos en 1990 están a lo sumo valorados en $4,000. El
software perdido, que también salió de su puerta, se reemplazó hace tiempo. El dice que debería
demandar por principios, pero siente que la gente que asió su maquinaria ya fueron desacreditados y no
llevarán a cabo más asidas. E incluso si su maquinaria fuera devuelta - y en buen estado, cosa que es
dudosa - no tendrá ningún valor en 1995. Robert Izenberg no trabaja más para IBM, pero tiene un
trabajo programando para la mayor compañía de telecomunicaciones en Austin.
Steve Jackson ganó su caso contra el Servicio Secreto el 12 de Marzo de 1993, nada menos que tres
años después del asalto federal a su empresa. Gracias a las demoradas tácticas disponibles en la doctrina
legal de "inmunidad calificada", Jackson fue tácticamente forzado abandonar su demanda frente a los
individuos William Cook, Tim Foley, Barbara Golden y Henry Kluepfel. (Cook, Foley, Golden y
Kluepfel, sin embargo, testificaron durante el juicio).
El Servicio Secreto luchó vigorosamente en el caso, batallando a los abogados de Jackson en el
(previamente no experimentado) césped legal de la Ley de Comunicaciones Electrónicas Privadas y la
Ley de Protección de la Privacidad de 1980. El Servicio Secreto denegó que fueran legalmente o
moralmente responsables de asir el trabajo de un editor. Ellos afirmaron que 1) Los "libros para jugar"
de Jackson no eran verdaderos libros reales y 2) el Servicio Secreto no se habían dado cuenta de que
SJG Inc. era una "editorial" cuando asaltaron sus oficinas, y 3) los libros solo desaparecieron por
accidente porque dio la casualidad de que estaban dentro de las computadoras que se apropiaron los
agentes.
El Servicio Secreto también negó cualquier agravio en la lectura y borrado de todos los supuestos email
"privados" dentro del BBS intervenido a Jackson, Illuminati. Los abogados del USSS (52) afirmaron
que la intervención no violaba el Acto de Privacidad en Comunicaciones Electrónicas, porque ellos
realmente no estuvieron "interceptando" correo electrónico que se mueve a través de un cable, sino
solamente correo electrónico que estaba alojado en el disco de una computadora de Jackson. Ellos
además afirmaron que los agentes de la USSS, no habían leído ninguno de los correos privados en
Illuminati; y de cualquier forma, aún suponiendo que ellos lo hubieran hecho, tenían el permiso de
hacerlo por orden legal.
El caso Jackson se tornó aun más peculiar cuando los abogados del Servicio Secreto fueron tan lejos
como para alegar que la incursión federal contra la compañía de juego realmente había beneficiado el
negocio de Jackson gracias a la consiguiente publicidad a lo largo de toda la nación.
Fue u juicio larga y algo complicada. El Juez pareció sumamente perturbado, no por los asuntos
arcanos de la ley electrónica, sino por el hecho de que el Servicio Secreto podría haber evitado casi
todo el problema consecuente simplemente con retornar rápidamente su computadora a Jackson . El
Servicio Secreto fácilmente podría haber visto todo en la computadora de Jackson, grabarlo todo, y
devolver la máquina, y podría haberse evitado cualquier escándalo mayor o demanda con el Tribunal
Federal. Así todo el mundo se habría limitado a soltar unas carcajadas. Desafortunadamente, parece
que esta idea nunca se paseó por las cabezas de los investigadores afincados en Chicago. Parecían
haber concluido unilateralmente, y sin el curso debido de la Ley, que el mundo sería mejor si Steve
Jackson no hubiese tenido computadoras. Golden and Foley afirmaron que ninguno de los dos había
oído hablar nunca de la Ley para la Protección de Privacidad. Cook había oído hablar de dicha ley,
pero había decidido a su manera que la Ley para la protección de la Privacidad no tenía nada que ver
con Steve Jackson.
El caso Jackson fue también un juicio muy politizado, con los dos lados intentando presentar el caso
desde su ángulo para ofrecer un precedente legal duradero para fundamentar sus intereses en el
ciberespacio. Jackson y sus asesores de la EFF intentaron de establecer que el mínimo examen de email
del solitario panfletista electrónico merece las mismas protecciones desde los derechos civiles que
las ofrecidas al The New York Times. Por contraste extremo, los abogados del Servicio Secreto argumentaron
severamente que el contenido de una BBS, no tenia más expectativas de privacidad que un
montón de tarjetas postales. En el análisis final, muy poco fue aclarado firmemente. Formalmente, los
reglamentos legales en el caso Jackson se aplican solamente en el Distrito Oeste Federal de Texas. Sin
embargo, fue establecido que se trataba de cuestiones reales sobre libertades civiles por las que gente
poderosa estaba dispuesta a ir a juicio; el ataque a las BBSs, aunque aún continúa , puede ser un acto
peligroso para el atacante. El Servicio Secreto debe a Steve Jackson $,000 por daños, y miles de
dólares a cada uno de los tres molestos y ofendidos usuarios del la BBS de Jackson Y Steve Jackson,
en lugar de ser propietario de una BBS con una sola línea - Illuminati- arrebatado en 1990, ahora se
deleita con la posesión de un enorme nodo de Internet, privado y propietario, "io.com," con docenas de
líneas telefónicas con su propia T-1.
(52) Servicio Secreto de los Estados Unidos, por sus siglas en Inglés.
Jackson ha realizado la narración completa y minuciosa de su caso; disponible electrónicamente, para
los interesados. Y quizás el caso Jackson aún no haya terminado todavía; una apelación del Servicio
Secreto parece plausible y la EFF está también seriamente descontenta con la decisión sobre la intercepción
electrónica.
The WELL, casa del movimiento americano defensor de la libertad civil electrónica , consiguió dos mil
usuarios mas y reemplazó su envejecida computadora Sequent por una novísima Sun Sparcstation.
Las discusiones sobre búsqueda y arresto en the WELL están ahora tomando una decidida posición
secundaria frente al tópico actual en libertades civiles digitales, con cifrado de clave pública inquebrantable
para ciudadanos privados.
La EEF dejó su casa modesta en Boston para moverse al interior de Washington Beltway de la Administración
Clinton. Su nuevo director ejecutivo, Jerry Berman, pionero con la ECPA y durante largo
tiempo un activista de la ACLU, ganó una reputación de hombre adepto a cenar con tigres, mientras la
EFF dedicó su atención a las conexiones en red en los más altos niveles de las computadoras y la
industria de las telecomunicaciones. El grupo de presión pro-encriptamiento de la EFF y la inicitativa
contra los pinchazos telefónicos fueron especialmente impresionantes, ensamblando exitosamente una
muchedumbre de industrias altamente variadas bajo la misma tienda de la EFF, en oposición potente y
abierta a las ambiciones electrónicas del FBI y la NSA.
La EFF se había transformado a la velocidad de la luz desde una insurrección hasta una Institución.
Mitch Kapor, cofundador de la EFF una vez más evitó las consecuencias burocráticas de su propio
éxito, permaneciendo en Boston y adoptando el rol de un Gurú EFF y eminencia gris. John Perry
Barlow, por su parte, dejó Wyoming, se retiró del Partido Republicano y trasladó a la ciudad de New
York, acompañado por su enjambre de teléfonos. Mike Godwin dejó Boston por Washington, como
asesor legal oficial de la EFF para los afectados electrónicamente
Tras la tentativa de Neidorf , Dorothy Denning adicionalmente demostró su firme y escolástica independencia
mental hablando atrevidamente sobre la utilidad y valor social del pinchazo federal. Muchos
libertarios civiles, que juzgaron la practica del pinchazo con oculto horror, cayeron al nivel de la comedia
cuando a nivel nacional se supo que la "simpatizante hacker" Dorothy Denning defendía a la policía
y a los intereses políticos y públicos en relación a las escuchas furtivas. Sin embargo, ningún escándalo
público parecía desviar en lo mínimo a " la pintoresca" Dra. Denning Ella no solamente se había
mentalizado, lo había hecho en público y luego se había aferrado a sus pistolas.
En 1993, los seguidores leales de Masters of Deception, Phiber Optik, Acid Phreak y Scorpion,
finalmente salieron de las maquinarias de la prosecución legal. Acid Phreak y Scorpion fueron enviados
a prisión for seis meses, seis meses de detención en casa, 7 horas de servicio comunitario, y, curiosamente
una multa de $ por conspiración para cometer crimen mediante computadoras. Phiber Optik, el
intruso de las computadoras, quizás con el más amplio perfil público del mundo, es el que más tardó en
declararse culpable pero encarando la posibilidad de 10 años en celda, finalmente así lo hizo. Fue
sentenciado a un año y un día en prisión.
Por lo que hace al ala de Atlanta de la Legion of Doom, Prophet, Leftis y Urvile... Urvile ahora trabaja
para una compañía de software en Atlanta. Aún está a prueba y pagando multas enormes. Dentro de 15
meses, se le permitirá poseer un ordenador personal. Todavía es un criminal federal convicto , pero no
ha tenido dificultades legales desde que abandonó la prisión. Ya no sigue en contacto con Prophet y
Leftist. Desafortunadamente, yo tampoco, pero no por falta de esfuerzo...
Knight Lightning, ahora de 24 años de edad, es escritor técnico para el gobierno federal en Washington
DC. Aún no ha sido aceptado en la facultad de derecho, pero habiendo gastando mas tiempo del
que corresponde en la compañía de abogados, , ha vuelto a pensar que tal vez un MBA sería una idea
mejor. Todavía debe a sus abogados 30.000 dólares, pero esa suma va disminuyendo progresivamente,
desde que está completamente entregado a dos trabajos. Knight Lightning habitualmente lleva traje y
corbata y porta una valija . Y tiene un permiso federal de acceso.
El co-editor no procesado de Phrack Taran King es también un escritor técnico en Washington DC, y
recientemente se casó.
Terminus cumplió su condena, salió de prisión, y actualmente vive en Silicon Valley donde está mantiene
un nodo de Internet a escala completa: "netsys.com." Programa profesionalmente para una compañía
especializada en enlaces vía satélite para la Internet.
Carlton Fitzpatrick aún enseña en el Centro de Entrenamiento Reforzado de Leyes (53), pero la
FLETC descubrió que los asuntos involucrados en el apadrinamiento y ejecución de un BBS, son algo
más complejos que lo parecían a simple vista al principio.
Gail Thackeray consideró brevemente encaminarse hacia la seguridad privada, pero luego cambio de
intenciones y se unió a la oficina de fiscales del condado de Maricopa (con un salario). Sigue persiguiendo
a estafadores electrónicos vigorosamente en Phoenix, Arizona.
La cuarta Conferencia consecutiva sobre Computadoras, Libertad y Privacidad se llevará a cabo en
Marzo de 1994 en Chicago.
Por lo que Bruce Sterling...Yo agradecidamente abandoné mi breve carrera como columnista de
sucesos y escribí una nueva novela de ciencia ficción , Heavy Weather, y ensamblé una colección de
historias cortas, Globalhead. Además, escribo regularmente temas no ficticios, para la columna de
ciencia popular en The Magazine of Fantasy and Science Fiction (54).
Prefiero la vida entre los límites de la fantasía y la realidad, pero tengo que reconocer que la realidad
tiene una forma desafortunada de anexar la fantasía para sus propios propósitos. Por esos es que estoy
en el Police Liaison
Committee para la EFF-Austin, un grupo de libertarios civiles electrónicos (eff-austin@tic.com). No
creo que nunca olvide mi experiencia en la Caza de Hackers, y espero estar involucrado en activismo
de libertades civiles electrónicas para el resto de mi vida.
No sería difícil encontrar material para otro libro sobre crimen informático y asuntos de libertades
civiles. Francamente, creo que podría escribir otro libro muy parecido a este, cada año. El ciberespacio
es muy grande. Hay un montón de cosas corriendo de aquí para allá , mucho más de lo que puede ser
adecuadamente cubierto por la pequeña aunque creciente ola de reporteros con conocimientos sobre la
red. Desearía poder hacer más en relación a este tema porque la variedad de gente del ciberespacio es
un elemento de nuestra sociedad que claramente requiere estudio sostenido y atención.
(53) FLETC, por sus siglas en inglés.
(54) Es decir, Revista de fantasía y ciencia-ficción.
Pero solamente hay uno como yo, y tengo muchas cosas en la cabeza , y como la mayoría de los
escritores de ciencia ficción, tengo más imaginación que disciplina. . Habiendo hecho mi labor como
reportero de la frontera electrónica, mi saludo a los pocos compañeros que lo hacen día a día. Yo
podría retomar este tema algún día, pero no tengo planes reales de hacerlo. Sin embargo, tampoco tuve
ningún plan de para escribir La caza de hackers. Las cosas pasan. También hay corrimientos de tierra
en el ciberespacio. Tendré que estar bien de pie y alerta.
El paisaje electrónico cambia con una velocidad sorprendente. Estamos viviendo la más rápida transformación
tecnológica en la historia de la humanidad. Estoy contento de tener una oportunidad de
documentar el ciberespacio durante un momento en su larga mutación, como una instantánea del
maelstrom. Este libro está que ya desactualizado, será algo obsoleto en otros 5 años. Es una lástima.
Sin embargo, en cerca de años, pienso que este libro puede parecer algo interesante. Y en cien años,
este libro parecerá alucinante y arcaico, y probablemente resultará más extraño para una audiencia en el
2092 que para el lector contemporáneo.
Mantenerse enterado de lo que hay en el ciberespacio requiere una gran cantidad de atención. Personalmente,
me entero de como va el meollo multitud, leyendo la invaluable revista electrónica Computer
underground Digest. Además leo la revista iconoclástica de Jack Rick Boardwatch Magazine para tener
noticias de la comunidad online y las BBSs . Y, sin necesidad de decirlo, leo Wired, la primera revista
de los años noventa que actúa como realmente perteneciendo a esta década. Existen otras formas de
aprender, por supuesto, pero estas son las tres salidas que te guiarán bastante bien.
Cuando, por mi cuenta, deseo publicar algo electrónicamente , que estoy haciendo con frecuencia
progresiva, generalmente lo pongo en el Gopher en Texas Internet Consulting). Este libro puede encontrarse
allí. Pienso que vale la pena hacer que este obra pueda leerse libremente.
A partir de aquí, el pan de uno flota en las aguas oscuras del , solamente para retornar multiplicado por
diez. Y por supuesto, vuelve empapado, repleto con un increíble ecosistema completo de formas de
vida cibermarina hambrienta. Para este autor, al menos, eso es todo lo que realmente importa.
Sobre esta edición electrónica en español
Tienes en tu pantalla el trabajo voluntario de un equipo de internautas de habla española. Su residencia
formal se extiende por España y buena parte de Latinoamérica, pero utilizando Internet hemos podido
reunirnos y llevar a cabo la traducción de este texto de Bruce Sterling.
Hace ya tiempo que vimos que el material sobre cibercultura e Internet en español era más bien escaso
y pobre. Hay gran cantidad de revistas y libros, pero suelen limitarse a aspectos técnicos y no hay
apenas nada sobre los aspectos sociales del ciberespacio. Por ello, dado que conocíamos la obra de
Bruce Sterling y la consideramos muy valiosa, nos pusimos en contacto con él para pedirle permiso
para traducir The Hacker Crackdown. No nos puso ningún reparo y muy amablemente nos autorizó.
Mediante el boletín de Kriptópolis el grupo inicial de voluntarios - solamente cuatro personas- pudimos
juntar finalmente una treintena de voluntarios con lo que pudimos llevar este proyecto a buen puerto. El
resultado es este texto, que por supuesto, al igual que la edición en inglés, puedes distribuir libremente
mientras no suponga beneficios económicos e incluyas la lista de todas las personas que tradujeron este
texto. Esperamos que lo disfrutes y que te sea útil para adentrarte en esos aspectos de Internet que son
algo más que mirar páginas web o charlar en chats.
De Libros En Red
Bruce Sterling y este equipo de traductores ha consentido la publicación de su trabajo en Libros En
Red, gracias por la confianza.

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